Santo Domingo
Contiguo a Las Lomas, y casi con el mismo desarrollo de ocupación y población, se encuentra el Barrio Santo Domingo. Con límites establecidos por Espora al sur, Circunvalación Oeste al poniente, Azcuénaga al norte y Menchaca al este, conforma el borde noroeste de la ciudad de Santa Fe. Si bien comparte la singularidad de una condición social de marginalidad y pobreza para sus moradores, Santo Domingo posee todavía, por la amplitud de algunas de sus parcelas, cierta característica agreste.
Este espacio corresponde a la fisonomía de las zonas altas ubicadas entre el Camino Viejo a Esperanza (Manuel Menchaca) y el río Salado. Los terrenos eran parte, como Las Lomitas, de don José Iturraspe, al menos hasta 1870. Flanqueado por el primigenio Ferrocarril a Las Colonias de 1884, en su tiempo lejano era la zona que se encontraba entre dos pasos del Salado. Uno el Puente Iriondo, ubicado en el “Paso de las Crucecitas”, y otro cruce de hacienda al sur del puente Mihura, llamado “Paso de las Piedras”, prácticamente en el paralelo que dividía los campos de Iturraspe con los de Domingo Crespo, al norte.
De los registros que se pueden recuperar se desprende que a José Iturraspe como primer dueño en la segunda mitad del siglo XIX, le sigue para 1930, con un terreno tan amplio casi como el propio Barrio Santo Domingo, el señor Miguel Mutura. Esta persona, por haber sido propietario del lugar, tiene una calle en el barrio que lo recuerda con su nombre.
Más hacia el norte se pueden definir otro espacio que corresponde hoy con la zona de Santo Domingo y que llegaban, aproximadamente hasta la prolongación de calle Regimiento 12 de Infantería hacia el oeste. Se trataba de un terreno recostado sobre el Camino Viejo a Esperanza, en 1930 a nombre de Manuel Gálvez, que después para 1935 figura con una parte como demarcada con calles y manzanas rectangulares. Este terreno cuyas arterias serían luego Ayacucho, Pavón, Larrea, hasta Azcuénaga, es la parte más poblada del barrio.
Finalmente, en el rastreo de la subdivisión de los terrenos con otros propietarios, a la par del parcelamiento de los espacios, para 1946 aparecen unos terrenos al oeste del barrio, con límite en Regimiento 12 de Infantería, a nombre de Luis y Benito Difilippi. Más al noroeste figura otro campo (como parte del antiguo terreno de M. Gálvez) bajo el apellido Álvarez.
En el tiempo que siguió hasta los asentamientos informales de fines el siglo pasado, toda la zona conservó cierta fisonomía de extramuros, de campo, con muchos espacios abiertos hasta llegar al propio río Salado. El resto de la barriada, como pasó en Las Lomitas, se desarrolló con su ocupación de terrenos y construcción de viviendas en base al eje propuesto por el Camino Viejo a Esperanza (Manuel Menchaca). Pese a haber perdido este camino el tránsito importante a partir de la década de 1940 con la habilitación de la luego Ruta Provincial N° 70, para el crecimiento de los barrios del oeste alejados de la Avenida Blas Parera, el viejo camino a Las Colonias por el puente Mihura, continuó como sendero obligado para transitar.
Del pasado al nuevo tiempo
El desarrollo de Barrio Santo Domingo tiene recién para fines del siglo pasado, más bien en los años ’90, un crecimiento poblacional con la llegada de una comunidad Qom venida desde Chaco. Previamente, como fue referido antes, algunas viviendas se asentaban con más presencia en la vera del Camino Viejo a Esperanza. Otras moradas, muy precarias y de gente humilde, fueron ubicándose en la zona norte, cerca de Azcuénaga, pero siempre dentro de una zona que aún para 2020 mantiene espacios descampados, usados para hornos de ladrillos, quintas, u otra economía productiva de mera subsistencia, como la cría de animales de granja.
Esta condición de lejanía, terreno agreste, y en especial falta de servicios y calles en muy mal estado, hicieron que Santo Domingo no se transformara en un barrio muy poblado. Para la segunda década del Tercer Milenio se infiere que poco más de un millar de habitantes se ubican en el lugar, de los cuales, una gran cantidad corresponde a la comunidad perteneciente a la etnia conocida como Tobas.
