Barrio Schneider – La Cervecería Schneider

La Cervecería Schneider

La industria cervecera fue una de las producciones características, y especializadas, de Santa Fe. Extendida en función de los inmigrantes que traían el saber de cómo hacerla, y el hábito de consumo, los puntos de producción se focalizaron en la provincia de santafesina en Rosario, las colonias cercanas a la capital, y la propia ciudad de Santa Fe.

En el libro dedicado a Otto Schneider, producido por Luciano Alonso, con la colaboración de José Larker y Luisina Agostini, como miembros de la cátedra de Historia Social de la UNL, se repasa brevemente la historia de las principales fábricas de cerveza del territorio provinciano. En ese fragmento, citando a Diego Abad de Santillán, se menciona que la primera producción cervecera se realizó en Rosario en 1857, “…seguida ocho años después por la firma de César Falcone y hacia 1875 por tres establecimientos de importancia, propiedad de Epifanio Moneta, Juan Sajoux y Fernando Magdelín”.

Socios de la Cerveceria - El Litoral 1-1-1933
Zona donde se instalaria la fabrica - El Orden 16-12-1931

En “Las Colonias” se daría el segundo surgimiento importante. Como lo rescata el referido libro, “A fines del siglo XIX también funcionaban la de León Anthony en Esperanza y la ‘Cervecería San Carlos Limitada Sociedad Anónima’ en la localidad homónima”, esta última fundada en 1884 por Francisco Neumeyer. En esa cervecería sancarlina recalaría Otto Schneider en 1907, antes de llegar a Santa Fe y luego de su fugaz paso por Buenos Aires al arribar en 1906 de Alemania.

La ciudad de Santa Fe contaba con un insumo básico, y fundamental para una buena cerveza: agua de calidad. Esta provisión del líquido elemento devenía del sistema acuífero del río Paraná, de excelente calidad, y según los entendidos, con muchas similitudes con las características de las aguas de Pilsen, zona de la República Checa, colonizada por alemanes y donde se producían las mejores cervezas. Schneider opinaba lo mismo, al igual que varios maestros cerveceros, que el agua del Paraná era ideal, no así la del río Salado y la zona de la Colonia. Por ello, por ejemplo, la cervecería asentada en San Carlos llevaba en carretones con tanques el agua desde Santa Fe para procesar la cerveza. De hecho, Otto tuvo como primera actividad en la empresa sancarlina construir una planta de tratamiento del agua disponible en el lugar para bajar los costos que representaba traerla desde el Paraná.

Con todo, llegaba el momento de la creación de  la “Sociedad Anónima Fábrica de Cerveza y Hielo Santa Fe”, el 26 de septiembre de 1911. Conformaron la empresa inversionistas importantes de la ciudad de Santa Fe. Eran aquellos “nuevos ricos” que habían crecido exponencialmente en sus patrimonios (al decir de Felipe Cervera) con un empuje comercial y empresarial, y que no pertenecían al patriciado de la ciudad. Hubo presencia de ilustres apellidos en la conformación societaria, pero no en la conducción de la empresa, sino más bien en el aporte a la masa de socios con recursos que posibilitaron la fundación de la cervecería.

Schneider formó parte desde el inicio de la Cervecería Santa Fe, y entre los referentes de la industria estaban Germán Nagel (primer presidente), José Virmet, R. B. Lehmann, Hugo Breuer, Ángel Casanello, Guillermo Bauer y José Macia. Otto no estuvo en el directorio pero fue el alma mater de la cervecería, en la que asumió roles primeramente en la conducción técnica y de producción, en especial con una función que fue creciendo en protagonismo y relevancia como maestro cervecero. En el naciente barrio Candioti, en terrenos que abarcaban varias manzanas, en 1912 comenzó la construcción de la cervecería, la que para diciembre de ese año ya producía el espumante brebaje.

En esta empresa Schneider estuvo hasta 1931, cuando se apartó ante la compra de la cervecera por parte de los dueños de la Cervecería Quilmes, quienes modificaron la calidad de la producción, entre otras decisiones no compartidas por el alemán afincado en Santa Fe.

