Barrio Barranquitas Este – Historia

Barranquitas Este

El Barrio Barranquitas, divido extrañamente en cinco vecinales, tiene una superficie más pequeña comparativamente con otras barriadas, si se lo contrasta por ejemplo con Santa Rosa de Lima. Sin embargo, es dable acordar que esta división vecinal obedece a ciertas particularidades sociales, económicas y culturales que diferencian en cierta medida a cada sector. Bajo el eje articulador de la Avenida López y Planes, antiguo camino al matadero y a Las Colonias, esta arteria puede establecerse al mismo tiempo como columna medular de Barranquitas y como marca divisoria de esas dos realidades diferenciadas. Una vez más, el plano hacia el oeste, hacia el Salado, no sólo desciende en cotas de nivel sino además en cuanto a la calidad de vida para sus moradores, de sus viviendas, de su condición social.

En este sentido, escindir en Barranquitas Este y Oeste el tratamiento de la historia, sin desvincularlos completamente, permitirá dar cuenta de las particularidades de un barrio que lleva un mismo nombre, pero que sin embargo tiene marcadas diferencias, tanto desde su pasado, como de su realidad y su idiosincrasia. En la obstinada persistencia de encontrar los aspectos distintivos de cada barriada de la ciudad, la esencia propia de Barranquitas, a cada lado de López y Planes, en el extremo sur como en el norte, y en especial al oeste de la Avenida Perón, marcan una complejidad rica en la paleta de colores con la que se pintó la memoria urbana a lo largo de los años. Desde el surgimiento y ocupación diferenciado de cada sector, pasando por las recurrentes inundaciones del Salado, en particular la de 2003, Barranquitas es un vecindario que ha vivido en los albardones de una historia que continúa escribiéndose, en el oeste profundo y orillero -con las casitas de los Sin Techo que truecan ranchos por viviendas dignas- y en el este de calles que se abren paso por sobre las vías ya en desuso.

Justamente, en el desarrollo de la historia para Barranquitas Este se tomarán los propios límites de la vecinal Pro-Adelanto Barrio Barranquitas, como lo manifiestan en su sitio Web desde la vecinal “…comprende una jurisdicción de 47 manzanas delimitadas al Sur por las Vías del con destino a Rosario, al Norte por la calle Quintana al 4800, al Este por las Vías del Ferrocarril General Manuel Belgrano que conducen a San Cristóbal y al Oeste por la Avenida López y Planes”. Forma una especie de triángulo en el centro oeste de la ciudad.

En términos de su devenir histórico se puede decir que Barranquitas Este fue una zona de transición entre López y Planes y Facundo Zuviría, donde más allá de la cicatriz urbana que propuso la vía del ferrocarril al norte, el damero manzanal se completó poco a poco, adentrándose desde ambas avenidas, desde el lado este por Barrio 9 de Julio (también conocido como Barrio Oser o como Progreso en el loteo primigenio del oeste de la Quinta Iriondo) y desde López y Planes hacia el naciente. De hecho, la arteria que abrió paso obligado en ese sentido fue calle Iturraspe, que cobró mucha más relevancia luego de la habilitación definitiva de la Autopista Santa Fe-Rosario, en junio de 1979 después de haber reconstruido el puente derribado por el Salado en la crecida de 1973.

En una entrevista realizada al historiador Felipe Cervera, vecino desde la década de 1960 del barrio, el investigador y autor del libro “La Modernidad en la ciudad de Santa Fe 1886-1930”, caracterizaba al lugar al decir que “Era una especie de descampado con unas pocas casas sueltas (Freyre 4500) allá por 1960…”, y luego agregaba sobre la zona central del barrio “Acá había algunas quintas, más atrás sobre todo (por el norte del barrio).

