Barrio Barranquitas Oeste

Jorge Conti, vecino y plazoleta

Barranquitas Oeste se caracteriza por tener entretejidas vías férreas, algunas de ellas desactivadas del servicio de trenes, pero que han dejado su marca indeleble en la trama urbana. Entre esos espacios vacantes, a veces, se crean espacios verdes como una forma de recuperar el ámbito público, y darle un uso comunitario al lugar. Así surge en López y Planes al 4300, esquina Córdoba, la plazoleta Jorge Conti, en homenaje al recordado escritor y periodista de dilatada trayectoria en Santa Fe, en especial en la Radio de la Universidad Nacional del Litoral, LT 10 AM 1020.

En junio de 2012 el Concejo Municipal daba curso favorable al proyecto de la designación del nombre de Jorge Conti para el espacio verde. Así daba cuenta el sitio web de la emisora en la que el periodista, por años y con sus “Aguasfuertes Radiales” supo poner su voz a sus textos por los micrófonos de la universitaria. En la oportunidad, el concejal Esteban Aignasse, autor de la iniciativa, mencionaba que «Este proyecto que vamos a tratar surgió por una iniciativa impulsada por un grupo de vecinos del barrio Barranquitas, lugar donde Jorge residió la mayor parte de su vida; y es acompañada también por la Asociación de Comerciantes, Industriales y Amigos de la Avenida López y Planes».

Conti vivió, como se dice, “a la vuelta” de la plazoleta que lleva su nombre, sobre Pedro Zenteno, a metros nada más de López y Planes. Vale recordar, al retomar lo expuesto en el portal LT10 DIGITAL, que “Conti nació en la ciudad de Pergamino, provincia de Buenos Aires, en el año 1935. Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la ciudad de Rosario y desde 1963 residió en la ciudad de Santa Fe, con un breve intervalo de tres años donde se radicó en la ciudad de Viedma. Fue un reconocido periodista y escritor santafesino; trabajo en varios medios de comunicación de la ciudad, y fue partícipe de lo social, lo político y lo cultural durante toda su carrera en la prensa. Comenzó a desempeñarse como periodista en los años sesenta, pero es en la etapa de la reapertura democrática -a partir de 1983- cuando asumió una importante tarea en la renovación de la programación de la radio LT10 de la Universidad Nacional del Litoral, aportando análisis, opinión comprometida y rigor periodístico”.

Conti también dedicó su actividad a la literatura y el teatro, con varias publicaciones, entre ellas “Aguafuertes radiales”, una recopilación de sus recordadas editoriales en el programa «Siempre Tarde», de la radio LT 10, que fue editado por la UNL en el año 2006.

De esa recopilación de editoriales del programa vespertino, recopilada y prologada por el conductor de aquel espacio Miguel Cello, surge un “Aguafuertes Radial” para dar cuenta de cómo el Ser Santafesino se adentra en quien vive entre las calles de Santa Fe. De quien vive su vida de barrio, como la de Barranquitas, pero también de quien forma parte de su vida académica, cultural, artística, cotidiana, más allá del lugar que figure en la partida de nacimiento. Jorge Conti falleció en Santa Fe el 3 de julio de 2008.

“El Primer Cigarrillo”

            Tengo 14 años. Camino por calle 3 de Febrero a las dos y media de la tarde, rumbo al Parque del Sur, donde el Colegio Nacional ensaya para el desfile del 25 de Mayo. Acabo de almorzar con mi familia, escuchando El Relámpago por radio El Mundo. Es una tarde de sol y no hace mucho frío. Voy con mi uniforme: pantalón blanco de gimnasia, buzo azul y la gran letra “N” amarilla sobre el pecho. Un tranvía de la línea 1 pasa rumbo a la Casa de Gobierno y toca la campanilla al llegar a las esquinas. Me llega el ruido de los pelotazos y los gritos de los jugadores de básquet desde los fondos del club “Alumni” y siento el olor penetrante de los árboles que bordean la calle. Paso frente a la vieja casa del profesor Domenicone que, como siempre está preparando alumnos de distintos colegios. Paso ante las oficinas posteriores de la Legislatura. Orilleo el Museo Rosa Galisteo de Rodríguez. Llego a calle San Jerónimo y doblo hacia el parque.

            Mis condiscípulos están en grupos, conversando, mientras esperan, busco a los de mi división. Los grupos anticipan de un modo informal el orden que después tendrán en la formación para el desfile. Encuentro fácilmente al mío. Los profesores de gimnasia y el vicerrector Drago dan la orden de formar. Ensayamos el desfile a lo largo del parque durante mas o menos una hora. Al terminar, rompemos la formación y algunos nos quedamos descansando bajo un árbol. Carlos Leumann saca un atado de cigarrillos y me invita. Va a ser mi primer cigarrillo. Los demás tienen un aire entre sobrador y ceremonioso producto de deseos contradictorios: por un lado, el de simular que se trata de algo habitual y, por el otro, el de lucir la recién adquirida condición de adulto. El resultado no puede ser sino ése: un grupito de desmañados pendejos echando humo. Yo tomo el cigarrillo y me lo encienden. Es tabaco negro. Fuerte. La etiqueta que Leumann había sacado era amarilla y mostraba el rostro de un hombre de bigotes y peinado antiguo: “Colmena”, decía abajo en letras rojas.

            Con aire displicente empiezo a dar pitadas y echo el humo por la nariz, sin tragarlo. Torrentes de saliva fluyen en mi boca obligándome a escupir interminablemente. Entre escupida y escupida doy una pitada, y sin darme cuenta, trago el humo. Tengo la sensación de que un ropero se me ha caído en los pulmones. Todavía no sé absolutamente nada de filosofía, pero aprendo rápidamente que Heráclito tenía razón: todo es movimiento, a juzgar por la forma en que el mundo gira alrededor mío.

            De pronto me encuentro sentado al pie de un árbol, con el estómago en abierto insurrección, mientras un sudor frío cae por mi cara.

–Está blanco –Dice alguien.

             Una hora después llego a mi casa. Todavía voy a tener que aguantar la cara de mi viejo. Es la cara de “a mí me la vas a contar”. Hago como que no la veo y me meto en la cama. Me levanto recién al día siguiente. Por suerte, es sábado. 

Jorge Conti
“Aguafuertes Radiales”
Santa Fe –  Ediciones UNL – 2006

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