Historias y Lugares de Guadalupe Este

La basílica de Guadalupe

AEREA BASILICA GUADALUPE CIRCA 1920

Los templos son para la fe católica muy importantes. Sin embargo, los ámbitos religiosos, las construcciones, se han transformado en lo secular como obras arquitectónicas de admiración, mientras que para los creyentes son un signo más de devoción.

De este modo la significación dual los templos se destacan en los ámbitos urbanos con distinta presencia en la geografía del barrio, pero siempre como una referencia para cada lugar. Así, desde la humilde capilla u oratorio de una barriada pobre y alejada del centro se llega a importantes construcciones que no sólo se instalan en el imaginario colectivo como una representación de la fe sino además como signo distintivo e identitario del barrio.

CAPILLA DE GUADALUPE
DEMOLICION CAPILLA DE GUADALUPE
BASILICA GUADALUPE II - BANCO FLORIAN PAUCKE

Tal es el caso de la Basílica de Guadalupe, que se construyó en el mismo lugar donde estuvo la capilla de la Virgen de Guadalupe, levantada por Javier de la Rosa, que a su vez la construyó en donde estaba el primigenio oratorio de Guadalupe de los Setúbal.

Lo dicho, como la devoción por la Virgen de Guadalupe crecía la vieja capilla levantada a fines del siglo XVIII por Francisco Javier de la Rosa “El Ermitaño” resultaba pequeña y además se encontraba en mal estado edilicio de conservación se propuso levantar en el lugar una nueva Basílica. De este modo se demolió la antigua capilla, acción en la cual se perdió gran parte de las obras del atrio y el altar tallado por de la Rosa.

Retirada la primitiva construcción, el 8 de mayo de 1904 se colocó la piedra fundamental de la nueva Basílica, con la presencia del Obispo Monseñor Boneo y una gran movilización popular, que para aquella época llegaba a la lejana Colonia Guadalupe.

Al año siguiente, en 1905 comenzó la construcción de la Basílica. Las obras se iniciaron por la Sacristía y luego el resto del edificio.

Como lo refiere el “Inventario: 200 obras del Patrimonio Arquitectónico de Santa Fe” publicado en 1993, “La obra tuvo la decidida colaboración de la feligresía santafesina que aportó importantes limosnas, elementos y horas de trabajo para su ejecución…”. El proyecto de la basílica fue del arquitecto italiano Juan Arnaldi, “…quien lo realzó como donación sin percibir honorarios por su tarea. La construcción, realizada principalmente por la Empresa de J. Mai e Hijos, tuvo un ritmo lento aunque sostenido, inaugurándose la basílica el 8 de mayo de 1910, luego de seis años de labor”.

Se menciona que a los tres días de esa inauguración se realizó la procesión a Guadalupe en 1910. Un dato que se corrobora en las primeras imágenes del nuevo templo radica en que al momento de la inauguración y la peregrinación posterior el proyecto del templo no estaba completado, sí como para funcionar en lo básico del espacio religioso y sacristía, pero faltaba la característica y distintiva torre.

CONSTRUCCION BASILICA GUADALUPE 1906 - M MEDINA - FOTOS SANTA FE ANTIGUA
BASILICA DE GUADALUPE EN CONSTRUCCION

La parroquia “Nuestra Señora de Guadalupe”, como tal y pese a tener la Basílica construida en gran parte, recién llegó por movilización de los vecinos que solicitan al Obispo Boneo la creación canónica en 1918, a lo que accedió el titular del arzobispado.

Respecto de lo arquitectónico, y de la distribución de espacios, el citado trabajo realizado por la Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo de la UNL y el Colegio de Arquitectos de Santa Fe puntualiza que “La concepción original consistía en una planta de nave única en forma de cruz latina, con galerías laterales y el ámbito del Camarín de la Virgen ubicado detrás del presbiterio, elevado un nivel, con acceso por escaleras inmediatamente adyacentes al altar mayor. En 1932 se reformó dicho camarín, trasladándose allí el retablo que hasta entonces ocupaba el altar mayor, las modificaciones incluyeron también la colocación del retablo principal actual y la construcción de las suntuosas escaleras de mármol que hoy existen”.

POSTAL CONSTRUCCION BASILICA - BANCO FLORIAN PAUCKE
BASILICA DE GUADALUPE - RAUL KOLHMANN
BASILICA DE GUADALUPE 2022

En la continuidad de las reformas edilicias del templo se manifiesta en el trabajo académico que “Con el Concilio Vaticano II (1962) se hizo necesaria una transformación del presbiterio que diseñó el arq. Efrén Lastra. En 1980, en ocasión del Año Mariano, se amplió la superficie del tempo al cerrarse las galerías e incorporarse éstas como naves laterales mediante arquerías que abren a la nave mayor, resultando una planta de tres naves, según proyecto del arq. José Artoni”.

Con los años el templo dio cuenta del paso del tiempo y de los deterioros propios de un edificio centenario. Por ello, se desarrolló desde una comisión creada al efecto, un gran proceso de restauración de la Basílica, no solo para su puesta en valor sino además para su protección a futuro. La complejidad de las obras y trabajos llevó a que fueran tomados como ejemplo de este tipo de intervenciones de preservación de edificios históricos.

POSTAL BASICILA - BANCO FLORIAN PAUCKE

Por ejemplo, en el “Primer Congreso Iberoamericano y VIII Jornada Técnicas de Restauración y Conservación del Patrimonio”. Desarrollado en septiembre de 2009 en La Plata, se expuso sobre la recuperación de la basílica santafesina en un informe bajo el título “Recuperación edilicia integral, restauración y puesta en valor arquitectónico de la Basílica de Guadalupe de la ciudad de Santa Fe. recalce de cimientos y refuerzos de muros”. En esa ponencia se referían datos precisos sobre el templo: “Por sus características y dimensiones accede a la categoría de Basílica: 32,70 m de ancho, 66,70 m de largo y un promedio de altura de 20,50 m, con 45,20 m de altura de campanario. El cielorraso interior alcanza 16,40 m. La superficie aproximada es de 2.200 metros cuadrados cubiertos y la carga muerta estimada es de 8.600 toneladas. A su vez, hay que añadir que esta basílica se construyó en mampostería de ladrillos comunes desde las zapatas de cimientos, con muros de 90 cm de espesor promedio. Posee cubierta de chapas galvanizadas onduladas sobre cabreadas de hierro en Nave Central y crucero, y sobre los laterales losas planas de bovedillas de ladrillos y hierro. Se funda en zapatas de mampostería de ladrillos comunes, a unos 2,80 m del nivel de piso interior”.

La Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UNL concluye en el trabajo ya citado sobre la Basílica de Guadalupe que “Más allá de una valoración arquitectónica, la verdadera significación de la Basílica de Guadalupe está dada por su condición de hito referencial no sólo para la feligresía católica sino para todos los habitantes de la ciudad, por la fuerza de su imagen y su persistente presencia en la memoria colectiva”.

AEREA BASILICA GUADALUPE - BANCO FLORIAN PAUCKE

La Inundación de 1905 y Guadalupe

En el libro realizado por el Museo de la Ciudad en 1996 se destaca un recuerdo de uno de los sacerdotes más reconocidos y valorados por la comunidad de Guadalupe, el padre Edgardo Trucco.

En ese escrito se rescata un manuscrito de la época, probablemente del padre Juan Gil, que describe la situación de la obra de la basílica, y de la propia colonia, a un año de la colocación de la piedra fundamental del edificio en 1904. Rememora el trabajo: “El tema de los ladrillos parece baladí (trivial); pero ese horno del cual nos habla esta pequeña crónica –refiere Trucco en referencia al escrito de Gil– formaba parte de un inicial contrato para fabricar medio millón de ladrillos al precio de pesos once el millar <<dándole la tierra que espontáneamente ofreció d. José Koch, pero la leña quedaba a cargo del fabricante, debiendo descontar el importe de lo que regalaran los colonos, según ofrecimientos hechos>> (¡bastante voluntarioso el acuerdo….!)”. El mismo testimonio de 1905 menciona que Calcagno había subido tanto el precio del ladrillo, como proveedor de la obra, que Marsengo fue el signatario de la provisión de este insumo.

Puntualmente sobre la crecida de 1905, la mayor conocida del Paraná, el padre Gil escribía: “Dificultades ocasionadas por la inundación a la obra del Santuario y modo con que el capellán ha procurado salvarlas. Cuando ocurrió el desborde mayor de la laguna (10 de junio) estaba quemándose un horno de ladrillo: para evitar o siquiera detener la inundación, el capellán envió a todo el personal de la obra que junto con la familia y peones de Calcagno y varios colonos, levantaron un alto parapeto, suficiente, según la opinión general, para que el agua no lo saltara.

