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Centro de Bancos

            El barrio asido a la longitudinal calle San Martín generó a la par de las actividades comerciales también los consecuentes movimientos de dinero, financieros, bancarios. Por ello, el en Centro surgen las entidades bancarias, públicas y privadas, primeras de la ciudad.

CENTRO DE BANCOS - Banco Municipal de Santa Fe

En cuanto a este crecimiento, Felipe Cervera destaca que en la década de 1910 la ciudad, con unos 50.000 habitantes, poseía ocho bancos, y ello “…resulta financieramente inexplicable para un centro urbano tan pequeño, a menos que el caudal de dinero que se moviera fuera tan voluminoso que posibilitara la existencia de los mismos (…) Para el año 1914, Nueva Época del 1° de Julio trae la publicidad de 12 entidades bancarias en la ciudad: 1) Español Río de la Plata, 2) Banco Nación Argentina, 3) Banco Popular de Santa Fe, 4) Nuevo Banco Italiano, 5) Banco Provincial, 6) Banco de Crédito Comercial, 7) Banco Proveedora del Río de la Plata, 8) Banco Municipal, 9) Banco Francés del Río de la Plata, 10) Banco Sudamérica, 11) Banco El Hogar Argentino, 12) Banco Hipotecario Nacional”. El movimiento de dinero devenía de la actividad comercial ligada al puerto y el comercio exterior, de movimiento de mercaderías. Ello desencadenaba también en otro tipo de operatorias financieras relacionadas a la venta de inmuebles, actividad que con las hipotecas y operatorias de compra/venta alcanzaron cifras, solo en la ciudad de Santa Fe, tan altas que por ejemplo entre 1904 y 1910 igualaban o superaban el presupuesto del gobierno de la provincia. Sin embargo, este movimiento de capital estaba concentrado en pocas manos, especialmente de empresarios navieros, exportadores o de ventas de tierras, que daban una distribución muy desigual de la riqueza. Por ejemplo, Carlos Sarsotti creó en 1913 su propio banco, el de Crédito Comercial, mientras que mayoritarios sectores de la población tenían salarios de apenas subsistencia.

Por el lado de las marcas arquitectónicas dejadas en el Barrio Centro con la construcción de edificios relacionados a entidades bancarias, el trabajo de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UNL en el relevamiento del Patrimonio Arquitectónico, aparecen estos “mojones” en la historia del lugar. Por ejemplo, el Banco Nación, que ocupó cinco locaciones antes de arribar a la definitiva en San Martín y Tucumán. Sin embargo, antes estuvo en la esquina suroeste de la misma calle pero con Primera Junta, edificio construido en 1901, y donde tuvo actividades hasta 1916. El lugar, fue ocupado respectivamente por el Banco Popular, por el Banco Italia y Río de la Plata en 1926, y desde 1987 por la Banca Nazionale del Lavoro, hasta que en el Tercer Milenio lo utiliza el HSBC.

CENTRO DE BANCOS - Banco Municipal de Santa Fe
CENTRO DE BANCOS - Banco Municipal de Santa Fe
CENTRO DE BANCOS Banco de Londres y Río de la Plata. San Jerónimo y Tucumán
CENTRO DE BANCOS - Banco Municipal original

El Banco Nación fue creado en diciembre de 1891 en Buenos Aires, y el mismo año, creó su primera sucursal en la provincia asentada en la ciudad de Santa Fe. Lo dicho, transitó por cinco edificios hasta llegar al actual, terreno que fue adquirido en 1918, en la mencionada esquina suroeste. En 1919 se aprueba el diseño del Ing. Juan Ochoa y en 1920 comienza la construcción, a cargo de la empresa de Quintín Mautalen. El 15 de noviembre de 1923 quedó inaugurado, con la característica distintiva de los edificios de Banco Nación, “ubicación en esquina, espacio interior de doble altura, vivienda anexa para el gerente, carácter monumental, solidez y excelencia constructiva”.

CENTRO DE BANCOS -Banco de la Nación Argentina, calle San Martin y Primera Junta
CENTRO DE BANCOS Banco Nacion

La otra entidad, anteriormente pública, privatizada en los años ’90, fue el Banco Provincial de Santa Fe, ahora Banco Santa Fe. El edificio principal se ubica en la esquina suroeste de 25 de Mayo y Tucumán, que tuvo la colocación de su piedra fundamental en 1923 y su inauguración el 29 de mayo de 1926. La anterior sede había estado ubicada en San Martín y Juan de Garay. En años posteriores, 1934, 1948 y 1956, se efectuaron ampliaciones del edificio principal, sin alterar su esencia arquitectónica. Un dato a destacar es que las dependencias de vivienda para el gerente que forman parte del edificio fueron ocupadas por varios años como residencia oficial del Gobernador de la provincia.

Otra de las tradicionales entidades públicas financieras fue el Banco Hipotecario Nacional. En Santa Fe comienza sus actividades tempranamente, en 1887, en varios locales, hasta que finalmente en 1913 se compra el terreno de Primera Junta 2548 para construir el edificio propio. La construcción, iniciada por una empresa cordobesa y terminada por una santafesina, comenzó en 1917 para culminar con la inauguración de actual edificio el 7 de enero de 1919. Como lo menciona el relevamiento de la FADU, “El exiguo terreno entre medianeras, no le restó (gracias a una sutil resolución compositiva), monumentalidad y prestigio a la obra”, cuestión apreciable para el desprevenido caminante por Primera Junta que destaca su mirada hacia la señorial fachada que se destaca en la cuadra. Este edificio sufrió varias ampliaciones internas, algunas de ellas dieron cuenta de los jardines que al fondo del terreno daban un particular aspecto al interior de la manzana.

CENTRO DE BANCOS Banco Hipotecario

Otro edificio vinculado en su construcción a actividades financieras, e inmobiliarias en este caso, es el ubicado en la esquina noroeste de Tucumán y San Jerónimo. Levantado en la década del ’20 por la constructora local de Juan Simonutti, fue utilizado en su planta baja por la Casa de Rentas, entidad surgida en Buenos Aires en el final del siglo XIX. Los dos pisos superiores eran destinados a viviendas, que daban las primeras propiedades horizontales de la ciudad. En determinado momento ocupó este inmueble el Banco de Londres y Río de la Plata.

En tiempos más modernos aparecen otros edificios, especialmente sobre la peatonal, donde otras entidades bancarias y financieras construyen o modifican edificios para asentar sus actividades. De todas maneras, en el recorrido histórico, los nombrados hasta aquí son los más destacados, además porque han permanecido en el tiempo con su destino original. Y en este sentido, la recorrida quedaría incompleta si no se abordara el edificio del Banco Municipal de Préstamo y la Caja de Ahorro. La institución, nacida por iniciativa del intendente Manuel Irigoyen, ocupó el edificio ubicado en Primera Junta, entre 25 de Mayo y Rivadavia. El diseño correspondió al Ing. Arturo Lomello, director de Obras Públicas del municipio, y los planos datan de 1905, en tanto que en 1906 se colocó la piedra fundamental y en 1907 se culminaron las obras. Después, entre 1924 y 1928 se construyó enfrente, sobre Primera Junta, el local de la Seccional Segunda, hoy ocupado por la Seccional Primera de la ciudad.

Por su parte, el local del Banco Municipal, que hasta hace poco albergaba al Liceo Municipal, fue modificado con obras en 1940, durante la intendencia de Francisco Bobbio. Estas refacciones incluyeron anexar nuevas dependencias en la parte sur de la construcción, sobre la plazoleta Blandengues, siempre con la misma finalidad de ser un organismo del Estado local. Llegan 1992 cuando el municipio transforma nuevamente el lugar para instalar el “Polo Cultural Municipal” como se dijo incluye al Liceo Municipal, a la biblioteca “Prof. Enrique Muttis” y la fotogalería.

                                                                                                                                                                                                                                                                                    

Plaza San Martín

La plaza San Martín, delimitada por las calles Primera Junta, 9 de Julio, Tucumán y 1° de Mayo, se asienta en lo que se conoció en un tiempo como la zona del “estero de Patingo” (apodo del Dr. Ramón Rosales), que era una laguna contigua al actual espacio verde que era uno de los tantos bajos que acumulaban agua en épocas de lluvias y que estaban diseminados sobre lo que hoy es la trama urbana de la ciudad. Por la cercanía con el espejo de agua al comienzo se la conoció como “la placita de Patingo”.

Originalmente el lugar fue adquirido a José Ponce en cinco onzas de oro, para establecer en el predio la “Plaza de la Federación”. En 1853 se le asignó el nombre “Plaza de la Libertad”, pero luego, durante 1859 se la designó como “Brigadier Estanislao López”. Fue en ese tiempo cuando se realizaron primeros trabajos de delineación de la plaza, con arreglos en las veredas y la colocación de ladrillos para conformar el círculo central. Además se colocaron farolas con brazo pescante.

El espacio verde fue nombrado popularmente también como la placita del Mercado, dada su proximidad con el Mercado Central. Pero oficialmente pasó por varias denominaciones: “25 de Mayo”, en 1862, y en 1865 como “9 de Julio”. Pero el dato certero sobre su actual nombre aparece el 16 de febrero de 1871.

La plaza San Martín fue un hito de la modernidad, y de la presencia de la única estatua ecuestre de la ciudad, hasta la aparición de la correspondiente al Brigadier López en Barrio 7 Jefes. Además de ser el predio de homenaje al Libertador de la patria, acaso único signo hasta ese momento de la simbología nacional en la ciudad, la plaza formó parte del proyecto de las nuevas generaciones de comerciantes e inmigrantes que mediante el ascenso económico, y las relaciones con el patriciado santafesino a partir de los matrimonios con las hijas de familias ilustres, comenzaron a disputar espacios de poder en la conducción de la ciudad y la provincia. Es tácito el acuerdo sostenido por ambos sectores en pugna, el burgués comercial en focos de decisión para proteger y fortalecer sus negocios, el de la tradición colonial autonomista de un puñado de apellidos para conservar su cuota de poder político. Al decir de Felipe Cervera, convivieron en vez de luchar por imponerse completamente el uno sobre el otro.

Sin embargo, la iniciativa de traslado del núcleo de organizaciones fundantes del poder político y económico del Barrio Sur Colonial al nuevo “Centro”, naciente más allá de calle Juan de Garay, da cuenta de que esos acuerdos tuvieron sus resquebrajamientos, avances y retrocesos. Era 1880, cuando el Estado Nacional se consolidaba finalmente según los preceptos de Oscar Oszlak, en detrimento de las provincias. La propuesta fue entonces trasladar el centro cívico a este espacio, junto con la nueva Catedral. Cabe consignar que finalmente, y pese a la construcción de edificios emblemáticos que buscaban ese sentido, como la actual Jefatura de la Policía Provincial y el demolido edificio del Consejo General de Educación Nacional, que estaba en el predio de la hoy Escuela Sarmiento (Primera Junta y 1° de Mayo), los edificios vinculados al poder político y eclesiástico permanecieron en la zona sur primigenia de la ciudad.

Como lo señala el “Inventario del Patrimonio Arquitectónico Histórico Santafesino” de la UNL, “entre 1889 y 1900 se erige en el centro el busto del Gral. San Martín, obra del escultor D. Serafín Marsal. Al año siguiente es remplazado por la actual estatua…”. El monumento, segundo de esta jerarquía en el país en su momento, fue inaugurado en 1902 con la presencia del Presidente Julio Argentino Roca, y se trata de una obra del escultor José María García. El pedestal, creación de Torcuato Tasso, de importantes dimensiones, está construido en piedras traídas a Santa Fe desde la Cordillera de los Andes, y cuenta con numerosas placas alusivas al Padre de la Patria de asociaciones, entidades y escuelas, como por ejemplo las emplazadas por la comunidad educativa de la Escuela Industrial Superior en ocasión de su cincuentenario y su centenario, en 1959 y 2009 respectivamente.

Este espacio fue motivo de notas en los medios gráficos en repetidas oportunidades, en general por deficiencias en su equipamiento urbano o mantenimiento. Por ejemplo, surge de los anaqueles de la Hemeroteca Provincial el diario El Orden del 14 de abril de 1929 donde se mencionaba a pie de una nota gráfica que los bancos de la plaza eran usados por los músicos para sentarse a ejecutar sus instrumentos en la caja armónica ubicada al oeste del monumento. Igualmente, era habitual leer menciones a la plaza San Martín como punto convocante en actos cívicos de fechas patrias, incluso con movilizaciones sindicales para los festejos del “Día de la Lealtad” durante los gobiernos de Perón entre 1945 y 1957.

También se reflejaba en el diario El Litoral del 11 de marzo de 1950 que el Concejo Municipal solicitaba la colocación de un mástil de grandes dimensiones para el pabellón nacional en la plaza San Martín.

La plaza tuvo en 1949 un hecho trascendente para recordar la gravitación de Santa Fe en la historia nacional y sudamericana. Se plantó entre sus canteros un retoño del pino histórico de San Lorenzo, para recordar la primera contienda armada que diera inicio a la Guerra de la Independencia. Asimismo, en 1957, luego de la autodenominada “Revolución Libertadora” que derrocó con un golpe de Estado a Juan Domingo Perón ese año, en noviembre se realizaba en la Plaza San Martín la implantación de un retoño de la higuera de Domingo Faustino Sarmiento de su casa natal (El Litoral 13/11/1957).

Luego, entre 1963 y 1969, se realizan tareas de remodelación en el espacio verde, arreglos y modificaciones que todavía permanecen, dado que se retiraron las tipas originales cercanas al monumento, y los jacarandáes perimetrales, para ser reemplazas por otras especies arbóreas. También la dilación en los tiempos para culminar estas obras, allá a fines de los ’60, ocupó numerosas notas en medios gráficos locales.

