Historia de Los Troncos
Los nombres de los barrios responden a diferentes variables que, por imposición de normas, o por uso y costumbre popular, se imponen. A veces estas dos posturas generales coinciden, pero en otros casos se contraponen. El ejemplo de Barrio Los Troncos y su vecinal “20 de Junio” dan cuenta de esa diferencia entre el nombre popular y la denominación de la entidad barrial nacida de una ordenanza.
Esta barriada, nueva en cuanto a su desarrollo que la ubica a partir del último cuarto del siglo pasado, se ubica en la zona límite entre el campo de los Jesuitas, el “San José del Piquete” al norte y la zona de barrio Mariano Cabal bastante más al sur. Por el oeste el Salado, luego delimitado por la Circunvalación Oeste de Ruta Nacional N° 11. Y por el este, el eje de su contacto y desarrollo, es decir por el Viejo Camino a Esperanza, ese que arrancaba en la zona de Cabal (por calle Estado de Israel) para luego tomar en diagonal hacia el norte hasta llegar al Puente Mihura, paso obligado sobre el Salado hacia Las Colonias.
Ese camino luego se conformó en gran parte como Manuel Menchaca, y luego más al norte como Diagonal Vuelta de Obligado, con algunas “curvas” en el medio.
El nombre popular del barrio deviene de una arboleda que se ubicaba en ese Viejo Camino a Esperanza, una línea de antiguos eucaliptos que al ser talados dejaron sus troncos como vestigios de la imponente especie arbórea que coronaban. Esas líneas paralelas de troncos cortados dieron el “mote” al lugar.
En cuanto a los límites de la vecinal 20 de Junio, que corresponde al barrio, se definen por Menchaca al este, Gorriti al norte, la Circunvalación Oeste de RN 11 al oeste, y Azcuénaga al sur. Este rectángulo tiene numerosas calles con sentido norte/sur a manera de pasajes que dividen las manzanas cuadras en espacios más pequeños, con un ancho de dos terrenos para sendas casas que hacen fondo una con otra, pero que a lo largo cubren unos doscientos metros de extensión. En el poniente y el naciente la calle medular del barrio, central, es Beruti, transformada en bulevar ya en el Siglo XXI en toda si extensión dentro de Los Troncos. Así dividido se cuentan unas 40 manzanas alargadas, que en realidad corresponden a igual cantidad de superficie si el damero hubiera sido cuadrangular.
Dentro de este repaso geográfico, para el inicio de la década de 2020, la urbanización había alcanzado por estar en una zona alta el propio borde de la Circunvalación Oeste, mientras que sobre Menchaca, la última franja de manzanas estaban como espacios verdes. Por un lado entre Beruti y Gorriti por dos clubes, Cebollitas y Los Canarios, y una planta potabilizadora de Aguas Santafesinas. Mientras que al sur de Beruti se encontraba un gran descampado sin urbanizar ni utilizar.
Los Troncos en pocas manos
En el repaso de los primeros dueños de las tierras que luego ocupó la barriada se puede resumir en pocas líneas. En el plano de 1903 del agrimensor Chapeaurouge se grafica con precisión y superposición con el espacio de Los Troncos al campo a nombre de la “Testamentaria Salva”. Este terreno tenía por límites al este al Camino Viejo a Esperanza (Avda. Menchaca) hasta Gorriti donde giraba hacia el oeste hasta seguir luego por lo que se transformó en la Diagonal Vuelta de Obligado. Justamente, en esa segunda curva el agrimensor dibuja una construcción, que se supone debe haber sido el “casco” de este campo que al sur tenía por límites a la luego calle Azcuénaga y al oeste el propio río Salado, aunque no se descarta que se haya proyectado más allá del curso de agua ya en la jurisdicción de Empalme San Carlos.
Lo interesante de este plano de 1903 son los elementos cercanos a Los Troncos que aparecen graficados. Por ejemplo, más allá del derrotero del Camino Viejo a Esperanza se establece la traza del Ferrocarril a Las Colonias, con la ubicación de la Estación Las Flores. También se ve el lugar ocupado por el Matadero, el primero en la zona del luego barrio Brigadier López sobre lo que sería más tarde el Parque Juan B. Justo y vivero. Finalmente se visualiza el “Asilo Inmigrantes”, construcción sobre la cual se puso en funcionamiento la primera Cárcel Pública, origen del penal Las Flores.
El siguiente plano de la seria a analizar se ubica recién para 1930, pero sin determinar nombres en los espacios, aunque conservan las delimitaciones. En especial se ubican las mismas referencias, aunque sin leyenda, pero se ven el Matadero, las vías, la Cárcel Pública, y el principio de urbanización de la zona de Scarafía.