En efecto: el homo seguía ardiendo mientras crecía la nueva laguna (tachado: por todos sus) a su rededor: pero apenas se (tachado: habla) hubo (palabra incomprensible que puede ser ‘agitado’) el fuego, rompióse el parapeto, y el agua inundó el horno. El vapor producido (tachado: por) hizo reventar las paredes y (tachado: ya) nada quedó ya qué hacer sino ponerse en salvo los trabajadores. El agua continuó subiendo inundando campos y casas y extendiéndose en el camino 6 u 8 cuadras hacia Santa Fe. Las familias de D. José Koch, Pedro Koch; el comisario; el almacenero, la maestra y otros varios colonos, hubieron de refugiarse en el Seminario. No había acceso posible para el santuario más que por el lado sur”. Colección «Historia de los Barrios» II – Guadalupe – Museo de la Ciudad – Municipalidad de Santa Fe – 1996

La obra se afectó por la laguna formada en la cava cercana al horno inundado, laguna que sacaron a fuerza de pala con un canal los mismos peones que fabricaban los ladrillos, y que con la bajante pudieron desagotar el bajo.

Frente a la anécdota y el testimonio del padre Gil surgen aquellos desconocidos, ignotos, peones del horno, albañiles, trabajadores que no aparecen en los libros ni en los registros, y que con su esfuerzo levantaron el templo que venera a la madre de América en Santa Fe.

BASILICA GUADALUPE II - BANCO FLORIAN PAUCKE

                                                                                                                                                                                                                                                                     

El “Protector de los Pueblos Libres” en Guadalupe

José Gervasio Artigas, el prócer máximo uruguayo, tiene con Santa Fe un lazo que lo une desde el arroyo “La China” y el aleccionamiento que diera a Estanislao López y Francisco Ramírez sobre la libertad y el sentido autonomista de las provincias del interior respecto de las pretensiones de la metrópoli porteña, luego de la Revolución de Mayo, en épocas del Directorio.

Luego de vencer el ejército para el que luchaban contra los orientales santafesinos y entrerrianos, Artigas logró encender en López y Ramírez ese ideal federal que los llevó a formar parte de la primera independencia declarada en el conosur contra España, la declaración de la “Liga de los Pueblos Libres”, cuando el denominado Congreso “de los Pueblos Libres”, también conocido como Congreso “de Oriente”, se reunió el 29 de junio de 1815 en la ciudad de Concepción del Uruguay. De esa liga formaba parte la Banda Oriental, Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, las “misiones” y una parte de Córdoba.

Luego la historia de Artigas tendrá una serie de traiciones y soledades de aliados hasta llegar al exilio de su tierra y la muerte lejos de su patria.

El primer busto de Artigas llegó a la ciudad de Santa Fe en 1950 de la mano de una delegación de jóvenes estudiantes universitarios uruguayos de la Acción Católica oriental que se pernoctaron en el Colegio Inmaculada y entregaron ese busto al gobernador de la provincia. 

El mandatario dispuso que la escultura fuera ubicada en la escuela “República Oriental del Uruguay”, de barrio Barranquitas, acto que se cumplió en el establecimiento antes del regreso de la comitiva a su país. (El Litoral 3/10/1950)

Justamente, en la ciudad de Santa Fe, Artigas tiene presencia en dos barrios bien dispares, y los extremos de la trama urbana. Por un lado, barrio Barranquitas, tanto con la calle Artigas, que tiene unas pocas cuadras desde López y Planes hacia el oeste y los bañados del Salado, junto con la Escuela “República Oriental del Uruguay”, que nació en esa misma parte norte del barrio y que luego se mudó a su edificio propio en la intersección de López y Planes con Fray Cayetano Rodríguez, en el límite entre Barranquitas y Schneider.

HOMENAJES ARTIGAS - EL LITORAL 17-11-1979

Pero al este de la ciudad, en el centro de la rotonda de Almirante Brown y Javier de la Rosa, existe desde 1979 una estatua del “Protector de los Pueblos Libres”, que tanto tiene que ver con la propia historia de la provincia de Santa Fe y del Brigadier López.

Fue el 17 de noviembre de 1979 cuando se inauguró este importante monumento al General José Gervasio Artigas. Justamente, el acto oficial se integró con la inauguración el mismo día de la mencionada escuela República Oriental del Uruguay. El encuentro contó con la presencia de autoridades locales, provinciales y del gobierno y embajada del Uruguay.

HOMENAJE ARTIGAS 2015

En un artículo publicado por el diario El Litoral en 2015, bajo la autoría de la Profesora Raquel Garigliano, la docente refería respecto de la estatua: “La base de cemento que sostiene a la escultura y que ostenta el apellido del prócer y las placas conmemorativas, fue proyectada y construida por el gobierno municipal. Este basamento de mampostería cubierto de placas de travertino, muy interesante por cierto, tanto por la dinámica de sus líneas y volúmenes, como por la incorporación de espacio verde y florido, fue diseñado ya en 1977 (cuando se comienza a planificar el monumento) por parte de la Dirección de Planeamiento Urbano y Proyectos, proyecto original que luego fue ligeramente modificado en 1994 por la Dirección de Estudios y Proyectos del municipio, con el fin de la inclusión de artefactos de iluminación dirigida”.

En otro tramo del escrito Raquel Garigliano describe sobre este monumento inaugurado en 1979. “Sobre la llamada rotonda de Guadalupe, la figura de Artigas se yergue de pie, elegante, viril, casi arrogante, en un entorno contaminado visualmente por carteles publicitarios y comerciales. Esta escultura fue realizada totalmente en el Uruguay, por iniciativa y donación del Instituto Artiguista Argentino-Uruguayo en Buenos Aires, presidido entonces por el Sr. Heraldo C. Gagliardi. La estatua mide 3,50 m de altura y fue fundida en bronce, pesando aproximadamente una tonelada. Esta figura de Artigas es una réplica de su primer monumento levantado en el Uruguay, en el centro de la plaza Independencia, de San José de Mayo, ciudad íntimamente vinculada con la tradición artiguista, ya que en ella se había iniciado su gesta revolucionaria, con el llamado Éxodo del Pueblo Oriental. Como resultado de la iniciativa popular de San José, este monumento forma parte de la estrategia iconográfica, que en general se ha desarrollado en los países latinoamericanos a fines del siglo XIX y comienzos del XX”. (El Litoral 5/10/2015)

Cabe consignar que el monumento a Artigas es considerado patrimonio histórico-cultural de la ciudad de Santa Fe. Asimismo, que pese a los actos que se realizan esporádicamente al pie del prócer, más cantidad de veces se producen actos vandálicos que provocan daños al pedestal, las placas o la propia figura del “Protector de los Pueblos Libres”.

Artigas, el padre de los pobres

Autor: Felipe Pigna

A comienzos de la década de 1810, en la ribera oriental del Río de la Plata, soplaba un vendaval desatado por un hombre que había nacido en Montevideo un 19 de junio de 1764 y que desde muy chico, tras estudiar en el colegio franciscano de San Bernardino, se había dedicado a las tareas rurales en las estancias de su padre. Ya mayorcito comenzó a ganarse la vida comprando cueros en la campaña para venderlos a los exportadores de Montevideo. En 1797 ingresó como soldado de caballería en el regimiento de Blandengues y en 1806, durante las invasiones inglesas participó en la reconquista de Buenos Aires y en la defensa de Montevideo a las órdenes de Liniers.

Pero el oriental no había nacido para estar a las órdenes de nadie y al producirse la Revolución de Mayo, el entonces capitán Artigas desertó de la guarnición de Colonia y se puso a disposición del gobierno porteño para combatir al gobernador español Javier de Elío que se negaba a reconocer a la Junta revolucionaria de Buenos Aires y que  había sido nombrado  Virrey del Río de la Plata.

Artigas fue reclutando un verdadero ejército popular formado por los gauchos orientales, empobrecidos por la escandalosamente corrupta administración de Elío. Repartió entre sus paisanos las tierras y los ganados que les iban “recuperando” a los españoles. Con estas fuerzas, el 18 de mayo de 1811 derrotó a los realistas en el combate de Las Piedras y, puso sitio a Montevideo hasta que, sorpresivamente y sin consultarlo, el Primer Triunvirato firmó el 20 de octubre un armisticio con Elío por el cual se comprometía a retirar las tropas patriotas.

