Barrio Cabal – En la historia

El antiguo Camino a Esperanza y el Puente Mihura

Según lo publicado por el Museo de la Colonización de la Municipalidad de Esperanza “El río Salado se vadeaba con facilidad en carruaje y a caballo cuando estaba bajo, sino en chatas (balsas). En 1864 se construyó el Puente Mihura y en 1896 el Puente Vinal”. Surge entonces, que el primitivo puente, que se ubicaba en el actual emplazamiento, era de madera, acorde a las posibilidades y tipo de tránsito de carretas y jardineras de la época. Pero también se intuye que la construcción del puente fue porque el camino hasta el paso de Mihura ya existía.

El puente de Mihura - Publicado en el periódico La Unión el día 05-11-1911
EL PUENTE MIHURA - EL ORDEN 30-4-1929

Para más detalle de la historia del puente se puede abrevar en un documento poco común, pero valedero. Se trata de la Pericia Judicial de la Causa Inundaciones, por la tragedia evitable en la ciudad de Santa Fe por el río Salado en 2003. En ese trabajo, en el “ANEXO IX – ANÁLISIS Y REPRODUCCIÓN DE CRECIDAS HISTÓRICAS”, se detalla que “El Puente Mihura o Puente del Mihura fue construido antes que el puente Cululú; el mismo estuvo ubicado en jurisdicción de Esperanza, a unos quince kilómetros de la actual planta urbana, sobre el río Salado, en el camino viejo que unía la ciudad de Esperanza con la ciudad con Santa Fe”.

Los datos precisos continúan, “El lugar fijado para la construcción de este puente fue el antiguo Paso Mihura, lugar en donde el río hacía un meandro, y era tan poco profundo que, salvo en épocas de creciente, era posible cruzarlo por su lecho sin mayores dificultades. Desde la fundación de Esperanza en 1856, era el paso obligado hacia la capital provincial”.

De los datos arriba citados se desprende que ya antes de la existencia del puente estaba el camino que se iniciaba como tal en la zona de barrio Cabal, pero que venía antes costeando las Barranquitas, desde la salida de la zona de la “casa de pólvora” y salas de aislamiento, es decir, el lugar del antiguo Hospital Iturraspe. Superponiendo viejos planos con la actual planta urbana coincide prácticamente con las avenidas Presidente Perón, Blas Parera, hasta la zona donde hoy se ubica el hipódromo Las Flores, para tomar luego hacia el norte desde la esquina de Menchaca y Estado de Israel. Desde ese punto es nombrado en los planos como “Camino Viejo a Esperanza”, o “antiguo”.

A partir de la zona de Cabal continuaba hacia el norte primero, luego de cruzar por sobre las vías del ramal del Ferrocarril Francés a San Cristóbal, volvía a acercarse hacia las costas del Salado hasta llegar al sitio del cruce, ubicado entre el puente de las vías que llegaban a Empalme San Carlos y la actual Ruta 70.

De ello se desprende la similitud propuesta de ubicar a barrio Cabal como en las denominadas zonas de “Contacto” o “Encrucijada”, en la que los españoles fundaban sus ciudades en la conquista del nuevo mundo. En tal sentido, la bifurcación del camino que partía hacia Esperanza, por el paso de Mihura; el otro camino hacia el Puente Iriondo que cruzaba el Salado pero hacia la zona de Empalme; y la salida del Camino a San Justo, aunque esa denominación llegara más tarde en el tiempo. Ese punto nodal establece a la zona de Cabal y Scarafía (y Las Lomitas hoy), en un área de “encrucijada”, al decir de los godos.

Alguna vez, de las tantas en que el sendero antigua a  Las Colonias se volvía noticia por su mal estado en la ciudad de Santa Fe, se publicaban los reclamos sobre las necesidades de mejoras, incluso cuando ya no era más el “Camino a Esperanza” por la existencia de la Ruta 70. En una de esas notas gráficas, felizmente para la reconstrucción de la historia, el cronista ocasional repasaba los recuerdos de la conexión que llegaba hasta el Puente Mihura. Así aparece en el diario El Litoral de 1979 una nota sobre la preocupación de los vecinos de “Barrio Sarmiento”, Cabal, y en la que se detallaba parte del pasado del lugar. Decía el artículo: “El ‘camino viejo a Esperanza’ mantiene su vigencia, al menos como punto de referencia en una vasta zona del oeste ciudadano. El polvoriento acceso de ayer, por donde transitaron carretas, volantes, jinetes, luego los Ford T heroicos que alguna vez invadirían la campiña santafesina, es parte vital del barrio Domingo F. Sarmiento y también de la parte rural, donde el casco de los viejos establecimientos de campo recuerda episodios del pasado”. Y se preguntaba el periodista en forma retórica, “¿Quién no ha oído hablar de la quinta Menchaca, ubicada al término de calle Estado de Israel, a no mucha distancia del Hipódromo, junto al Salado?”. En ese momento el camino viejo a Esperanza era además de una calle un desagüe que recolectaba el canal que a él llegaba por calle Risso desde la zona de barrio Pompeya. Así, las aguas bajaban hacia la zona de Cabal, donde se unía con el canal de Estado de Israel, para tratar de llegar al Salado. Con la falta de mantenimiento y limpieza este canal en realidad inundaba por los fines de los 70’ la barriada, más que drenar a los bajos del río. (El Litoral 2/8/1979)

