Los pibes de Barrio San Lorenzo en el cine

Los pibes del barrio en el cine

Lejos de imaginar una película de la industria del cine de Hollywood, con sus estereotipos del “estilo de vida norteamericano” (American way of life) en lo cultural, Fernando Birri fundó con su “Tiredié” el Cine Latinoamericano desde Santa Fe, con la vida de los niños de barrio San Lorenzo, de Santa Rosa de Lima. Como lo dice la introducción del film que tuvo por protagonistas a los chicos del barrio, y a su realidad, en ese 1958 “115 casas por mes y 1403 por año” se levantaban en una ciudad heredera del modelo agroexportador, puerto y ferrocarril mediantes, siempre sustentados y adaptados a la inversión y rentabilidad extranjera.

        Esos niños, retratados en su contexto por Fernando Birri, eran los ocasionales maratonistas a la par de los vagones de pasajeros sobre el puente del Ferrocarril Mitre con su ahogado grito de desesperanza “¡Tiredié!… tire dié guita don!”, esperando la dádiva de diez centavos en la moneda peleada con el resto de los chicos. Pero esos mismos niños vendían tortas y pasteles cocinados por sus madres, o “cirujeaban”, como hoy, o trabajaban por día haciendo changas en panaderías, comercios, obras, o donde fuera. Esa marginación en “la orilla”, como se conocía al oeste en aquellos años de la década del ’50, eran zonas de ranchos en terrenos inundables y descampados, con sendas trazadas por el ir y venir de sus habitantes, sin luz, sin agua potable, sin oportunidades. Era, y es, el límite oeste, parajes como sinónimo de pobreza, desigualdad inmersa en la propia sociedad santafesina. Sobre esa Santa Fe abrió su lente Leyca Birri, sobre esa ciudad que aún persiste retrató el puente del ferrocarril, los arenales cercanos, los niños descalzos corriendo a la par del tren, los pasajeros asomando por las ventanillas dejando caer las monedas.

            En la actualidad, el crecimiento de la población junto a la falta de espacio físico, al menos en las zonas más visibles de la ciudad, han hecho que la marginalidad se confine a otros rincones, limítrofes, de caso urbano. No obstante, en la época de filmación de la película, los ranchos de adobe y paja, a la usanza de los isleros, se esparcían por doquier, entre el terraplén Irigoyen y el final de los sitios urbanizados de la ciudad, allá a fines de los ’50 establecido por calle Roque Sáenz Peña en Barrio San Lorenzo. 

            Con esa película Birri iniciaba una experiencia que duraría 19 años, de 1956 a 1975, con el Instituto de Cinematografía de la Universidad Nacional del Litoral. Como se menciona en la Nueva Enciclopedia de la Provincia de Santa Fe (tomo II), “Recién llegado de Italia, en donde se había, graduado en el Centro Experimental de Roma, Fernando Birri dicta un curso de cuatro días en la Universidad Nacional del Litoral”. Dada la repercusión que alcanza esa disertación es que surge la idea de producir en el seno de la UNL una serie de fotodocumentales. “En uno de ellos –prosigue la publicación- aparece el tema de los niños en las zonas marginales que piden monedas al paso del tren. Surge así ese filme emblema que se llama ‘Tiredie’; se rodó durante las cuatro estaciones a lo largo de un año, con el trabajo de 104 personas, dirigidas por Birri”.

       Justamente, a la llegada de Birri a Santa Fe, en 1956, el diario El Litoral resaltaba la presencia de este joven santafesino que había logrado formarse y trabajar con Vittorio de Sica, dentro de la corriente del neorrealismo italiano, donde surgen los hombres en su contexto y su vida cotidiana retratados en la pantalla grande. Birri fue titiritero en Santa Fe, y luego de seis años en Italia, regresó a la ciudad para compartir sus experiencias, por ejemplo, en una disertación que brindó en la sala del cine Mayo en ese junio de 1956, organizada por el Cine Club Santa Fe. Con grandes expectativas, y propuestas de trabajo en la Argentina, Fernando terminó por quedarse en Santa Fe y dar inicio con “Tiredié” el cine latinoamericano, y fundar el Instituto de Cine de la UNL.

