Los amigos de la Vecinal
Tal vez una de las instituciones más importantes de un barrio sea la asociación vecinal, destinada al bienestar y recreación de los vecinos y vecinas. Como sostiene Dalla Fontana en su trabajo sobre los barrios Sargento Cabral, Candioti Norte y La Lona, hacia los años ‘30 “la trama social de los nuevos asentamientos general la alta participación de los vecinos en pos del ‘progreso material y espiritual de la zona’”. Así, “La primera experiencia fomentista del barrio Sargento Cabral comienza el 26 de octubre de 1924”.
Ya desde 1925 el diario Santa Fe registraba el accionar de esta asociación que se llamó “Sociedad Vecinal Progresos Urbanos”. La publicación no sólo enumeraba toda una serie de reclamos formales por la mejora de las condiciones del barrio sino también destacaba la organización de festividades y actividades sociales (Diario Santa Fe, 20/09/1925).
Las necesidades del barrio fueron una problemática constante durante la primera mitad del siglo pasado, y después también. Tal es así que, hacia 1937, el diario El Orden le dedicaba casi una página completa a la presentación de los reclamos de los vecinos de Sargento Cabral. Los miembros de la Sociedad Vecinal “Progresos Urbanos” expusieron ante las autoridades municipales “las necesidades de ese vecindario y puntualizaron las obras que debe realizar la comuna para acrecentar el adelanto de ese importante y progresista barrio”, entre ellas, el reclamo por la plaza pública, la apertura y el mejoramiento de las calles, entre las principales. (El Orden, 19/07/1937).
Otra institución vecinal fue el “Centro Urbano de Sargento Cabral”, fundada en septiembre de 1927 en Alberdi 5360, de acuerdo con Dalla Fontana. Como sostiene el autor, “Esta institución marcó un hito desde lo cultural, al inaugurar el 8 de julio de 1928 la primera biblioteca del barrio” (Dalla Fontana – “Barrios. Candioti Sur, Sargento Cabral, La Lona y Monte Chañar” – 2002).
La Sociedad Vecinal “Amigos del Barrio Sargento Cabral” nació el 10 de junio de 1939 a partir de la “iniciativa de un laborioso exponente del lugar, Don Camilo Rodríguez, quien los había convocado con el elevado propósito de aunar los entusiasmos dispersos de los pobladores que, (…) en una acción múltiple y beneficiosa que aportaría significativas conquistas de carácter edilicio para la zona”.
Entre los miembros de esa primera comisión directiva se encontraban además del presidente Camilo Rodríguez, Eneas Ballabeni, Adolfo Ferutti, José Cancellieri, Emilio Courtalón, Humberto D. Giulio, Lorenzo Fanelli, Domingo Favio, Antonio Fusco, Aníbal Gongález, Carlos González, Juan González, Andrés Gambini, Juan Paiva, Jorge R. Palacio, Guido Rossi, Jorge Savino, Boris Seiref, Federico Sthal, Segundo Varela, José Armando, José Guarchioni, Filiberto Volpogni, Breno Vaccari y Juan D’ Angelo.
Al comienzo funcionaron en la casa de uno de los socios fundadores, pero al poco tiempo lograron comprar el predio de la esquina suroeste de General Paz y Salvador del Carril. Desde entonces la vecinal funciona en el lugar, con ingreso principal sobre General Paz 5371.
Con motivo del quinto aniversario de la Sociedad Vecinal, en 1944, el diario El Orden enumeraba las conquistas realizadas durante sus primeros cinco años de vida y anunciaba la inauguración de su local propio. Entre las mejoras edilicias y urbanas, “Amigos del Barrio Sargento Cabral” había logrado la limpieza y seguridad de la feria franca que se realizaba en Av. General Paz y J. M. Zuviría, que proveía de alimentos de buena calidad y a precios convenientes a los vecinos del barrio. Además, “la necesidad de que el barrio contara con un lugar de esparcimiento” llevó a que la Sociedad Vecinal realizara “gestiones al efecto y consiguió la formación de la plazoleta Belgrano”. (El Orden, 10/06/1944)
Hacia el año 1944 la Municipalidad de Santa Fe le había otorgado como jurisdicción a la Sociedad Vecinal una zona máxima que abarcaba desde las vías del F. C. Central Argentino por el norte, hasta las vías del Ferrocarril Santa Fe por el sur y desde la Av. Aristóbulo del Valle por el oeste hasta la Laguna Setúbal por el este.