Como dato que vincula a José de San Martín con la historia santafesina, vale decir que salvo la presencia en la batalla de San Lorenzo, el Padre de la Patria no estuvo en territorio santafesino, y no existe documentación que acredite que haya pasado por la ciudad capital. Sin embargo existe un claro antecedente que liga a San Martín con Santa Fe, y en particular con Estanislao López.

En ocasión de estar inmerso el Ejército de los Andes en la Guerra de la Independencia, San Martín recibe del gobierno centralista porteño a cargo de Pueyrredón como Director Supremo la orden de avanzar sobre Santa Fe y la Banda Oriental para deponer a Estanislao López y las intenciones autonomistas federales de los santafesinos y del propio Artigas. En ese contexto de las pretensiones de Buenos Aires de subyugar a las provincias, de agitación de inicio de la Guerra Civil Argentina, San Martín deja su frase de militar -pero estadista con convicciones republicanas- cuando en una carta escrita desde Chile a Artigas en 1819 le dice al Protector de los Pueblos Libres: “Cada gota de sangre americana que se vierte por nuestros disgustos me llega al corazón. Paisano mío, hagamos un esfuerzo, transemos todo, y dediquémonos únicamente a la destrucción de los enemigos que quieran atacar nuestra libertad. No tengo más pretensiones que la felicidad de la patria. En el momento que ésta se vea libre renunciaré el empleo que obtenga para retirarme; mi sable jamás se sacará de la vaina por opiniones políticas…”. (www.elhistoriador.com.ar)

A su vez, el mismo 13 de marzo de 1819, San Martín escribía por el mismo motivo a Estanislao López, gobernador de Santa Fe. En la carta decía para apaciguar los ánimos pensando en la libertad americana, pero sin desconocer las pretensiones porteñas: “Unámonos, paisano mío, para batir a los maturrangos que nos amenazan: divididos seremos esclavos: unidos estoy seguro que los batiremos: hagamos un esfuerzo de patriotismo, depongamos resentimientos particulares y concluyamos nuestra obra con honor. La sangre americana que se vierte es muy preciosa y debía emplearse contra los enemigos que quieren subyugarnos. El verdadero patriotismo, en mi opinión, consiste en hacer sacrificios: hagámoslos, y la patria, sin duda alguna, es libre, de lo contrario seremos amarrados al carro de la esclavitud. Mi sable jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas. (…) Transemos nuestras diferencias; unámonos para batir a los maturrangos que nos amenazan y después nos queda tiempo para concluir de cualquier modo nuestros disgustos en los términos que hallemos por convenientes sin que haya un tercero en discordia que nos esclavice”. (www.elhistoriador.com.ar)

Esa actitud de no invadir Santa Fe le valió que al regreso de la campaña libertadora que libró del yugo español a la Argentina, a Chile y Perú, San Martín fuera amenazado por el gobierno porteño de Rivadavia con ser puesto preso y juzgado por aquella “desobediencia”, que tantos otros progresistas intelectuales y militares cumplieron a sangre y fuego con cruentos asesinatos como el de Chacho Peñaloza. 

Ante esa situación, fue Estanislao López, consolidado al frente de Santa Fe y como promotor de la organización Federal de la Nación, el que le escribía a San Martín ofreciéndole la escolta de los Blandengues Santafesinos para custodiarlo, en recordación de aquel noble gesto del Santo de la Espada.

Estando San Martín en 1823 en su chacra de “Los Barriales”, ubicada a 40 kilómetros de Mendoza, recibió la visita de un enviado de López, el Capitán Manuel Guevara. Era octubre cuando por pedido del Libertador el coronel Manuel Olazábal leía en voz alta la nota. Dicen que la indignación de Olazábal iba en aumento a medida que leía las palabras de López por lo que podía ocurrirle a San Martín: “Sé de una manera positiva, por mis agentes en Buenos Aires, que la llegada de V. E. a aquella capital será mandado juzgar por el gobierno en un consejo de guerra por los oficiales generales, por haber desobedecido a sus órdenes en 1.819, haciendo la gloriosa campaña a Chile, no invadir a Santa Fe, y la expedición libertadora del Perú”. Líneas luego venía el ofrecimiento del santafesino: “Para evitar este escándalo inaudito y en manifestación de mi gratitud y del pueblo que presido, por haberse negado V. E. tan patrióticamente a concurrir a derramar sangre de hermanos con los cuerpos del ejército de Los Andes que se hallaban en la provincia de Cuyo, siento el honor de asegurar a V. E. que a su solo aviso lo esperaré con la provincia en masa en el Desmochado, para llevarlo en triunfo hasta la Plaza de la Victoria” (hoy Plaza de Mayo de Buenos Aires). A lo que agregaba: “Si V. E. no aceptase esto, fácil me será hacerlo conducir con seguridad por Entre Ríos hasta Montevideo”. (Andrés A. Roverano: San Martín y Estanislao López Sta. Fe, Separata de la Revista Universidad Nº90)

A los pocos días San Martín envió una respuesta a López, agradeciendo el aviso y ofrecimiento, pero sin aceptarlo. Al poco tiempo, según lo publicado por Catalina Pistone en el diario El Litoral el 17 de Agosto de 1995, bajo el título “El encuentro histórico de San Martín y Estanislao López”, ambos patriotas se habrían encontrado en Rosario, entre el 26 de noviembre y el 15 de diciembre de 1823. En esa ocasión López reiteró su ofrecimiento de protección, por lo que se deduce de la cita hecha de Pistone sobre un trabajo de Busaniche, donde se rescata una carta de San Martín a Tomás Guido en la que relataba: “López en el Rosario me conjuró a que no entrase en la capital argentina más aquí de don Quijote. Yo creí que era de mi honor el no retroceder y al fin esta arriesgona me salió bien, porque no se metieron con este pobre sacristán”. (José Luis Busaniche. “San Martín vivo”. Bs. As. Edit. Universitaria. 1.963)

La historia entre San Martín y Estanislao López cobra sentido al reflexionar sobre que la plaza en Santa Fe que recuerda al Libertador fue escenario, en gobiernos democráticos, y de facto, de los desfiles y homenajes al “Padre de la Patria”. A modo de ejemplo contrastante, y cuando no sólo las espadas de la Nación se mancharon de sangre por cuestiones políticas, sino que además se secuestró, se torturó, se desaparecieron personas por su actividad o pensamiento político, se apropiaron niños, en ese contexto represivo, vale recuperar la tapa del diario El Litoral, del 18 de agosto de 1977, que resumía en imágenes la distinta estatura moral y republicana de San Martín y Estanislao López por sobre los responsables de la Dictadura Cívico-Militar iniciada en marzo de 1976.

Ese ejemplar del frío invierno santafesino ponía en el cuadro superior izquierdo de la portada la foto de Videla, Galtieri y Desimoni (vicealmirante gobernador de la provincia) en el acto de homenaje a San Martín desarrollado en San Lorenzo. Al pie de la misma tapa aparecía la foto de la Plaza San Martín de Santa Fe con la movilización militar, eclesiástica y escolar, y en la página cuatro del mismo ejemplar una instantánea del “palco de honor” levantado para la ocasión que tuvo como invitados especiales al gobernador militar naval, sus ministros (como el Educación y Cultura capitán de navío Orlando René Pérez Cobo) al nobel obispo auxiliar Edgardo Gabriel Storni, junto al jefe de la Guarnición Militar y Comando de Artillería 121, coronel Juan Orlando Rolón (juzgado en Democracia por delitos de lesa humanidad, fallecido con arresto domiciliario en 2009). (El Litoral 18/5/1977)

PLAZA SAN MARTIN Acto Plaza San Martín El Litoral 17-8-1977
PLAZA SAN MARTIN - Caja Armónica
PLAZA SAN MARTIN 2021

                                                                                                                                                                                                                                                                                    

Edificios de Plaza San Martín

Uno de los edificios emblemáticos del entorno de la Plaza San Martín, por lo arquitectónico, es el correspondiente a la sede de la Jefatura Policial, y hoy del Ministerio de Seguridad de la Provincia. La fuerza del orden público fue creada en 1864, y entonces ocupó algunas sedes en la zona del barrio Sur Colonial, hasta que en 1903 se construyó contiguo al Cabildo, en la esquina de 3 de Febrero y San Martín, el edificio que conoció popularmente como “La Jirafa”, debido a su torre esbelta. Esta construcción fue al poco tiempo demolida para levantar en el lugar la actual Casa Gris, sede del Gobierno Provincial.

EDIFICIOS DE LA PLAZA SAN MARTIN JEFATURA DE POLICIA
EDIFICIOS DE LA PLAZA SAN MARTIN MINISTERIO DE SEGURIDAD 2021

Por ello, en 1922, se licitó la construcción de una nueva Jefatura policial, bajo diseño del arquitecto Juan Durand. Los trabajos se encomendaron a la empresa de José Mai. Ante distintas dificultades, recién en julio de 1927 comenzó la construcción, tarea que finalizó en octubre de 1929 cuando el edificio fue inaugurado en la esquina de 9 de Julio y Primera Junta. (Inventario del Patrimonio Histórico Arquitectónico Santafesino – UNL)

EDIFICIOS DE LA PLAZA SAN MARTIN JEFATURA POLICIA

Otra de las construcciones que hasta estos días permanece es la que se levantó especialmente destinada a los Bomberos Zapadores de la ciudad. Este organismo para atender emergencias de focos ígneos fue creado en 1910. Al año de su surgimiento, el primitivo cuartel fue ubicado en el actual predio, pero en el edificio que pertenecía a la Comisaría Segunda. Al poco tiempo la construcción se mostró inapropiada, pese a los trabajos de ampliación realizados, dado que el cuerpo de bomberos había crecido en número como en las dimensiones de los vehículos de emergencia que utilizaba.

Con todo, en 1940 la Provincia encaró la construcción de una sede específica para los Bomberos Zapadores, diseñada para atender sus necesidades operativas. El diseño quedó en manos de la Dirección de Arquitectura provincial, mientras que la licitación efectuada en 1941 fue adjudicada a la empresa local de Ángel Stamati. Durante los trabajos el cuartel funcionó en un predio ubicado en la Sociedad Rural, en Bulevar Pellegrini y Saavedra. Así, el 21 de noviembre de 1942 el nuevo cuartel quedó inaugurado oficialmente. Como lo menciona el trabajo de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UNL, “La obra se compone de planta baja y dos pisos altos organizados siguiendo un criterio de máxima funcionalidad; en planta baja, además de las cocheras y el sector de la guardia, se localizan los servicios, talleres y depósitos. Los pisos altos se destinan a oficinas y dormitorios de tropa y de oficiales” (Inventario del Patrimonio Histórico Arquitectónico Santafesino – UNL).

Ya en el Tercer Milenio, una parte de este edificio fue utilizada para la detención de procesados a la espera de juicio por delitos de Lesa Humanidad, como el ex comisario Mario Fasino, que falleció en su casa gozando del arresto domiciliario por su avanzada edad; o el depuesto juez federal, Víctor Brusa; y hasta el ex oficial de la inteligencia de la Policía santafesina Eduardo «Curro» Ramos, estuvieron presos en los altos del cuartel.

EDIFICIOS DE LA PLAZA SAN MARTIN Bomberos 1933 - El Litoral 1-1-1933
EDIFICIOS DE LA PLAZA SAN MARTIN - CUARTEL BOMBEROS AÑO 2020

Hubo frente a la Plaza San Martín, en la esquina de Primera Junta y 1° de Mayo, un edificio destacado por su arquitectura y función. El Consejo General de Educación, cuya piedra fundamental se colocó el 9 de julio de 1892 albergó en su historia también a la Escuela Normal Provincial, al Consejo de Educación, la Intervención Nacional en Santa Fe entre 1911 y 1912, el gobierno de Ignacio Crespo y hasta una parte del gobierno de Menchaca. Allí funcionó la emblemática Escuela N° 1 “Domingo Faustino Sarmiento”, hasta el día 27 de marzo de 1961, cuando se dictó el último día de clase en ese edificio, el que fue demolido en 1964 por su mal estado, cuando ya sólo funcionaba en el lugar el Ministerio de Educación de la Provincia.

EDIFICIOS DE LA PLAZA SAN MARTIN CONSEJO GENERAL DE EDUCACION Y ESCUELA SARMIENTO

Hubo frente a la Plaza San Martín, en la esquina de Primera Junta y 1° de Mayo, un edificio destacado por su arquitectura y función. El Consejo General de Educación, cuya piedra fundamental se colocó el 9 de julio de 1892 albergó en su historia también a la Escuela Normal Provincial, al Consejo de Educación, la Intervención Nacional en Santa Fe entre 1911 y 1912, el gobierno de Ignacio Crespo y hasta una parte del gobierno de Menchaca. Allí funcionó la emblemática Escuela N° 1 “Domingo Faustino Sarmiento”, hasta el día 27 de marzo de 1961, cuando se dictó el último día de clase en ese edificio, el que fue demolido en 1964 por su mal estado, cuando ya sólo funcionaba en el lugar el Ministerio de Educación de la Provincia.

En 1965 fue cuando se realizaron las obras para emplazar a la cartera educativa en las casas prefabricadas detrás de la Casa de Gobierno, las que iban a desmontarse una vez construido el edificio definitivo para Educación, y de este modo recuperar como plazoleta a la zona sur de la manzana delimitada por San Gerónimo, Amenábar, San Martín y 3 de Febrero. Lo cierto es que esta construcción, pensada como recuperable para ser utilizada en escuelas rurales, sigue en pie y es ocupada hoy por la Dirección de Vivienda y Urbanismo provincial.