En el trabajo realizado por Luciano Alonso se repasa este punto crucial en la vida de Schneider, y de la industria cervecera santafesina, cuando la familia Bemberg dueña de la Quilmes “…ofreció comprar las acciones de la Cervecería Santa Fe. La propuesta fue tan generosa que el directorio y los accionistas decidieron vender pese a la oposición de Otto Schneider –al decir de su hijo, en un ofrecimiento que cuadruplicaba el valor de las acciones–”. Luego describe lo dicho, que el acuerdo no agradaba a Schneider  ya que preveía que habría inevitablemente por los métodos de producción de este conglomerado empresarial “una caída de la calidad del producto por la aplicación de criterios diferentes en la elección de la materia prima”. Vale referir que el mismo libro repasa la visión amplia de don Otto en cuanto a la industria cervecera y contexto en el que se insertaría ya que “En el marco del modelo taylorista / fordista del período esa suposición no era incorrecta, ya que los conglomerados de empresas no tendían entonces a la producción diversificada para distintos segmentos de consumidores sino a la uniformización de calidades y formas para bajar los costos”.

En el citado trabajo se describe la particular situación de Schneider al momento de la decisión de funda la nueva empresa: “En abril de 1931, casi al mismo tiempo en el que Schneider se separaba de la firma anterior, falleció su esposa Lilly Kunze. Llamativamente, su relación con la Cervecería Santa Fe había comenzado en paralelo con su casamiento y culminaba prácticamente con su viudez. Para ese período se habría producido también su mudanza de la casa de barrio Candioti hacia su quinta al norte del cementerio”.

Fue entonces cuando Otto Eduardo Schneider decidió fundar su propia empresa, en los terrenos que había comprado en la zona norte del Distrito Las Barranquitas, a uno y otro lado del Camino al Matadero, un poco más allá del Cementerio Municipal.

Como refiere el libro que repasa la historia de Schneider en cuanto a la producción de la cerveza “Las etapas a seguir en la producción de las cervezas no variaron –malteado, maceración, fermentación y maduración–, al tiempo que los elementos con los que se realizaban siguieron siendo básicamente el lúpulo, la cebada y la levadura, con el recurso a aguas de calidad. Pero como las cervecerías alemanas fueron las que dieron tempranamente el salto hacia la producción industrial en las últimas décadas del siglo XIX, cobraron muy prontamente un papel central en esa expansión los maestros cerveceros de esa nacionalidad, que impulsaron nuevas formas de elaboración para esos tradicionales pasos. En el proceso de fabricación de la cerveza la función de esos profesionales supone la elección de las materias primas entre centenares de variantes, así como el control de las temperaturas, los tiempos y las condiciones ambientales, factores que inciden de una u otra manera en el tipo y sabor del producto. Y el hecho es que Otto Schneider tenía una calificación profesional en la materia que lo habilitaba para desempeñarse en cualquier lugar del mundo donde se quisiera producir cerveza con esas recetas”.

Esa calificación profesional, junto a su empuje como emprendedor y empresario, lo llevaron a concretar su propia cervecería, con su propio nombre, donde no cabrían dudas –mientras él estuviera al frente– que la calidad de “su cerveza Schneider” haría honor a la bebida de la amistad y el compartir.

Otto Schneider. Tradición alemana en Santa Fe, cuna de la cultura cervecera argentina
Otto Schneider. Tradición alemana en Santa Fe, cuna de la cultura cervecera argentina

De este modo, en 1931 los parques que formaban parte de la posesión del señor Otto Schneider fueron destinados para la construcción de una nueva fábrica de cerveza que prometía progreso, trabajo y riqueza para la ciudad. En este marco, con el nuevo proyecto en puerta, el diario El Orden dedicaba ese año un buen artículo para referirse al progreso del país con la industria nacional como motor de ese crecimiento. Hacía especial hincapié en la identidad nacionalista y “argentina” de las empresas, por lo que señalaba el cambio de dirección en la Cervecería Santa Fe, del señor Schneider a “un conglomerado trustificador”, que implicó la pérdida de las características mencionadas. En el artículo mencionado se detallaba el proceso de producción de cerveza y las características de la nueva fábrica. (El Orden 16/12/1931)

