De la Estación KM 2 a “La Redonda”
Inserta como parte del engranaje extractivo propuesto por el modelo agroexportardor, Santa Fe se tejió entre río, rieles y campos de labranza al pulso de esas políticas económicas de desarrollo dependiente. En lo urbano, en lo espacial, la ciudad conserva luego de más de un siglo esas marcas en su tejido. Vías, pasos a nivel, estaciones, predios, playas de maniobra y cargas, trenes ausentes (y presentes en el caso del Belgrano Cargas mientras se concreta el Plan Circunvalar en construcción para el 2022), la Santa Fe colonial transmutó de su letargo patricio hacia el par puerto/ferrocarril que puso de relieve el crecimiento de su economía (el puerto de ultramar de 1910 llegó a tener en sus tiempos de apogeo un movimiento económico similar al presupuesto de la provincia), lo que produjo un desarrollo asimétrico, profundamente desigual, e incompleto, como lo aborda el historiador Felipe Cervera en su libro “La Modernidad en la ciudad de Santa Fe 1886-1930”.
Esa metamorfosis urbana, que hasta se llevó el riacho Santa Fe al reemplazar el viejo puerto de cabotaje y reemplazarlo por el de ultramar, dejó profundas huellas en los barrios de la ciudad, en su origen, desarrollo y crecimiento, en su historia menuda.
Existen varios ejemplos de esta premisa, pero acaso la más trascendente sea la historia de Sargento Cabral, y sus barrios aledaños como María Selva, Oser, Fomento 9 de Julio, Escalante y Candioti Norte, pero en particular, la vecinal que recuerda al héroe salvador del Libertador en la batalla de San Lorenzo, marca con profunda presencia ese origen ferroviario que hoy se transmuta en espacio verde, espacio cultural, espacio público y habitacional.
Puntualmente, la zona de la primigenia “Estación Km 2”, fue un predio ubicado a dos mil metros de la estación principal del Ferrocarril Provincial.
Una empresa del Estado, levantada mediante empréstitos que luego de situaciones económicas desfavorables para las arcas provinciales, producto también de un leonino crédito para la construcción de las primeras líneas férreas hacia Las Colonias, terminaba por ser “arrendada” por la empresa de capitales franceses “Fives Lille”, cuando sólo había pasado tres años de ser inauguradas las obras de los primeros ramales y puesto en servicio el ferrocarril estatal.
De este modo, para 1896 la línea férrea, maquinaria rodante, estaciones, fueron vendido por la Provincia al citado capital francés.
Bajo esa órbita, también con una “concesión” altamente favorable a la empresa privada, en 1905, la compañía francesa adquirió los primeros terrenos para instalar la Estación Km 2, junto con corrales y una playa de maniobras, en aras de expandir el movimiento de cargas que encontraba una limitación en el predio de la estación central, cerca de Plaza España.
Así las cosas, junto con la inundación más importante que cubrió gran parte de la ciudad, se inició la historia de presencia ferroviaria y cambio de los terrenos de quintas a loteos y viviendas en la zona de Sargento Cabral.
En palabras de un ferroviario
Andrés Alejandro Andreis fue empleado de los Ferrocarriles. Trabajó en ellos hasta el cierre y liquidación de la infraestructura ferroviaria del Estado en la década del ’90, bajo las políticas neoliberales privatizadoras desarrolladas por el Carlos Menen, presidente de origen peronista.
Andreis, además de ser trabajador ferroviario e impulsor y promotor del “Museo Ferroviario Santa Fe”, ubicado en la Casa Hume de San Luis e Hipólito Irigoyen, también ha escrito varios trabajos sobre la historia de los ferrocarriles en la ciudad y la provincia de Santa Fe.
Vecino de barrio Belgrano, citado reiteradamente en Santa Fe mi Barrio, Andrés publicó en 2003 con Ediciones UNL, el libro “El Ferrocarril: lo que el tiempo no borró”. De este trabajo se desprende la siguiente, y precisa descripción de lo que fue la Estación Km 2, luego Santa Fe Cambios y también el Depósito de Locomotoras, todo en el mismo predio de algo más de 40 manzanas de Barrio Sargento Cabral. Un lugar de la ciudad que tuvo no sólo el depósito y taller con fosas conocido como “La Redonda”, sino además numerosos espacios de trabajo para el servicio ferroviario, que conformaban, al decir de Andreis el “Área operativa industrial en Santa Fe Cambios y adyacencias”, entre las que había: Usina propia, Caballerizas, Herrería, Aserradero y Carpintería, Bodega. Taller de Básculas, Material Rodante, Laboratorio de análisis químico, entre los principales, junto con todas las dependencias administrativas y técnicas que ocupaban las oficinas sobre Salvador del Carril.