Lo cierto es que para marzo de 1977 El Litoral recordaba que el espacio en la esquina de Primera Junta y 1° de Mayo todavía estaba vacío, con sólo algunos proyectos de construcción del nuevo edificio escolar. Por ese tiempo la Escuela Sarmiento funcionaba en una casa alquilada, lo que había hecho reducir la matrícula de otrora en 1.200 alumnos a sólo una cuarta parte de esa cifra. En enero de 1978 era presentado oficialmente el proyecto del nuevo edificio. Ya se pensaba entonces en albergar otras instituciones como el Instituto Superior del Magisterio, Coro de Niños, Centro Recreativo Infantil (CREI), el Taller de Educación Manual N°1 y el Centro Provincial de Tecnología Educativa y Museo Didáctico. La construcción del actual edificio comenzó finalmente en 1979 y a fines de 1980 fue terminado.

EDIFICIOS DE LA PLAZA SAN MARTIN CONSEJO GENERAL DE EDUCACIOn Y ESCUELA SARMIENTO
EDIFICIOS DE LA PLAZA SAN MARTIN ESCUELA SARMIENTO

Un dato no menor, que se suma al hecho de que la Escuela Sarmiento ocupara ambos edificios, el antiguo y el actual, es que otro organismo del Estado provincial relacionado a la educación y las ciencias de la naturaleza también lo ha hecho. Se trata del Museo Provincial de Ciencias Naturales “Florentino Ameghino”. Este museo fue creado el 15 de mayo de 1914 inicialmente como Museo Escolar “Florentino Ameghino”, durante la gobernación de Manuel Menchaca. Originalmente estuvo ubicado en el salón de actos de la Escuela Sarmiento, “…y su función era la de proveer al docente de elementos de alto valor didáctico tanto de las ramas de las ciencias naturales como de las sociales. Poseía equipos modernos de proyección luminosa, contando así con un epidiascopio y un cinematógrafo”, según lo detalla el sitio Web oficial.

EDIFICIOS DE LA PLAZA SAN MARTIN Museo Ameghino en su inauguración
EDIFICIOS DE LA PLAZA SAN MARTIN ESCUELA SARMIENTO

Vale decir que este museo pasó por varias locaciones, cuando el viejo edificio del Consejo de Educación entró en desuso y mientras se lo demolió para levantar el nuevo complejo. Así el museo Ameghino estuvo ubicado muy cerca, en Primera Junta y San Martín, donde se logró dividirlo en salas temáticas. Luego se asentó en el barrio Sur, en una vieja casona de la calle Moreno, donde hoy se levanta el nuevo edificio de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNL. En 1949 surge el Museo Provincial de Ciencias Naturales “Florentino Ameghino” con el desdoblamiento al crearse el Museo Didáctico “Rosario Vera Peñaloza”. Con el tiempo el museo retornó a la zona de su primigenio emplazamiento, frente a la Plaza San Martín, en el Complejo Educativo Sarmiento, lugar donde en 2014 celebró sus cien años de existencia. (http://www.museoameghino.gob.ar/el-museo.php)

EDIFICIOS DE LA PLAZA SAN MARTIN CONSEJO GENERAL DE EDUCACIOn Y ESCUELA SARMIENTO

                                                                                                                                                                                                                                                                                    

Patio Catedral

Como parte del crecimiento de la ciudad, de las intenciones de “trasladar” el centro de poder en la trama urbana del barrio sur hacia la Plaza San Martín, y en el marco de la creación del Obispado de Santa Fe en 1887, el entonces Obispo del Litoral, Dr. José María Gelabert, inició las gestiones para reemplazar el ya en ese momento antiguo templo de la Iglesia Matriz. Vale aclarar que inicialmente el nuevo edificio religioso debía levantarse en la misma esquina de San Jerónimo y General López, pero gracias a las acciones del gobernador Luciano Leiva, el proyecto ganador de la licitación de 1888 a cargo de Juan Bautista Arnaldi, fue trasladado en 1896 hacia el frente oeste del espacio verde, sobre calle 1° de Mayo.

PATIO CATEDRAL AÑO 2021
PATIO CATEDRAL Catedral Nueva Proyecto

Como lo relata el Inventario realizado por la Faculta de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la UNL, “…la ceremonia de colocación de la piedra fundamental se realizó el 17 de enero de 1897…”. Ya en ese año la empresa Mai inició los trabajos, pero todo se desarrolló extrema lentitud, tal vez por la magnificencia de la obra proyectada, que “…rebasaba las posibilidades de la comunidad”.

Pasaron muchos años, hasta 1930, donde los trabajos fueron detenidos totalmente. En ese punto se determinó finalizar el ala oeste del presbiterio, que finalmente daría sede y templo a la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, que actualmente funciona sobre calle 4 de Enero en el contrafrente de la Catedral Nueva. La pieza gráfica ilustra lo monumental de la obra, con una torre de 50 metros de altura, con columnas de granito.

Una vez terminado el templo de la parroquia Sagrado Corazón, el sector a medio levantar de la “Catedral que no fue”, al decir de Gustavo Víttori en “Santa Fe en clave”, vino a quedar oculto y ganado por malezas y el abandono. Ya en las postrimerías del siglo pasado, a casi cien años de la colocación de la piedra fundamental, se propuso desde el Gobierno Provincial firmar un acuerdo con el Arzobispado de Santa Fe que permitió en 1991 rescatar este espacio para todos los santafesinos como anfiteatro al aire libre. Esta adaptación corrió por parte del arquitecto Humberto Terrizano. Después, en 1999, llegaría otra etapa de abandono y ostracismo para esos muros y sus columnas imponentes, por decisión del entonces arzobispo local Edgardo Storni, que dispuso la clausura del lugar para actividades culturales y sociales hacia la comunidad, por lo que ordenó levantar un paredón que volvió a ocultar la catedral inconclusa.

PATIO CATEDRAL - Templo Sagrado Corazón
PATIO CATEDRAL Catedral Nueva Espectáculos
PATIO CATEDRAL AÑO 2021

Finalmente, bajo la intendencia de Mario Barletta, en junio de 2010, gracias a un acuerdo entre la Municipalidad de Santa Fe con la Iglesia Sagrado Corazón de Jesús, se realizaron trabajos de limpieza, parquización e iluminación del lugar. Una vez finalizadas las obras, el espacio retornó a estar abierto al público, como un nuevo paseo al mismo tiempo de recuperar su sentido histórico y cultural, sin por ello ir en detrimento del origen sacro que le dio génesis.

                                                                                                                                                                                                                                                       

El Mercado Central

Para abrevar en la historia es dable citar a Miguel Ángel Dalla Fontana, que en su trabajo “Un siglo de comercio en Santa Fe”, publicado como suplemento especial por el diario El Litoral en 2010, aborda dentro de la actividad el surgimiento en el siglo XIX de los mercados de la ciudad, sobre lo que detalla que “La ciudad contó con el primer Mercado Público desde 1866 y ocupaba un cuarto de manzana en la esquina de Salta y San Jerónimo y se completaba hasta calle Mendoza con una placita reconocida la del Mercado”. Ese espacio de comercialización de comestibles perduró por cerca de treinta años concesionado, hasta que en 1893 fue adquirido gracias a una decisión del Concejo Deliberante. La construcción no estaba en buenas condiciones, por lo que entre 1900 y 1901 se procedió a la demolición del viejo edificio para levantar uno nuevo, pero “sobre Mendoza con lo que esta vez la plazoleta quedó en la esquina sur sobre calle Salta, conocida como Blandengues o Paseo del Huerto”. (Miguel Ángel Dalla Fontana – “Un siglo de comercio en Santa Fe” – 2010).

Vale decir que ese pequeño espacio verde fue mudado a su actual emplazamiento, en Mendoza entre 25 de Mayo y Rivadavia, con el nombre del Blandengues, con una fuente y un busto de Eva Perón, cuando el “nuevo” Mercado Central fue ampliado hasta llegar a calle Salta. Este desarrollo se decidió en 1927 pero no fue hasta 1931 que se dejaron concluidas las obras. Ese espacio verde fue remodelado en varias oportunidades, 1970, 1982, 1988 y más recientemente en 2008.

En las noticias se puede rastrear el Mercado Central por ejemplo en 1915, cuando el diario Santa Fe recorría el lugar y destacaba sobre las calles lindantes que “… haría falta un barrendero permanente por exigirlo así las circunstancias…” y hasta un agente “…para regularizar el tráfico, que en determinadas horas es bastante considerable…”, y hasta en un café cercano había “… un garito bastante concurrido y que la policía conoce muy bien por varios allanamientos que allí se han hecho”. (Santa Fe 19/9/1915)

El tema de la limpieza era un tema recurrente para el relato periodístico. Así aparece en la década de 1920, donde por ejemplo se resalta en el diario Santa Fe en 1924 exponía en su páginas tabloides, hoy conservadas en la Hemeroteca de la Provincia, que la zona de la cortada Bustamante presentaba condiciones de higiene, en los baños y en la vereda deplorables. (Santa Fe 30/7/1924) Como se ve, no todo tiempo pasado fue mejor.

El Mercado Central tenía ingreso principal por calle Mendoza, entre la cortada Bustamante (ahora peatonalizada) y San Jerónimo. Por la callejuela ingresaban principalmente todos los productos. Desde antes del amanecer, primero carros tirados por caballos, y más adelante en el tiempo con las “chatitas” y camioncitos. Verduras, frutas, hortalizas, pollos, pescado, lácteos, y un sinnúmero de productos para los quehaceres cotidianos del hogar llegaban hasta el lugar para ser comercializados en los puestos. Hasta allí, como al Mercado de Abasto, llegaba el “tranvía de la carne”, que era un coche abierto con ganchos en sus laterales de donde colgaban las medias reses que venían del matadero municipal.

EL MERCADO CENTRAL viejo
EL MERCADO CENTRAL esquina Mendoza y San Jeronimo

A propósito, el Mercado Central tenía cámaras frigoríficas en su subsuelo, donde funcionó en los años ‘30 y ’40 el frigorífico municipal, donde se despostaban las medias reses traídas desde el matadero. También por esos años se regulaba el valor de los productos en venta dentro del mercado operado por el municipio. Así, por 1931, el intendente Raúl Cruz daba órdenes que el precio de la carne en sus cortes baratos se unificaran en 40 centavos (Santa Fe 22/8/1931). O por ejemplo, que en 1948 varios puestos de verduras y frutas fueran clausurados por el municipio por no respetar los precios máximos fijados. (El Litoral 24/12/1948)

Calle San Jerónimo, allá por 1924, fue objeto de obras de afirmado de la calle, que detentaba sin embargo las vías del tranvía a caballo primero y luego la de los tranways eléctricos. Estas mejoras en la calzada generaron con sus demoras varios reclamos de los comerciantes del lugar. Pero como se mencionó, a fines de la década del ’20 el Mercado Central entró en una etapa de obras de ampliación que extendieron su edificio hasta calle Salta, fagocitando bajo su estructura a la plazoleta Blandengues y la estatua de Diana Cazadora que ornamentaba el espacio verde que llevó a rebautizarla como “Nueva Plaza”. Por lo pronto, el diario El Orden destacaba en diciembre de 1929 el adelanto de las obras de ampliación, que en realidad deberían esperar para quedar concluidas. (El Orden 24/12/1929)

Llegaría 1931, cuando en julio el municipio recibía las obras terminadas de la ampliación del mercado, y de adecuación de los viejos puestos a los nuevos. Se espera para agosto retomar las actividades en los locales, mediante el pago de entonces medio millón de pesos de inversión municipal. Vale aclarar que en el contrato inicial asignado a Stamati Hnos. fue ampliado dado que se necesitaban más puestos en la nave central para la venta de carne, pescado y verduras. En el mismo lapso de 1929 a 1931 se agregaron la construcción e instalación de las cámaras frigoríficas, que antes no formaban parte de la infraestructura. Al respecto, El Litoral del 24 de julio de 1931 decía: “El Mercado Central es ahora de buen aspecto, moderno, cómodo, de mayor capacidad, higiénico, etc. No es el viejo edificio sin estética, desascado, incómodo y en ruinas, que constituía un feo lunar en nuestra urbe, culta y progresista, donde todo venía renovándose en los últimos años”, como para dar cuenta de los aires que impregnaban a la Santa Fe reflejada por el tradicional vespertino. (El Litoral 24/7/1931)

EL MERCADO CENTRAL frente al sur

Durante 1931 fueron adjudicados los puestos, en  etapa final de las obras de ampliación del mercado. Estas concesiones eran accesibles, con prioridad a los puesteros existentes, y donde se realizaban por “remate” los locales exteriores, que daban al frente en las veredas, en los que los comerciantes interesados pujaban por obtener un lugar. A su vez los puesteros estaban organizados en una asociación propia que como entidad colaboraba con la manutención y obras del mercado, más allá de pagar sus alquileres por los espacios. Por ejemplo, en 1971 se encararon obras de refacción con mejoras en la iluminación interior, arreglos en los techos. (El Litoral 18/1/1971)

Llegaría el tiempo final del Mercado Central. A la falta de mantenimiento y refacciones le siguió una suerte de “piqueta demoledora”, no sin dejar de lado que fue en una intendencia de facto, durante la Dictadura iniciada en 1976, cuando fue demolido el Mercado Central. En 1978, el gobierno municipal de facto dictaba la ordenanza 7446 que daba lugar a la demolición de edificio y la desaparición del mercado. Los cambios de formas de comercialización, el crecimiento de la ciudad hacia la periferia con zonas residenciales, la ocupación del Barrio Centro con actividades mercantiles, de servicio, de entidades, los cambios culturales de consumo, la aparición de supermercados y otras modalidades de venta de comestibles y elementos de uso cotidiano en el hogar, hicieron una amalgama que llevó a la decadencia de puestos en el Mercado Central, y su posterior cierre. El fin de la historia para ese edificio es la que siguieron muchos espacios públicos en la ciudad durante el siglo pasado.