Sobre el paso de Mihura, también en una publicación del diario El Litoral pero en el año 2020, bajo producción de Gonzalo Zentner, se abordó la historia del puente y su importancia. En el artículo se menciona para abundar en la necesidad del puente que “La pujante colonia, a 10 años de su creación tenía unos dos mil habitantes, obligó a pensar una conexión más certera hacia la capital de la provincia. Fue entonces que apareció en escena Christian Claus (también conocido como Clausen), un ingeniero civil alemán que llegó a la provincia en 1858 junto a tres hermanos. El inmigrante se instaló en Esperanza y con sus proyectos formó parte de la fundación de otros pueblos, como Pilar, Nuevo Torino, Progreso. En 1864, Claus junto a Carlos Müller (otro colono) llegaron a un acuerdo con el gobierno santafesino para levantar un puente sobre el río Salado, que conecte la colonia con la ciudad capital”. (El Litoral 7/8/2020)

El referido acuerdo, al igual que el “Puente García”, o “Puente de Madera” entre Santa Fe y el Paso de Santo Tomé, establecía que la construcción se realizaba por iniciativa y cuenta del privado, el que podía por determinado tiempo percibir una retribución a modo de peaje por el cruce, garantizado ello por el gobierno provincial. Respecto al convenio por el Mihura, su texto puede encontrarse completo en el libro “La ciudad de Esperanza. Historia documentada e ilustrada” de Pedro Grenón. 

Según la publicación de Zentner en el vespertino, entre los principales puntos se destaca que “el Gobierno concederá a los contratantes la autorización de percibir el derecho de peaje por cuenta de ellos, durante el término de 15 años consecutivos desde esta fecha (desde 1864 hasta 1879)”. Y menciona además: “Quizás este punto sea el más novedoso para aquellos años: el puente tendría un cobro para su utilización y se convertiría en un sistema pionero en la región y el país. Otro ‘beneficio’ para los constructores quedó establecido en el artículo 7°: ‘Durante el tiempo del privilegio (1864 a 1879), el Gobierno no permitirá la creación de otro puente sobre el Río Salado en el radio de una legua’. Mientras que el octavo punto del convenio asegura que ‘también prohibirá el Gobierno el establecer pasajes para el público (al través del río) en chatas o en canoas’; de esta manera el Mihura se convertía en el paso exclusivo a Santa Fe”.

De regreso a la historia de los puentes del Mihura, ya que hubo más de uno porque el original fue casi completamente destruido por una crecida en 1886,  la reseña hecha por los peritos Bacchiega, Bertoni y Maza, recupera el mismo dato de la concesión por lo que “Por contrato del Gobierno Provincial, Christian Claus y Carlos Müller recibieron el encargo de su construcción en 1864. En 1866 fue inaugurado, los términos del contrato son casi idénticos a los que se establecieron para el Puente Cululú. Varían los montos del peaje (en el Mihura, de paso obligado, los valores son más altos que en el Cululú, más de fomento, cuyo camino no conducía en principio a ningún pueblo). Según algunos historiadores en el Mihura se cobró peaje por primera vez en la provincia de Santa Fe, y habría sido una de las primeras modalidades en el ámbito nacional. Otra diferencia está en el lapso fijado para la percepción de peaje: quince años en el Mihura y veinte en el Cululú. En la actualidad se puede llegar al Puente Mihura sólo por el lado de Esperanza, desde Santa Fe-Recreo el camino está obstruido, se llega al lugar por un camino de tierra vecinal, que se desvía de la ruta a Empalme San Carlos. Del viejo puente quedan algunos pilares de madera, estos están recostados sobre los pilares de material del puente construido décadas después, muy angosto y ya abandonado”.

