Barrio Sur Colonial

El entonces director del Archivo Histórico Provincial, Félix Barreto, detallaba que «El general López era muy afecto a él (por el chipá) y difícilmente pasaba un día sin que llegara hasta aquí para saborearlo. La Chipacera, lo aderezaba bien y el general era, conjuntamente con sus ministros y personas de confianza, cliente infalible. Comiendo chipá y tomando mate se pasaba las tardes íntegras al pie de este mismo ombú y en este preciso lugar, nos informó la Chapaco, en el año 1903, en que ya muy anciana, la visitaba con frecuencia en compañía de aquella figura personalísima que era el Padre Viñas».

En ese humilde y marginal lugar se asentaba con sus caballos atados a las maromas el Batallón de Blandengues, grupo de santafesinos seguidores de Estanislao López que debían su nombre al hecho de «blandir» la lanza en defensa del federalismo y la autonomía provincial frente a las pretensiones e invasiones porteñas de anexar Santa Fe a sus dominios. En ese lugar de la Chipacera «…vivaqueaba el Batallón de Blandengues, cuya fama comenzó cuando la cruzada libertadora de Belgrano al Paraguay (entre los iba como sargento López), para luego culminar en tantos encuentros que fueron otros tantos diques para el absorbente centralismo porteño».

Una anécdota de la Chipacera, contada por ella misma al referido Barreto, detalla que en ocasión del fusilamiento de Dorrego en Buenos Aires, en 1828, el Brigadier había recibido una carta de Buenos Aires donde se le advertía de la inminente invasión porteña al mando de Lavalle con lo mejor del ejército argentino. Ante ello López ordenó prepararse para ir al encuentro del ejército unitario e hizo formar al batallón de Blandengues en calle 9 de Julio, a la que dirigió una encendida arenga desde la iglesia Santo Domingo.

En la salida hacia el sur por calle 9 de Julio para tomar por el camino hacia «El Paso de Santo Tomé» y vadear el río Salado, López dio la voz de marcha al reducido ejército (que era superado por cuatro a uno por los que comandaba quien había hecho fusilar a Dorrego). Estanislao entonces se adelantó al galope tendido en su bayo cabos negros y llegó primero hasta lo de La Chipacera para comer a modo de despedida de su Santa Fe un trozo de chipá.

El Orden rememoraba aquella escena y hasta el detalle del diálogo que mantuvo el Brigadier con La Chipacera: «En esas circunstancias doña Paula, le dijo textual y maliciosamente: ‘Mirá López que Lavalle te a joder’, recibiendo esta contestación: ‘Que m… me va a joder ese porteño, me lo voy a meter en el bolsillo’ (histórico). Las narraciones del encuentro de Puente Marquez (en las cercanías de la ciudad de Buenos Aires hasta donde los santafesinos hicieron replegar los invasores porteños después de los campos de Mío Mío en la batalla del Carrizal) dicen si el general López estaba equivocado o no sobre el poder de sus valientes y de su propia habilidad guerrera».(El Orden 11/6/1930)

Hoy los ombúes de La Chipacera ya no están, palos borrachos, el Parque del Sur, el pavimento y los semáforos han cambiado la fisonomía del lugar. Hasta 2019 quedaban  entre los árboles plantados un par de estos arbustos gigantes que asomaban sus ramas como mudos testigos de aquellos ombúes de La Chipacera. El tiempo pasado del verbo tiene su fundamento.

El único que quedaba de esos arbustos gigantes lo fueron quemando haciendo fuego en una oquedad de su tronco. Lo dejaron enfermar y al final, al comienzo de 2019, cayó sobre una familia humilde que mateaba a su sombra. La cuadrilla municipal, completó la zaga, seguramente sin conocer demasiado la historia de Santa Fe, menos la del ombú caído. Con pala mecánica y motosierra, sacaron el ombú y su raíz, y cavaron hasta no dejar nada de él.

Tal vez, si se hubiera conocido mejor la historia de Estanislao López, la de los sitios históricos de la Santa Fe protagonista de la historia argentina, seguramente habría habido una placa junto a un pequeño cerco rodeando el ombú. Un cartel que dijera (casi como una advertencia) “Ombú de la Chipacera: aquí nuestro Brigadier comía su chipá antes de salir a defender la autonomía de nuestra provincia y a sentar las bases de la Constitución Republicana y Federal de Argentina”.

Es tarde para el ombú que estaba colocar cercos y leyendas históricas que atraigan el turismo e informen del valor histórico del lugar a los santafesinos. Ojalá algún brote del arbusto sorprenda a los vecinos del Barrio Sur dentro de un tiempo, renaciendo. Mientras tanto, el aroma del chipá de Claudia Chapacó se puede sentir flotar en las tardes, si se percibe con el sentido del recuerdo y con la memoria viva de algunos santafesinos conocedores de su propia historia.