Para 1935 la condición de la zona de Los Troncos seguía con la misma situación, como un solo campo en ese momento a nombre de los “Herederos Salva”, dentro del “Distrito Las Flores”, como en ese tiempo se había divido a la ciudad en diferentes espacios distritales con la agrupación de varios barrios existentes o incipientes.
El último plano a visualizar corresponde a 1946, en el que el aparece todavía el predio de Los Troncos sin urbanizar, pero con un cambio substancial que podía ser observado en la geografía del barrio a inicios de la década del 2020. El campo de los herederos de Salva se había divido aproximadamente por lo que luego se trazó como el pasaje Bonazzola. De esta manera, la mayor parte, desde Bonazzola hacia el oeste, paso a nombre de “Darío Salva e Isaac Velazco”. La porción menor, sobre el Viejo Camino a Esperanza, estaba a nombre de “Hermanos Salva Claverie”.
Lo distintivo en este caso es que este último terreno, confinado entre Menchaca, Gorriti, aproximadamente pasaje Bonazzola y pasaje Público, hasta Azcuénaga, no estaba completamente loteado para el 2020 y donde se afincaron los clubes Cebollitas y Los Canarios, más un espacio vacante al sur de Beruti.
De esta forma aparece clave que la urbanización con los loteos y planes de vivienda, característica fundamental de Los Troncos.
El nacimiento del barrio
La ocupación de Los Troncos, es decir su urbanización, se inició con un loteo a fines de los años ’70, que puntualmente se promocionaba como “Parque Bahía Los Troncos”. En su investigación sobre la historia de “Piquete y Las Flores” Miguel Ángel Dalla Fontana aborda al barrio Los Troncos y detalla el comienzo del loteo que originó su primera urbanización.
El espacio por ese tiempo estaba conformado según el investigador con una gran parte “…para labranza fue propiedad de la Flia. Salva, y una parcela de la familia Beletti. Para 1970, solamente había una pequeña franja alambrada, desde calle Azcuénaga, Larrea y Pavón con algunas viviendas muy precarias”.
Por otro lado, sobre el loteo, refiere el autor cómo se presentaba el atractivo de comprar un terreno en aquella zona allá por 1976: “Como se aprecia las fotos son ilustrativas donde muestran un lugar de ensueños, que seguramente lo era, pero que a la hora de vender ilusiones esto se logró con buenas fotografías. Por entonces aparece una enumeración de actividades deportivas, seguramente para un cierto nivel económico donde figuran canchas de tenis, deporte acuático como el surf y la pesca por la relación directa con las orillas del río Salado. Además, abundaba una importante cantidad de árboles como chañares, aromitos, algarrobos y otras especies”.
Las inmobiliarias que desarrollaron el proyecto eran Alborada y Star. Una nota de El Litoral bajo la producción de Mónica Ritacca y María Víttori informaba que en realidad la denominación de “Parque Bahía Los Troncos” devenía de la instalación de un “balneario que había por estar próximo al Salado”. (El Litoral – 28/11/2012)
Una idea que luego contrastó con la realidad de un loteo aislado del resto de la ciudad por los malos ingresos por años, hasta el mejoramiento real de Menchaca y de Beruti, más el retraso en servicios básicos como el agua potable y las cloacas.
El citado artículo del vespertino rescataba el testimonio de Ramona Ramírez, una de las primeras vecinas, recordaba que “Avenida Beruti no existía. El ingreso a lo que en un primer momento se llamó Parque Bahía Los Troncos era por Gorriti. Recuerdo que por entonces, y por un año y medio, no tuvimos energía eléctrica, agua, nada… Todo era campo. Estábamos a un abismo de distancia de la ciudad”. (El Litoral – 28/11/2012)
La continuidad de cómo aquel proyecto del Parque Bahía Los Troncos fue conformándose lo cuenta Dalla Fontana al resumir que “La mayoría de las ventas de los terrenos finalmente fueron exclusivamente adquiridas por obreros de la construcción, que le dieron densidad al barrio Los Troncos. El costo de los terrenos en «Parque Bahía Los Troncos» era muy variado. A manera de ejemplo, en 1977, el lote nro. 34 de la manzana 8.165 «B» del plano N.º 71.818, tuvo un costo de $ 3.000.000.- con una seña de $ 150.000.-, y financiado en 10 cuotas de $ 15.000.- (el promedio de un sueldo era de $ 14.000.-)”. («Ciudad invisible. Piquete Las Flores y sus barrios» – Miguel Ángel Dalla Fontana – 2022)
Con relación al nombre de la barriada el investigador profundiza lo dicho anteriormente: “Al barrio se le confiere el nombre de «Los Troncos», a raíz de una pequeña hilera de árboles de eucaliptus que estaban ubicados sobre el antiguo Camino Esperanza (Gob. Menchaca), y que fueron talados a un metro de altura”.