Hoy el barrio está enmarcado por otras barriadas más populosas, al norte Los Troncos, al este Scarafía y Juventud del Norte, al sur Las Lomas y al oeste la Circunvalación. Dentro de este espacio las manzanas urbanizadas, y ocupadas, se ubican en una franja irregular comprendida entre Azcuénaga, Pavón, Ayacucho y Regimiento 12 de Infantería, desde Menchaca unas pocas cuadras hacia el oeste. Justamente, en la zona sobre Regimiento, o lo que sería la continuidad de esa arteria, se encuentran tres pequeñas manzanas de viviendas levantadas por los vecinos gracias al Movimiento Los Sin Techo.
Más allá de aquellos que fueron poblando el barrio, de los ’70 en adelante, la presencia de los Qom le otorgó una característica particular al lugar. En tal sentido, la comunidad “Qom Lashi Santo Domingo” es una de las dos organizaciones de pueblos originarios venidos a Santa Fe a comienzos de los años ’90. La otra corresponde al barrio Las Lomitas, con la comunidad “Qom Las Lomas”.
Los Qom Lashi se ubican especialmente en la zona comprendida por las calles Espora, Padre Vieyra, Miguel Mutura y Pasaje Público. Está compuesta por unas setenta familias que en su mayoría llegaron entre 1992 y 1994 desde el departamento General Güemes de la provincia de Chaco. En su arribo a la ciudad pernoctaron en vagones de ferrocarriles, en especial en la zona de playa de maniobras de la Estación Belgrano.
Al igual que sus hermanos de Las Lomas, fueron confinados a esta zona del noroeste de la ciudad por las autoridades de aquel momento con la promesa de acceder a la tenencia de un terreno donde afincarse y poder construir una vivienda. Las promesas, en general, no fueron cumplidas en su momento, y de no mediar la movilización y trabajo de la comunidad, con la decidida intervención y apoyo del Movimiento Los Sin Techo, los logros que poco a poco pudieron conseguir no se hubieran alcanzado.
A modo de ejemplo de ese recorrido de lucha por la regularización de la tenencia de la tierra donde se asentaron se puede citar que en agosto de 2010 la comunidad Qom Lashi mantuvo una reunión con el entonces intendente Mario Barletta. En esa oportunidad, a la par de la búsqueda de acceder a oportunidades de trabajo para la cooperativa conformada con miembros de la comunidad, uno de los petitorios expresados por los Qom fue la necesidad de una vivienda adecuada para las familias, con la titularización de unos 70 terrenos ocupados en la mayoría de los casos con ranchos o construcciones precarias.
Las Mujeres Qom de Santo Domingo
En el sitio periodístico santafesino “Periódicas”, con motivo de la aparición del COVID 19 y la necesidad de aislamiento, y en el marco de la detección de un posible caso positivo en Barrio Santo Domingo de una mujer Qom llegada de Chacho a la comunidad, la periodista Pilar Cabré publicaba un artículo, con especial atención a las mujeres de Qom Lashi del barrio. Esta nota web, expuesta en el mencionado sitio autogestionado, dedicaba una parte a la descripción de las condiciones de vida del colectivo femenino Qom, algunas de las cuales formaban parte del emprendimiento de confección y venta de artesanías Qom Alphi. Así, Cabré mencionaba que “La economía de los qom se organiza a partir de ingresos que provienen de tres fuentes principales: transferencias monetarias estatales, changas y artesanías, desarrollada esta última, en su mayoría, por mujeres. Una mujer qom organiza la economía de su casa, intercalando sus tareas domésticas con el tejido artesanal. Estas jefas de hogar llevan adelante múltiples estrategias que posibilitan sacar a flote familias que superan en promedio los tres hijos. Por lo general, los miembros de una misma familia viven juntos en una misma casa o compartiendo patios lindantes. Por lo tanto, es común que los cuidados que realizan las mujeres se extiendan a otros miembros de sus familias que no necesariamente son sus hijos, haciendo de la maternidad una práctica extensiva y comunitaria”.