CAMINO VIEJO A ESPERANZA Y SANJON - EL 2-8-1979

Dice la misma pericia, que en otros puntos ilustra con solvencia que la inundación de la ciudad de Santa Fe fue previsible y evitable, que “Pocos metros antes de llegar al primer puente, se levanta la vieja casa familiar, donde nacieron los hijos mayores de Christian Claus y Elisa Koch, y donde también vivieron Guillermina Claus y sus dos pequeños hijos antes de casarse con Julio Huber”, se supone los dueños de los terrenos por la época del puente de lo que fue en su momento la gran estancia de Mihura, mucho más extensa. 

Para orillar la actualidad, se puede finalizar con esta cita del escrito judicial que describe la actual situación del puente en pié y de la dinámica hídrica de la zona: “Actualmente el curso principal del Salado ya no corre por allí, pues abandonó el meandro por donde discurrían sus aguas, buscando un curso más directo. En época de sequía, el agua remanente del Salado no tiene allí más que un metro de ancho, aunque en sus adyacencias el lecho es fangoso, y caminar por él significa enterrarse unos cuantos centímetros. Unos 100 metros después de cruzar el puente (a pie), un sendero cubierto de matorrales conduce a un pequeño puente, que hacía de aliviador del principal en época de creciente, posiblemente éste también pertenezca a la obra original (porque es de madera). Su grado de deterioro es mayor: sus travesaños ya no sostienen piso alguno”. Las fotos anexas de la misma perica testimonian en imágenes lo dicho en palabras.

Vuelta al pasado, en el diario Santa Fe de 1911 se hablaba de la obra del puente “Mihura”, y se mencionaba que faltaban trabajos complementarios dado que “podrá utilizarse en épocas de bajante del Salado y esto, siempre que no se produzcan lluvias de consideración”. En las márgenes se mencionaba que el terraplén no aguantaría demasiado al no estar tablestacado, pero en particular se desprende de la publicación que ya existía, por los meandros del río, un brazo extra al cauce principal, que también debía ser vadeado, pero que al carecer de una alcantarilla al menos “tal como ha existido”, sería inviable el cruce. De la misma nota se deduce que el “nuevo” puente de ese momento tenía fecha de finalización para fin de 1911, junto con la mención de la antigua alcantarilla en el bañado, hubo un cruce por allí anterior, tal como lo testimonia la pericia judicial citada. (Santa Fe – 15/11/1911)

En el Museo de la Colonización de Esperanza se reproduce una página del periódico “La Unión” también de 1911 en el que se habla de la obra en marcha de construcción del “nuevo” puente. En la pieza gráfica se divisan los trabajos de lo que actualmente sobrevive como estructura, entre las partes metálicas, las de mampostería y las de hormigón. Asimismo se ven los pilotes del “antiguo” puente de madera, que se utilizaron como sostén en la construcción y de los que algunos todavía pueden verse erguidos junto a las pilas de material.  

Decía esa publicación: “Nuestro grabado representa el estado de las obras del gran puente que actualmente se construye por cuenta de la Provincia sobre el Salado y que está llamado a reportar enormes beneficios a las comunicaciones del departamento Las Colonias con otros limítrofes y, especialmente, con Santa Fe”. Adelantaba el semanario con optimismo que “La inauguración del puente se llevará a efecto probablemente en el año actual, pues los constructores han activado los trabajos”. Y cerraba la breve noticia, “Como es sabido, esta obra se debe en primera línea al distinguido ex diputado por nuestra provincia, doctor Julián V. Pera”. (La Unión 5/11/1911)

            Al año siguiente en las noticias del mismo medio volvía a aparecer el puente Mihura con las novedades anticipadas de la imposibilidad de cruzar por el mal estado de los terraplenes para llegar hasta el viaducto. Así lo refería el Santa Fe de enero de 1912 cuando por relatos de un viajero que había leído en ese medio que el puente “había sido librado al servicio público”, se había “aventurado a venirse (de Esperanza se supone) por ese camino, que indudablemente es el más corto entre aquella y ésta ciudad”. Sin embargo no pudo pasar dado que “el paso era imposible por el estado en que se encuentran los terraplenes con las frecuentes lluvias”. Resignado el viajero esperancino de 1912 debió tomar por el camino hacia Santo Tomé y cruzar el Salado –seguramente- por el puente García de madera para llegar a Santa Fe, o tal vez por el referido Puente Iriondo. Un dato más ubica a la construcción del cruce por la Estancia Mihura en una instancia de no terminada ya que dice el medio que “Sería curioso que se diera por recibida una obra que no llena el objeto a que se la destina”. (Santa Fe 18/1/1912)

            Para 1914, las copiosas lluvias daban una de las tres grandes crecidas conocidas del Salado con el río Paraná en bajos niveles. Era la primera, antecedente de las de 1973 y la trágica de 2003. En ese 1914 el Salado afectó los aliviadores y terraplenes, pero el puente de material logró permanecer en pié, no así el puente del ferrocarril ubicado aguas abajo. La pieza gráfica, rescatada también en la pericia judicial, demuestra cómo se veía la zona del paso de Mihura en esa histórica crecida.