Por su parte, El Litoral del 27 de mayo de 1978 introducía un artículo sobre el tema diciendo “Para todo ese pequeño, inquieto y activo mundo que se mueve en torno del Mercado Central de nuestra capital, la ordenanza 7446 se presenta como un fantasma descarnado y fatal. Porque ella, dictada en base a la necesidad de renovar las conidios edilicias y urbanas de la ciudad, establece que el tradicional predio comprendido entre las calles San Jerónimo, Salta, Bustamante y Mendoza tendrá otro destino, siendo el inmediato de la edificación que encierra, no otro que la clásica piqueta de demolición”. (El Litoral 27/5/1978) Más allá de lo edilicio, unas 1.200 personas vinculadas a las actividades quedaban sin trabajo. Se especulaba con los costos de recuperar el edificio para otros fines, para evitar su demolición, pero no es ajeno que este tipo de decisiones se hayan tomado en tiempos de gobiernos no democráticos, con personas al frente de los destinos de la ciudad que no eran ni siquiera santafesinos.

Unos meses después bajo el título “El viejo  Mercado Central y un ambicioso proyecto” se exponía en el mismo vespertino que la municipalidad de ese momento “…está considerando proyecto para reemplazar el actual Mercado Central (…) por un edificio dotado de los adelantos modernos no sólo para desarrollar las actividades comerciales de la índole actual, sino que también se contemplaría la posibilidad de construir cocheras para el estacionamiento de automóviles y levantar torres destinadas a viviendas u oficinas”. (El Litoral 13/6/1978). Por su parte, desde el medio, y otros sectores, ante la inminente demolición se indicaba la conformación de un “pulmón” urbano para el lugar. Por lo pronto el anuncio del proyecto en 1978 no se llevó adelante y sólo apareció como una medida para acallar las voces discordantes con la demolición. Finalmente, en marzo de 1980, y luego de estar desocupado de puesteros y abandonado por cerca de seis meses, el viejo Mercado Central, pereció bajo la piqueta demoledora sin oportunidades de ser reciclado como un edificio que formó parte durante 70 años del paisaje urbano del centro santafesino.

Acaso como un intento de auto legitimación de un gobierno municipal no elegido por el voto popular, y para dejar su marca en la ciudad, el entonces intendente Coronel Coquet impuso en nombre de “Plaza del Soldado”. Así lo analizan Luciano Alonso y Julieta Citroni, miembros de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral, en un trabajo publicado en 2008 sobre las intervenciones urbanas entre 1976 y 1983. Así destacan con relación al lugar que “Por lo mismo, y a pesar de haber sido denominada Soldado Argentino en recuerdo de las luchas independentistas (Ordenanza 7918/80), se vinculó fuertemente esta construcción imaginaria con la retórica autojustificatoria de la dictadura, en un intento de recuperar su imaginario legitimador. Así, se justificó la decisión en tanto ‘amalgama al ciudadano armado por la Nación para la defensa de su independencia, soberanía y paz interior; y más recientemente, en su lucha contra la subversión apátrida que ensangrentara nuestro suelo’, constituyéndola en el homenaje que Santa Fe le debía ‘al hijo guerrero de la patria’, en un deseo de ‘que nuestra juventud al contemplar tu nombre, encuentre las raíces más profundas de nuestra nacionalidad y las bases más firmes del futuro nacional’ (discurso del coronel Coquet en el acto inaugural de la plaza el 10 de diciembre de 1980). Poco tiempo después, otro lugar de memoria de contenido militar sería instalado también en conmemoración de las guerras de independencia, y allí donde se detenía la mirada del visitante. Ubicado en una plazoleta sobre una de las avenidas de acceso a la ciudad y de cara al puerto, constaba de un monumento —un enorme pedestal adoquinado sobre el cual se emplazaron dos cañones y un mástil— a las baterías de artillería instaladas en aquel período. De esta forma, la administración dictatorial asentó dos grandes lugares de connotaciones castrenses en el eje céntrico santafesino que operaron como marcas territoriales, imponiendo su presencia y sus significaciones a los espacios públicos”. (“Intervenciones en la zona céntrica santafesina en época de dictadura: interacciones y conflictos” – 2008 – Luciano Alonso y Julieta Citroni – UNL – FHUC)

Plaza del Soldado AYER
Plaza del Soldado HOY

El tiempo de Democracia, el surgimiento de los organismos de los Derechos Humanos, y en épocas más recientes, la revalorización de los excombatientes de la Guerra de Malvinas, traerían a la Plaza del Soldado una nueva y renovada significación, opuesta a la original intención del ilegítimo gobierno que demolió el mercado y puso sus símbolos castrenses en medio de la ciudad. Dentro de lo reciente vendrían a la plaza los vendedores ambulantes instalados sobre la calle San Jerónimo, hasta que en 2005, ante la protesta de los comerciantes cercanos por la venta de productos en de manera informal y sin control, los puestos fueron trasladados primeramente en 2005 a la Plaza Alberdi, y luego en 2007 a un inmueble alquilado por el municipio en Rivadavia al 2700, donde los ambulantes pasaron a radicarse con sus puestos de venta.

Escaparates del recuerdo

Ver lo que ya no está es un ejercicio del recuerdo. Por ello, “ver” el Mercado Central con todo su variado entorno, es una acción que deviene del viaje al pasado. En ese recorrido, por el camino de la memoria, Eduardo Bernardi puede ser el “guía”, y en su pluma imaginar con sus palabras aquel Mercado Central: “En esos locales había de todo: por calle Salta una semillería y venta de plantas de adornos y frutales; en la esquina el bar lácteo La Técnica; por calle San Jerónimo la fábrica de pastas frescas de Rampazzo Hnos., una peluquería para hombres, la pizzería Tuñín… por calle Mendoza el almacén de los hermanos Carrasco, por la cortada Bustamante los varios locales de venta de bebidas alcohólicas por copas que tanto consumían los changarines que en él tenían seguro trabajo”.

Ya dentro del mercado, el tour de la memoria continúa: “Y, en su interior, en los costados y numerosos puestos de verduras y frutas prolijamente presentados en el lado este y, en el oeste, las pescaderías de Bruno y Espósito, las varias pollerías, con sus jaulas de pollos y gallinas vivos de los que el cliente elegía su presa que en el acto mataban y desplumaban –sumergiéndolas en grandes ollas con agua hirviendo que siempre bullía-, destripaban y se la entregaban con las patas, cogote, cabeza y vísceras incluidas. En el centro, separado por un amplio espacio de circulación, los puestos de carne vacuna (entre ellos, Correnti, Piga, etc.), lo que expendían carne ‘Kosher’ para la colectividad judía, de Abraham Zehndel, la chanchería de don Aldo Merlasino, la choricería de Ubiergo Hnos., la fiambrería de Isaac y Bebe Matlin, con un extraordinario surtido de conservas y fiambres importados. En él yo compraba los exquisitos y exóticos arenques ahumados –los rollmopps que, aderezados con aceite de oliva y un toque de ajo finamente picado, era un bocado digno del más exigente gourmet o buongustaio, acompañados de una cerveza bien helada…- a precios accesibles, hoy casi desaparecidos y a un precio inalcanzable si se los halla”.

El mercado era, como a la usanza del Tercer Milenio, un Centro Comercial, pero diversificado. Bernardi completa su descripción al recordar que “Nada faltaba en él, hasta los baños públicos para el personal y la clientela. Todo bajo la atenta, severa y diligente mirada del Comisario del mercado al que nada se escapaba: orden, limpieza, urbanidad, multando a quien incurría en estas infracciones o llamándole seriamente la atención”.

El recorrido por el derredor del lugar daba a una serie de comercios anexos a la actividad y movimiento que generaba el mercado. Todo tipo de locales, pero en especial bares y cafés, comercios gastronómicos (y de venta de bebidas alcohólicas) enmarcaban la reducida manzana del mercado. Al respecto, “El Bachiller”, cuando todavía el Mercado Central estaba en pié, recordaba puntualmente una de aquellas fondas lindantes. Juan Fernández y González decía que cuando se cerró el Mercado Norte (en San Martín al 2900) debieron trasladarse hacia otro reducto, “La Pequeña Bolsa”, que “…era un lugar de reunión de los más extraordinarios ejemplares de la ciudadanía santafesina: políticos, funcionarios públicos, periodistas, carniceros y cocheros. Y de esa runfla inevitable a la que las crónicas policiales acostumbraban llamar ‘gente de mal vivir’ (Y la que ejerciendo la punga, disfrutaba de un buen vivir…) Era un café con fama bien adquirida. Que expendía toda suerte de bebidas, incluida una que llegó a ser prohibida por las autoridades sanitarias, considerándola un terrible tóxico: el ajenjo. Cuando salió la prohibición se la tomaba de contrabando. El barman escondía la botella de ajenjo debajo del mostrador, el parroquiano se acercaba y pedía a media voz: ‘Un veneno, patrón…’”. Era antes de que se mudara en 1931 la placita Blandengues, donde paraban los coches de plaza, y donde se conseguían los churros de dos Salvador Vasallo “que se cortaban con tijera…” (Juan Fernández y González “Aquellos Mercados”, “Historias de mi ciudad” – 1951)

                                                                                                                                                                                                                                                       

El viejo Mercado Norte

MERCADO NORTE CALLE SAN MARTIN

Junto con los mercados Sur (4 de Enero y General López) y Central (Mendoza y San Jerónimo), el Mercado Norte, originalmente ubicado en San Martín entre Crespo e Irigoyen Freyre (antes Humberto Primo), donde hoy existe un hotel, eran los lugares de aprovisionamiento para las familias. Creado en 1896, este espacio de comercialización de alimentos ocupaba un terreno que tenía salida por calle 25 de Mayo, con su frente sobre San Martín. El portal sobre esta calle daba acceso a un callejón central, con dos naves techadas a ambos costados, pero sin paredes, una especie de techos para cobijar a los puestos de verduras, frutas, carnes, y otros elementos necesarios para la vida de entonces, carbón, keroseno, velas, fósforos, azúcar, yerba.

Tenía unas veredas perimetrales contiguas a los puestos, donde algunos colgaban del alero del techo una tela para atemperar el calor y resplandor santafesinos. Durante muchos años fue el lugar necesario para la compra a mejor precio, siempre con dependencia de la Municipalidad que regenteaba el espacio y asignaba en consignación los puestos. Para los vecinos cercanos al puerto, allá en la década de 1910, se presentaba como el sitio ideal para obtener las provisiones, en tanto el Mercado Central quedaba un poco más lejos. Además, tenía una entrada de vías del tranvía que circulaba por calle 25 de Mayo, por lo que es de imaginar que también aquí entraba el “vagón de medias reses”, aquel abierto con ganchos que venía desde el Matadero Municipal.

Su actividad comercial se mantuvo hasta la década del ’20, cuando por 1927 se inician las gestiones para su traslado a un edificio especialmente a construir en Urquiza y Santiago del Estero, en barrio Constituyentes. En ese momento quedaban unos doce puesteros en la otrora ubicación de calle San Martín. Esa decisión trajo aparejada varias críticas en el denominado entonces “Barrio Norte” de la ciudad.

Daban cuenta de ello los diarios, en particular El Orden de julio de 1931 cuando mencionaba que “El cierre del Mercado Norte, ha traído como consecuencia, independientemente de la incomodidad para aprovisionarse de substancias alimenticias diversas el establecimiento de pequeños mercados cerca de lo que fuera antes el radio de su influencia, vale decir, que dos o tres de esas casas con la exclusividad que esa condición supone, imponen los precios que les acomoda, desde que no existe competencia racional, y como consecuencia, el abaratamiento de las substancias que se expenden”. Vale decir que en los mercados municipales, el Estado local consignaba los puestos, pero a su vez imponía un control de precios a los puesteros, con sanciones por sobreprecios especulativos, cuestión que no se podía regular con los comercios particulares. En esa ocasión el diario mencionado hablaba a su vez del estado “…el pobre mercado abandonado, sucio, mugriento, destruido en sus instalaciones y construcciones y llenos de yuyos”. (El Orden 16/7/1930). Al año calificaban al predio como un baldío “…que bien pronto fue depósito de basuras, refugio de vagos durante las horas de la siesta, semillero en fin de toda clase de motivos de censura para la Municipalidad”. (El Orden 17/1/1931)

MERCADO NORTE - EL ORDEN 17-1-31

Este tipo de reclamos de los vecinos, y su repercusión en los medios, eran reiterados hasta bien adentrados incluso los años ‘40. Inicialmente se pensó levantar en el terreno el edificio para el Concejo Deliberante, pero esa idea no prosperó. Más luego, pro ordenanza en 1930, se dieron intentos de rematar el predio para dar lugar a su ocupación, a la par obtener fondos. Incluso fue puesto como garantía de un empréstito tomado en 1931 por el municipio. Vale decir que esta alternativa de venta del terreno se postergó por muchos años. En 1942 se intentó venderlo de esta forma, mientras permanecía como un baldío a pocas cuadras del moderno hotel Ritz. En esa oportunidad los ediles opositores se resistieron a la venta por el bajo valor de tasación que correspondía a 1930, pero finalmente la iniciativa del Ejecutivo de rematarlo se aprobó por la mayoría oficialista.

MERCADO NORTE - EL ORDEN 2-7-31

No obstante, habrían de pasar varios años más hasta su efectiva venta. En 1959 El Litoral planteaba en su editorial sobre el destino público que debía tener el espacio dejado por el Mercado Norte de calle San Martín, como una plaza a modo de “pulmón verde”, y que por ello debía suspenderse el remate propuesto por el Municipio. (El Litoral 2/8/1959)

Finalmente, el terreno fiscal fue rematado y en el lugar se levantó el actual hotel Hostal Santa Fe de la Vera Cruz, con ingreso a su estacionamiento por 25 de Mayo y hall principal de acceso de pasajeros por calle San Martín.