No todo el barrio estaba loteado, solo una parte central donde se ubicó la plaza y parque Bahía Encuentro, la escuela José Estrada y la comisaría, espacio confinado por Azcuénaga, Troncoso, Beruti y Furlong.
El resto del espacio en los comienzos tenía características distintas, más cercanas al resto de la zona a fines de los ’70, como lo explica Dalla Fontana: “Para aquella época, la zona fue caracterizada por los hornos de ladrillos con producción de tejuelas y ladrillos «vistos». Comentan los vecinos que la madera del eucalipto era utilizada para la combustión de los hornos. Los de mayor producción en el barrio fueron los hornos de ladrillos de los hermanos Carlos «El Rubio», Aldo, Raúl y Blanca Beatini (antes, era propiedad de Costa). Esta fábrica artesanal estaba implantada en calle Azcuénaga, lindera con el barrio Los Troncos. También había una familia Beatini, que poseía camiones propios para arrimarse hasta los stud del Hipódromo y poder levantar lo más barato en materia prima como es el estiércol. Abono que junto con el barro son esenciales para la elaboración de ladrillos. En cuanto a la producción diaria, se contaba con varios camiones de alquiler y, en particular se recuerda a Waldimir Kuzmicz”.
Por esos primeros años del inicio del poblamiento del barrio existían además de los campos otras actividades paralelas a los hornos de ladillo. Por ejemplo, se relevó en el libro “Piquete y Las Flores y sus barrios”, que contiguo al campo de los Beatini se ubicó en los ’70 una barraca de cueros “propiedad de Staudt & Cía”. Por otro lado, Dalla Fontana menciona que previamente a esos años del loteo hubo otras actividades como “un saladero de cueros de bovinos y fabricación de pinceles de cerdos, empresa que era administrada para la época del 40, por Alfredo Lilino. Enfrente estaba la cancha de Juventud Unida”. («Ciudad invisible. Piquete Las Flores y sus barrios» – Miguel Ángel Dalla Fontana – 2022)
Los avances del barrio
Los progresos fueron paulatinos y condicionados muchas veces por las situaciones económicas del país, pero siempre, como es repetitivo en otros espacios de la ciudad, primero fueron los loteos y los planes de viviendas y luego los servicios.
Un tema medular fue la conectividad de Los Troncos con las vías de comunicación principales más cercanas, que en este caso fue siempre Blas Parera. El primigenio acceso estaba dado por la extensión de Gorriti desde Blas Parera al oeste, flanqueando el Vivero y Parque Juan B. Justo, donde luego se ubicó el nuevo Hospital Iturraspe. El otro acceso se podía hacer atravesando Scarafía, principalmente por calle Vieytes para trasponer las vías y seguir hasta el Camino Viejo a Esperanza, luego Avenida Menchaca. Todas estas arterias por años fueron de tierra, cuando no de algún mejorado pétrero que favoreció la transitabilidad. Sin embargo, por ejemplo, el transporte público de pasajeros, tuvo sus límites para llegar hasta Los Troncos.
Debieron pasar muchos años para que incluso las calles internas del vecindario se mejoraran. Gracias a su cota, y a los desagües paralelos en sus bordes norte y este, la zona tiene la gracia de no inundarse por lluvias como otros barrios cercanos. Por el contrario, la condición de transitabilidad de las calles interiores, los numerosos pasajes, fueron materia pendiente por mucho tiempo, con encendidos reclamos vecinales.
Esta condición de las calles, y otros servicios como el alumbrado público, no fueron reclamos de los ochenta o los noventa solamente. Ya en el nuevo siglo, por el 2014, el diario Uno Santa Fe daba cuenta de la penosa situación de Los Troncos.
El medio publicaba que “Diario UNO recorrió las calles del barrio, y a cada paso, los vecinos detallaban un hecho distinto y las pruebas estaban a la vista. En Pasaje Guevara por ejemplo, entre Bonazzola y Geneyro, son dos cuadras y en las que no se puede pasar ni siquiera caminando y lo llamativo es que tiene el cordón cuneta, pero está tan deteriorado el mejorado que se formó un gran pozo y tiene agua acumulada. Aseguraron que cuando llueve el panorama es peor”. (Diario Uno Santa Fe – 2/7/2014)
Por ese tiempo Beruti estaba conformada como un informal bulevar, con un cantero central y cordón cuneta en sus laterales, pero sin el pavimento en la calzada.