Luego, a comienzos de 1932, Schneider solicitaba la personería jurídica para la empresa conformada. El 9 de marzo quedaba registrada la “Sociedad Anónima Cervecería Schneider” con un capital inicial de dos millones de pesos, “…y comenzó intensidad la subscripción de las acciones” especificaba El Litoral en una nota de octubre de 1932. En la reunión inicial de conformación, dice el libro sobre don Otto, que el cervecero “…hizo hincapié en dos elementos que podían garantizar la elaboración de una bebida de propiedades especiales: su consideración de que ‘el mejor punto en el país, para la instalación de una cervecería, debido a la calidad especial de sus aguas, es la ciudad de Santa Fe’ y su advertencia de que la producción se haría con materias primas de la mejor calidad y a base de fórmulas que son propias’”.

Es más, en su afán de captar accionistas la empresa propalaba una hoja publicitaria en la que “…explicaba en detalle las ventajas de adquirir acciones de la nueva cervecería, Otto Schneider indicaba que la ciudad de Santa Fe estaba destinada, por la calidad de sus aguas, a ser el equivalente sudamericano de Munich o Pilsen, cuyas cervezas ya eran famosas a nivel mundial”, según el destacado del trabajo aludido.

Otto Schneider. Tradición alemana en Santa Fe, cuna de la cultura cervecera argentina
Otto Schneider. Tradición alemana en Santa Fe, cuna de la cultura cervecera argentina

Los progresos seguramente no fueron tan rápidos como los accionistas y el propio Otto esperaban, pero su avance era sostenido y cada vez más fuerte. Así, para octubre de 1932 comenzaban las obras para construir el edificio de la fábrica, con una expectativa en la comunidad santafesina que sumaba adhesiones con la compra de acciones para fortalecer el surgimiento de la empresa, que ya emitía la serie “E” para los nuevos accionistas. Esta era una de las estrategias de Schneider y el directorio de “ampliar” la base de accionistas de la naciente empresa. De este modo, y así lo expresaban en cuanta comunicación pública podían, que los propios santafesinos se sentirían parte de la Cervecería como “…futuros vendedores o consumidores de nuestro producto, pues naturalmente han de preferir el producto de su propia sociedad si además de las ventajas de calidad tienen la de sus utilidades”, en palabras de Alejandro Lichtenecker, uno de los miembros del directorio. Hasta algunos de los proveedores de materiales y constructores del edificio formaban parte de la sociedad al aportar como capital societario insumos o trabajo. El sentir era, y así se sostuvo, que la Cervecería Schneider era de los santafesinos, en clara postura contraria a la otra empresa con el nombre de la ciudad que había sido adquirida por los dueños de la Quilmes. (El Litoral 10/10/1932)

El libro en su homenaje describe sobre la fábrica que “La Cervecería Schneider se construyó de acuerdo con los parámetros más avanzados del momento: laboratorio, lavadoras, silos, hornos, condensadores, compresores, filtros, refrigeradores, depósitos de levadura, molino de malta, calderas de cocimiento, cubas de fermentación, tanques de reposo, cintas de embotellamiento automático y etiquetado”.

Ya para 1933 era inminente la terminación del edificio principal y el comienzo de la producción. En refuerzo de lo antes mencionado, el diario El Litoral remarca repetidas veces en el seguimiento de los avances de la empresa que se trata de algo propio de la comunidad santafesina. Como ejemplo vale citar que un artículo de la tarde del 28 de abril de 1933 se detallan las maquinarias a utilizar y se anticipaba como noviembre del año ‘33 el mes en el que comenzaría la venta al público. En la bajada del título “EN NOVIEMBRE TENDREMOS CERVEZA SCHNEIDER” se decía que “Dentro de breves días estará totalmente terminada la instalación de maquinarias en el edificio de la Cervecería ‘Schneider’, en el camino a Las Flores”. Luego puntualizaba: “Empresa iniciada en Santa Fe, con capitales santafesinos, cuando la depresión general era mayor y cuando el retraimiento hacía imposible soñar en exitosas jornadas comerciales, merece la ayuda de la población santafesina, que está dispuesta a prestársela apoyando la gestión de su fundador don Otto Schneider”. (El Litoral 28/4/1933)

Así se la propugnaba y así se la sentía, como parte de Santa Fe. Para ese momento del comienzo de la producción, más allá del cuerpo societario, el directorio de la empresa estaba integrado por Antonio Hessel (presidente), Otto Schneider (vicepresidente), Carlos Sarsotti (secretario), Benito Toretta (tesorero), Hipólito Marelli (vocal), Rodolfo Reyna (síndico) y Alejandro Litkenecker (gerente).  

