Gente de Barrio Alfonso, el Negro Luna

Militancia peronista y colonista

       Edgardo Iznardo Luna fue un santafesino, de barrio Alfonso. Mejor conocido como “El Negro Luna”, fue  coherente con su militancia política en el justicialismo. Justamente,  a partir de su relación partidaria, y de ser vecino del barrio, fue que Tomás Camilo Berdat, al frente de la intendencia de Santa Fe, lo convocó para ser Secretario de Servicios Públicos.

Desde su concepción de la política, desde su participación gremial con los ferroviarios, desde su historia con Montoneros, y su posterior alejamiento de la agrupación en los tiempos de la Contraofensiva, Edgardo tuvo su humilde puesto de diarios y revistas en la vereda de calle Hipólito Irigoyen, a metros de la Terminal de Colectivos. Como joven militante recordaba con orgullo el privilegio de haber presentado, en el aula Alberdi de la Universidad Nacional del Litoral, al histórico John William Coke. De raíz peronista, sentía esa pertenencia al retrotraerse a cuando estuvo dialogando con Arturo Jauretche, o con Juan José Hernández Arregui.

            Edgardo Luna, como funcionario político municipal, participó del esclarecimiento del hallazgo de cadáveres “NN” en la necrópolis local. Durante su gestión como Secretario de Servicios Públicos de Berdat investigó en el cementerio municipal y logró detectar varios cuerpos sin identidad. Esos restos fueron depositados en bolsas de consorcio, en un nicho. Años después, uno de esos desaparecidos se logró identificar. Uno de aquellos santafesinos asesinados por la Dictadura Cívico-Militar resultó ser la madre de María Carolina Guallane, quien en realidad se llamaba Paula Cortassa, y fue apropiada de sus padres en febrero de 1977, por las fuerzas de tareas desplegadas en la ciudad de Santa Fe, cuando tenía 18 meses de edad.

Pero ese militante no olvidaba su origen en barrio Alfonso. Génesis que lo ataba desde los recuerdos a su casa, a su gente, a sus calles, al club del barrio. Decía una vez: “La calle Bulevar Zavalla, entre Buenos Aires (hoy Monseñor Zazpe) y Moreno, era ‘la calle de los gringos’, donde todos tenían la misma condición: todos peronistas, todos colonistas. Eran todos inmigrantes italianos, con sus hijos, y ahí nació el Club Sunchales, que tenía camiseta blanca con una franja roja y negra en el pecho, y el clásico del barrio Alfonso era contra Colón. Y a pesar que éramos de Colón, cuando jugaba Sunchales íbamos a cinchar por el club del barrio que era Sunchales”. Entre aquellas memorias de clubes de barrio y campito, de incluso jugar en la Liga Santafesina, Luna repasaba anécdotas detrás de la “número cinco”, decía: “… una vez en uno de esos partidos de la Liga, uno que jugaba para Sunchales, Tenca que era ‘kerosenero’, el árbitro lo echa en la cancha de Colón, entonces cuando va a darle la mano al referí como para saludarlo, lo ‘sirvió de un castañazo’. Así que se armó una trifulca, y a este muchacho Tenca lo sacaron en una de las bolsas grandes que se usaban para llevar los botines y las camisetas, al hombro, porque ‘la cana’ lo estaba esperando para llevarlo preso…”. (Programa Alma de Barrio – LT 10 Radio Universidad – 2003)

Edgardo Luna también fue diputado provincial por el justicialismo de Santa Fe. En su labor legislativa se puede destacar ser el impulsor desde la Cámara Baja provincial de  la Ley que estableció la escuela bilingüe Mocoví-Español “Kom Kaia” del barrio Aborigen de Recreo. También dentro de su concordancia aparece su voto negativo para con la Ley de Lemas, “porque traiciona el valor ideológico del voto del ciudadano”, fundamentaba con una clara conducta de indisciplina partidaria cuando la orden de la conducción en los 90’ era votar a favor.

              Igualmente, Luna no podía dejar de lado su pasado de Barrio Alfonso. Sobre la rojinegra de sus amores, recordaba: “En lo que antes era el ‘Pasaje Colón’, que es el pasaje que está entre Juan de Garay y Corrientes, y Bulevar Zavalla y San Juan (hoy Pasaje Baigorria), se llamaba así porque a media cuadra estuvo la primera cancha de Colón, y que cuando yo era chico, lindaba esa manzana con una empresa de mudanzas, con carros tirados por caballos, que se llamaba ‘La Confianza’ (después trasladada a 9 de Julio 2300). Inclusive todavía está la casilla que tenía el cuidador de la cancha, el ‘canchero’ de Colón, que cuando el club se va al actual predio, como forma de agradecimiento se la dejan a ese hombre que se llamaba Vicente Sabio”.

         Entre los personajes colonistas del barrio, el Negro Luna recalaba en su zurrón de recuerdos y hacía presente en las palabras a “Trapito”. “En el barrio vivió ‘trapito’ -decía- que fue un hincha de Colón que vivió en Corrientes, entre Santiago de Chile y San José. Él se vestía con un traje de Colón, y al mejor estilo de ‘Chuenga’, viejo caramelero de la barra de Independiente (en Buenos Aires), pero ‘Trapito’ vendía caramelos masticables. Una vez que le íbamos ganando a River dos a uno –exhibiendo con orgullo su condición de colonista- faltando muy pocos segundos para terminar el partido el ‘Negro Cardozo’ hace un foul, y de esa falta viene el empate de River. Entonces ‘Trapito’ ya estaba colgado de la alambrada para saltar a la cancha y evitar que termine el partido…”.