Respecto de la Estación Km 2, y de Santa Fe Cambios, hasta llegar a La Redonda, Andrés Andreis describe en su libro:
“En los primeros años del siglo XX y en consonancia con la construcción del depósito de locomotoras de Salvador del Carril, se inicia una nueva etapa en la vida del Ferrocarril Santa Fe. Se trata de la instalación de una playa de maniobras para trenes de carga, en un amplio predio de 40 hectáreas donde hacia 1888 lo cruzaba el ramal F. hasta San Justo y que ya en 1907 llegaba a Resistencia y Barranqueras por vía Gobernador Vera. La situamos así: desde Salvador del Carril a Juan del Campillo (norte a sur) y de Las Heras a Aristóbulo del Valle (este a oeste).
La parrilla mayor de vías que sumaban 42 con una extensión longitudinal de aproximadamente 700 metros con una entrada por Luciano Torrent (sector sur) y la otra por Salvador del Carril (sector norte) abriéndose en abanico con una anchura máxima de 150 metros.
La estación a dos aguas construida totalmente en madera de pinotea francesa machimbrada, se hallaba ubicada en el centro de la playa entre las calles Quintana y Padilla. Detrás de si frente se encontraba la vía Balanza que conducía a los vehículos de carga hacia la báscula pesadora de vagones situada en su extremo norte.
Hasta la década de 1940 en la intersección de las Avenidas Aristóbulo del Valle y Salvador del Carril estaban instalados los bretes. Las cargas debían tener un punto concentrador y clasificador de grandes dimensiones, fuera del radio de la ciudad y punto de convergencia del importante ramal a Gobernador Vera y Resistencia donde los productos forestales provenientes de esas zonas ocupaban gran cantidad de trenes.
El otro ramal vinculante con San Cristóbal, Rafaela, Humboldt y Esperanza (noroeste) unido al de San Francisco (Córdoba), retendrían la cosecha cerealera. El ramal a Rosario habilitado en 1891, completaría la unión norte, centro y sur. Este complejo ferroviario se denominó en su conjunto Estación Santa Fe Cambios.
La palabra «cambios» define precisamente la finalidad de los distintos servicios que se operaban en el lugar. A saber:
- Desmembramiento de un tren con carga de diversos destinos y formar otros clasificándolos por zonas.
- Se efectuaba el relevo del personal de guardatrenes y maquinistas.
- Locomotoras alistadas en el cercano depósito y que eran enganchadas en la formación de nuevos trenes.
Se menciona que durante la segunda guerra mundial (1939-1945), era tan grande la demanda de cereal al exterior que los silos del puerto no daban abasto por lo que debió volcar, por ejemplo el maíz, en la playa de Cambios sobre el piso de durmientes viejos y protegidos con lona. Era aprovechado además, este impresionante cúmulo de cereal, como combustible en las locomotoras a vapor. En sus mejores años de actividad (décadas 1920-30 y 40) operaban dos locomotoras de maniobras las 24 horas, con 8 a 10 cambistas por turno y salían alrededor de 20 trenes diarios.
La Empresa Ferrocarriles Argentinos, en 1981, con modificaciones técnico-operativas dispuso que fuera la única playa ferroviaria de maniobras en la zona con la denominación de Puesto Central Playa con la finalidad de acelerar el movimiento de los servicios de carga.
A partir de 1990, contradiciendo estos objetivos, deja de operar como tal, siendo posteriormente abandonadas sus instalaciones con gran concentración de vagones obsoletos y asentamiento poblacional indigente en los mismos, que ya venía perfilando alrededor de 1985.
Posteriormente, durante la gestión del Intendente Dr. Horacio Rossatti y la ex Empresa de Ferrocarriles (hoy Onabe), se firma un convenio cediéndose al municipio santafesino la mayor parte de esos terrenos para la construcción del Parque Federal. El 12 de julio de 1996, en las primeras horas de la tarde, manos anónimas incendian y destruyen la vieja Estación Santa Fe Cambios, desapareciendo de esta forma otro símbolo histórico del ferrocarril”.
Andrés Alejandro Andreis – “El Ferrocarril: lo que el tiempo no borró” – Ediciones UNL – 2003.
El proceso de la decadencia, exprofeso, al que fue sumido el sistema ferroviario nacional a partir de la Dictadura Cívico-Militar de 1976, culminado con las privatizaciones de algunos pocos ramales “rentables” de carga y de pasajeros en el conurbano de Buenos Aires por el menemismo, dejó bacantes espacios urbanos que fueron codiciados para negocios inmobiliarios, o comerciales, de gran escala.