                                                                                                                                                                                                                                                       

EL RITZ - Ritz Hotel

El Ritz

El 9 de diciembre de 1928, antes de la gran Depresión con sus consecuencias en la economía santafesina, se inauguraba el Hotel Ritz. Ubicado en San Martín al 2700, con salida por calle 25 de Mayo en el contra frente, el edificio fue una obra del Ing. Juan Carlos Ariotti. El propietario de este emprendimiento, inédito para la época en la ciudad, era Carlos Iturraspe. Tiene subsuelo, planta baja y cinco pisos. Además, poseía su ingreso principal por calle San Martín, donde además de la recepción estaba un amplio espacio, comedor y cocina. Además, en el sexto piso se encontraba el salón de fiesta, tan frecuentado para casamientos y cumpleaños de las clases burguesas comerciales santafesinas, amén de los bailes y encuentros de beneficencias de entidades integradas por el mismo sector social.

Durante 42 años, hasta inicio de los ’70, el Ritz, apellido del empresario hotelero suizo César Ritz nacido en 1850, fue el lugar donde además se alojaban ilustres visitantes de la ciudad, tanto políticos como artistas. Luego de su cierre como hotel, hubo un intento en 1971 de conformar un consorcio local para retomar las actividades, pero ante la imposibilidad de conseguir los fondos necesarios mediante créditos, en septiembre de 1972 comenzó la remodelación de las plantas inferiores, especialmente el hall, para el funcionamiento del entonces Banco de Intercambio Regional, y ya en los ochenta fue adquirido por el City Bank. Más cerca en la historia, el lugar quedó abandonado, y en fines del Siglo XX, en 1993, el empresario local Elvio Ferrato, lo adquirió en 1988. (Inventario: 200 obras del Patrimonio Arquitectónico de Santa Fe – U.N.L. – F.A.D.U. – Colegio de Arquitectos de Santa Fe – Fundación Centro Comercial. Santa Fe, 1993)

Después, en 1993, mediante un emprendimiento comercial no vinculado a los propietarios, reabrió sus puertas, devenido en el primer “shopping” de la ciudad, hasta que en 1995 esta iniciativa quedó trunca. En una nota de Monica Ritacca en El Litoral de mayo de 2009 la periodista mencionaba: “En abril de 1993 se inauguró el primer shopping santafesino: el Plaza Ritz. Tenía 42 locales comerciales y su apertura significó una transformación en Santa Fe, entre otros motivos porque en él se montó la primera escalera mecánica de la ciudad”. (El Litoral 9/5/2009)

A fines de 2011, y dada la abultada deuda acumulada por el  inmueble para con el fisco municipal, superior a los tres millones de pesos, se tramitaba una decisión de la justicia para proceder al remate de la propiedad, cuestión que hasta fines de 2013 permanece sin cambios, aunque desde enero del mismo año aparece publicado a la venta en un sitio web de Buenos Aires con un valor de diez millones de dólares. (http://argentina.inmobiliaria.com/hotel-en-santa-fe-capital-F927616)

De aquel esplendor de antaño, de ser uno de los primeros edificios de altura de la ciudad, en la segunda década del Tercer Milenio sólo quedan las paredes y el recuerdo, mientras sigue abandonado y sin miras de ser reciclado para no perder su estatus de construcción integrante del Patrimonio Arquitectónico de Santa Fe.

EL RITZ - Ritz Hotel al fondo, vista de calle San Martín y Vera

                                                                                                                                                                                                                                                       

Escuelas del Centro

El Barrio del Centro, como primera área de expansión de la trama urbana, tuvo asimismo el desarrollo de las primeras escuelas fuera del casco colonial. Expresión de los primeros pasos de la transformación, las antiguas escuelas se entremezclan con la fisonomía cosmopolita de la zona. Si bien existen más de una escuela religiosa privada, el salto cualitativo en términos de la historia de la ciudad en la búsqueda de la Modernidad lo evidencia primero el Colegio Nacional y luego la Escuela Comercial. Incluso, desde lo arquitectónico, las marcas dejadas en el paisaje urbano perduran, cada una con un estilo atinente a su tiempo de construcción. Escuelas públicas, laicas, gratuitas, desde dónde se gestó la ilustración y movilidad social ascendente para la incipiente nueva clase media.

ESCUELAS DEL CENTRO - COLEGIO NACIONAL

Y no era una necesidad menor, debido a que la única oferta de Educación Secundaria, o Media, para los jóvenes estaba dada por la Escuela de los Jesuitas (Colegio Inmaculada). Los datos rescatados por Felipe Cervera en su trabajo “La Modernidad en la ciudad de Santa Fe”, ilustran que en el censo municipal de 1907 había 10.218 niños de entre 6 y 14 años en edad escolar, de los cuales un 43% no concurría a las escuelas. Asimismo, de los guarismos de 1907 se desprende que unos 2.104 adolescentes podían aspirar a continuar su educación media. Frente a esa necesidad contrastaba que la ciudad, hasta 1906, sólo tenía como posibilidad de formación secundaria al Colegio Inmaculada, con menos de 400 bancas disponibles.

Para 1912, con ya las escuelas públicas medias instaladas, no llegaban a dos de cada cien santafesinos los que cursaban estudios secundarios. Según el Censo Educativo de la ciudad en 1912, había 797 alumnos secundarios, 347 del Colegio Inmaculada y 450 entre las escuelas públicas existentes, a saber 141 en el Nacional, 150 en el Industrial, 62 en el Comercial y 97 en la Normal. Lo relevante es que para 1925, trece años después, el número de alumnos secundarios santafesinos había trepado a 1178 (todavía retrasado), pero donde el Colegio Inmaculada conversaba su matrícula cercana a los 350 alumnos (344), mientras que el resto era de las escuelas públicas: Nacional 313 – Industrial 195 – Comercial 99 – Normal 227). (Cuadro N°58 – Alumnos en Escuela Media – “La Modernidad en la ciudad de Santa 

Surge a todas luces el Colegio Nacional Simón de Iriondo como el más destacado de esta fisonomía entremezclada de presencia edilicia urbana, de proyecto educativo y político de la Modernidad. Con la gravitación de Manuel Menchaca, y el grupo masón estructurado sobre las nuevas ideas entre los que se destacaba Luis Bonaparte, germina el impulso para crear un colegio para todos, es decir, para todos aquellos jóvenes egresados de la escuela primaria que no tenían dinero para pagar las cuotas de los colegios privados religiosos existentes, o que no optaban por la Educación Técnica que ya propugnaba la Escuela Industrial Provincial, embrión de la hoy centenaria Escuela Industrial Superior. Con la movilización y apoyo del Centro Liberal “Bernardino Rivadavia” y la Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos, en 1895 se realiza un manifiesto al que se adhiere con firmas para crear ese ansiado colegio sin distinciones de credos ni de poder adquisitivo o estatus social. Pero pasarían varios años hasta que en mayo de 1906, con una matrícula inicial de 75 alumnos (45 varones y seis niñas), comenzaron las clases en la casa/chalet del Eugenio Alemán, en la esquina de Tucumán y Urquiza, construcción demolida en los ’70. En 1907 egresaron los primeros siete bachilleres: Alcides Greca, Gustavo Montyn, Federico Montyn, Luis Niklison, Alcides Ramos, Alberto Yost y Francisco Zuviría. Al poco tiempo de su creación, dado el crecimiento de la cantidad de estudiantes, la entidad fue trasladada, primero a calle 25 de Mayo 2379; luego a San Martín 1828 y después a la misma arteria pero 1841, un edificio que era propiedad del Dr. Rodolfo Freyre, mencionado en el libro “Memorias” de la desaparecida profesora de la entidad, Natalina Miotti. Ya en 1913 contaba con 207 alumnos, en tanto se inscribían al ciclo lectivo de 1914 casi doscientos educandos. (Santa Fe 6/9/1913)

Tiempo después, el 30 de abril de 1915, se colocaba la piedra fundamental del edificio actual, emplazado en calle Mendoza, entre Urquiza y 4 de Enero. Ese predio era en tiempos de la colonia ocupado por la capilla de San Antonio, que tuvo a su vez el cementerio anexo. Finalmente, la obra se concluyó en 1927, con muchos avatares en su construcción dados problemas presupuestarios y numerosas gestiones de los gobiernos provinciales ante la Nación para obtener fondos. Hasta los estudiantes hicieron lo suyo, desde el centro que los nucleaba y representaba, con una misiva enviada en 1921 al ministro de Instrucción Pública de la Nación, y al propio gobernador Enrique Mosca, donde mencionaban “La construcción del edificio para el Colegio Nacional, proyectada desde hace tiempo, será para Santa Fe el complemento necesario para el triunfo definitivo del Instituto, que con sus quinientos alumnos y su excelente orientación está realizando una intensiva y patriótica labor cultural”. (Santa Fe 22/3/1921) 

Puede visualizarse el compromiso de los estudiantes por poseer un edificio propio, militancia estudiantil que marcaría al Colegio Nacional con un sello propio y distintivo hasta llegar a los infaustos tiempos de la Dictadura Cívico-Militar iniciada en 1976. Pero antecedentes hubo, como por ejemplo en 1930 cuando la policía, a pedido de las autoridades escolares del momento, hicieron un requisa en las aulas y llevaron detenidos a alumnos que se manifestaban en una “huelga escolar” por cuestionamientos hacia el vicerrector que transformó la movilización estudiantil en una presunta actitud delictiva. (El Orden 13/5/1930)

ESCUELAS DEL CENTRO - PARROQUIA SAN ANTONIO EN TERRENO ESC NACIONAL
ESCUELAS DEL CENTRO - COLEGIO NACIONAL
ESCUELAS DEL CENTRO - ALUMNOS DEL COLEGIO NACIONAL

 

Pero no fue hasta 1934 que la entidad tuvo el nombre de Simón de Iriondo. Vale mencionar que Iriondo fue hijo de Urbano de Iriondo y nieto del primer gobernador federal santafesino Francisco Candioti. Como opositor a Bartolomé Mitre fue electo diputado provincial y encabezó el grupo federal, que si bien inicialmente confortó políticamente en lo local con Nicaso Oroño, luego junto a Mariano Cabal accedió como ministro de su gobierno, y desde allí hasta llegar a la gobernación de la provincia con el Partido Autonomista. Ambos, Cabal e Iriondo, aunque luego enfrentados partidariamente, continuaron las políticas de Oroño, de apoyo a las colonias de inmigrantes y de educación pública, con un sesgo de protección de la población nativa. Fundó las colonias de Sunchales y Santo Tomé, y fue gobernador en dos períodos iniciados en 1871 y 1878. Entre otras acciones de gobierno de Iriondo se cuenta la creación del Banco de la Provincia de Santa Fe, la promoción de obras de infraestructura como puentes y la primera red de cloacas de Rosario, entre muchas otras obras públicas. También fijó definitivamente los límites con la provincia de Buenos Aires y con Córdoba.

Antes de ser gobernador por segunda vez fue ministro del Interior del presidente Nicolás Avellaneda. Entre otras acciones en el orden nacional se destaca que Iriondo organizó el Territorio Nacional del Chaco, creó el departamento nacional de ingenieros, fundó la dirección de Correos y Telégrafos, e hizo aprobar una modificación a la ley de colonias y de inmigración. En Santa Fe fundó la Sociedad del Ferrocarril Provincial Oeste Santafesino y apoyó la instalación de nuevas colonias de inmigrantes, junto con la venta de tierras a argentinos nativos, no organizados como colonias. Finalmente, falleció en Buenos Aires en noviembre de 1883.

ESCUELAS DEL CENTRO - Colegio Nacional en los 70

Sobre la escuela en cuestión vale decir que en su crecimiento completó la ocupación prácticamente de toda la manzana en 1978, cuando se expropiaron los terrenos lindantes con calle Salta, con salida también a 4 de Enero y a Urquiza, para construir allí el área de deportes.

En el predio no sólo funciona el Colegio Simón de Iriondo sino además otras entidades educativas, en distintos horarios, entre los que se destaca el la Escuela de Enseñanza Media 441 “Dr. Victoriano Montes”, ex Liceo de Señoritas. Era 1935 cuando el Colegio Nacional dejó de ser mixto y por la tarde comenzó a tener una «sección femenina». El 28 de diciembre del mismo año, se creó entonces el Liceo Nacional de Señoritas. Muchos años después, en 1968, la Nación asignó al colegio el nombre de Liceo “Dr. Victoriano Montes”, para recordar a este uruguayo nacido en 1855 que aportó en su actividad política al sistema educativo público argentino.

ESCUELAS DEL CENTRO - CENTENARIO COLEGIO NACIONAL 1968
ESCUELAS DEL CENTRO - COLEGIO NACIONAL

El Comercial

La otra escuela media pública, laica y gratuita, impulsada también por la sociedad santafesina relacionada a los inmigrantes y el sector vinculado al comercio y el puerto, fue el Colegio Comercial. La tradicional Escuela Normal Superior y Superior de Comercio “Domingo Guzmán Silva” fue un hito más del signo de progreso y Modernidad buscado por esos sectores más dinámicos de la ciudad. En ese marco de fines del siglo XIX, como lo señala la escuela en su sitio Web “Se destaca la figura estelar de don Domingo Silva, como periodista, educador, político, escritor y hombre de múltiples facetas, especialmente en el mundo de la cultura. Lucha por la creación de ‘escuelas talleres’, implantando una pedagogía activa orientada a introducir la experiencia práctica y que responda a las nuevas exigencias industriales y comerciales que el país necesitaba para entrar definitivamente en el progreso. Cuando es nombrado Director General de Escuelas y preside el Consejo de Educación, no duda un instante en llevar adelante el proyecto de creación de una Escuela de Comercio, para lo que solicita el apoyo y la colaboración de sus amigos, entre los cuales llama a Amadeo Ramírez, joven educador, oriundo de Coronda, que cuenta con veinticuatro años de edad y con gran optimismo y pujanza”.