Seguido por sus milicianos y la mayoría de la población oriental, Artigas se retiró hacia Entre Ríos para reorganizar la lucha. De todos lados llegaban familias huyendo de la persecución a colocarse bajo su protección y a ofrecerse para luchar contra los españoles y los portugueses, que habían comenzado a penetrar desde el norte de la Banda Oriental por pedido de Elío. Mil carretas y unas 16 mil personas, hombres, mujeres y niños, con sus pocos ganados y pertenencias, cruzaron el río Uruguay y se instalaron en Ayui, cerca de la actual Concordia, Entre Ríos, preparados para continuar la lucha. Era el famoso éxodo del pueblo oriental. Pero el Primer Triunvirato era poco afecto a las epopeyas populares y decidió enviar a Manuel de Sarratea para reemplazar a Artigas en el mando de las tropas orientales. Sólo cuando a fines de 1812, tras la caída del Primer Triunvirato, Sarratea fue reemplazado por Rondeau, y se le devolvió su mando a Artigas, los orientales aceptaron unirse a las tropas porteñas para sitiar Montevideo.

Al inaugurarse la Asamblea del Año XIII, la Banda Oriental eligió a sus representantes en un Congreso y, por inspiración de Artigas, les dio precisas instrucciones de contenido federalista y revolucionario: inmediata declaración de independencia, constitución republicana, libertad civil y religiosa, igualdad de todos los ciudadanos, gobierno central con respeto a las autonomías provinciales y el establecimiento de la capital fuera de Buenos Aires.

La Asamblea presidida por el centralista Carlos María de Alvear rechazó los diplomas de los diputados orientales, argumentando que no habían sido elegidos legalmente. Era una vil excusa ya que los únicos delegados elegidos por voto popular eran precisamente los orientales.

La clase alta porteña temía que la influencia del caudillo oriental y su enorme popularidad se extendieran al resto de las provincias. Veía en la acción de Artigas un peligroso ejemplo que propugnaba un serio cambio social. El reparto de tierras y ganado entre los sectores desposeídos concretado por Artigas en la Banda Oriental, bien podía trasladarse a la otra margen del Plata y poner en juego la base de su poder económico.

El Director Supremo Gervasio Posadas, tío de Alvear, lo declaró «traidor» y puso precio de 6.000 pesos a su cabeza. José Artigas fue el primero en plantear claramente en el Río de la Plata las ideas del federalismo, entendiendo que el reparto equitativo de la riqueza por regiones era una condición imprescindible para su entera concreción.

Del otro lado del Río y de la Historia José Gervasio Artigas ponía en práctica la ley agraria más avanzada que se conozca hasta estos momentos en estos lares del Río de la Plata. Fundó una colonia agrícola que combinaba las tradiciones comunitarias de los abipones y guaycurúes del Chaco, tan artiguistas como los charrúas, quienes ya tenían destinada en propiedad la zona de Arerunguá para su subsistencia.

ARTIGAS - BANCO FLORIAN PAUCKE
CONGRESO PUEBLOS LIBRES
MONUMENTO VANDALIZADO - DIARIO UNO

Para 1814, la popularidad de Artigas se había extendido a varias de las actuales provincias argentinas, afectadas, al igual que la Banda Oriental por la política de libre comercio y puerto único, promovida por Buenos Aires que arruinaba a los artesanos y campesinos del Interior. Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Misiones y Córdoba se unen a los orientales, formando la Liga de los Pueblos Libres. Como Protector de la Liga,  Artigas luchó junto con los jefes litoraleños contra el centralismo del Directorio. La liga formó una especie de mercado común regional en el que se protegía a los productores nacionales y se fomentaba la agricultura a través del reparto de tierras, animales y semillas. No pagaban impuestos las máquinas, los libros y las medicinas y derivaba el comercio del Litoral al puerto de Montevideo.

En 1815 Artigas recuperó Montevideo, ocupada hasta entonces por las tropas porteñas y convocó en Concepción del Uruguay el 29 de junio de 1815 al Congreso de los Pueblos Libres que se reunió en Concepción del Uruguay, Entre Ríos. Allí estaban los delegados de la Banda Oriental, Corrientes, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Misiones. Sus primeros actos fueron jurar la independencia de España y de “todo otro poder Extranjero cualquiera que sea”, izar la Bandera tricolor –celesta y blanca y con una franja diagonal roja- y enviar una delegación a Buenos Aires para concretar la unidad.

Mientras en Buenos Aires se sancionaba el Reglamento del tránsito de Individuos que decía: “Todo individuo que no tenga propiedad legítima será reputado en la calidad de sirviente y será obligatorio que se muna de una papeleta de su patrón visada por el juez. Los que no tengan estas papeletas serán reputados como vagos y detenidos o incorporados a la milicia”, Artigas proclamaba su Reglamento Oriental para el fomento de la campaña que establecía la expropiación de tierras a “emigrados, malos europeos y peores americanos” y su reparto entre los desposeídos del país para “fomentar con brazos útiles la población de la campaña”.

Diferenciándose del liberalismo económico desenfrenado, Artigas promulgó el 9 de septiembre de 1815 un Reglamento de Comercio que establecía: “Que todos los impuestos que se impongan a las introducciones extranjeras, serán iguales en todas las Provincias Unidas, debiendo ser recargadas todas aquellas que perjudiquen nuestras artes o fábricas, a fin de dar fomento a la industria de nuestro territorio”. (Eduardo Gallicchio Esteva, Documentos para el estudio de la historia constitucional del Uruguay, Tomo  1, Montevideo, Editorial Industria Gráfica Nuevo Siglo, 1993, pág. 146.)

En la sesión del 19 de julio del Congreso de Tucumán, uno de los diputados por Buenos Aires, Pedro Medrano, previendo la reacción furibunda de San Martín que estaba al tanto de las gestiones secretas en las que estaban algunos congresales y el propio Director Supremo encaminadas a entregar estas provincias, independientes de España, al dominio de  Portugal o Inglaterra, señaló que “antes de pasar al ejército el acta de independencia y la fórmula del juramento, se agregase, después de ‘sus sucesores y metrópoli’; esto más: ‘de toda dominación extranjera’, para sofocar el rumor de que existía la idea de entregar el país a los portugueses”

Medrano sabía que lo de “entregar el país a los portugueses” era mucho más que un rumor. El ministro argentino en Río de Janeiro, el inefable y omnipresente Manuel José García le había escrito al Director Supremo Pueyrredón: “Creo que en breve desaparecerá Artigas de esa provincia y quizás de toda la Banda Oriental. Vaya pensando en el hombre que ha de tratar con general Lecor”.

Lecor era nada menos que el jefe del ejército invasor portugués a quien el Director Supremo de las Provincias Unidas llamaba “Jefe del Ejército de Pacificación” y le escribía en estos términos: “El interés recíproco de ambos gobiernos demanda imperiosamente que Artigas sea perseguido hasta el caso de quitarle toda esperanza de obrar mal a que lo inclina su carácter. (Edberto Oscar Acevedo, La independencia de Argentina, Buenos Aires, Editorial MAPFRE, 1992, pág. 166.)

A fines de 1819 la Liga estaba entre dos fuegos, por un lado los directoriales y por el otro los portugueses. Artigas concibió un plan militar. Él atacaría el campamento portugués en Río Grande mientras que las fuerzas de Entre Ríos y Santa Fe atacarían Buenos Aires.  Pero mientras el caudillo de Santa Fe, Estanislao López, y su compañero de Entre Ríos, Francisco Ramírez, invadían exitosamente Buenos Aires y triunfaba en Cepeda, Artigas era derrotado por los portugueses en Tacuarembó.

Aprovechando esta situación de debilidad de su antiguo jefe, los caudillos firmaron a espaldas de Artigas el Tratado del Pilar, abandonando a su suerte al líder oriental. Artigas decidió unir sus escasas fuerzas con las de Corrientes y Misiones. Ingresó en Entre Ríos dispuesto a someter a Ramírez, pero fue derrotado definitivamente en Las Huachas y debió marchar hacia el exilio en el Paraguay.

Allí vivió humildemente, bajo la protección de los sucesivos gobernantes paraguayos, Gaspar Rodríguez de Francia y Carlos Antonio López. Habitó en una modesta chacra donde vivió en el ostracismo por 30 años. Murió el 23 de septiembre de 1850, rodeado de indios y campesinos que lo llamaban en guaraní Caraí Marangatú, ni más ni menos que el Padre de los pobres.

Fuente: www.elhistoriador.com.ar

 

“De Artigas aprendí” – Orlando Vera Cruz (de la “Crónica Cantada a Estanislao”)

                                                                                                                                                                                                                                                                     

La casa de César López Claro como museo

En calle Piedras 7352 existe una morada que inhala arte y lo exhala para el barrio en obras de su dueño y morador de antaño: César López Claro.