En cuanto al local propio de la Sociedad Vecinal “Amigos del Barrio Sargento Cabral”, el mismo artículo de El Orden anunciaba la compra de un terreno frente a la Escuela “L. M. Drago” sobre Avda. General Paz lugar en el que se construyeron las instalaciones de la entidad vecinal. Según Dalla Fontana, ese terreno “pertenecía a un pequeño centro bailable conocido como ‘Los Paraísos’”.
Veinte años después de su creación, esta Sociedad Vecinal continuaba con la vigencia de una entidad “progresista en todos los aspectos de su múltiple actividad”, como titulaba el diario El Litoral en noviembre de 1959. Su propósito se basaba en “lograr el acercamiento entre los vecinos y propulsar el progreso y la cultura en general”. Esta iniciativa excedió los límites del barrio Sargento Cabral y contagió con su entusiasmo participativo a los barrios vecinos para crear sociedades vecinales con iguales propósitos. Durante los primeros veinte años de su existencia, como se enumeraba en el mismo artículo de fines de los ‘50, la Sociedad Vecinal impulsó no solo una serie de mejoras urbanas -como extensión del alumbrado público, la apertura de calles, la plantación de vegetación, la instalación de servicios públicos municipales, entre otras- sino que también se dedicó a una “intensa tarea en el plano de las relaciones, la cultura y el deporte”. (El Litoral, 27/11/1959)
La construcción de una nueva sede para la Sociedad Vecinal se mencionaba en una nota del diario El Litoral en 1968. Era el 9 de junio cuando el presidente de la vecinal, Oscar José Perezlindo, anunciaba la construcción de la nueva sede social.
Este ambicioso proyecto iba a contar con gimnasio, confitería, pileta de natación y demás dependencias. (El Litoral, 10/06/1968). El vespertino publicaba en para 1972 que todavía, luego de cuatro años, estaba en proceso de materialización. El objetivo de la ampliación de la sede vecinal era “brindar a los pobladores de la zona, especialmente a los niños y a sus jóvenes, un lugar destinado a sanos esparcimientos”. (El Litoral, 01/09/1972)
El progreso del barrio, especialmente con los planes de pavimentación de calles de los años ’60, fue impulsado también por los vecinalistas. Pero más allá de las necesidades de infraestructura y servicios para las barriadas, muchas entidades, como Sargento Cabral, lograron establecerse como referentes del barrio, por sus actividades.
Esa continuidad de la vigencia de los socios fundadores, y de los que mucho trabajaron por los vecinos desde el vecinalismo, encuentra en la historia de los “Amigos de Sargento Cabral” puntos comunes sobre los objetivos a concretar y sostener.
Por ejemplo, en 2004, el espacio “Alma de Barrio” emitido por LT10 se acercaba a dialogar con el referente de la entidad, Hugo Amprimo. En esa entrevista se mencionaba por los micrófonos de la universitaria que la vecinal tenía unos 200 socios que aportaban “solo dos pesos por mes”. De este modo los asociados accedían a la utilización de las importantes instalaciones y además al derecho a participar de actividades deportivas como vóley, fútbol Infantil, patín, Kung-fu, gimnasia, pero también danza y baile de ritmos caribeños.
El predio de la vecinal tiene ingreso principal por General Paz, pero también se puede entrar por Salvador del Carril, en este caso a un impresionante gimnasio, que por el 2004 había sido recientemente habilitado. Asimismo, por ubicarse en una esquina tan neurálgica, la vecinal posee unos diez locales comerciales bajo alquiler, que proporcionan un importante ingreso que se vuelca en beneficios para sus socios.