ESCUELAS DEL CENTRO - Chalet donde funcionó el Comercial - Diario El Orden 15-1-1936

Llegó entonces el 28 de diciembre de 1889 cuando como resultado de esa movilización y gestiones el gobierno de Santa Fe creó la Escuela Superior de Comercio. Fue su primer rector Amadeo Ramírez, quien tuvo a su cargo la puesta en marcha del  Plan de Estudios y nombramiento del cuerpo docente. Como dato histórico de los lugares ocupados se puede decir que el 7 de marzo de 1900 comenzó a funcionar con 20 alumnos, en un predio ubicado en predio de 9 de julio 1557.

Egresan en 1901 la primera promoción de Idóneos de Comercio, y en 1902 se crea la Carrera de Peritos Mercantiles con cuatro años de duración, que en 1906 tiene su primera promoción, cuando también se propone el plan de estudios de Tenedores de Libros, de tres años de cursado. Para 1907 la escuela pasa a depender del Ministerio de Instrucción Pública de la Provincia y en 1913 se decide el ingreso también de mujeres, por lo que el colegio pasa a ser mixto. Como antecedente surge que en 1915 se crea el concurso de contadores por iniciativa del Sr. Zenón Ramírez, otorgándose el título de Contador Público. En ese primer lapso, siempre en los primeros años del siglo pasado, también funcionó en un local de San Martín, entre Moreno y Corrientes.

ESCUELAS DEL CENTRO - Peritos Mercantiles de 1915
ESCUELAS DEL CENTRO - Colegio de Comercio en obra - EO 1-7-1947
ESCUELAS DEL CENTRO - Colegio de Comercio en los 70

El diario Santa Fe del miércoles 31 de enero de 1912 promocionaba la flamante escuela y arengaba desde sus páginas al decir “Los padres que deseen proporcionar a sus hijos una carrera de verdadero porvenir, deben hacerlos ingresa a la Escuela Superior de Comercio de Santa Fe, de donde han salido jóvenes con una preparación sólida que los ha acreditado para ocupar puestos importantes en el comercio de la Provincia”. (Santa Fe 31/1/1912

En 1926 la escuela funciona en el chalet de la Familia Aleman, sito en Tucumán y Urquiza. Casi una década después, en 1935 se brinda el Curso Nocturno para Obreros y el 7 de diciembre se transfiere el establecimiento a la Jurisdicción Nacional. Al año siguiente, la Nación autoriza la cesión de dos lotes ubicados en calle Vera y 4 de Enero, para el emplazamiento del edificio definitivo a la Escuela de Comercio, pero pasaron varios años hasta que en 1942, cuando por arduas gestiones de la cooperadora, se comenzaron las obras, que para 1945 estaban paralizadas, aunque sin embargo finalizaron para el cincuentenario del establecimiento en 1950.

Vale decir que el Comercial logró recién en 1935 su nacionalización, con intervenciones de las fuerzas vivas santafesinas y de Don Raúl Emilio Aguirre y del entonces representante del Gobierno Nacional en materia educativa, Profesor Juan Mantovani. Inicialmente los egresados eran solo dependientes idóneos de comercio, pero luego surgieron las carreras de tenedores de libros, peritos mercantiles y contadores públicos, más un curso nocturno.

Hasta 1949 el Comercial fue mixto, cuando se dispone la separación de la escuela por sexo. Así la de varones sigue bajo el nombre “Domingo Silva”, y la de las mujeres pasa a llamarse “Juana del Pino de Rivadavia”, aunque en un tiempo, antes de 1955 se la llamó “Eva Perón”.

Cabe decir que en los sesenta el medio centenar de alumnas asistían a un edificio en ruinoso estado ubicado en calle San Martín al 1800 donde viviera el gobernador José Gálvez. Por ese entonces la comunidad educativa del Comercial de Mujeres pedía funcionar por la tarde en el nuevo edificio de 4 de Enero y Vera, hecho que se consumó en 1966. (El Litoral 13-6-1961 – 16-10-1965 – 26-2-1966) Por otro lado, en 1960, con la creación de la Facultad de Ciencias Económicas bajo la órbita de la Universidad Nacional del Litoral, la carrera de contadores deja de cursarse en la Escuela y pierde su Nivel Superior.

 Ya en la última etapa, en 1986, comenzó a funcionar el Nivel Superior con las Carreras del Profesorado en Informática y Administración, de Técnico Superior en Administración de Empresas, de Analista Programador y de Analista en Sistemas de Computación. Asimismo, se crearon dos anexos, uno en Recreo y el otro en Santo Tomé, para dar una respuesta más cercana a la demanda educativa. Como dato final se menciona que en 1994 el Comercial, pasa nuevamente a depender de la Jurisdicción Provincial.  (http://ens46.sfe.infd.edu.ar/sitio/index.cgi?wid_seccion=1&wid_item=60)

ESCUELAS DEL CENTRO - ESCUELA COMERCIAL 2020

Escuela religiosa y la de los italianos

Por un lado, una de las entidades educativas de la ciudad ligadas geográficamente al Barrio Centro es el Colegio “Nuestra Señora del Huerto”. Como lo refiere el ya citado trabajo de la Facultad de Arquitectura, Vivienda y Urbanismo de la UNL, en 1863 llegan a Santa Fe una congregación de monjas genovesas para fundar un colegio para niñas, el que se instala en un edificio en San Jerónimo y Santiago del Estero (hoy Lisandro de la Torre), “…donde funcionara desde 1833 una casa de ejercicios espirituales”, espacio que fuera donado por el Brigadier López a la congragación jesuita. Luego, en 1887, Monseñor Seguí dona un lote lindero donde comienza a levantarse el nuevo edificio escolar, y años después la capilla. Hoy el colegio ocupa un cuarto de manzana y tiene su ingreso principal por San Jerónimo, mientras que por Lisandro de la Torre se accede al gimnasio. Con el tiempo el edificio, con un patio central, fue ampliado con una planta alta, pero sin modifica la estructura de la planta baja original. Se destaca del conjunto la capilla que da también a San Jerónimo, pero más cerca de la esquina con Salta, diseño del arquitecto Juan Bautista Arnaldi, y que se vincula internamente con el colegio por intermedio de la sacristía. El colegio posee actualmente una oferta educativa que abarca los tres niveles, Inicial, Primario y Secundario.

ESCUELAS DEL CENTRO - Colegio el Huerto

La otra entidad educativa, ubicada en el límite este del definido Barrio Centro, es el colegio “Dante Alighieri”. Surgida de la “Sociedad de Mutuo Soccorso Unione e Benevolenza”, que fue fundada por inmigrantes italianos el 28 de setiembre de 1873, con el objetivo principal de brindar asistencia médica, farmacéutica, económica y social a los peninsulares que arribaban a Santa Fe. Como función educativa, en sus primeros años, la “Unión y Benevolenza”, como se la conocía, comenzó por enseñar a los inmigrantes italianos y sus hijos el idioma español. Preocupados por la integración y el crecimiento de la colectividad, los italianos tomaron al tema educativo como uno de sus puntos prioritarios. Así surgió en 1904 la Escuela de Diseño. “Esta Escuela funcionó durante más de 70 años –mencionan en el sitio Web de “la Dante”– hasta 1978; por ella pasaron una gran cantidad de alumnos y otorgó grandes satisfacciones a la Sociedad…”.

ESCUELAS DEL CENTRO - Esc Dante Aliguieri - Union y Benevolenza
ESCUELAS DEL CENTRO - Esc Diseño - Union y Benevolenza - 1925
ESCUELAS DEL CENTRO - Esc Dante Aliguieri - alumnos 1939
ESCUELAS DEL CENTRO - Esc Dante Aliguieri - 4 de enero

Luego, en abril de 1911, constituyeron el “Comitato Dante Alighieri” que buscó la difusión de la lengua y cultura de Italia en la Argentina. “En razón de que dicho Comitato no tenía una Sede Social propia, y considerando que al igual que la Unione e Benevolenza, trabajaban por el bien de la colectividad italiana en Argentina, sus clases se dictaban en la sede de esta última. Comenzó, de este modo, una estrecha relación entre ambas entidades. En 1929 el Circolo Napolitano de la ciudad de Santa Fe, que poseía una sede social en calle 4 de Enero 2044, se disolvió y resolvió donar sus instalaciones al Comitato Dante Alighieri. Esta donación posibilitó que el Comitato se trasladara a su nueva sede social”.

            Ya en mitad del siglo pasado, dadas ciertas dificultades económicas, ambas entidades el Comitato Dante Alighieri y la Sociedad de Mutuo Soccorso Unione e Benevolenza se fusionan en 1946 para formar la actual Asociación Mutual “Unión y Benevolencia Dante Alighieri”. Con el mismo objetivo de sus antepasados, la nueva entidad propició la conservación de la cultura y el idioma del Dante, aunque avatares económicos dificultaron el sostenimiento y continuidad de varios proyectos.

Este camino es el que lleva a 1983, cuando se crea la Escuela Primaria Nº 1259 “Dante Aliguieri”, que luego de muchas gestiones logró ser incorporada a la enseñanza oficial. “La creación de esta Escuela, que también incluyó al Nivel Inicial con Salas de 4 y 5 años, se convirtió en un hito dentro de la historia institucional; fue a partir de entonces que comenzó una etapa de crecimiento e inmersión en la sociedad santafesina como nunca había sucedido en más de 100 años de vida. Este crecimiento hizo posible que en 1992 se inaugure la Escuela de Nivel Medio Nº 3083 “DANTE ALIGHIERI” completando de este modo la escolaridad de nuestros alumnos”, resaltan desde la entidad.

Actualmente, “la Dante”, funciona en dos sedes, una en calle 25 de Mayo 2569, en el original edificio de la sociedad de Socorros Mutuos, levantado allí en los primeros años del siglo pasado, pero fue ampliado para la escuela en varias oportunidades con la compra de inmuebles linderos. La otra sede se ubica en 4 de Enero 2044, antiguo inmueble del Circolo Napolitano, construido por el Arquitecto e Ingeniero Ángel Guido, diseñador del Monumento Nacional a la Bandera en la ciudad de Rosario. En esta sede, el Comitato Dante Alighieri, dictó sus clases de idioma italiano desde 1929 hasta 1994, cuando luego de obras de ampliación con cuatro nuevas aulas, oficinas y dos pabellones sanitarios, se “posibilitó que la Escuela de Nivel Medio, que hasta entonces funcionaba en calle 25 de Mayo, se trasladase a esta renovada sede”, que en los años recientes también se ampliaron con la compra y remodelación de casas adyacentes. (http://www.uybdantealighierisf.org.ar/web/index.php/institucion/historia)

Los estudiantes de la Modernidad

Miles de santafesinos pasaron por las aulas de las dos escuelas secundarias públicas, laicas, y gratuitas no técnicas más importantes de la ciudad. “El Nacional” y “El Comercial”, como popularmente es nombrado por sus alumnos, han dado instruidos y educados ciudadanos que se destacaron en numerosos aspectos de la vida social, política, cultural. Santafesinos críticos, actores y constructores de su tiempo. La lista sería interminable y siempre incompleta. A modo de ejemplo de lo que estas escuelas pudieron  lograr, como génesis del proyecto educativo de la modernidad que impulsó su creación, se puede mencionar que el Dr. Esteban Laureano Maradona, esperancino de nacimiento, fue egresado del Colegio Nacional, al que ingresó con sólo doce años gracias a los conocimientos impartidos por su padre Waldino Maradona, como maestro rural en una escuelita de la estancia Los Aromitos, cerca de Barrancas. El camino lo llevó finalmente hasta Estanislao del Campo, en Formosa, donde como médico rural dio un ejemplo de vida al curar y vivir en comunidad tobas, matacos, mocovíes y pilagás. Otro de los alumnos recordados del Nacional, que forma junto a varios más la lista de estudiantes desaparecidos en la Dictadura Cívico-Militar iniciada en 1976, fue Francisco “Paco” Urondo. Los organismos de Derechos Humanos, que han realizado homenajes y recordación a alumnos y profesores desaparecidos de ambas escuelas públicas, totalizan más de treinta personas de las que por su militancia, opinión o acción política, fueron víctimas del Terrorismo de Estado de los ’70. En los cien años de vida del colegio Simón de Iriondo, en coincidencia con los 30 años de Democracia, el homenaje brindado por la Comunidad Educativa fue para: Marcelino Álvarez, Hermes Juan Manera, María Catalina Benassi de Franco, Francisco Antonio Molinas, Héctor Carlos Bertona, Reynaldo Ramón Briggiler, Olga Teresita Sánchez de Raina, Héctor Geraldo Chávez, Roberto Daniel Suárez Barrera, Alberto Corazza, Jorge Alberto Tornay, Fernando Lucio López Keller, Mario Luis Totterau, Horacio Domingo Maggio, Francisco “Paco” Urondo, Roque Ramón Maggio, Raúl Alberto Vega, Carlos Pablo Molinas, Edgardo Ferreyra.

ESCUELAS DEL CENTRO - COLEGIO NACIONAL AÑO 2020

Desde la Educación la construcción de la Modernidad

Las escuelas públicas, laicas y gratuitas de la ciudad, retrasadas en el tiempo con relación a la creación de este tipo de colegios en otras ciudades del país, surgieron al calor de las ideas de Modernidad de varios grupos de jóvenes librepensadores, activistas, de acción, que tenía claro que desde la Educación podían romper las estructuras anquilosadas del patriciado y el clericalismo de la ciudad. Desde el progreso del conocimiento vendría el crecimiento y la transformación, para acompañar los nuevos tiempos y proyectar el futuro. Pero estas acciones no se hubieran concretado sin el apoyo y compromiso de una diferenciada parte de clase política que interpretó esa necesidad e intentó superarla, no sin retrocesos pese a los avances, desde fines del siglo XIX.