FRENTE MUSEO LOPEZ CLARO

Tanto César López Claro como su esposa María Brizzi (quien tuvo una academia de danza muy importante en la ciudad) poseían el sueño de darle a su barrio Guadalupe un museo y espacio cultural en donde las obras, pictóricas en su mayoría, fuesen expuestas en forma permanente. En los años 90’, al momento de su donación a la municipalidad, la casa-museo César López Claro contaba con más de 10 salas, cada una de ellas con nombres de artistas.

César y María bautizaron cada sala con el nombre de un artista, como Goya,  comentaba Priscila Sandoval, Coordinadora de Museos Municipales de Santa Fe al programa “Alma de Barrio” de LT10 que “También se encuentra la sala América que no hace referencia a un artista pero es una sala muy importante porque en ella se encuentran los reconocidos murales, que estuvieron más presentes en los últimos años de César López Claro y mediante los cuales estuvo muy comprometido, no sólo artísticamente sino también políticamente con Latinoamérica. Todas esas salas han sido depósito del patrimonio y por lo tanto la gente no ha podido visitarlas, porque todas las últimas actividades eran proyectos externos al museo y no de la propia obra del artista, por lo que se hacía dificultoso pensar en una casa-museo, ya que era un museo que no podía mostrar toda la dinámica que había adquirido el propio patrimonio. La idea es que la casa-museo pueda tener su propio espíritu y pueda mostrar las propias obras del artista que vivió en esa casa y que fue César López Claro”, (Alma de Barrio – LT10 – 19/06/21).

EL BUSTO DE LOPEZ CLARO MIRANDO AL BARRIO - FACEBOOK MUSEO LOPEZ CLARO
LOPEZ CLARO EN SU CASA
OBRA DE CESAR LOPEZ CLARO
CESAR LOPEZ CLARO
VISITAS DE ESCOLARES AL MUSEO

El museo cuenta con más de 3000 piezas del artista (pinturas, pasteles, dibujos). César López Claro era un artista plástico multifacético que incursionó por varias disciplinas. 

Al año 2021 el museo cuenta con una vidriera en su fachada en la que se realizan diferentes tipos de intervenciones mediante distintos formatos audiovisuales, a los cuales, cuando el museo se encuentra cerrado, el público puede acceder escaneando un código QR (puesto sobre la fachada del edificio) con el celular. 

Durante un tiempo y en un radio de mil metros, desde los años noventa en adelante, coexistieron los museos municipales César Fernández Navarro y César López Claro, los cuales generaron una verdadera movida cultural.

 

“Posee 12 salas y un patio de esculturas y están catalogadas más de 4.000 obras entre pinturas, dibujos, grabados, cerámicas y esculturas reunidas por César López Claro. El museo tiene como propósito exhibir las obras de este maestro en todas las etapas de su labor. Posee, además, cuadros de Picasso, Spilimbergo, Seoane, Cogorno y Saura, entre otros. También se exhiben cerámicas y artesanías de distintos pueblos de América. El museo tiene también una biblioteca especializada en arte y realiza permanentemente cursos y exposiciones temporarias”. (Directorio Latinoamericano de Recursos Patrimoniales)

¿Quién fue César López Claro?

Nació en Azul, Buenos Aires, el 5 de julio de 1912. Inicia sus estudios en el Taller de su padre Alberto López Claro. En 1942, César López Claro se radicó en Santa Fe, para comenzar su obra pictórica denominada “Período Litoral”, en donde intentó reflejar las costumbres isleñas y de la costa. Por sus obras de estilo renacentista obtuvo las distinciones, Gran Premio de Honor del Salón Nacional, Gran premio Internacional S.P.A. de Bruselas, Gran Premio de honor del Salón de Santa Fe, entre otras.

Por unos años residió en Barcelona y en otros lugares de Europa, como así también visitó lugares de Latinoamérica, como Bolivia, Perú, Ecuador, de dónde aprendió  los matices indigenistas que luego plasmó en sus obras. Las mismas no sólo fueron  pictóricas, sino también esculturas y gigantescos murales que pintó en el interior de su casa entre los años 1960 a 1980, como el mural “Lago Titicaca”, compuesto con planos, figuras y colores que demuestran su admiración por el cubismo y el formalismo. A su vez, realizó ilustraciones para músicos folclóricos de nuestro país, como los Hermanos Ábalos, Carlos Guastavino, Ariel Ramírez.

                                                                                                                                                                                                                                                                     

Plaza Juan Pablo López

La histórica, y central, plaza de la Colonia de Guadalupe es mayormente conocida con ese mote, pero en realidad, lleva el nombre de Juan Pablo López, hermano menor del Brigadier Estanislao López.

La plaza en realidad, como en todos los casos del trazado de un nuevo poblado más que barrio, surge de la delimitación manzanera de la zona a fines del siglo XIX, cuando se subdivide y crea la Colonia Guadalupe, también conocida en esos tiempos como “Pueblo Guadalupe”. En un plano de la zona de Justo del Barco del 15 de enero de 1890 aparecen las primeras 56 manzanas demarcadas, desde el camino a Guadalupe (Avenida General Paz) hasta la laguna, y desde el norte limitando con la propiedad de Juan Cook (calle Larrea) y al sur Maciá y Crespo (calle Cardenal Fasolino). Las ubicaciones justas son posible por la presencia en el plano de la “Plaza Setúbal”, hoy plaza Juan Pablo López. Al sur oeste, en donde hoy se encuentra la plaza “Padre Edgardo Trucco” y se realiza el festival figura el “Cementerio”, tal como la historia lo refiere antes de ser cerrado por la habilitación de la necrópolis municipal en barrio Barranquitas (San Pantaleón).

Pero, ¿quién fue en realidad Juan Pablo López?, un santafesino de nombre conocido pero de una historia casi cinematográfica, tal vez un tanto velada por la figura gravitante y trascendente de su hermano, el Brigadier.

PLAZA SETUBAL - PLANO 1890

Juan Pablo nació en Santa Fe el 26 de junio de 1792. Como su hermano Estanislao y hermana melliza del Brigadier Catalina, llevó el apellido de su madre María Antonia López por ser hijo extramatrimonial del capitán de milicias Juan Manuel Roldán. Dicen que tenía por apodo “Mascarilal”, debido a las cicatrices que la viruela dejó en su rostro. 

Tuvo una vida realmente azarosa, con cambios de bando entre unitarios y federales, a cargo de la gobernación de la provincia de Santa Fe luego del fallecimiento de su hermano, pero por acciones militares y sublevaciones, solamente en una de las tres oportunidades por elección de los habitantes.

Una breve biografía de Juan Pablo López, que además tiene su calle en Barrio Guadalupe, menciona que precozmente, en 1805, inició su carrera militar en la compañía de Blandengues junto a su padre y hermano Estanislao en la frontera norte de Santa Fe contra las incursiones de los aborígenes asentados en el gran Chaco.

Como su hermano, se sumó a las huestes de Manuel Belgrano en la campaña al Paraguay, donde combatió junto al creador de la bandera en Campichuelo y en las batallas de Paraguarí y de Tacuarí. Luego, a diferencia de Estanislao que fue puesto preso y llevado en barco frente al puerto de Montevideo, Juan Pablo continúa en las filas de Belgrano en el Ejército del Norte. En el combate de La Florida, luego de la batalla de Salta, resultó herido. Así ascendió de grado en el ejército norteño, pero luego de ser nombrado teniente primero en 1815 decidió regresar a Santa Fe.

En la provincia apoyó la revolución federal santafesina de febrero de 1816, bajo el liderazgo del caudillo Mariano Vera, en la que empezó a encumbrarse su hermano, por la que combatieron la ocupación porteña capitaneada por el general Juan José Viamonte. El 15 de noviembre de 1816, aniversario de la ciudad, tomó las armas de la provincia en la Primera Compañía de Dragones de la Independencia, nuevo nombre de la antigua compañía de Blandengues de Santa Fe en la que había servido de joven junto a su padre. Enfilado en la defensa de Santa Fe, bajo las órdenes de su hermano, Juan Pablo López combatió contra los porteños y los unitarios.

JUAN PABLO LOPEZ - BANCO FLORIAN PAUCKE

Hombre de armas, participó en las filas santafesinas en la batalla de Cepeda el 1° de febrero de 1820, en la que fue ascendido por su hermano al grado de teniente en el propio campo de batalla. En 1921 luego de derrotar la invasión a la provincia de Santa Fe de Francisco Ramírez, cruzó el Paraná para combatir en Entre Ríos a apoyo a las posiciones del gobernador Mansilla con las fuerzas de López Jordán.