Se recordaba en “Alma de Barrio” que los socios, cuando pasaban 25 años como asociados, recibían la condición de socios vitalicios, “…pero en el caso de la Vecinal Sargento Cabral, tienen como socio honorario a un ilustre vecino del barrio San Roque, el Padre Günterg, por la colaboración que siempre el sacerdote prestó a la institución”. (Alma de Barrio – LT10 -2004)
Como muchas entidades vecinales, en la evitable inundación del año 2003, también Sargento Cabral se sumó como lugar para albergar a los santafesinos evacuados de los barrios del oeste. En la charla mantenida por el programa radial al año siguiente del ingreso del agua del Salado a la ciudad, Don Hugo Amprimo, presidente de la Vecinal Sargento Cabral recordaba aquellos días de la inundación y cómo la institución recibió a más de 200 evacuados que se refugiaron en la sede. Al igual que en otros sitios, el paso de algunos evacuados dejó sus marcas en el inmueble con baños rotos, elementos robados y algo de las instalaciones dañadas. No obstante, Don Hugo rescataba para la radio LT10 que “…la juventud del barrio atendió al hermano inundado, trabajó y se comprometió, juventud valiosa, que la hay y que es la verdadera ‘reserva moral’ para los tiempos por venir, ojalá encuentren su lugar para cambiar las cosas…”. Toda una expresión de un dirigente vecinalista como Amprimo, que también participó en la cooperadora de la Escuela Drago. Dirigentes del sector civil que trabajan en los barrios de Santa Fe.
Los bailes de Sargento Cabral
Rasgo distintivo de algunos clubes y vecinales, que poseían las instalaciones adecuadas, fueron los encuentros danzantes. Al respecto, vale decir que antes de construirse la sede de la vecinal ya había una pista de baile en el mismo predio. Después fueron justamente los bailes de Sargento Cabral uno de los más renombrados. Dicen que estos bailes eran muy codiciados, especialmente por los muchachos del centro que iban a bailar con la orquesta de Klein, grupo de músicos muy popular pero no que no tenía cabida en los clubes o pistas del “centro”.
En cuanto a estas actividades destinadas al esparcimiento y a la cultura en general, Miguel Ángel Dalla Fontana recuerda también que “Las décadas del 40 al 50 encontró a la vecinal Sargento Cabral con el auge de los conocidos bailes ‘dorados’ con la presencia de orquestas típicas como: Sorbelini, Ricardo Klein, Santa Loma Jazz, Los Santafesinos, La Florida, Reimundo Grasso, Rafa, Duilio Bernardi, Ronald Valentino, Jazz San Francisco y Varela Varelita”. Más tarde, hacia los años ‘60 y ‘70, la vecinal alojó también los bailes de carnaval y la presentación de reconocidos grupos de cumbia de la ciudad.
Pero aquellos primeros bailes eran más familiares, a la antigua, los muchachos bien empilchados y las chicas con la mamá.
El programa radial “Alma de Barrio” entrevistaba en 2004 al entonces presidente de la vecinal, Don Hugo Amprimo. El dirigente, que en ese momento contaba con 86 años de edad, recordaba que en los bailes de Sargento Cabral se juntaban hasta mil personas, en los que se bailaba con la orquesta típica, porque así lo exigía la Sociedad de Músicos, de tangos y milongas, allá por el ‘50, y parte del ‘60, pero también se bailaba con la moderna, con foxtrot y jazz. En realidad, normalmente eran los mismos músicos, con sacos reversibles, para cambiar algo la indumentaria en relación con el género musical de las interpretaciones.
En la nota Don Hugo recordaba cómo el lugar de la vecinal fue primero, justamente, una pista de baile: “Esta esquina se llamaba anteriormente ‘la pista de los paraísos’ y el lugar no era de la institución, que luego compró acá.
Era una pista bailable como era más allá ‘Mochiutti’, el ‘Liberal Santafesino’, que eran todas pistas viejas…”. Así fue en la esquina de General Paz y Salvador del Carril, la suroeste, donde estaba esa pista de “los paraísos”, hasta 1939 cuando la vecinal compró el predio para levantar su sede. (Alma de Barrio – LT10 -2004)
En cuanto a los recordados bailes de Sargento Cabral, Hugo Amprimo, como vecinalista y como asistente, rememoraba que “…acá siempre fue más discreto, de gente media, porque acá teníamos volcada totalmente en esos primeros años la juventud del centro”. Sobre los que actuaban para bailar mencionaba a “Los cinco latinos”, “Varela Varelita”, “Santa Loma”, “Los ballenatos”, las orquestas y grupos de fines de los ’50 y los ’60, “…pero nunca dejaban de ser bailes de gente media a superarse, porque se guardaba mucho el respeto de la gente que venía…”.