De regreso a las páginas de la tarea de reconstrucción histórica realizada por Luciano Alonso vale apartar del escrito este pasaje que pivota sobre esa “competencia” que se estableció en la Cervecería Schneider y la Santa Fe, manejada por la Quilmes. El profesor de la UNL dice que “La oposición entre la empresa de Otto Schneider y la Cervecería Santa Fe que pertenecía al conglomerado de Quilmes no sólo era un elemento sentido por los dirigentes y trabajadores de las fábricas, sino que también se trasladó al conjunto de la ciudad. Revuelta llega a decir que la división era análoga a la de las hinchadas de los clubes Colón y Unión. Los bares y choperías pasaron a vender la Santa Fe o la Schneider en forma exclusiva. La firma de Otto comenzó a expedir su producto en dos locales céntricos, uno en calle San Martín y otro en la intersección de las calles Primera Junta y 9 de Julio, y luego se fue expandiendo por toda la ciudad”.

Ya para 1935 la producción estaba en marcha, creciendo, cada vez con mayor aceptación por parte del público de la espumante cerveza nacida en la fábrica de don Otto. En la asamblea de accionistas de ese año, en el que capital de la empresa ascendía a $ 1.774.000, hubo cuatrocientas personas, titulares de acciones, entre las que estaban incluso trabajadores de la industria. (El Litoral 26/10/1935)

Otro pasaje del libro sobre el maestro cervecero dice al respecto que “Los empleados técnicos y administrativos de cierta categoría compartían una mayor cercanía con Schneider que con los propietarios de acciones o del mismo directorio de la compañía. En realidad, muchos de ellos eran a su vez tenedores de acciones ya que invertían sus ahorros en la misma empresa, pero lo que los vinculaba eran sus saberes y su trabajo cotidiano. En la Schneider se hacía una comida todos los primeros sábados de cada mes que reunía al personal jerárquico, el que también gozaba de invitaciones o descuentos en los bares que compraban el producto de la fábrica y especialmente en el ‘City Bar’ y en el ‘Recreo Schneider’”.

Otto Schneider, antes de desvincularse de la empresa para disfrutar unos años de su vejez, su patio cervecero con amigos, alcanzó su logro más importante como maestro cervecero y como empresario: “La Reina de la Cervezas”.

Ampliamente el libro recupera aquella loca idea, pero distintiva del teutón y de su postura en cuando a la excelencia en el producto de su cervecería. Dice Alonso que “La cerveza especial de Schneider salió a la venta en 1945 y llegó a ser muy destacada. Constituía una variedad que no era fabricada por su competidora y recibió el nombre de ‘Reina de las Cervezas’”.

Otto Schneider. Tradición alemana en Santa Fe, cuna de la cultura cervecera argentina
Otto Schneider. Tradición alemana en Santa Fe, cuna de la cultura cervecera argentina
Otto Schneider. Tradición alemana en Santa Fe, cuna de la cultura cervecera argentina

Fue la primera cerveza especial producida en el país. Esta estrategia ubicó a la marca de Schneider como una empresa de calidad superior. Puntualiza el trabajo: “Como hemos aludido, Otto Schneider tenía una concepción muy clara de lo que sería la ‘buena cerveza’ y presentaba su emprendimiento como un resguardo de las propiedades de la bebida que se deterioraban en la Cervecería Santa Fe, controlada por el grupo Quilmes. Si bien podía pretender que ofrecía un producto mejor que sus competidores, la puja comercial era tal que su empresa corría el riesgo de ser arrasada por el conglomerado rival”.