Por ello el medio citado describía la situación en 2014 “sobre Beruti la situación empeora. Este bulevar tiene pozos cuyo diámetro se extiende de cordón a cordón. En esta calle en su intersección con Larrechea está la parada de la línea 1 del transporte público de pasajeros. En varias ocasiones los choferes amenazaron con interrumpir la prestación porque “no pueden transitar” y no solo por este barrio sino por todos los que tienen que pasar hasta llegar a la avenida Blas Parera y dirigirse hacia el centro”.
Sobre esta medular arteria y otras calles de Los Troncos Dalla Fontana en su libro recordaba que “A comienzos del año 2006, y bajo la intendencia del Ing. Hidráulico Ezequiel Martín Balbarrey, se realizaron las primeras mejoras de infraestructura en el barrio Los Troncos. Saneamiento de la base y colocación de una carpeta asfáltica realizado con un estabilizado granular de 15 cm. y una carpeta de concreto asfaltico de 5 cm en una extensión de 12 cuadras, sumado a la colocación de las primeras columnas de iluminación sobre el cantero central y readecuación de desagües laterales (zanjas a cielo abierto). La obra, al poco tiempo, evidenció serios problemas técnicos en su calzada y en la extensión de los desagües que no fueron lo suficiente para el desagote de las aguas pluviales y domiciliarias”. («Ciudad invisible. Piquete Las Flores y sus barrios» – Miguel Ángel Dalla Fontana – 2022)
En 2010, bajo la intendencia de Mario Barletta, se desarrolló en la ciudad la iniciativa del Presupuesto Participativo, proyecto por el cual se asignaban recursos para que los vecinos de determinado barrio definieran qué obra era prioritaria para el vecindario. En Los Troncos, en octubre de 2010, el municipio generó una reunión y consulta en la que una red de instituciones seleccionó inicialmente tres proyectos como los más importantes para el lugar. Uno era la construcción de un polideportivo, el segundo la construcción de un Bulevar sobre calle Beruti, o la implementación de mejoras edilicias y equipamiento para los terrenos lindantes a la vecinal.
La consulta vecinal se hizo en el propio barrio, para decidir qué hacer con los 500 mil pesos destinados por la Municipalidad. Así votaron 370 ciudadanos en una elección realizada en la Escuela Estrada. Por decisión mayoritaria se impuso en la votación de los vecinos la reformulación de esta arteria central de Los Troncos, Berutti, desde Menchaca hasta el fin contra la Circunvalación Oeste. El proyecto original anunciado por el municipio contemplaba equipar la arteria “con garitas de colectivos, un recuperado cantero central, árboles y arbustos, señalización vial, un semáforo y lomos de burro. Además, se completará el asfalto con cordón cuneta”.
Esta importante mejora para el barrio se cumplió recién cuando en la intendencia de Emilio Jatón (2019-2023) se logró avanzar notablemente con la obra de transformación de Beruti con la licitación realizada este corredor en dos partes que incluyeron además al barrio Acería. Otra parte de las obras licitadas ese año involucró al bulevar Manuel Menchaca, también en la zona de Los Troncos y barrios aledaños.
En aquel momento las mejoras para Beruti se planteaban en dos etapas, una entre Caferatta y Menchaca, y la segunda directamente dentro del barrio Los Troncos. En esta otra instancia las obras preveían, según el parte oficial del municipio a mediados de junio de 2021: “…la etapa dos, comenzará la semana que viene y cuenta con un plazo de ejecución de 6 meses. Las obras son, entre Camino Viejo y Pasaje Geneyro: pavimento de hormigón a dos calzadas de 7 metros y un cantero central de 4 metros con los correspondientes desagües pluviales. En tanto, entre Pasaje Geneyro y Furlong, se demolerá la carpeta asfáltica existente y se colocará un nuevo pavimento de hormigón y desagües”. (https://santafenoticias.gob.ar/comenzo-la-transformacion-de-calle-beruti/)
Para diciembre de 2021 la obra evidenciaba un 80% de avance, y se finalizaron casi en paralelo con la transformación del Viejo Camino a Esperanza (Manuel Menchaca), a mediados de 2022.