Un dato de color, que describe toda una época, resurgía de la memoria de Don Amprimo, cuando abrevaba en su memoria para “Alma de Barrio”, y decía que en los bailes de Sargento Cabral: “…si no tenía saco y corbata no entraba, ni en invierno ni en verano, y calzado zapatos…”. Pero lo que completa la anécdota es que “Había un quiosquero ahí, que se encargaba para el que venía sin corbata se la alquilaba, porque si no, no entraba al baile, porque el portero no lo dejaba entrar”. (Alma de Barrio – LT10 -2004)
Don Hugo falleció en junio de 2013, pero en vida, sus propios vecinos, por la labor como vecinalista, lo reconocieron imponiéndole su nombre “Hugo Luis Amprimo”, al gimnasio de la entidad, como para reforzar aquello de que en Sargento Cabral, la vecinal es una vecinal de “amigos del barrio”.
Los friulanos en Sargento Cabral
Otra de las instituciones importantes del barrio Sargento Cabral es el Centro Friulano, que se ubica en Salvador del Carril 2394, entre las calles Rivadavia y Pasaje Leiva. Fue el segundo centro friulano del país. En sus comienzos se llamaba Sociedad Italiana Regional, Cultural y Recreativa.
El nacimiento de esta institución data del año 1951, cuando un grupo de inmigrantes italianos friulanos radicados en los barrios Sargento Cabral, María Selva, Escalante y Barranquitas se reunieron con el objetivo de construir un centro social y cultural que pudiera albergar sus experiencias compartidas.
La revista “Nosotros” del diario El Litoral publicaba, con motivo de los setenta años del Centro Friulano, las circunstancias alrededor de su creación: “un grupo de paisanos se reúne el 1° de julio de 1951 en el bar de la familia Paviotti, ubicado en Aristóbulo del Valle y Pedro Centeno, deciden concretar el sueño: constituir una Sociedad Italiana de carácter regional, cultural y recreativa que se denominaría Centro Friulano de Santa Fe”.
Luego del acto inicial de fundación, la institución debió buscar un lugar físico en el que desarrollaron las obras que responderían a “necesidades relacionadas con las raíces, y cada logro significa acortar distancias y llenar vacíos, representar ausencias”, como lo refiere “Nosotros”.
El 25 de septiembre del mismo año la comisión provincial designó a la primera directiva integrada por: presidente, Sergio Gon; vicepresidente Ludovico Franzolini; secretaria, Daniela Bruno; prosecretario, Ludovico Lenarduzzi; secretario de actas, Alcides Sdrigotti; tesorero, Nilo Goti; protesorero, Ángel Coasín; vocales titulares, Antonio Pontoni, Antonio Dorigo, Francisco Cainer y Santiago Spisso; vocales suplentes, Victorio Zanier, Leopoldo Ortis, Natalio Toniutti y Honorio Bianchi; revisores de cuentas, Abelardo Maurig, Luis Malfante. En sus comienzos en Centro Friulano contaba con 200 socios. Su piedra fundamental fue colocada en el año 1953, en el lugar que ocupa frente a “La Redonda”.
Justamente, las primeras obras edilicias comenzaron en el año ‘53 cuando se obtuvo “el permiso de obra otorgado por la Municipalidad de Santa Fe de la Vera Cruz para la construcción de un salón muy amplio” que aún se mantiene en pie para el 2022.
En los fondos de estos terrenos ubicados sobre la calle Salvador del Carril se construyeron, además, “las canchas de bochas, un espacio muy importante para los friulanos amantes del deporte (…) Años más tarde se adquieren los terrenos para dos canchas de bochas cubiertas, que todavía se conservan, con los locales anexos de servicios, vestuarios y baños”. Siete años después del nacimiento de la institución se construyó un escenario para espectáculos, un buffet y una sala de juegos. Más tarde, como también cuenta la revista “Nosotros”, “en octubre de 1959 se inauguró el fogolar, un ambiente que es una reproducción de las típicas cocinas del Friuli” (Revista Nosotros, 10/07/2021).
La tradición recuerda que la zona originaria de Italia de los friulanos se caracteriza por las bajas temperaturas, por lo que la instalación de una olla de hierro alrededor de la cual se reunían las familias era una rememoración de sus costumbres ancestrales.