Dice la historia de JP López que regresó luego a los cuarteles y fortines del norte santafesino, luchando contra las incursiones aborígenes, “destacándose como soldado valiente y gaucho hábil”. Para 1825 lograba el grado de teniente coronel de milicias de Santa Fe y de sargento mayor de caballería de Línea.

CASA DE JP LOPEZ EN 9 DE JULIO Y JUAN DE GARAY - BANCO FLORIAN PAUCKE

En un tiempo convulsionado, de guerra civil entre porteños y santafesinos, bandos unitarios y federales, se asentó en el fortín-reducción indígena de San Jerónimo del Sauce y luego pasó a revestir en la Comandancia Militar de Rosario. Desde allí en 1831 luchó contra el general José María Paz, gobernador de Córdoba, que como unitario fue vencido en su invasión a Santa Fe.

Al morir en junio de 1838 Estanislao, su hermano, Domingo Cullen fue nombrado gobernador con el apoyo de Rosas. Juan Pablo López desconoció esa autoridad y comenzó un tiempo de exilios de la provincia de Santa Fe, con regresos momentáneos, siempre violentos en la búsqueda de recuperar el poder. Así lo hizo cuando el 18 de septiembre de 1838, derrocó a Cullen con tropas y armas provistas por Rosas, en un avance iniciado por López desde Rosario. Cullen escapó a Santiago del Estero y asumió el gobierno el presidente de Legislatura, José Elías Galisteo, pero Juan Pablo no lo aceptó, por lo que con apoyo de fuerzas porteñas y cordobesas ganó en la batalla de El Tala del 2 de octubre de 1838, a meses de morir su hermano, triunfo que le permitió hacerse designar como gobernado el 14 de octubre.

No fueron tiempo fáciles, los ranqueles invadieron el sur de la provincia y debió repeler esos malones con menos de la mitad de los hombres de los belicosos aborígenes.

Pero en otro frente, el de las contiendas civiles, encabezó las fuerzas que combatieron en 1939 en Entre Ríos contra la invasión de Lavalle, al que derrotó desde su retaguardia en Corrientes. Al año siguiente, Santa Fe fue invadida desde Entre Ríos por el antiguo caudillo santafesino Mariano Vera, que fue derrotado y muerto por López en una batalla breve en la zona de Cayastá.

Mientras tanto Lavalle retornaba desde Corrientes y Entre Ríos, y se replegaba sobre Santa Fe desde San Pedro al no poder avanzar sobre la provincia de Buenos Aires, el general de la Independencia y ejecutor del fusilamiento de Dorrego tomaba la ciudad de Santa Fe. Juan Pablo López recuperaba fuerzas desde la campaña y con el apoyo de Oribe lograba vencer al ejército de Lavalle primero en Coronda, luego en el Paso de Santo Tomé. Pero la intervención de Rosas, en apoyo a Oribe, fue lo que precipitó la salida de Lavalle de Santa Fe hacia Córdoba, derrotándolo en la batalla de Quebracho Herrado (al sur de la hoy ciudad de San Francisco), lo que permitió el retorno a la ciudad de Santa Fe de Juan Pablo López. El 24 de julio de 1841, fue nombrado como su hermano, brigadier general del ejército de la provincia.

Pese a conservar buenas relaciones con Rosas, quien dicen desconfiaba de Juan Pablo, a fines de 1841 decidió cambiar de bando y se alió con Pedro Ferré, gobernador de Corrientes, enfrentado con Juan Manuel de Rosas. Fue un error de cálculo político y estratégico de fuerzas dado que prontamente el Restaurador envió a invadir Santa Fe a Oribe y Pacheco desde Córdoba, y al coronel Santa Coloma desde Buenos Aires. Así, Juan Pablo fue derrotado en tres batallas breves y fue obligado a escapar de Santa Fe hacia Corrientes, pasando por Chaco.

Comenzó entonces un largo exilio de su Santa Fe, no sin nuevos combates e intentonas de recuperar el poder perdido en su provincia natal por medio de la fuerza. Así, desde Corrientes, en 1844 formó un pequeño ejército de exiliados santafesinos. Con ellos logró tomar por sorpresa ingresando desde el Chaco a Pascual Echagüe, que derrotado se replegó a Buenos Aires. 

López no tomó dimensión de las fuerzas que enfrentaba y se desperdigo en maniobras de venganza contra los santafesinos que lo habían hecho escapar años antes. Este yerro le costaría nuevamente la derrota y casi la muerte.

Echagüe y Santa Coloma regresaron desde Buenos Aires y derrotaron las avanzadas de Juan Pablo López que debió iniciar una desordenada retirada hacia el norte, en la que uno de sus leales, el general Juan Apóstol Martínez, fue tomado prisionero y ejecutado. Así, derrotado en el combate de Malabrigo Juan Pablo López marchó al destierro al sur de Brasil.

Mucho no duró su exilio forzado dado que regresó en 1846 a Corrientes, pero al sumarse al ejército del gobernador correntino Madariaga terminó nuevamente expatriado en Brasil dado que las fuerzas de Urquiza derrotaron a los correntinos en Vences.

Como una vida de aventura que no tenía fin, y cambiante, regresó a Entre Ríos y se sumó al combate en las fuerzas de Urquiza contra su anterior enemigo, Rosas. El caudillo entrerriano lo puso al mando de la 5ta División de caballería entrerriana del Ejército concentrada en Diamante. Tras cruzar el río Paraná el Ejército Grande con Urquiza a la cabeza, desde la provincia de Santa Fe depuso al gobernador Echagüe y realizó el Pronunciamiento contra Rosas y depuso al gobernador Echagüe. El nuevo gobernador santafesino Domingo Crespo dispuso sumar una división de caballería de dos mil hombres, fuerza que puso al mando del general Juan Pablo López. Así, el santafesino combatió, y venció a los rositas en Loma Negra y en los Campos de Álvarez, para participar tres días después como jefe de una división de caballería de entrerrianos y santafesinos en la batalla final de Caseros, el 3 de febrero de 1852.

Lejos de aquietar su vida militar, al regresar triunfante a Santa Fe promovió una nueva revolución para tratar de tomar el poder, pero sus seguidores se le sublevaron y luego de traicionarlo y abandonarlo Juan Pablo fue llevado preso a Paraná. Para 1856, luego de escapar de su presidio en Paraná y cruzar a Santa Fe, encabezó una nueva revuelta que terminó por derrocar al gobernador José María Cullen. Esta acción sediciosa produjo un descalabro político en Santa Fe, lo que propició una intervención federal que desencadenó en elecciones.

Así, luego de batallar en varios ejércitos, cambiar de bando, exiliarse, y ascender en base a su valentía en el combate, y retroceder en sus limitaciones de lectura política de fuerzas, con el apoyo decidido del presidente Urquiza Juan Pablo López fue elegido gobernador de Santa Fe y nombrado Brigadier General de los ejércitos de la Confederación Argentina.

Rescatan los historiadores que ese, su último gobierno, fue de algún modo más pacífico y en cierta medida progresista. La realidad fue que quien ejercía el poder real era Seguí, hijo del consejero de Estanislao López que escribió el Estatuto de 1819, redactor del Pronunciamiento de Urquiza y uno de los decisivos actores y redactores de la Constitución Nacional de 1853. El 13 de julio de 1858, Juan Pablo López fue reconocido como brigadier general de la Confederación Argentina.

Hombre de pasiones y traiciones, López conspiró fuera del poder desde Rosario contra el nuevo gobernador. Para el 31 de mayo de 1860 Juan Pablo era nuevamente arrestado y enviado a Paraná, por perturbar el orden público donde quedó detenido en una casa particular.

Ya mayor quedaba tiempo para unas batallas más para Juan Pablo López. Fue como como jefe de la vanguardia del ejército confederado, al mando de la Caballería de Santa Fe, primero en la batalla de Cepeda de 1859, y luego en 1861 en Pavón, en las filas de Urquiza. Luego de la derrota a manos de los mitristas se refugió en Entre Ríos.

JUAN PABLO LOPEZ - BANCO FLORIAN PAUCKE

La última contienda fue en 1865, como jefe en el ejército de Entre Ríos enviado a la Guerra del Paraguay, pero las fuerzas se sublevaron por lo que finalmente no combatió esa vez. En 1870, ya anciano, Juan Pablo López y los hermanos Iturraspe fueron detenidos acusados de apoyar la rebelión de los jordanistas. Sin embargo al tiempo López fue liberado para entrar en un ostracismo de la vida pública por casi quince años.