En la ciudad de Santa Fe, gracias a la participación civil, la mayoría de los espacios ferroviarios terminaron por incorporarse al ámbito y uso público. Uno de ellos, por suerte y gestión ciudadana y estatal (municipal y provincial), es Santa Fe Cambios (Parque Federal) y el Depósito y Taller de Locomotoras (La Redonda).
Si no pasa el tren que pase la cultura
Como con “El Birri” en la Estación Mitre de barrio San Lorenzo y Alfonso; como con la Estación Belgrano en barrio Candioti Norte y Candioti Sur, “La Redonda” de barrio Sargento Cabral hizo que ante la ausencia y el abandono se preservara algo de la historia y los edificios, y, sobre todo, que se preservara el espacio para un fin público, abierto a la comunidad.
Lo dicho, en los años ‘90 con la privatización y progresivo desplazamiento de los ferrocarriles en el país, Santa Fe Cambios también dejó de funcionar como playa ferroviaria, por lo que sus instalaciones fueron desmanteladas. Recién en el año 2009 el gobierno de la Provincia de Santa Fe decidió rescatar y refuncionalizar el importante edificio ferroviario. De esta manera el 29 de diciembre de 2010 se creó allí el espacio cultural “La Redonda, Arte y Vida Cotidiana”, a cargo del Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia.
A su vez, La Redonda forma parte del “Tríptico de la Imaginación” junto con “La Esquina Encendida” (ex Campo Universitario en Don Bosco) y “El Molino, Fábrica Cultural” (en Bulevar Gálvez en Candioti Norte).
La iniciativa “se desarrolla, no sólo con las propuestas lúdicas y constructivas en cada espacio, sino también con una serie de programas orientados a la formación de jóvenes y adultos”, según el sitio web del gobierno de la provincia de Santa Fe.
Paralelamente, en marzo de 2010 se comenzó a concretar la recuperación integral del “Parque Federal” donde se pusieron en valor las 23 hectáreas que circundan el ex taller ferroviario.
La recuperación de “La Redonda”, propiciada por la Asociación Parque Federal, surgió a partir de la firma de Acta Acuerdo entre la Provincia de Santa Fe, la Municipalidad de la Ciudad de Santa Fe y el Organismo Nacional de Administración de Bienes (Onabe).
El monto de la obra demandó en su momento una inversión cercana a los 7,5 millones de pesos, y se desarrolló por el área de Arquitectura e Ingeniería del Ministerio de Obras Públicas y Vivienda.
La obra contempló la refacción y restauración de cada una de sus partes originales, como así también la reposición de todos los cierres externos, con el fin de mantener algo de su estilo arquitectónico y de la época de su construcción, haciendo referencia de esta manera a la vida ferroviaria que tuvo el edificio en su pasado.
En el trabajo de la recuperación de “La Redonda” figuran: Equipo de proyecto de rehabilitación: Ing. Norberto Tarragó, Arq. Julio Talín, Arq. Luis Rodrigo Agostini, Arq. Luciana Viñuela, Ing. Oscar Mallia.
Equipo de trabajo: Arq. R. René Villagra, Arq. Ricardo Palma, Arq. Sebastián Adelia, Arq. María Laura Maldonado, Arq. Federico Vicente, Arq. Leonardo Bortolotto, Arq. María José Reinares, Ing. Sebastián Don, Técn. Const. Santiago Basset, Técn. Const. Florencia Toretta, Gustavo Picotto, Carlos Borona.
Inspección de obra: Arq. José Luis Borgonovo, Arq. Ignacio Pezz, Edgar Fataurus, René Villagra. Ing. Alejandro Pérez, MMO. Diego Torres
En el año 2012 el corredor cultural El Molino, La Redonda y el Parque Federal, fueron distinguidos en la categoría «Recuperación y puesta en valor / obras de escala urbana» (en la séptima edición del Premio Nacional a la mejor intervención en obras que involucran el Patrimonio Edificado 2012), por la Sociedad Central de Arquitectos y el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio.
Vuelto hacia la cultura, con referencias al origen y destino inicial del edificio, la construcción en semicírculo, exhibe además de los ingresos a las fosas, con arcos de medio punto, del entramado de hierros que conforman la estructura del techo, y las paredes de ladrillos centenarios, algunas de las fosas y rieles que formaban parte de trabajo cotidiano de miles de santafesinos, nativos o inmigrantes, que encontraron en “La Redonda” el sustento de vida para sus familias y un oficio, el de ser ferroviarios.