Respecto de este espacio “fogolar”, el diario El Litoral publicaba en 1959 sobre la inauguración de las “Nuevas Instalaciones del Centro Friulano” a partir de “Mano de obra sin costo, suministrada por integrantes del Centro, y un esfuerzo económico muy considerable (…) una inversión superior a los $400.000”. (El Litoral, 06/10/1959) Sin embargo, no se adquirieron formalmente los terrenos en los que se erigieron las instalaciones del Centro hasta 1963, cuando las autoridades firmaron las escrituras por un total de mil seiscientos cincuenta metros cuadrados que habían sido comprados a plazos. (El Litoral, 06/08/1963)
La presidenta del Centro Friulano, Susana Persello decía en una entrevista que realizada por el programa Alma de Barrio de LT10 que “Luego de la fundación del Centro, el objetivo fue adquirir unos lotes (los primeros estaban ubicados en Salvador del Carril y Rivadavia) y construir un gran salón, el cual fue hecho con las mismas manos de los friulanos. Luego se hicieron las canchas de bochas y tenis criollo. Así fue como el edificio fue creciendo y también las actividades deportivas, sociales y culturales. Se hacían fiestas de carnaval, de primavera, kermeses y festivales. Eran fiestas esperadas por toda la sociedad santafesina, trascendían el barrio y resultaban ser muy convocantes”. (“Alma de Barrio” – LT10 – 15/5/2021)
Pocos años después de su fundación, el Centro Friulano santafesino ya incrementaba la cantidad de socios a trescientos miembros. Así lo reflejaba la crónica del vespertino local en 1966 cuando mencionaba que “Poco a poco fue adquiriendo el local del Centro Friulano una fisonomía propia que convertiría a esa entidad en una de las más características de la ciudad. Amplias pistas de Baile, salón de espectáculos, fogones, depósitos, canchas techadas para bochas, local para el buffet, etcétera, que en la actualidad ocupan 900 de los 2700 metros cuadrados de propiedad de la entidad”. (El Litoral 1/7/1966)
Este crecimiento se reflejó en la conmemoración del 25° aniversario en 1976 cuando encontró al Centro Friulano santafecino con más de mil asociados, como publicaba el diario El Litoral en julio de ese año. Las actividades culturales que se realizaban y continuaron a lo largo del tiempo en el Centro, además de los bailes de carnaval y los juegos de bocha, fueron los juegos de mesa, las “Fiestas de la Polenta”, los coros cuyos repertorios rememoraban las canciones típicas del Friuli, entre otras.
El centro fue muy reconocido en la ciudad por la organización de bailes de carnaval, de la elección de la reina anual y de los picnics de la primavera. Como cuenta Dalla Fontana, “Sus bailes en la década del 70 son rememorados por la presencia de las orquestas ‘Cuarta Dimensión’, ‘Bambinos’, ‘Arco de Oro’, ‘Alfa’, ‘Los Buitres’, ‘Lechuga’ y el baile en honor a las reinas del ‘Minishort’”.
Con el objetivo de preservar la historia institucional y de mantener vivas las costumbres friulanas, el Centro Friulano de Santa Fe inauguró en 2017 el “Museo del Friulano, nuestras raíces” en la planta alta del edificio. El museo “alberga en su patrimonio obras de artistas friulanos, donaciones de socios, elementos y objetos” y “La tarea de recuperación, restauración, catalogación y todo lo que requiere el armado de un museo, se realiza con asesoramiento de idóneos, mano de obra propia de la Comisión y colaboradores”. (Revista Nosotros, 10/07/2021)
Así se pueden encontrar pinturas, adornos, utensilios, ropa blanca, vajillas, vestimentas típicas, entre otros elementos. El mismo fue incorporado por tres años consecutivos en el recorrido llamado “La Noche de los Museos”, organizado por la municipalidad.
En otro orden se destaca el coro del Centro Friulano. Con respecto al orfeón se puede decir que sus antecedentes se encuentran en los años ‘60, cuando un grupo de hombres, inmigrantes friulanos, decidieron cantar las canciones del terruño en Santa Fe. El director del grupo original fue Humberto Donn, quien luego de su fallecimiento fue reemplazado en la dirección por la música Zunilda Bevegna. Con el paso del tiempo el coro se fue apagando en sus actividades, y recién en 1987, Santiago Lenarduzzi y Aldo Pandolfo volvieron a darle vida, al encender nuevamente las voces cantoras en el Centro Friulano. El repertorio que aborda no es solamente de canciones friulanas, sino también de otros lugares y culturas, fundamentalmente de Argentina, como reconocimiento a la acogida que les brindó el país a los friulanos como al resto de los inmigrantes. En los últimos años el coro se presentó en diferentes festivales y encuentros, tanto en la ciudad como en la provincia y el país.