Luego, la periodista santafesina destacaba que “Las mujeres qom de Las Lomas y Santo Domingo, según relevamientos realizados por nuestra organización, se encargan también de los cuidados referidos a la salud de sus familiares. Son ellas quienes ante una dolencia o simplemente para control asisten con sus hijas e hijos al CAPS. Sí, decimos CAPS únicamente, porque las entrevistas realizadas arrojan que el total de mujeres artesanas que componen Qom Alphi (más de 35 artesanas) y sus familias asisten exclusivamente al Centro de Atención Primaria de la Salud de Las Lomas”.
Como fuera abordado en el apartado de “Santa Fe mi Barrio” dedicado a Las Lomas, se recupera también del trabajo de Pilar Cabré que “El proyecto Qom Alphi se inició en 2018 junto a las mujeres artesanas indígenas Qom que habitan Las Lomas y Santo Domingo en la ciudad de Santa Fe. Son un colectivo de mujeres entre las que hay algunas migrantes de localidades como Castelli y Miraflores en Chaco y otras nacidas y criadas en Santa Fe. Los núcleos familiares de estas mujeres residen en la ciudad desde hace ya más de 30 años”.
El presente y las necesidades
En el sitio web Infocomunidad se recuperaba a comienzo del año 2020 una entrevista realizada por el programa radial “La voz de Camco”, en la que una vecina de Santo Domingo, Verónica Fornes, afirmaba que era un barrio abandonado, en el que no había cloacas, en el que sólo contaban con dos canillas comunitarias “que la barriada logró conquistar a fuerza de movilizaciones en 2017”, repasaba el sitio. En la misma publicación se citaba a la vecina cuando hablaba de la falta de recolección de residuos, dado el mal estado de las calles. Verónica decía al respecto que “Entre varios le pagamos a un vecino que tiene un camión para que lleve la basura al relleno sanitario”.
Otra de las situaciones de aislamiento y atraso en mejoras se evidencia en la falta de transporte público. Para acceder a la Línea 1, que es la más próxima, los vecinos de Santo Domingo deben caminar hasta el barrio Los Troncos, ubicado al norte de Azcuénaga.
La vecinal de Santo Domingo tiene su sede en el “Centro Recreativo Casita Los Troncos”, en calle Larrea 6630. El barrio tiene una ubicación relativa que desencadenó en la ausencia de muchos servicios urbanos y sociales, al relacionarse con otros vecindarios lindantes, como Los Troncos, Scarafía, o Las Lomas. Por ello, y por sus amplios espacios sin construcciones, en Santo Domingo no existe una comisaría propia, depende de la subcomisaría ubicada en Los Troncos. Tampoco hay escuelas en el vecindario, y los chicos deben movilizarse, a pie o en bicicleta, hacia los barrios cercanos y sus escuelas, en especial volcados más hacia el norte por el Viejo Camino a Esperanza, que los comunica con Los Troncos y Acería.
Los vecinos de Santo Domingo tampoco tienen un servicio de Salud Pública en su propio lugar. Los hay en las inmediaciones, pero no en la barriada, así que nuevamente, movilizarse es la necesidad para llegar hasta algún dispensario cercano. Y en ello, tanto por seguridad, salud y educación, transitar por las calles de Santo Domingo suele ser una proeza de dimensiones, dado su mal estado, en especial, en los días de lluvia.
Los proyectos de mejoramiento para la zona, más allá de la loable tarea del Movimiento Los Sin Techo, es comenzar con los servicios básicos, y entre ellos, el estado de las calles. La propuesta de consolidar al viejo camino hacia Esperanza, hoy calle Manuel Menchaca, tiene larga data y pocos avances para el año 2020 en su concreción. Pensado como una alternativa de comunicación de los barrios del noroeste, que sin pasar por la Avenida Blas Parera ni la Circunvalación Oeste, no tiene calles importantes con sentido norte/sur que tengan continuidad y transitabilidad.
Otrora eje medular de su desarrollo, el antiguo sendero hacia Las Colonias, por el puente Mihura, fue el motor del crecimiento de esta zona de la ciudad de Santa Fe. Retomar ese corredor como articulador de progreso puede comenzar a mejorar la fisonomía, y la vida, de los vecinos de Santo Domingo.