Como lo caracteriza Felipe Cervera en un ajustado resumen, “En Santa Fe convivieron dos líneas políticas. Una de basamento liberal, más o menos anticlerical, que a nivel nacional reconocía a Bartolomé Mitre (uno de los principales hombres de la masonería argentina) como su inspirador, línea concretada (considerando los gobernadores) a través de Nicasio Oroño, sus cuñados José María y Patricio Cullen, José Gálvez, José Bernardo Iturraspe, Ignacio Crespo, Manuel Menchaca y su Vice Gobernador Ricardo Caballero, Pedro Gómez Cello. La otra línea, de inspiración conservadora, ligada a la Iglesia Católica, se visualiza con Simón de Iriondo, su cuñado sacerdote Manuel Zavalla, Luciano Leiva, Rodolfo Freyre, Pedro Antonio Echagüe, Enrique Mosca y Ricardo Aldao. Corresponde aclarar, de todas maneras –resalta Cervera–, que Freyre y Echagüe muestran un cierto alejamiento de la Iglesia”.

En este complejo marco, muchas veces liberal en lo económico pero conservador en lo político, a similitud de lo que acontecía en el orden nacional, pueden señalarse varios nombres a rescatar como modernizadores de la ciudad y la provincia. Ya sea por su activismo y participación en sociedades, en la masonería, o en comisiones, cuando no al mismo tiempo como docentes y directivos de esos establecimientos educativos públicos medios de la ciudad. Figuran como más relevantes en la nómina Luis Bonaparte, Manuel Menchaca, Enrique Muzzio, Raúl Villarroel, Salvador Vigo, Salvador Salva, José Amavet, Marcelino Sarrat, Domingo Silva, Gregorio Romero, Félix Barreto, Eduardo Gschwind, Carlos Leumann, Mariano Quiroga, Gerónimo Cello, Miguel Trucco, Horacio Rodríguez, Avelino Herrera, Julio Busaniche, Ramón Lasaga, Tobías Garzón, Manuel Beney, Manuel Beney, entre otros tantos.

                                                                                                                                                                                                                                                       

La iglesia del puerto (y del Centro)

La parroquia y templo de “Nuestra Señora del Carmen” está en San Martín y Rioja, a dos cuadras del otrora límite este de la ciudad, cuando el río llegaba hasta lo que hoy es Rivadavia, y la propia calle Rioja. Identificada con los aires nuevos, lejos de la iglesia matriz y de la tradicional de Los Milagros, frente a la plaza central, fue el espacio para los feligreses creyentes de la fe católica recién llegados, junto con la primera oleada inmigratoria.

IGLESIA DEL CARMEN en construcción

Era 1864 cuando el padre Luis Doldán inició la movilización de la comunidad para tener “la capilla del puerto”, como lo refiere la publicación de la Universidad Nacional del Litoral sobre el patrimonio histórico arquitectónico santafesino. Pese a ser uno de los grandes reformistas, y a que por instaurar el matrimonio civil fuera excomulgado por la iglesia católica de Santa Fe él y tres de sus generaciones, Nicasio Oroño apadrinó la colocación de la piedra fundamental del templo, instalada el 24 de junio de 1865. La fatalidad, con la desaparición física del cura Doldán, “…cuando apenas se habían levantados los muros del presbiterio y los arcos de la nave central…”, no hizo otra cosa que demorar todavía más la construcción.

Las obras estuvieron paralizadas, hasta que cerca de 1891 retomaron, no si peripecias económicas, un ritmo más sostenido. Fue en esos años previos que el arquitecto Jonás Larguía, asumió la conducción de los trabajos y del proyecto. En el referido año muere Larguía y lo suplanta el italiano Arnaldi, que llevó hasta los primeros años del siglo XX la finalización del templo, con trabajos de terminación ornamentales, de frescos en la bóveda.

IGLESIA DEL CARMEN Procesión Virgen del Carmen - EO 17-7-31

La iglesia del Carmen, con sus dos torres, y en una de ellas (la oeste) el reloj que estuviera en el cabildo colonial demolido, se destacaba en el “norte” de la ciudad, por sobre la chatura de las construcciones, hasta fines de la década de 1920. Con los años, y el crecimiento de la comunidad cristiana parroquial, los devotos de la Virgen del Carmen ganaron la calle. Allá por los ‘30, en la festividad de julio, la imagen de la virgen era llevada una vez al año en procesión por calle San Martín, para retornar al templo.

IGLESIA DEL CARMEN ANTIGUA

                                                                                                                                                                                                                                                       

Palacio Municipal

El gobierno de la ciudad, independizado del viejo Cabildo y el esquema de instituciones de la colonia, sostenido hasta la última parte del siglo XIX, cuando en 1861 se desdobló una y otra administración, con el primer intendente de la ciudad Simón de Iriondo. En cuanto a las ubicaciones que la sede del gobierno local ocupó, la historia rescata que pasó por algunas locaciones, hasta tener el actual edificio propio ubicado en Salta, entre 4 de Enero y 1º de Mayo. 

PALACIO MUNICIPAL Sede Municipalidad de Santa Fe - CASA HUME

De los edificios anteriores utilizados por la comuna local se destacan el Hume Hermanos, frente a Plaza España, que ocupó desde 1893 hasta el comienzo del siglo pasado, en la esquina noreste de Hipólito Irigoyen y San Luis, donde hoy funciona el Museo Ferroviario, construcción que fuera alquilada por los Hume a los ferrocarriles por muchos años. Luego, el municipio asentó su administración en el chalet de Llambi Campbell, que se encontraba emplazado en el actual sitio donde se levanta el Palacio Municipal. La vieja construcción del hacendado terminó por resultar obsoleta por los años ’30 para una Estado Municipal que había crecido a la par del progreso de la ciudad.

PALACIO MUNICIPAL Chalet Municipalidad Casa de Campbell
PALACIO MUNICIPAL Chalet Municipalidad Casa de Campbell

Se llegó entonces a la intendencia de Hugo Freyre cuando en 1941 el titular del Ejecutivo pidió aprobación al Concejo Deliberante para iniciar las gestiones de la construcción de la primera etapa del nuevo edificio. La propia Dirección Municipal de Obras Públicas desarrolló el proyecto, bajo conducción de los arquitectos Leopoldo Van Lacke y Carlos Galli. Como lo menciona el trabajo de la Facultad de Arquitectura de la UNL, la primera etapa de la construcción se habilitó en 1942, en junio de 1945 la segunda, que comprendía el cuerpo central y basamento (el hall de ingreso principal).

PALACIO MUNICIPAL en los 70
PALACIO MUNICIPAL AÑO 2020

Actualmente, a la par del funcionamiento de la mayoría de las oficinas y secretarías municipales, el edificio aloja en forma contigua, dentro de la misma construcción, al Concejo Deliberante Municipal, estamento legislativo local. Respecto del ámbito, el sitio web del Concejo destaca la historia sobre la organización política de las ciudades que “…admite al menos, una división en tres periodos: el período de los Cabildos, el de Acefalía Municipal y el Régimen Municipal Constitucional. El primero de estos períodos está comprendido entre la fundación de las ciudades hasta su disolución. El Cabildo, establecido por Juan de Garay, fue la primera institución generada en el ámbito territorial. En el acto fundacional fue labrada el Acta correspondiente a su primera composición, todo ello de acuerdo con las leyes de indias. Sus funciones eran las atinentes a la vida de la ciudad: aprovisionamiento, higiene, ocupación y defensas, acción religiosa y educativa, entre otras. Sus obligaciones se extendían a una jurisdicción mayor a la actual”.

PALACIO MUNICIPAL - CONCEJO MUNCIPAL AÑO 2020

Más adelante, se expresa desde el Concejo local que “En 1832, tras 259 años de gestionar la vida de la ciudad, el gobernador Estanislao López dejó sin efecto la existencia de la institución. A partir de allí comienza el segundo período, el de Acefalía Municipal: que abarca desde la disolución de los Cabildos hasta la instalación de las primeras corporaciones municipales, tras la Constitución Nacional de 1853. Finalmente, en conformidad con las nuevas Cartas Constitucionales de 1853, se establece el Régimen Municipal Constitucional. Para establecer un primer antecedente fundacional de nuestro Concejo Municipal, debemos remontarnos al año 1872. En esa fecha y bajo la intendencia de Severo Echagüe, fue dictada la Constitución Provincial, la que entre otras disposiciones establece que las autoridades Municipales estarán formadas por dos (2) CONCEJOS: uno Ejecutor y otro Deliberante, constituyéndose este último como el primer antecedente del actual Concejo Municipal de nuestra ciudad”.

PALACIO MUNICIPAL Chalet Municipalidad Casa de Campbell
PALACIO MUNICIPAL en los 60
PALACIO MUNICIPAL AÑO 2020

                                                                                                                                                                                                                                                       

De la Casa Roca Soler a la LT9

La Casa Roca Soler estuvo ubicada en la esquina suroeste de San Jerónimo y Tucumán, la concesionaria de autos fue inaugurada en septiembre de 1923. Era la apertura del negocio que llevaría al poco tiempo a José Roca Soler a fundar su radio, la actual LT9 AM 1150. El diario Santa Fe decía en ese momento: «Un nuevo progreso ha quedado incorporado desde ayer a esta ciudad: fue inaugurado el edificio que el señor Roca Soler ha hecho construir por su cuenta, expresamente para la sucursal de los automóviles Studebaker…». – Diario Santa Fe 2/9/1923

Por su parte, la broadcasting LT9 fue creada por Roca Soler en 1921, en un altillo con un transmisor armado por él mismo. Fue la primera radio del interior del país. En ella Roca Soler era al mismo tiempo director, operador, locutor y hasta ejecutaba la pianola. Como los «Locos de la Azotea» de Buenos Aires con Sussini a la cabeza, la radio comenzaba a abrirse paso como el primer medio de comunicación de masas.

Concesionaria de Autos Casa Roca Soler
RADIO ROCA SOLER - LT9

Cuenta Juan Fernández «El Bachiller» que cierta vez en la radio de Roca Soler, cuando todavía se la denominaba F1 antes de ser LT9, don Alfredo atendió el teléfono ante un llamado de un oyente: «Una voz preguntó: ‘Señor puedo hablar con la pianista’. ‘¿Qué pianista?’, inquirió don Alfredo. Y la voz: ‘La que acaba de transmitir recién, Mechita no se cuántos…’ Silencio y brusco corte de teléfono por parte del locutor. La pianista no existía. ‘Mechita’ era el mismo dos Alfredo, que tocaba la pianola…». («Conozca mi ciudad» – Juan Fernández y González «El Bachiller»)

La radio de Alfredo Roca Soler, obtuvo el 24 de junio de 1924 su licencia oficial para emitir su señal. Así se transformó en la quinta emisora al aire en la Argentina y la primera en hacerlo desde en el interior del país. Funcionó de esta manera durante varios años, hasta que el 6 de abril de 1931 dejó de ser la “Roca Soler”, o “F1”, para transformarse en LT9, cuando se le asignó oficialmente esa denominación como señal distintiva. Para el 1° de marzo de 1970 LT9 – Radio Brigadier López comenzaba sus transmisiones en su actual edificio de 4 de Enero 2153, espacio construido especialmente para radio.

RADIO ROCA SOLER - LT9
RADIO ROCA SOLER - LT9

                                                                                                                                                                                                                                                       

Sociedad Cosmopolita y FORO UNL

Los tiempos del nuevo siglo, despertando del letargo del 1800 a la fuerza del crecimiento portuario y comercial, trajo aires nuevos en todos los órdenes para la ciudad. Con esos vientos inmigratorios surgieron nuevas entidades, muchas de ellas para aglutinar las colectividades, pero tras con sentido civil, ciudadano. Tal es el caso de la Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos, creada el 16 de diciembre de 1883, con la característica de iniciar sus actividades con una biblioteca, una de las más importantes de la ciudad cien años aún cien años después. Además, con aquello de “cosmopolita”, daba cuenta de una apertura respecto de las otras sociedades existentes por pertenencia a la madre patria o a la península itálica.

Fue un maestro de escuela, Clemente San Martín, quien encabezó a un grupo de santafesinos, especialmente jóvenes, que veían en el progreso cultural, educativo, desde la acción civil, el progreso de la comunidad santafesina. Y una biblioteca, abierta y pluralista, era el medio para ese adelanto. Era una entidad que en sus primeros años buscaba mediante la mutualidad la  ayuda para obreros y empleados, para “socorrerlos” en situaciones de quebranto y necesidades. Pero al poco tiempo de nacida enfocó con exclusividad sus acciones hacia la biblioteca, esa misma que en manos hoy de la Universidad Nacional del Litoral, permanece en 9 de Julio, entre Salta y Lisandro de la Torre. La primera, y modesta construcción para albergar la biblioteca se levantó en 1895 en ese mismo terreno. Pero luego, en 1912, se encaró la construcción del actual edificio, el que se inauguró el 11 de octubre de 1913.