Surge la iniciativa de Otto como una estrategia de posicionamiento de mercado, en la que buscaba diferenciarse de la Quilmes que se distribuía en Santa Fe desde su depósito en barrio Mariano Comas, o con la producción degrada de la cerveza Santa Fe. La idea era distanciarse todavía más de sus marcas rivales con un producto de más calidad que la producción de línea que mantenía Schneider. Pero lo que podía aparecer como una puja comercial de local llegó a traspasar los límites de la provincia, y hasta el país, gracias a la calidad de la reina producida por don Otto.

“La cerveza especial de Schneider salió a la venta en 1945 y llegó a ser muy destacada”, y sigue la publicación citada, “Constituía una variedad que no era fabricada por su competidora y recibió el nombre de ‘Reina de las Cervezas’ en la difusión publicitaria de la firma. Con ese producto Otto consiguió una inserción en el ámbito porteño y bonaerense, que había perseguido desde la década de 1920. ‘La especial’ se incluyó en los menús de los mejores bares y restaurantes de la ciudad de Buenos Aires, Mar del Plata, Bariloche y Córdoba y comenzó a exportarse a los países limítrofes; Rodolfo Schneider llegaría a hacer envíos a los Estados Unidos de América. En Santa Fe, su consumo se instaló prontamente. Sin conocimiento de ninguna estadística y con el puro convencimiento de su recuerdo, Mietek Sniadowski llega a afirmar que era la de mayor venta en la ciudad porque el agregado de mayor cantidad de lúpulo le daba un sabor ligeramente más amargo que era preferido por los consumidores”.

Ese sentido de la identificación con el producto de la empresa, una empresa abierta en su constitución accionaria a todos los santafesinos, incluso a sus obreros, hizo que la Cerveza Especial Schneider fuer motivo de orgullo especial para los empleados de la firma, así lo testimoniaban a Luciano Alonso, que reproduce esas palabras al transcribir: “en todos los lugares fundamentales… iba la Schneider”; “…nosotros tuvimos la mejor cerveza que hubo en el país, en la República Argentina”.

Para fines de los años 40’, y luego del reconocimiento tanto en la ciudad como en el país y el mundo, Otto Schneider se desvinculó de la empresa, que más allá del directorio constitutivo, el maestro cervecero cedió su representación en su único hijo, Rodolfo, quien continuó por varios años más con la cervecería, a la que anexó la producción de otras bebidas sin alcohol, muy populares y recordadas en su tiempo. Don Otto falleció en 1950, con el gran reconocimiento de una sociedad santafesina por su amor por Santa Fe, por la cerveza que producía, por su empuje como empresario, pero también por su particular forma de ser.

En 1962 el directorio de la cervecería era completamente distinto al original, tenía intervención en la empresa una firma alemana asesora, Henninger International. Para este tiempo producía ocho millones de litros anuales, exportaba a países como Alemania y contaba con 200 obreros, 100 de ellos de forma permanente. (El Litoral 24/03/1962)

En los 70’ la cervecería entró en un lento declive de su producción y comercialmente perdió posicionamiento en el mercado. Para el final de esa infausta década, en 1979, la Cervecería Santa Fe compró la Cervecería Schneider. El declive se transformó luego en abismo, con el cierre de la planta de Avenida Blas Parera, el desguace después de sus componentes y maquinarias, para terminar los días de la gran Schneider de Don Otto, parcialmente demolida y transformado su predio en un hipermercado del formato mayorista, eslabón más de una cadena nacional. Nada quedó del patio cervecero, ni la quinta, ni los predios aledaños, loteados a su vez y ocupados con viviendas

Contradictoriamente, acaso como una broma de la economía de mercado del nuevo milenio, las góndolas del hipermercado ofrecen a la venta una cerveza, en botella de vidrio o en latas de aluminio. Llevan el nombre de “Schneider”, y hasta la firma de don Otto, pero esa cerveza industrial está producida en la planta de barrio Candioti, en la que fue competencia por años del maestro cervecero, y que finalmente se quedó con su anhelada marca. Aunque no con su espíritu, anclado en la memoria de los santafesinos que pueden desmontar las estrategias de marketing y que logran recordar que detrás de esa firma estaba la sonrisa de don Otto y su verdadera maestría cervecera.