Otro de los adelantos, ya dentro de la década del 2020, fue el entubado del zanjón paralelo a Gorriti que va hasta el reservorio de barrio Jesuita, desde Menchaca hacia el oeste, arteria que oficia de límite norte del barrio. Uno Santa Fe reflejaba esa mala condición en 2014 cuando publicaba que “En camino Viejo a Esperanza hacia el oeste hay un gran zanjón paralelo a Gorriti. Este lugar figura en los planos como entubado pero sigue a cielo abierto. Animales muertos, basura de todo tipo y montañas de ramas son solo algunos de los condimentos que alimentan este gran foco infeccioso. En algunos sectores, los propios vecinos tienen que pagar para que alguien corte el pasto y limpie el terreno para evitar que allí se escondan los delincuentes”. (Diario Uno Santa Fe – 20/10/2014)
Solidaridad y trabajo vecinal
En el Barrio Los Troncos, más allá de las casas establecidas en el loteo, también trabajaron desde el movimiento “Los Sin Techo”. En este caso, con casitas de material prefabricado, construidas con apoyo económico estatal, pero por mutua ayuda entre los vecinos y autoconstrucción, algunas unidades habitacionales para trastocar ranchos por una morada digna.
En 2022 el movimiento iniciado en los ’80 por el padre Atilio Rosso construía 30 casas en Los Troncos, para igual cantidad de familias ubicadas en la periferia del barrio. Incluso con algunos vecinos que solo habían logrado comprar el terreno pero para vivir sólo tenían un ranchito de chapa precario, con familias que vivían de changas y empleos temporarios informales. En el marco de un programa para la construcción de 400 unidades, muchas de ellas en barrios cercanos como el Jesuita, las casitas de Los Troncos se concretaron pese a las dificultades presupuestarias de financiación del momento.
Otro de los progresos sustantivos para la barriada fue la construcción y puesta en servicio en 2018 de una planta potabilizadora. Establecida por la empresa estatal provincial Aguas Santafesinas, “Esta planta en una primera etapa mejorará en forma directa el servicio a 7.000 vecinos de barrio Los Troncos y en forma indirecta a otros 7.000 de sectores aledaños.
En el futuro se prevé incorporar en forma gradual a otros 10.000 vecinos de los barrios Juventud del Norte, Santo Domingo y Santa Marta, donde el municipio ejecutará las redes de distribución correspondientes”, según la comunicación oficial de la empresa. (https://www.aguassantafesinas.com.ar)
Ubicada en la puerta de Los Troncos, en la intersección noroeste de Menchaca y Beruti, al momento de su puesta en servicio en 2018 la planta realizaba “La potabilización del agua de pozo se efectúa con un tratamiento biológico para la remoción del hierro y manganeso por medio de bacterias naturalmente presentes en agua subterránea, que aceleran la oxidación y precipitación de estos minerales para eliminarlos. La capacidad de producción actual es de 1.200.000 litros diarios, ampliables al poder sumarle nuevos módulos de tratamiento en el futuro. El predio de más de 1.300 metros cuadrados demandó elevar el terreno con un importante movimiento de suelo. Allí se ubicaron cinco tanques de fibra de vidrio, cuatro para filtrado y uno denominado “aireador”, donde se produce la remoción del hierro y el manganeso. Estas instalaciones son alimentadas desde una perforación de captación de agua subterránea que luego de someterse al tratamiento biológico es almacenada en una cisterna de 50.000 litros de capacidad. Tras la desinfección se pasa el agua tratada a una cisterna de 150.000 litros de capacidad, y de allí es bombeada a la red de distribución”.
Al poco tiempo de la recuperación del tanque ubicado en la plaza Bahía Encuentro, y de la extensión de la red de distribución del líquido elemento en el barrio, surgían algunas deficiencias en el servicio, con baja presión pero en especial con mala calidad del agua brindada, de ello daban cuenta los medios de la capital provincial en 2018, pero que luego continuó con similares problemas de sabor y turbidez hasta el 2021 inclusive.
Como todo barrio en construcción, no tanto por la ocupación de casas que en Los Troncos para el 2024 casi alcanzaba la totalidad del espacio disponible, sino más bien por la necesidad de infraestructura urbana, esta zona noroeste de la ciudad escribía su futuro desde el trabajo de sus entidades y vecinos. Casi al promediar la mitad de la década del 2020 se presentaban los mismos requerimientos de antaño, mejoras en las calles, más allá del bulevar principal, extensión de la red cloacal, el gas natural, y también la iluminación pública fuera del cantero central de Beruti, aspectos por los que Los Troncos continuaba su trabajo desde la orilla del antiguo “Camino Viejo a Esperanza”.