Su vida tomó una relevancia histórica por última vez en 1884, cuando fue ascendido por el Congreso Nacional al rango de teniente general de la Nación. A los dos años, el 27 de julio de 1886, a los 94 años, murió de neumonía, en la casa de 9 de Julio y Juan de Garay. En el oeste de la ciudad, en el viejo camino al Puente Iriondo (barrio Las Lomas, quedó la casa de campo con el oratorio, casa que se puede ver desde la Circunvalación Oeste, perdida entre los árboles, como perdida parece la inquietante vida de Juan Pablo, poco conocida en la historia santafesina, pero que da nombre a la plaza de Guadalupe.

                                                                                                                                                                                                                                                                     

Museo César Fernández Navarro

En Guadalupe Este hay otra casa vuelta museo por designio de su morador, César Fernández Navarro. En este caso el espacio de arte abierto a la comunidad bajo la dependencia del municipio se encuentra en calle Defensa 7590. A partir de 1992 el inmueble, donde vivió y trabajó el pintor César Fernández Navarro, pasó a integrar el patrimonio cultural de la ciudad. El artista así lo había decidido antes de su muerte en ese año, por lo que donó su casa, junto con todas sus obras y la pinacoteca de su propiedad.

Durante varios años la vivienda estuvo en estado de abandono, por lo que presentaba, entre otras fallas, una importante pérdida de agua de las cañerías, lo cual socavó los cimientos y generó fisuras en las paredes, humedad y desplazamientos. Por este motivo, en el año 2009 la Municipalidad retiró y restauró la obra pictórica y los libros del pintor, que se trasladaron junto con el mobiliario a la sede del Museo Sor Josefa en el sur de la peatonal San Martín. El Municipio de ese entonces se comprometió con la vecinal de Guadalupe a mantener la limpieza de la vivienda.

Sin embargo, y en contraposición con el estado de la otra casa/museo del barrio donado por César López Claro, la casa de la Fernández Navarro, ubicada en la esquina de Defensa y Regimiento 12 de Infantería, presenta un mal estado. En una entrevista realizada por el programa “Alma de Barrio” (LT10) a la Coordinadora de Museos Municipales de Santa Fe, Priscila Sandoval, la funcionaria expresaba que “según un informe realizado en el presente 2021 la vivienda se encuentra muy comprometida ediliciamente y cuenta con unas 50 piezas artísticas (la mayor parte pinturas y algunos objetos), de las cuales el personal municipal se ocupa de su mantenimiento y buena conservación”. (Alma de Barrio – LT10 -19/06/21).

Autorretrato de César Fernández Navarro
ESPOSICION RETROSPECTIVA CESAR FERNANDEZ NAVARRO ROSA GALISTEO

Atrapado por en parte por su contexto santafesino, entre río y trigo, el artista vecino de Guadalupe puso también su arte en el espacio público, en especial, el educativo. Así aparecen murales de Fernández Navarro en la Universidad y en dos escuelas públicas, una de la ciudad y otra de Santa Fe.

Al respecto, el creador mencionaba en una entrevista para el diario El Litoral en 1975 que se sentía un “muralista frustrado por la falta de muros”, y al respecto puntualizaba el medio luego de esa afirmación que “No busca culpables ni levanta el índice para acusar, pero evidentemente le duele que en la Argentina con artistas excelentes y grandes posibilidades materiales, el género no haya tendí el eco merecido. Algunas experiencias pudo concretarlas en Santa Fe en las escuelas ‘Cristóbal Colón’ y ‘Simón de Iriondo’ (Santo Tomé), en aula Alberdi de la UNL, en algunos edificios particulares en Paraná, pero aun así le quedó mucho entusiasmo por canalizar”. (El Litoral 14/2/1975)

César Fernández Navarro falleció en Santa Fe el 8 de noviembre de 1992, luego de haber dejado sus obras y casa a los santafesinos.

CASA MUSEO DE CESAR FERNANDEZ NAVARRO
ESPOSICION RETROSPECTIVA CESAR FERNANDEZ NAVARRO ROSA GALISTEO
CESAR FERNANDEZ NAVARRO - EL LITORAL 6-9-1969
FERNANDEZ NAVARRO - EL LITORAL 14-2-1975
BAJANTE EN LA COSTA - CESAR FERNANDEZ NAVARRO
RESTARUACION MURAL ESCUELA COLON - EL LITORAL

César Fernández Navarro

El “Museo de Arte Contemporáneo” (MAC) de la Universidad Nacional del Litoral expone en su sitio web una breve biografía del artista.

César Fernández Navarro. Argentino, nació en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, R. A., en 1909. Los estudios superiores de dibujo y pintura los hizo en Zaragoza, España; con el maestro Abel Buein Gras.

En la ciudad de Bilbao integró el grupo de pintores de la «Asociación de Artistas Vascos» y participó en las muestras colectivas organizadas por la citada institución, habiendo realizado exposiciones personales.

César Fernández Navarro una vez reintegrado al país, su primera presentación fue en «Amigos del Arte» en la Capital Federal. Y se instala en la ciudad de Santa Fe en 1940. La geografía del paraje, y la: contribución humana a del lugar, de particular significación plástica para el artista que inicia la búsqueda del enfoque que la temática del Litoral le brinda, desde luego, que lo atrae, lo cautiva la fisonomía, sin modificar su posición clásica. Así lo confirman las pinturas que envió a los certámenes es colectivos y muestras personales, que evidenciaron la dimensión de una vigorosa personalidad conseguida en el acontecer pictórico. El Litoral le ofreció las dilatadas playas, la sugestiva belleza de los arroyos, las islas matizadas de verdes, con moradores arraigados al medio, hombres, mujeres y niños en la faena cotidiana. Fernández Navarro con clara inteligencia le rindió el atributo del quehacer plástico en infinitas escalas tonales de su rica paIeta.

El artista. hombre sencillo, humano, con facultad para resolver en magníficas composiciones la temática de sus cuadros, cuya objetividad se ajusta a la atmósfera, a la línea, a la materia al colorido de tal manera que la naturaleza adquiere una visión poética. El pintor sensible a la motivación la proyecta idealizada en admirables obras de profunda repercusión humana: «Mujeres recogiendo leña» «Trasmallo», «Lavandera», ‘Revisando redes», «Hombre y mujeres», `Atardecer gris», «Paisaje de otoño», «La bajante» y `Mercado paraguayo».

En 1949 viaja por segunda vez a España y expone en Zaragoza, Bilbao y en Madrid en el Museo de Arte Moderno. En 1966 repite la gira por España y realiza nuevas muestras. En 1969 presenta sus obras en la importante Galería de Arte de Londres, Inglaterra, la serie ‘de pinturas avalan su prestigio, con tal acontecimiento dio razón al comentarista de arte de un importante diario de Londres, para expresar: «Fernández Navarro empleó una nueva forma caracterizada por su suavidad y fuerza».

En ambas cosas, color y composición, extrae lo esencial convirtiéndolo en un conjunto no menos armonioso y dramático que el conseguido por otras artistas, pero el contraste interesante en que sus colores están plasmados suavemente en las telas».

La labor artística de César Fernández Navarro ha merecido estas recompensas: premio estímulo «Salón Nacional», primer premio Salón de Pergamino; Salón del Litoral de Santa Fe, premio Bolsa de Comercio; Primer premio Salón de Artistas de la provincia de Santa Fe; primer premio Salón de Concordia; premio honor de los Artistas Plásticos Santafesinos; Salón Nacional de Santa Fe, premio adquisición del Club del Orden, premio Fernando Fader; premio adquisición a dibujo en 1955; gran premio de honor en 1967; premio a Figura en el Salón de Rosario; premio de sonor Salón de Curuzú Cuatiá en 1960, en el Salón de Tucumán premio adquisición en 1960.

Se desempeñó en la cátedra de dibujo y grabado en la Escuela de Bellas Artes de Santa Fe; profesor de composición, teoría del color y pintura del instituto «Juan M. Blanes» de Paraná; director del Museo Municipal de Artes Visuales de Santa Fe y del Museo Provincial de Bellas Artes «Dr. Pedro E. Martínez» de Paraná; director de Cultura de la Provincia de E. Ríos; director y profesor de la Escuela de Artes Visuales «Profesor Juan Mantovani»,

Ha realizado decoraciones murales en edificios públicos, escuelas y en el Aula Alberdi de la Universidad del Litoral.