            El instituto surgió ese mismo año 56, y funcionó primero en el galpón de una casa de la universidad, luego ocupó toda la propiedad de calle 1° de Mayo 3557. La citada enciclopedia editada Ediciones Sudamérica Santa Fe, de don Amílcar Renna, refería bajo la pluma de Enrique Butti y Juan Carlos Arch: “El plan de estudios del Instituto constaba de unas 40 asignaturas repartidas en tres años de estudios, que finalizaban con la oportunidad para el alumno de filmar, ya en circuito profesional, un filme de 20 minutos en el paso de 35 milímetros, en cuarto año”. Entre los profesores se contaban, además de Birri, a “…Adelqui Camusso, Agustín Mahieu, Salvador Sanmaritano, José Bullaude, Jorge Ferrando y Juan Fernando Oliva, entre otros…”.

            El Instituto alcanzó tal vez su punto culmine con la filmación de “Los Inundados”, financiado por una productora independiente, apoyado por la UNL,  y estrenado en la sala de Cine Mayo el 30 de noviembre de 1961. El estreno contó con la presencia de todos los intérpretes, de Lola Palombo y Pirucho Gómez, éste último justamente vecino de Barrio San Lorenzo. Esa primera función fue una fiesta popular, que llegaron dos colectivos de Buenos Aires con críticos y personalidades del cine. Sin embargo, acaso por la tozudez de Birri por retratar a Santa Fe y su entorno, con sus contradicciones y miserias, con sus valores y características regionales provincianas identitarias, el primer largometraje del cineasta santafesino, premiado en Venecia en 1962, no tuvo aceptación en ciertos círculos locales. Butti y Arch recordaban que “Una cierta ‘inteligencia’ santafesina le da la espalda y hasta el Cine Club local le niega su pantalla. Con el tiempo, el filme se impuso solo, ya que 25 años más tarde es repuesto con beneplácito de todos…”.

          El Instituto de Cine de la UNL fue clausurado en 1975, bajo el gobierno de Isabel Martínez de Perón, ya con la actuación en lo paramilitar de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), y en lo cultural y educativo con el comienzo de una persecución y opresión que se profundizaría en la Dictadura Cívico/Militar iniciada un año después.

Más allá del final, la historia de la Escuela Documental de Santa Fe, y del propio Instituto, comenzó con la cámara capturando las corridas de los chicos de Barrio San Lorenzo y Santa Rosa de Lima a la par del tren. “Tiredié” fue estrenada en el Paraninfo de la Universidad el sábado 27 de septiembre de 1958, en dos funciones a sala llena y con más gente en la vereda de Bulevar Pellegrini al aguardo de una tercera función. El cortometraje fue presentado por el rector Dr. Josué Gollán, quien cerró su discurso al decir que “…no existen mayores peligros para la libertad y la democracia que la ignorancia y la miseria”.

Es parte inescindible de la historia la Santa Fe que vive más allá de la ciudad enmarcada por los bulevares. Birri, con lucidez creativa y compromiso social, plasmó esa Santa Fe en el celuloide. “Tiredié” es una postal, no única, pero sí imprescindible, que da cuenta desde el ayer de lo que todavía hoy es una realidad pendiente de ser modificada en la ciudad de Garay.

 

Ir ayer al “Tire dié” era como es ir hoy a una esquina con semáforo, donde el diario trajinar se detiene unos segundos frente a la luz roja. Ayer fue pedir a la par de un tren, corriendo en una angosta pasarela a seis metros del arenal o del río. Hoy es escabullirse en el laberinto de autos que esperan la luz verde para seguir la cotidiana carrera. Como un signo de esta parte del mundo, “Tiredié”, sigue tan vigente, o más, que ayer.

* para ver “Tiredié” se puede ingresar…

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