Barrio Sur – Clubes

Club Náutico El Quillá

Íntimamente ligado a las actividades náuticas, el 28 de abril de 1938, se firmó el acta fundacional del Club Náutico El Quillá. Un grupo de amigos, detrás de una gran hazaña, iniciaban su camino en el sector sur de la ciudad de Santa Fe, a orillas del arroyo que daba nombre a la entidad. Aquel sueño de barrio no tardaría en llegar, cuando el 16 de marzo de 1946, el extraordinario Pedro Candioti, lograba permanecer en el agua más de 101 horas y rompe el récord de la disciplina. A partir de este logro nacía la historia grande de este club, logros que se presentan en el museo que lleva el nombre de quien fuese el máximo exponente deportivo de la entidad y que llevará por siempre el sobrenombre de ser Don Pedro: “El Tiburón del Quillá”.

En sus inicios, por su cercanía geográfica, la institución sureña compartía instalaciones, y hasta el propio arroyo, con entidades como Kimberley y Velocidad y Resistencia. De esta manera, entre las tres instituciones, formaban una parte importante en materia deportiva en uno de los extremos de la ciudad. Entre los nombres que hicieron grande al club El Quillá están, además de Pedro Candioti, el doctor Julio Vera Candioti, quien fuese el primer presidente de la institución, y Juan Hachmann.

Enrique Serrao, presidente en 2013 del Quillá hablaba sobre una práctica de la vida en sociedad de otro momento: “…En aquellos tiempos había una costumbre que hoy se perdió, ser socios de todos los clubes, los vecinos de barrio sur concurrían a las tres instituciones…”.

El desarrollo del club fluvial se divide en tres etapas. Una primera instancia, ligada a las hazañas conseguidas por Candioti, pero también al Rugby, que por aquel entonces tenía una gran importancia para la entidad. Incluso se llegó a organizar uno de los torneos más importantes del país, como fue el “seven” de la disciplina. Relacionado a este deporte, dentro del club también aparecen los cuatro campeonatos que obtuvo El Quilla de la Asociación Santafesina de Rugby entre los años 1962 y 1965. Como así también la obtención de los campeonatos 1967, 70’, 71’ y 81’.

Enrique Serrao, presidente en 2013 del Quillá hablaba sobre una práctica de la vida en sociedad de otro momento: “…En aquellos tiempos había una costumbre que hoy se perdió, ser socios de todos los clubes, los vecinos de barrio sur concurrían a las tres instituciones…”.

Luego, hay una segunda etapa, muy ligada al tenis criollo, práctica que hasta hoy se desarrolla en la institución. Finalmente, un tercer período se vincula al crecimiento del waterpolo. Con el correr de los años, disciplinas como fútbol, hockey y básquet lograron tener su lugar de preponderancia en la institución, en base a una masa societaria cercana a los 600 afiliados.

La familia tuvo mucho que ver en el desarrollo de la entidad, ya que en otras épocas, grupos completos se reunían en el club a realizar diferentes actividades sociales y deportivas. Fueron muchos los momentos que hicieron grande a la entidad, pero también el club vivió tiempos difíciles, particularmente la década del ‘70 cuando el club corrió el riesgo de desaparecer, con apenas 240 socios. Incluso, durante la Dictadura Militar, autoridades del gobierno de facto intentaron, sin éxito, quedarse con las instalaciones del club. Pero en medio de esas dificultades las familias trabajaron de manera mancomunada para sacar adelante al club de su barrio.

Como muchas otras entidades deportivas de la ciudad, y en miles de santafesinos, el mes de abril del año 2003 dejó una marca indeleble en el club. Aquella evitable inundación provocó que El Quillá quedara totalmente cubierto por las aguas del río Salado. En palabras de las autoridades de la entidad, fue “un volver a empezar”, debido a las terribles consecuencias que tuvo la inundación para el club del sur. El dinero destinado a un nuevo gimnasio fue re utilizado para poner en valor a la institución que había sido devastada por aquella situación, dinero que fue imposible de recuperar con el tiempo.