En 1965, por invitación inauguró una muestra retrospectiva de 117 pinturas y grabados, trabajos de 27 años en Santa Fe; tres años consecutivamente expuso en la galería Rubens de Buenos Aires; en 1970 fue invitado al premio I.P.C.L.A.R. de Santa Fe y al premio Prilidiano Pueyrredón de Buenos Aires.

Está representado en los Museos Provincial de Bellas Artes «Rosa Galisteo de Rodríguez»; de Paraná (E. Ríos); Municipal de Santa Fe; de Bahía Blanca y de Rosario, el Colonial de Bellas Artes de Corrientes; de Curuzú Cuatiá; Concordia de (E. Ríos) Provincial de Tucumán; «Pedro de Mendoza» de Buenos Aires y el Museo Municipal de Artes Contemporáneos de Madrid, España.

MURAL ESCUELA IRIONDO SANTO TOME - EL LITORAL
LAVANDERAS - CESAR FERNANDEZ NAVARRO
LAVANDERA - CESAR FERNANDEZ NAVARRO
MUCHACHA CON REDES - CESAR FERNANDEZ NAVARRO
CASA MUSEO DE CESAR FERNANDEZ NAVARRO

                                                                                                                                                                                                                                                                     

Prado Español

El espacio verde perteneciente al Centro Gallego asentado en Avenida Galicia se constituyó en jurisdicción de Guadalupe sobre Avenida General Paz al 6599. Desprendidos de la entidad madre Sociedad Española de Socorros Mutuos, se promovía entonces la creación del Prado, y en su lugar el Hospital Español.

INAUGURACION PRADO ESPAÑOL - EL ORDEN 2-4-1929

El diario El Orden refería sobre la inauguración del Prado Español, en abril de 1929. Decía el medio que se había concretado el domingo por la mañana, o sea el XX de abril, “…en las proximidades de la vecina villa de Guadalupe”. Era la Sociedad Española de Socorros Mutuos que con una fiesta daba por habilitado el predio, con la palabra de un ex presidente de la entidad, el “doctor Antonio Ucha”. Según la publicación en el Prado se iba a levantar “…el Hospital Español, viejo propósito de la colectividad…”, proyecto que finalmente no se concretó en ese predio. (El Orden 2/4/1929)

Fueron destacadas las “Romerías” desarrolladas en el Prado Español, actividades promovidas generalmente en concordancia con los festejos del 12 de octubre, o con la fundación del Centro Gallego, ubicado cerca del prado sobre Avenida Galicia. La entidad fue creada el 5 de diciembre de 1919, “…en la casa de los señores José y Gerardo Pérez, sita en la calle Chacabuco…” cuando “…un grupo de oriundos de las cuatro provincias de Galicia decidieron dar principio ese mismo día a las gestiones preliminares de toda sociedad…”. (El Litoral 10/10/1933)

Para 1936 se mencionaba en el diario El Litoral sobre las obras en desarrollo, con miras a la construcción del proyectado hospital. Decía el medio: “En el terreno adquirido en Villa María Selva (Este) por la Sociedad Española de Socorros Mutuos con destino al fututo Hospital Español, poco a poco se realizan obras que dan la sensación de progreso trasformando el paraje en un punto de reunión y esparcimiento por ahora. Habilitado desde algunos años para la realización de las romerías españolas, se han efectuado en él mejoras de diversas clases con las que se le ha dado un aspecto cada día más atractivo y se le hizo lugar apropiado para reuniones familiares y públicas”.

Al respecto se destacaba la finalización de “un pabellón que cuenta con un hermoso salón para actos públicos y fiestas de carácter social”. El proyecto estuvo a cargo del arquitecto Guerra y construido por José Tonelli. 

ROMERIAS PRADO ESPAÑOL - EL LITORAL 13-10-1933
PRADO ESPAÑOL CELEBRACION EN 1935 - EL LITORAL 12-10-1935

En ese momento el terreno del prado tenía unos 80 metros con frente sobre General Paz y unos 900 metros de fondo, “…hacia el este hasta la laguna Setúbal”. (El Litoral 17/1/1936)

Respecto del hospital vale mencionar sobre el proyecto que se colocó la piedra fundamental del edificio en el terreno del prado el 5 de marzo de 1939. El acto se desarrolló en el extremo este del predio, casi sobre la margen de la laguna, con la presencia de los directivos de la entidad y del gobernador Iriondo, el intendente Bobbio y el monseñor Fasolino. (El Litoral 5/3/1939)

La propuesta del nosocomio se concretó finalmente en 1946, pero no en el Prado Español sino en Avenida Rivadavia al 3355, como “Sanatorio Español”, bajo la dependencia de la Sociedad Española de Socorros Mutuos. (El Orden 14/7/1946)

Colocación piedra fundamental del Hospital Español (nunca construído) en terrenos del Prado Español, Gral. Paz y Hernandarias 1939 - Archivo Gral. de la Nación (Flavio Berraz) - FOTOS ANTIGUAS CIUDAD DE SANTA FE
PIEDRA FUNDAMENTAL HOSPITAL ESPAÑOL EN EL PRADO - EL LITORAL 5-3-1939
ROMERIAS PRADO ESPAÑOL - EL LITORAL 12-10-1940

En cuanto a la relación del Prado Español con los vecinos de Villa María Selva y de Guadalupe, la publicación de la Municipalidad de Santa Fe sobre la historia del barrio menciona en los recuerdos de la gente sobre los picnics y romerías, que llegaron a congregar hasta 10.000 personas. El trabajo del Museo de la Ciudad refería en los testimonios que “Numerosos conjuntos orquestales amenizaron romerías españolas, kermeses y coloridos kioscos montados para estos acontecimientos. Quienes participaron de esas romerías narran que la gente contaba con distintos servicios de transporte para trasladarse hasta el Prado Español. 

Por ejemplo el Tranvía N° 4 hacía el recorrido desde el oeste de la ciudad pasando por los bañados que rodeaban la actual Avda. Galicia. También un colectivito de especiales características, llamado <>, hacía el recorrido por calle Ángel Cassanello desde Gral. Paz hasta la laguna de Guadalupe. En el característico pórtico de ingreso al Prado Español, construido por el Arq. Guillermo Ebrecht, constatamos en una placa recordatoria lo siguiente: <>”. 

(Colección «Historia de los Barrios» II – Guadalupe – Museo de la Ciudad – Municipalidad de Santa Fe – 1996)

Con el tiempo el Prado Español pasó por distintas instancias, hasta por ejemplo llegar en 2014 con la inauguración en el predio de General Paz y Hernandarias de una oficina del Registro Civil como un ámbito de descentralización. Del mismo modo, en 2021, el municipio dejó establecida una oficina de Licencia de Conducir.

OFICINA DEL REGISTRO CIVIL EN PRADO ESPAÑOL 2014
PRADO ESPAÑOL 2021

                                                                                                                                                                                                                                                                     

La rambla López

La ciudad de Santa Fe proyectó sus posibilidades turísticas cuando las vacaciones fueron una alternativa, en especial, para la clase media, la clase trabajadora, fundamentalmente a partir de las políticas laborales y sociales impulsadas por el peronismo desde mediados de la década del ’40 en adelante, hasta su final en el poder luego de ser derrocado Perón por un Golpe de Estado en 1955.

Sin embargo, para los santafesinos, más allá de las posibilidades de unas vacaciones pagas, o del excedente de ingreso que permitiera disponer de recursos para el viaje y esparcimiento familiar, la ciudad poseía en las costas del Quillá, y en las costas de la Laguna Setúbal, o de Guadalupe, un lugar para sobrellevar el tórrido calor de los veranos con el refréscate y renovador remanso de las playas y las aguas mansas.

RAMBLA LOPEZ - BANCO FLORIAN PAUCKE

Pero en particular, puntualmente, las playas de Guadalupe eran un lugar apetecido por los bañistas, en los amplios arenales, a los que se llegaban pasando Siete Jefes y el Monte Chañar, desde el sur, o desde el camino que iba a la colonia e iglesia de Guadalupe, y que terminaba en las orillas del espejo de agua.

En ese contexto surge un emprendimiento turístico de relieve para la zona, de la mano de un inmigrante español que recaló en Santa Fe y que, para emular sus vivencias en la península ibérica, construyó una rambla en las orillas de la laguna.

Cuenta la historia que Don Juan López González había nacido en Lugo, España, en 1872. Ya en Santa Fe se lo recuerda cuando en 1912 inauguró una lujosa confitería en la estación del Ferrocarril Central Argentino, luego Mitre, en barrio San Lorenzo. Sin embargo, como lo recuerda el citado trabajo del municipio, por el año 1919 llegó por primera vez a Guadalupe. Se bajó del tranvía y caminó por Javier De la Rosa esquivando pastizales y espinillos hasta llegar a la laguna.