Las crónicas posibles de ser rastreadas sobre el puente por donde pasaba el “Camino viejo a Esperanza” vuelven a encontrarse recién para 1921. Nuevamente el diario Santa Fe refiere al mal estado del puente y sus accesos. Dice en este caso que “Entendemos que en otras oportunidad, los trabajos de construcciones y reparaciones, se han hecho en combinación entre las municipalidades de Santa Fe y Esperanza, y ahora podría hacerse lo mismo”. (Santa Fe –  26/1/1921)

Dos años después, en 1923, todavía la vinculación entre la primera colonia agrícola y la capital provincial dependía del puente Mihura y el camino que nacía en la zona de barrio Cabal. Para ese momento el “Ministerio de Instrucción Pública y Fomento” ejecutaba un arreglo en los terraplenes de acceso al puente, “hasta que quede listo para el tránsito”. (Santa Fe – 19/5/1923)

Pericia Causa Inundaciones 2003
Pericia Causa Inundaciones 2003

     En esos años el camino a Esperanza en general se encontraba en buenas condiciones, según la misma nota ya citada, “es ancho y bien terraplenado”. Sólo existía una denominada “curva de la muerte” que no se especifica donde se encontraba, y que no se podía rectificar en su radio de giro por los propietarios de los campos lindantes no cedían “diez metros de cada esquina ochavándola”. Sin embargo, sobre el puente y su mantenimiento, desde el gobierno provincial se decía en ese momento que era jurisdicción nacional, y de la nación no había ninguna intervención.

     Para 1931 la condición del Puente Mihura no era mejor, pero se abrigaba alguna expectativa ante la posible pavimentación del camino entre Esperanza y Humboldt, por parte de la Intervención Nacional de ese momento, que según El Orden el propósito era “llamar pronto a licitación”. Sin embargo, no se contemplaba mejoras para el único puente donde desembocaban todos los caminos de la colonia hacia la ciudad de Santa Fe, por el paso de Mihura. La alternativa para llegar era el antiguo puente Carretero en Santo Tomé, el de hierro con un tramo levadizo sobre el canal principal del Salado, pero que corría similares dificultades de mantenimiento, barro en sus terraplenes y peligroso paso. Dos puentes, más el llamado Iriondo, cerca de Barrio Cabal, los tres con la misma suerte por esos años. (El Orden – 20/1/1931)

      Hasta la construcción de la Ruta Nacional N° 166 por parte de la Dirección Nacional de Vialidad, luego transferida y hoy actual Ruta Provincial N° 70, el puente Mihura, y el Camino Viejo a Esperanza, eran la forma de vincularse por tierra con las Colonias, sin pasar por Santo Tomé o por el Puente Iriondo, que daba a la zona rural al sur de Empalme San Carlos.

Pericia Causa Inundaciones 2003
Pericia Causa Inundaciones 2003

        Según datos aportados por el ingeniero Rafael Pretto, profesional de Vialidad Nacional por más de 30 años, y que ejerció la Jefatura del 7° Distrito Santa Fe entre 2002 y 2016, la Ruta Nacional N° 166 data de 1936, en el tramo entre Recreo, Esperanza hasta Nuevo Torino. Entre los detalles obtenidos por Pretto de los registros del 7° Distrito, en ese trayecto la calzada fue construida en hormigón armado. El tramo desde Nuevo Torino a Rafaela corresponde a 1937, pero con la calzada construida mediante un “tratamiento bituminoso tipo doble”, para este caso. En ambas secciones, la ruta en respuesta a un tránsito y diseño de la época, tenía un ancho de seis metros de calzada para la circulación de ambas manos. Acaso por estos datos, cuando seguramente la actual Ruta 70 ya estaba en construcción, en un plano detallado de la ciudad de Santa Fe de 1935 el “Camino a Esperanza” en la zona de Cabal y Scarafía, tiene ya el agregado de “Antiguo”.

         Así, con la puesta en servicio de este corredor que empalmaba con la Ruta Nacional N° 11, o Camino a San Justo en sus inicios, el derrotero del antiguo camino a la primera colonia agrícola del país quedaba a trasmano, en desuso, como el puente sobre el Salado, que sin mantenimiento terminó por quedar como un mudo testigo de que por allí, por el paso de Mihura, comenzó a construirse también la historia de Las Colonias, pero además la de los barrios del noroeste de la ciudad, cerca del Salado, al norte del actual hipódromo.

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