Para el 2022, el centro se constituye como una asociación civil sin fines de lucro, que trabaja tanto para la comunidad italiana friulana como para el barrio en general. Cuenta con salones para distintos encuentros, como los actos de colación de las escuelas circundantes y una cancha de bochas en la que chicos con necesidades especiales de la escuela cercana N° 2008 practican el deporte. También la entidad brinda clases y talleres de teatro, idioma italiano, patín artístico, danzas árabes, karate, memoria para la tercera edad, en este caso coordinado por PAMI.
“Nuestros estatutos hacen hincapié en valores sociales y culturales que fundaron a la institución y que hacen al desarrollo humanitario. Entonces, todo aquello que contribuya a esos valores nosotros lo promovemos”, mencionaba Susana Persello en la entrevista del programa radial “Alma de Barrio”. Al 2022 el Centro Friulano contaba con unos 250 socios activos.
La escuela Drago
Los barrios que crecieron a partir de una actividad, productiva, comercial, de la fe, o de transporte, y que tuvieron como motivo de la ocupación del espacio ese disparador, generalmente, tiene un desarrollo de la infraestructura social a posterior de la necesidad de sus habitantes. Primero se lotea, se construye, se vive, y luego, los requerimientos de los habitantes, desencadenan el surgimiento de los servicios de salud, educativos, de seguridad.
Sargento Cabral, a partir de la presencia de la Estación Km 2, y luego de los talleres de Santa Fe Cambios, parece seguir este análisis básico. La escuela Sargento Cabral, tratada en la historia de barrio Alvear (parte original de Sargento Cabral), tiene ese designio de su origen y crecimiento, por eso tal vez se ubica lindante con el predio del FFCC. Y la otra escuela referente del barrio, en este caso sobre la avenida neurálgica y casi en el cruce con el corredor transversal de Salvador del Carril, es la Escuela Drago.
La escuela N° 25 “Dr. Luis María Drago”, de nivel primario, se encuentra sobre la Avenida General Paz al 5300, entre Salvador del Carril y Regis Martínez. El origen del establecimiento educativo data del año 1912, momento desde el cual ocupó una serie de inmuebles inadecuados para su correcto funcionamiento.
Su creación tuvo como objetivo “…incluir en el sistema educativo a los hijos de los trabajadores ferroviarios que se ubicaron en el norte de la ciudad”, según el portal del Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe.
Su primera directora interina fue la señora S. de Sangdovanni, que asumió el cargo el 15 de febrero de 1912 hasta mayo de 1915, cuando su carácter de directora ya era efectivo.
El nombre de la escuela fue designado el 13 de mayo de 1924 por el Honorable Consejo de Educación. Debe su nombre al Ministro de Relaciones Exteriores y Culto durante la presidencia de Julio A. Roca, Luis María Drago, que ejerció ese cargo entre 1902 y 1903.
En sus inicios contaba con un director, un maestro y 95 alumnos inscriptos y divididos en dos grados. En el año 1926 se incorporó el sexto grado. Ya el año 1933 la escuela llegaba a los 617 alumnos y en 1942 a 1123 alumnos (549 varones y 574 niñas), con uno de los mayores registros que se alcanzaba en la época.
En 1931 la categoría de la escuela era de segunda clase elemental mixta. En 1936 ya alcanzaba la primera categoría. En la primera quincena de enero de 1938 se inauguró el campamento de la escuela que funcionaba en los fondos del terreno ya adquirido para la construcción del nuevo establecimiento, los cuales contaban con canchas de básquetbol, fútbol y demás elementos necesarios para la dispersión de los niños que al momento de la inauguración eran 100, de los cuales 32 eran niñas.
Como la mayoría de los establecimientos barriales, funcionó en casas inadecuadas para una escuela, hasta que en 1940 comenzó la construcción del edificio en el que se encuentra emplazado actualmente.