Dicen que “Vagó por las arenas desiertas hasta el anochecer, hora en la que decidió visitar a don Juan Cantarutti, vecino de la zona y propietario de un pequeño local de esparcimiento con dos canchas de bochas en la punta de Javier de Ia Rosa. López se ofreció para alquilarlo. La operación se efectuó inmediatamente, incluyendo además de las instalaciones una precaria defensa de palo a pique de quebracho sobre la playa”.

Don Juan López era un emprendedor inquieto, de la confitería en la estación de punta de línea del FFCC Central Argentino pasó a ser el único concesionario de provisión de alimentos de los coche comedor de esa empresa, y luego del resto de los ferrocarriles que operaban en la ciudad. Pero Don Juan tenía en mente aquella playa lejana del centro de la ciudad y la posibilidad de hacer crecer ese bar puesto en el precario inmueble alquilado.

LA RAMBLA EN 1933 - HISTORIA DE LOS BARRIOS - MUNICIPALIDAD SANTA FE - 1996
FAMILIAS EN LA RAMBLA RETRATADAS EN SOCIALES DE EL LITORAL - EL LITORAL 7-3-1940

De este modo, continúa la publicación, “Seguramente estaban inspiradas en los famosos <<lidos>> o <<ramblas>> que viera en las costas del Mediterráneo. Poco tiempo después compraba la tierra a Cantarutti y en 1926 contrataba los servicios de Bacic, Giménez y jurga, quienes por 5.600 pesos constituyen las defensas y las terrazas de hormigón armado de la rambla nueva, dejando en pie el familiar timbó sobre Javier de la Rosa”.

La rambla original fue inaugurada el 8 de septiembre de 1919, toda una novedad para los santafesinos. Don López no solo compró parte de la quinta de los hermanos Juan y Santiago Cantarutti, sino además unos terrenos a José Mazzaro.

El primer traspié lo tuvo entre el 28 y el 29 cuando una creciente le llevó las defensas y destruyó parte de las instalaciones. Pero Don López era español y de una gran visión comercial, y de inmediato se puso a reconstruir el lugar.

Por ese entonces, en los años 1925, el tranvía que llegaba desde el oeste por Javier de la Rosa hasta la iglesia extendió sus vías hasta la orilla de la laguna, hasta la propia rambla, lo que junto con el asfaltado de la calle cuando reconstruyó en 1929 las defensas en hormigón armado, hizo que el público, con auto o en tranvía, llegara desde el centro al lugar. A partir de los años ’30 comienza el esplendor de la Rambla de López.

Cuentan las crónicas de la época que «la gente de automóvil se lanzaba intrépida los fines de semana por la arbolada Gral. Paz hacia la ‘aventura’ de Guadalupe. La otra gente, la de tranvía, luego de atravesar por un camino de tierra una serie de lagunas con patos silvestres que había entre Aristóbulo y Gral Paz, descendía alborozada en la rotonda terminal. Ahí se daban el gusto de admirar los autos último modelo estacionados sobre la arena, al borde del agua. Y finalmente, gozar de una cerveza en la Rambla de López”.

AMIGAS EN LA PLAYA DE GUADALUPE - BANCO FLORIAN PAUCKE
RAMBLA LOPEZ I - BANCO FLORIAN PAUCKE

Pero además de la cerveza y de los autos la excursión a Guadalupe era una verdadera aventura para los vecinos menos pudientes de la ciudad. Aquellos que tomaban el tranvía, por ejemplo, tardaban una hora desde el centro en llegar hasta la rambla, en el tranvía Nº 4, pasando, por ejemplo, por la laguna que estaba en el norte de Avenida Galicia, al cruzar desde Aristóbulo del Valle hasta General Paz.

A los 50 años de su inauguración, en septiembre de 1969, el diario El Litoral publicaba en página 4 una nota que recordaba el aniversario. 50 años de un lugar donde comenzó la tradición santafesina de buena parte del siglo XX de aliviar el calor agobiante en las aguas de la Setúbal.

El Litoral de 1969 mencionaba sobre los fundadores; «Se trata de algo nuevo, si se quiere insólito, como que eso de instalar una rambla construida a la sombrea de un timbó que actualmente (por 1969) se levanta gallardo y triunfante, originó la comunicación del obispo Agustín Boneo a los fieles, señalando la alarma que había causado la práctica de los bañistas. Tiempos en que se mostraba el nacimiento de los tobillos, tiempos en los que se entraba a agua cubiertas las damas de pies a cabeza, hasta con medias y zapatillas…». (El Litoral 6/5/1969)

Sigue en el recuerdo El Litoral de 1969 a los 50 años de la Rambla López: «En muchas cuadras a la redonda el único negocio era el de don Carlos Tacca. Se podía comprar de todo. Era un supermercado de aquellos tiempos. Tacca proveía a la rambla y el inolvidable mozo Amador Ramos («Bacalao») hacía de las suyas en la recepción de la mercadería y en la atención al público…». Hasta se menciona que en la Convención Nacional Constituyente de 1957 anduvo Alfredo Palacios almorzando en la Rambla López.

No quedan dudas de que la Rambla de don Juan López González fue un auténtico proyecto turístico. En el verano se organizaban domas en la playa. Y el año 34, hasta se hizo un festival de aviación. 

50 AÑOS DE LA RAMBLA LOPEZ - EL LITORAL 6-5-1969

Cuentan que los aviones despegaban y aterrizaban constantemente en la arena. Incluso fue un acontecimiento histórico porque ahí se exhibió el primer «autogiro» o helicóptero que conoció la ciudad.

La Rambla mantuvo su popularidad por mucho tiempo. Entre los años 40 y 44 se organizaron bailes y la gente llegaba al lugar en unos colectivos sin techo y por eso les decían «la bañadera».

La gente se volcaba masivamente a compartir los bailes de disfraz, la música y las luces que se reflejaban en la laguna. Tan popular era la Rambla de don López que dicen que a veces no alcanzaban las 700 sillas que había en el lugar.

Se festejaba fin de año, así daba cuenta el diario El Litoral de 1931 por ejemplo, con una especie de sección tipo Flor & Nata de hoy, donde el registro fotográfico y las menciones de las familias ilustres de Santa Fe aparecían como una práctica comunicacional que no sabe de tiempos… y que se mantiene. Asaltos, festejos, reuniones, fotos de madres e hijos en la playa y en la rambla López, la alta sociedad santafesina de reunión y festejo.

CENA DE FIN DE AÑO EN LA RAMBLA LOPEZ - EL LITORAL 2-1-1930

La rambla de López fue utilizada en parte de su estructura para la construcción de una especia de grupo de departamentos, en el mismo predio donde antes pernoctaban parroquianos y bañistas. Transformada en 2010 como “Condominio La Rambla”, posee departamentos de lujo, con vista a la laguna, y piscina propia, lejos de aquel acceso público y multitudinaria de otrora.

"En el borde este de Guadalupe, un barrio residencial de baja densidad y frente a unas vistas espectaculares de la Laguna Setúbal, una planta en “L” organiza las viviendas en dos bloques separados por el ingreso. Cada departamento tiene doble frente: las zonas de estar, cocina y comedor que se prolongan en terrazas hacia el exterior y los dormitorios hacia un patio en el interior de la manzana que contiene los usos comunes (piscina, solarium, quincho, sauna y gimnasio) sobre una terraza jardín que techa las cocheras. Un basamento ciclópeo ancla el edificio al suelo y lo resguarda de los embates de las crecidas. Las barandas de vidrio permiten un contacto diáfano con la laguna mientras protegen del viento". www.portalarquitectos.com
CONDOMINIO LA RAMBLA I - PORTAL ARQUITECTOS
CONDOMINIO LA RAMBLA - PORTAL ARQUITECTOS

Al decir del arquitecto santafesino César Carlic (vecino de Guadalupe) fue tan popular la Rambla de don Juan López González que junto a la basílica fue uno de los motivos que terminaron de incorporar definitivamente a la ciudad la Villa de Guadalupe. Una rambla, la primera, que convivió luego con otros emprendimientos similares, pero que perduró hasta fines de los años ’60, con cincuenta años de historia en las orillas de la laguna. Y aunque en las fotos de la galería social de los diarios solo aparecían las encumbradas de la ciudad, sus hombres, esposas e hijos, a la explanada de la rambla y la arena de la Setúbal también llegaron vecinos de todas las clases sociales de la ciudad.

Historias y Lugares de Guadalupe Este

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