En el marco de los nuevos tiempos del Tercer Milenio, Serrao reflexionaba sobre el sentido de las entidades deportivas y sociales: “Todos los clubes estamos haciendo un esfuerzo muy grande para que se vuelva a lo que era antes, ¿Por qué? Porque conteníamos muchísima gente, y esto hace que los chicos salgan de los ámbitos más peligrosos. La aparición de la computadora hizo daño a los clubes, porque los chicos no salen de sus casas…”.

Como ocurre en la vida institucional de muchas asociaciones deportivas, los momentos malos hicieron que el Club Náutico El Quillá se sostenga a lo largo de los años gracias a valores tales como la ética, la moral y la rectitud, condiciones que hicieron a la idiosincrasia de la entidad. Así lo expresaba su presidente en 2013, Enrique Serrao, miembro de comisiones directivas por más de 25 años. El club cuenta con 1600 socios, pero sus dirigentes sostienen el sueño de volver a tener los 3200 socios que alguna vez formaron parte de El Quillá, una de las instituciones emblemáticas del sur de la capital provincial.

                                                                                                                                                                                                       

Club Atlético Kimberley 

El Club Atlético Kimberley se encuentra ubicado sobre calle 9 de Julio al 1100, a pocos metros del Parque del Sur. Fue fundado el 27 de Febrero de 1934 por un grupo de vecinos del Barrio Sur con el objetivo de tener un espacio para compartir en primer orden la práctica del fútbol y luego el Básquet. Finalmente, el baloncesto fue el deporte que realmente hizo brillar al Club Kimberley, con aporte de figuras de gran prestigio, incluso en el orden nacional e internacional.

En el año 1943 el equipo de básquet de Kimberley fue campeón de primera división. Ese recordado equipo tenía como jugador estrella a Cándido R. Arrúa, quién fue integrante de la Selección Argentina de Basquetbol. Como homenaje y reconocimiento, el gimnasio del club lleva el nombre de este gran jugador.

Otra de las personas que dejaron indudablemente su huella en el club fue José Efraín Mellit. Apodado como el «Buda», Mellit fue un enamorado del básquet, deporte que practicó en todas sus facetas. Además, fue un jugador que vistió la celeste y blanca para representar a la Argentina en la selección mayor del país. También fue entrenador, presidente del Club Kimberley, integrante del cuerpo de delegados de la Asociación Santafesina de Básquetbol, vicepresidente de la Federación Santafesina de Básquetbol, entre otras actividades dentro del basquetbol de la ciudad y la provincia. Mellit fue una persona muy amada por el club, conocido como el Sr. Mellit, José, Pepe o simplemente “el Buda”, como permitía que lo llamaran.

Antiguo piso de mosaicos
Colocacion piso madera - 2015

Con respecto al 2021 se destaca que los niños del barrio pueden «jugar» al básquet a partir de los 5 años en una «escuelita», y en las distintas categorías de la Asociación Santafesina de Básquetbol hasta llegar a Primera División. El club ofrece incluso la posibilidad de practicar este deporte a personas mayores. Sin embargo, Kimberley también ofrece otros deportes, incorporados luego a la par del básquet y que  se mantienen, como el hándbol y el patín artístico.

En su parte social, Kimberley también posee un amplio comedor concesionado, donde los vecinos se acercan, ya sea para tomar un café, o para tomar una gaseosa luego de un agotador partido de básquet, por ejemplo. También posee, un buen patio cervecero, y el amplio gimnasio, donde se realizan los deportes. Cabe destacar que este gimnasio se presta en forma gratuita, mediante un convenio, a la escuela Belgrano, que se encuentra en la zona sur, para que desarrollen sus alumnos allí actividades físicas. Esta alternativa de integración con el barrio surge también del subsidio recibido de la Provincia en 2015 para colocar el ansiado piso de madera en la cancha principal de “la americana”.

En cuando a las expectativas y los objetivos en 2021 del Club Atlético Kimberley surge la necesidad de arreglar y modernizar las dependencias de la institución. Pero el más importante desafío es continuar con el crecimiento deportivo de la actividad, con trabajos de calidad que permitan a los niños y jóvenes aprender y destacarse en cada disciplina que el club ofrece, en especial el básquet.

Fuente: Alma de Barrio (LT 10 AM 1020 – Radio Universidad Nacional del Litoral)

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