Así, el 9 de agosto de ese año el diario El Litoral anunciaba que “Constará el local de dos pisos con dieciséis aulas, con una capacidad superior a mil alumnos”, fruto de “un acuerdo de ministros” y a cargo de la empresa constructora de Ángel Stamati. (El Litoral – 09/08/1940).
Luego, hacia diciembre del mismo año, el mismo vespertino declaraba que “La construcción de este edificio viene a solucionar un serio problema del importante establecimiento educacional a que será destinado”, ya que los novecientos alumnos de la escuela se encontraban “ocupando 3 edificios inadecuados, reducidos y antipedagógicos”, lo que induce a pensar que la escuela funcionaba desmembrada en sus divisiones y grados. (El Litoral, 15/12/1940).
Finalmente, el edificio de la escuela Drago fue inaugurado “el 25 de mayo de 1942, durante la gobernación del Dr. Manuel de Iriondo” en base a lo mencionado por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo en el “Inventario: 200 obras del patrimonio arquitectónico de Santa Fe” de 1993.
El diario El Litoral mencionaba con motivo de la iniciación de las clases en el nuevo establecimiento en junio del año 1942: “Frente al panorama optimista del barrio, se alza el edificio de la escuela No. 25 ‘Luis María Drago’ que ha substituido al vetusto local desprovisto de confort y de higiene”.
En relación con la barriada el diario decía que “El barrio Sargento Cabral también crecía a la par de la escuela y este año ha llegado a contener una población estable de 25.000 personas, con un comercio propio, y constituye la expansión lógica de la ciudad hacia el nordeste”. (El Litoral – 11/06/1942).
En el año 1942 la institución contaba con un director, dos vicedirectores, 34 maestros, ocho especiales (cuatro de labores, tres de canto y música, uno de ejercicios físicos) y dos bibliotecarias. Este personal docente y no docente se hacía cargo de las 34 secciones de grado (17 funcionaban en turno mañana y 17 en el turno tarde) que había alcanzado la escuela por aquel entonces. Por otra parte, para el taller de trabajos manuales se contaba con un director, un ayudante de carpintería, un profesor de herrería y dos aprendices de dicho taller. En sus comienzos también se les brindaba a los niños servicio odontológico.
Años después, con motivo de la celebración del cincuentenario del establecimiento educativo, la entonces directora Haydée Guy de Vigo pronunciaba un discurso que fue recogido en las páginas del vespertino mencionado anteriormente: “La escuela que abrió sus puertas como Escuela elemental Mixta de Km 2, promovió el mejoramiento educacional, sanitario, urbano y social en general (…) creciendo con la ciudad como exponente fiel del barrio -ya pequeña ciudad- al que pertenece”. (El Litoral, 07/08/1962).
La convocatoria se repitió cincuenta años después, cuando en el año 2012 la escuela “Luis María Drago” celebró cien años de historia. Hacia los años ‘60 el establecimiento tenía una matrícula de mil quinientos alumnos. Para el año de su centenario albergaba algo más de trescientos estudiantes, pero con el mismo compromiso educativo de su origen al inicio del barrio. (El Litoral, 06/08/2012).
Al año 2021 la escuela contaba con 220 alumnos, los cuales en su mayoría pertenecían al barrio Sargento Cabral y muchos de ellos descendientes de generaciones que se formaron en la misma institución educativa. Como actividades relacionadas la escuela enseñaba natación en el Club Banco Santa Fe y poseía talleres de tejido y repostería para adultos mayores que se brindaban en la sede de la Escuela Drago.
Con respecto al objetivo o la misión de la escuela, la directora reemplazante, Nilda Santillan, decía en una entrevista que realizada en el programa “Alma de Barrio” de LT10: “Queremos formar personas autónomas, que puedan defenderse en la vida y que sean personas de bien por sobre todas las cosas. Tenemos alumnos que han egresado he ido a la escuela Industrial porque están muy bien preparados en matemáticas, como así también otros han ingresado en la Mantovani porque aquí se han formado muy bien en arte”. (Alma de Barrio- LT10 AM 1020- 1/5/2021)
Lo dicho por la docente, la Escuela Drago, como todas las escuelas de barrio, en especial las públicas, continúan con el mismo objetivo pedagógico, educativo y ciudadano que les dio origen, en el caso de esta escuela de Sargento Cabral, hace más de cien años.