En el final del repaso de la presencia de la Sociedad Anónima Cervecería Schneider en la historia de la ciudad, es dable regresar a aquel momento en el que don Otto decidió lanzarse y constituir su empresa, con sus reglas, sus objetivos de calidad y su visión emprendedora. Habrá caminando por los pasillos con jardines de su quinta, en el Distrito Las Barranquitas. Habrá pensando en su inevitable salida de la firma que ayudó a conformar y crecer en barrio Candioti. Caminando por los senderos arbolados del terreno que dispondría habrá imaginado la fábrica y el recreo cervecero junto a su casa. Y por esos mismos caminos de la memoria, volver a la publicación que anunciaba la creación de la Cervecería Schneider.

En recuadro especial, El Orden hablaba del impulsor de la iniciativa y mencionaba sobre la expectativa que generaba en la ciudad el emprendimiento cervecero nuevo.  “PARA SANTA FE”, subtitulaba, y luego refería “DON OTTO SCHNEIDER ha llegado a esta altura de su vida, consolidando una posición económica holgada. En su magnífica casa, dentro de un parque que es una maravilla, podría entregarse al descanso. Pero quiere luchar. Quiere dejar detrás de sí, una obra perdurable. Quiere legar a Santa Fe un centro de producción industrial que sea netamente santafecino, con elementos santafesinos, con capitales santafecinos. Para eso, vuelve a luchar, para restablecer el prestigio de aquella cerveza Santa Fe, cuyo nombre llegó bien pronto hasta la misma Alemania. Don Otto Schneider, al prever el futuro, sonríe ilusionado, justamente ilusionado, por la visión de una gran fábrica, superando todos los cálculos de producción y siendo causa de orgullo para los santefecinos”.

Para el último trago de una Especial Schneider, “La Reina de las Cervezas”, nada mejor que las palabras del cervecero germano dichas al diario El Orden del miércoles 16 de diciembre de 1931: “Otra vez empezaremos a luchar, otra vez empezaremos por el principio. Proyectaremos una cervecería, como proyectamos otra; la haremos producir, ocuparemos obreros santafecinos, y será una industria que honrará a Santa Fe”.

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12 comentarios en «Barrio Schneider – La Cervecería Schneider»

  1. Que buena historia; y como siempre se tiñe con la política. Yo estuve en esa etapa final en la que la Santa Fe compra a la Schneider para demolerla; también lo vi a Saúl Ubaldini una mañana cuando vino para tratar de impedir el cierre de la fábrica; ese mismo media día estaba comiendo en la Santa Fe con los directivos de la otra cervecería, me acuerdo que lo tenía casi enfrente, y yo pensaba que Hipócrita que era ese dirigente sindical.

    1. ¡Hola, Sergio!
      Gracias por tu comentario y la información aportada, Santa Fe Mi Barrio es un proyecto colectivo para reconstruir entre todos la historia de nuestros barrios. ¡Estamos agradecidos de que seas parte!

  2. Recuerdo el día se señala Sergio David Ramírez, yo era un niño aún y lo tuve a el señor de campera de cuero justo frente a mis ojos toda mi vida hasta hoy viví justo frente a la fábrica.

  3. Siento el Orgullo de ser bisnieto de Angel Cassanello y Guillermo Bauer, ambos
    y pensar que depues de años, mi madre , nieta de bauer se casa con el nieto de cassanello,
    eran mis bisabuelos grandes bisionarios y emprendedores,

  4. Muy buenas noches, aquí viendo y probando su cerveza desde hace casi 8 años que llegue a la capital argentina, he notado que depende donde se compre esta marca varía su sabor. Si es en supermercados día tiene su sabor, si es un local de chinos muy diferente el sabor, no se han percatado de su diferencial en el sabor?

  5. Vivo en Rafaela y soy sobrino y ahijado de la ex esposa (pintora y escultora prestigiosa que residió la ciudad de Paraná, autora del Monumento a la Constitución frente a la Casa de Gobierno de Entre Ríos) de Rodolfo Schneider, de ahí mi nombre de Rodolfo Zenklusen. Muy buena síntesis histórica

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