SOCIEDAD COSMOPOLITA Y FORO UNL Sociedad Cosmopolita - Diario Santa Fe - 16-9-33
SOCIEDAD COSMOPOLITA Y FORO UNL en los 80

Samuel Santa Cruz, uno de sus fundadores, decía al diario Santa Fe en ocasión de los 50 años de la sociedad, que “…hace muchos años en al casa del señor Alfonso Grilli, que estaba ubicada en calle 9 de Julio entre Catamarca y Vera solíamos reunirnos casi todos los domingos. Allí era el lugar donde nos juntábamos varios muchachos jóvenes, improvisando bailes y allí también era donde se discutía de todo. En una de estas reuniones familiares alguien manifestó la necesidad de crear una sociedad de Socorros (ayuda) Mutuos, idea que fue recibida con aplausos, e inmediatamente –como en esos tiempos se hacían las cosas- se inició el trabajo para realizar la primera reunión”. Sin embargo, no fue todo tan fácil, ya que al decir de Santa Cruz “Mucho tiempo duraron las discusiones al respecto, hasta que al fin se logró transformar la idea en realidad”. (Santa Fe 16/9/1933)

El primer presidente fue Don Mariano Echagüe, Jefe de Policía, y en 1933, la biblioteca tenía unos 10.000 volúmenes, que eran consultados por estudiantes de magisterio, universitarios, y por personas vinculadas como socias de la entidad. En ocasión del cincuentenario, Clementino Paredes escribía en el diario Santa Fe una reflexión enmarcada desde los años posteriores a la gran Crisis de 1929: “Al cumplir media centuria de vida la Sociedad Cosmopolita, el tercer centro social de más antigüedad de esta ciudad, anhelamos vivamente que la Comisión actual, con ojos de previsión restaure el fin principal que sancionaron sus fundadores, es decir, el restablecimiento del Socorro Mutuo, aunque cueste sacrificios, y hoy más que nunca, cuando las sociedades mutualistas se multiplican en todo el mundo y sirven de base al bienestar del obrero y del humilde, que tanto precisa de estos servicios para aminorar las penas a que lo han sometido las torturas del maquinismo y del liberalismo económico, tan injustamente sostenido como principio científico en los momentos actuales”. (Santa Fe 16/9/1933)

La biblioteca Cosmopolita, según anuarios municipales, tuvo por ejemplo 3.000 consultas en 1906, y hasta la aparición de la Biblioteca Pedagógica (en San Martín entre Irigoyen Freyre e Hipólito Irigoyen) en 1916, tuvo en ese año poco más de 19.000 consultas. Luego, con cuatro veces más de visitantes que la Pedagógica, la Cosmopolita sostuvo un crecimiento hasta alcanzar 43.387 consultas en 1930, lo que brinda una acabada idea de su importancia en la comunidad.

En manos de la UNL

Lo cierto es que la Sociedad Cosmopolita permaneció con su biblioteca, entidad que cedió sus instalaciones en 1968 a la UNL y la propia biblioteca pública, rebautizada “Dr. José Gálvez”. Fue el 6 de noviembre de 1972 cuando se dejó sin efecto la antigua Biblioteca Popular de Santa Fe y se impuso el nombre de «Biblioteca Pública Dr. José Gálvez», “en homenaje al precursor de la creación de esta Universidad, pasando a depender del Departamento de Extensión Universitaria”, según la UNL.

El edificio original tiene al frente una serie de oficinas en dos plantas, y en la parte central, la sala de lectura, con el derredor de estantes que atesoran los libros que le dieron origen, ampliada a dos plantas en 1969 por la universidad. Justamente, en la parte delantera se ubica actualmente, además de las dependencias de Cultura de la UNL, el Museo Histórico y Archivo Histórico “Marta Samatán” de la casa de altos estudios. En el sitio web oficial se menciona que el museo “…se ocupa de la conservación del patrimonio científico y cultural, tanto de la Universidad, como así también de la región. En este espacio se reúnen, sistematizan, albergan -de acuerdo a criterios de conservación preventiva- y socializan máquinas, instrumentos, objetos y fondos documentales  de las actividades universitarias de docencia, extensión e investigación. A su vez, el MyAH se encarga de preservar los documentos, en distintos tipos de registros, que se originan fuera de la Universidad pero que están relacionados con ella en diversas formas”.

Puede visualizarse el compromiso de los estudiantes por poseer un edificio propio, militancia estudiantil que marcaría al Colegio Nacional con un sello propio y distintivo hasta llegar a los infaustos tiempos de la Dictadura Cívico-Militar iniciada en 1976. Pero antecedentes hubo, como por ejemplo en 1930 cuando la policía, a pedido de las autoridades escolares del momento, hicieron un requisa en las aulas y llevaron detenidos a alumnos que se manifestaban en una “huelga escolar” por cuestionamientos hacia el vicerrector que transformó la movilización estudiantil en una presunta actitud delictiva. (El Orden 13/5/1930)

SOCIEDAD COSMOPOLITA Y FORO UNL Foro Cultural

                                                                                                                                                                                                                                                       

TEATRO MUNICIPAL 2020

Teatro Municipal

La construcción del Teatro Municipal “1º de Mayo”, marcó un hito en el intento de dar a la ciudad un signo de modernidad y progreso. Vale aclarar que recién en 1918 recibió ese nombre, como homenaje al pronunciamiento de Urquiza contra Rosas y a la sanción de la Constitución Nacional, en 1853, en Santa Fe. Ubicado en el límite norte del casco colonial, en aquella frontera que Estanislao Zeballos definió en 1883 sobre calle Juan de Garay entre la Santa Fe de la tradición y patriciado y la Santa Fe del comercio y la multiplicidad de lenguas y religiones, el edificio del teatro se destacó como una construcción en una ciudad que despertaba del letargo del 1800.

Felipe Cervera, en su trabajo sobre la Modernidad incompleta de Santa Fe, analiza el contexto en el que surge el Teatro Municipal. Dice al respecto: “En el panorama cultura las sociedad santafesina de fines del siglo XIX figuraba en un primer plano en la preferencia por los espectáculos teatrales. Ya en 1863 existía un pequeño teatro situado en calle Lisandro de la Torre (entonces Rosario), entre San Martín y 25 de Mayo, el que tenía el nombre de Teatro Argentino, propiedad de Juan Manuel Reyes y que funcionó hasta 1887. En ese año se construyó un nuevo teatro en San Jerónimo y 1° Junta, el Politeama. Este local contaba con una platea para 600 espectadores, 18 palcos y un paraíso para casi 1.000 espectadores; posteriormente allí se construyó el popular cine Doré, del empresario catalán Ricardo Graells”.

En mayo de 1903 el municipio llamó a licitación para adquirir un terreno, de medidas mínimas 36 por 58 metros, para levantar allí el coliseo. La compra se hizo sobre dos lotes, de Angela de al Casa de Lehmann y de Manuel Gálvez, ubicados en la esquina noreste de San Martín y la entonces llamada calle Córdoba. Al mismo tiempo, Augusto Plou fue el responsable del proyecto con el que se licitó la obra el 20 de agosto de 1903. El 3 de octubre comenzaron los trabajos, supervisados por Plou que viajaba regularmente desde Buenos Aires.

En su momento, y hoy día también, es una de las mejores salas para la música y el arte escénico del país, ya que posee una acústica perfecta. Por otro lado, una de las características del teatro es su cúpula y las obras del pintor italiano Nazareno Orlandi que la adornan. Era un tiempo en que los carruajes tirados a caballo paraban por calle Juan de Garay, en contramano de la circulación de hoy, cuando cultura referente para imitar y parecerse era la Francesa. Justamente, el Teatro Municipal reproducía en su imponente esplendor esa valoración de la aristocracia santafesina hacia las representaciones culturales afrancesadas.

Así, el 5 de octubre de 1905 se daba inauguración oficial al Teatro Municipal “1º de Mayo”, con la celebración de un banquete donde luego se ubicaron las butacas. En lo que hoy es la platea se instalaron las mesas que fueron ocupadas por las familias más granadas de la sociedad santafesina, encabezadas por el entonces gobernador Pedro Echagüe. 

Según recuerdan las crónicas de los diarios de 1905: “distinguidas damas y señoritas, lo más encumbrado y gentil de nuestra sociedad, elegantemente ataviadas con lujosos trajes del más refinado gusto, fueron llegando al teatro, imponiendo con su presencia al suceso cierto vuelo aristocrático…”. Como lo señala la publicación del diario El Litoral “Nuestro siglo”, “el sexo fuerte, estaba también representado en su mayoría”.

Teatro Municipal PROCESION
TEATRO MUNICIPAL Banquete Inaugural
TEATRO MUNICIPAL Banquete Inaugural

Cabe señalar que a principios del siglo XX la mujer no disfrutaba de la igualdad de hoy. Tanto es así que en el banquete de inauguración del Teatro Municipal en 1905, los hombres comían y tomaban en las mesas ubicadas en las plateas, mientras que sus mujeres, los miraban desde los palcos y balcones más arriba. En esa habilitación oficial actuó la compañía de óperas bajo la dirección del maestro Antonio Marrantani, con la voz de la Sra. Frate. Otro dato que vincula al teatro con la historia de Santa Fe está alojado en la lámpara que cuelga en el hall de entrada, ornamento lumínico refaccionado luego a los tiempos de la electricidad, pero que fuera originalmente la lámpara del demolido cabildo, traída desde Francia en 1860.

El teatro de la ciudad concitó una notable cartelera de todo tipo de obras en sus primeros años. Una agenda que contrastaba con la profunda desigualdad económica y cultural de amplios sectores de la comunidad santafesina, como lo señala Felipe Cervera. Lo más granado de la alta cultura pisó el escenario del Municipal en gran parte del siglo pasado. De todas maneras, durante la intendencia de Edmundo Rosas, se brindaron en 1913 funciones “por centavos”, para que personas de menores recursos pudieran acceder a las representaciones de la cultura del Teatro Municipal “popular”, que había sido una de las críticas por los precios de las entradas en años anteriores. (Santa Fe 5/3/1912 – 8/7/1913).

En realidad lo que ocurría era que en esos primeros años estaba privatizada la actividad de funciones y contratación de compañías y espectáculos, aspectos que presentaron no pocas críticas y cuestionamientos, dado que se buscaba obtener desde las arcas municipales rédito por la explotación del coliseo antes que mantener el nivel cultural y hacerlo accesible a todos los sectores en función del precio de las entradas, pese a la administración de una comisión designada por el municipio. (Santa Fe 5/1/1917) Eran también momentos donde además el teatro era utilizado para los actos de colación de grados, por ejemplo de la Universidad Provincial de Santa Fe. Asimismo, se presentaban orfeones y orquestas dependientes de la provincia o la municipalidad.

Los mecanismos para desarrollar las funciones y actividades del teatro variaron con el tiempo, hasta se llegó a arrendarlo, con el pago de un canon mensual, allá por 1923, donde se dejaba en manos de un privado la producción de los espectáculos y el mantenimiento del coliseo, a la par de obtener un “alquiler” mensual por la sala, aunque los oferentes presentaban una propuesta “artística” más allá de lo económico, que era tenida en cuenta por el Concejo Deliberante para aprobar la concesión. (Santa Fe 21/12/1923).

No pocos problemas se presentaron por la calidad y “tipo” de espectáculos, tanto así que por ejemplo en diciembre de 1927 el obispo Boneo enviaba una carta al intendente José María Puig su “…protesta por ciertas representaciones de comedias dadas en el Teatro Municipal”, como titulaba el diario Santa Fe el 23 de diciembre de ese año, y dado que en una representación “…se hizo figurar a un sacerdote católico, vestido de sotana y actitud ridícula y escandalosa asistiendo a una parodia de matrimonio…”. (Santa Fe 23/12/1927)

Sin embargo, el teatro no siempre fue manejado exclusivamente por el municipio, allá por el comienzo de los años 50 era entregado a la Academia Provincial de Cultura, de entonces reciente creación, para ser administrado por el gobierno provincial. Se planeaba allí una controversia en tanto era necesaria una ordenanza y una ley que permitiera la transferencia. (El Litoral 3/6/1951)

El Teatro Municipal no sólo fue espacio para la ópera, el ballet, el teatro de fuste, la comedia, sino además fue un lugar para conferencias, como en 1929 con la presencia de Alfonsina Storni, o para actos políticos, como en 1948 con el gobernador Waldino Suárez y hasta utilizado en esos años por la CGT para sus encuentros.

Pasó el tiempo para el Teatro Municipal. En la década del ‘70 se construyó una nueva marquesina, y la nueva “Sala Experimental” del teatro, que en 1973 recibió el nombre de “Leopoldo Marechal”, y que fue bendecida por el padre Osvaldo Catena en su inauguración el 16 de noviembre de ese año. (El Litoral 17/11/1973) Este espacio fue ciertamente un lugar privilegiado para el teatro alternativo, la danza, las expresiones musicales y diversas disciplinas del arte escénico. Como tal, “la Marechal”, estuvo cerrada desde 2005 debido al deficiente estado, hasta que obras mediante, en mayo de 2009 reabrió sus puertas “Tras su perfeccionamiento estructural y técnico, el espacio está nuevamente en óptimas condiciones para dar marco al arte, al teatro independiente local y nacional, entre otros proyectos”, como lo señala la Municipalidad de Santa Fe en su portal web.

TEATRO MUNICIPAL - Sala Marechal - Municipalidad Santa Fe

Diferentes obras de restauración se hicieron en el coliseo mayor de la ciudad. En la década del 70 sobre los frescos de la cúpula. Más luego, en los años 2000, en vísperas de su centenario en 2005, se realizaron obras, algunas incompletas y deficientes, que fueron subsanadas luego, a partir de 2009. “En el año 2011, el Teatro Municipal fue declarado por el Estado de la Nación como Monumento Histórico Nacional y Bien de Interés Histórico-Artístico, convirtiéndose en un referente a nivel nacional por ser una institución democrática y participativa, de alto impacto en términos de intercambio cultural. Un espacio activador, promotor de ideas y propuestas desarrolladas en forma colaborativa junto a los artistas y productores locales”, refiere el mismo sitio oficial del municipio en 2013.

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