             El Barrio Alfonso tuvo dos intendentes municipales por vecinos. Oriundos del vecindario fueron Carlos Aurelio Martínez y Tomás Camilo Berdat, ambos peronistas. A Berdat, en el barrio, lo conocían como “Tomasito”. Edgardo Luna recordaba historias del intendente del cual él formó parte del gabinete como Secretario de Servicios Públicos. Mencionaba: “Tomasito, junto con mi viejo, fundaron un club que se llamó ‘Arsenal’, para intervenir en los campeonatos de Evita. Y de ese efímero club existen anécdotas como por ejemplo la del ‘petiso Egestti’, -que según Luna- jugaba muy bien al fútbol, pero en los campeonatos Evita nos inscribían a todos los deportes, y entonces Tomás y mi viejo lo inscribieron a Egestti en natación también, y en la pileta de Gimnasia, se largó igual, pero pegó una brazada y se prendió del andarivel porque no sabía nadar…”. (Programa Alma de Barrio – LT 10 Radio Universidad – 2003)

         Como todo pibe de barrio, Edgardo Luna fue a bailes en su despertar adolescente. Pero no debía ir muy lejos, uno de los bailes afamados de la ciudad estaba cerca de su casa, en el mismo Barrio Alfonso. Luna recordaba: “En la zona cercana a donde está la parroquia Santa Lucía estaba un famoso baile, el ‘teneme el nene’, el llamado ‘El Condal’, y ahí no era fácil ir a bailar… los muchachos decía ‘consumición mínima un planazo’”. (por el golpe con el plano de la hoja de un arma blanca para no cortar al oponente pero como señal de superioridad en el duelo a cuchillo). Con añoranza rescataba el Negro Luna que “Eran aquellos tiempos donde a los quince o dieciséis recién dejábamos los pantalones cortos, y cuando nos animábamos con los largos ir a ‘El Condal’ a debutar con el baile, y recién empezábamos a pegar las primeras ‘pitadas’ de cigarrillo…”.

              Pero el único club que hubo en Alfonso no fue Colón, hasta trasladarse al Barrio Centenario, o el desparecido Sunchales. También hubo otro club más, se llama “Club Quehué”, y estaba donde hoy existe el templo de una congregación cristiana, en calle Corrientes y Bulevar Zavalla, y allí se practicaba tenis criollo. “Una vez –recordaba Luna- el bufetero nuevo había regado toda la cancha porque quería dar de comer a los socios y vecinos, una cosa muy linda, con música bastante suave, y entonces aparecieron unos muchachones del barrio, ‘Barco’, ‘Marianito’, que quisieron hacer un espectáculo en broma de las chicas del famoso cabaret parisino ‘Les Folies Bergère’, disfrazados los caraduras solo con unas sábanas y abajo los calzoncillos, y justo en ese momento cuando estaban haciendo su ‘show’ en el club Quehué pasaban dos escuadrones a caballo de la policía que estaban haciendo su recorrida… así que el bufetero los hizo ‘meter en cana’ porque era viernes y le espantaban la clientela. Resulta que en la seccional estaba uno de los comisarios, ‘de los de antes’, Don Vilches, y el sábado, a las once y cuarto de la mañana… les dijo ‘… bueno, a ver las ‘chicas del Folies Bergère’ está libres, se van ya’, a lo que los bromistas contestaron ‘¡Ehhh comisario Estamos sin ropa!’. La respuesta fue más una  sabia reprimenda que una amenaza: ‘si no se van ahora se quedan hasta el lunes’. Y bueno, no les quedó otra que salir caminando por Avenida Freyre, en calzoncillos cubriéndose con las sábanas…”. Bromas, chanzas, picardías de muchachones de otros tiempos. (Programa Alma de Barrio – LT 10 Radio Universidad – 2003)r.

Un dato no menor para rescatar de este vecino de Barrio Alfonso es que después de ser Diputado Provincial atendía su kiosco de diarios y revistas frente a la terminal de colectivos, y vivía en un barrio del noroeste, a pocas cuadras del Camino Viejo a Esperanza, como cualquier vecino de Santa Fe. Es que Luna, renunció a una jubilación de privilegio que las normas vigentes le hubieran otorgado. Al indagar sus razones para un gesto tan poco común en la dirigencia política santafesina, y argentina, el Negro Luna hablaba de honor frente a sus compañeros de militancia. Decía que era una “inmoralidad ganar un solo peso” por haber estado cuatro años en un lugar donde había estado haciendo lo que le gustaba, “haciendo política”.

Edgardo Iznardo Luna, “el Negro”, como lo conocieron en el barrio Alfonso y en buena parte de Santa Fe, falleció el 10 de noviembre de 2014. Fue en sus últimos años de vida miembro del Servicio de Educación Popular (SEP), entidad de la que depende la FM Popular 98.7, de Barrio Santa Rosa de Lima, donde la voz de Luna, pese a su partida física, sigue resonando con militancia en los barrios más pobres de la ciudad.

Gente de Barrio Alfonso, el Negro Luna

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