Las cavas, producto de las excavaciones para los hornos de ladrillos que hubo en el lugar, dieron paso al relleno y urbanización de esos bajos, con un conjunto de pequeñas quintas y huertos familiares. Una suerte de cortadas, y de pocos pasos a nivel en las vías, tanto al este como al sur, y en el corazón del propio barrio, dieron fisonomía particular a este espacio de la ciudad. Con algunas complicaciones de anegamientos, persistentes en el tiempo, la población de Barranquitas Este es similar a la de Fomento 9 de Julio y Mariano Comas, en su condición social, laboral, y en la apariencia general de las viviendas. Loteos por sectores, apertura de calles y cortadas entre los cruces de las vías, conformaron una postal de barrio que exhibe a más de 100 años de desarrollo, sus calles pavimentadas, con todos los servicios disponibles, y en la segunda década del Tercer Milenio, varias aperturas nuevas de pasos a nivel sobre las vías férreas, le dan mayor conectividad con el resto de la ciudad y dentro de su propia jurisdicción.

La fe y la educación estuvieron presentes desde el inicio de la historia del barrio. El claustro de las “Carmelitas Descalzas”, una de las primeras construcciones sobre López y Planes, la Escuela Falucho (en el cruce con Iturraspe) y la Escuela Fátima, han sido expresiones de la voluntad de los vecinos por educar a sus hijos en su propio lugar. Dos de sus espacios verdes que recuerdan a docentes: Angelita Peralta Pino, uno, y la Plaza  “Amalia Mablioni de Rebeck”, el otro. Un cruce de vías, que propuso, la solución de un puente metálico de un ferrocarril sobre otro, incluso clava en el paisaje urbano de Barranquitas Este un “Puente Negro”, como el de Aristóbulo del Valle, que es poco conocido para el común denominador de la gente, y que está en la zona de Luciano Torrent y callejón Gimnasia y Esgrima. Este puente corresponde a las líneas férreas a Rafaela por un lado (FFCC a Las Colonias o Francés 1884), y a San Francisco (FFCC a Rosario 1891) por el otro. Un vecindario que desentraña recuerdos entre cortadas, terraplenes de ferrocarriles y calles sin salida, en un laberinto urbano propio de una ciudad que entretejió casas entre cicatrices de vías.

La historia en boca de su gente

La entidad barrial lleva el nombre de “Asociación Vecinal Pro Adelanto del Barrio Barranquitas”, y en su sitio Web dedica un apartado a la historia del lugar. Bajo el título “Un barrio que cambió su fisonomía de cara al futuro”, describe que “Los pobladores originarios comenzaron a radicarse en la década del ’10 (por 1910), la fabricación de ladrillos eran su principal ocupación. Se conserva el nombre de doña Josefa de Murilla, pionera que levantó una de las primeras casas con chapas arrimadas al mismo horno donde se trabajaba. Esta actividad le fue restando tierras al paraje y quedaron formadas 7 cavas intercomunicadas entre sí que formaban un sistema lacustre más peligroso que pintoresco, cuando se dispuso el desagote y limpieza de las mismas pudo encontrarse bicicletas, carros, todo tipo de desechos y hasta caballos muertos”. Si bien se teoriza que la forma de las cavas y sus pendientes pueden haber originado el nombre de “Barranquitas”, queda claro que la zona no se puede desvincular también de lo que eran las “Barranquitas” que estaban más hacia el oeste y pertenecían al borde de los bañados del Salado, que en sí mismo marcó el mote para este sector de la ciudad.

Al indagar en los planos antiguos de la ciudad, a través de los años, se pueden visualizar los avances de la ocupación del suelo. En una zona que eran descampado, solamente surcada en 1884 por las vías del ferrocarril a Las Colonias, luego Ferrocarril Francés, se desprenden algunos de los propietarios de la zona.

En 1913, de los primeros grandes espacios y sus propietarios en la zona de Barranquitas Este se puede mencionar que existía solo un puñado de dueños. En su mayoría pequeñas chacras atravesadas por las vías del ferrocarril, en el sur existía un gran terreno de Botterón, que tenía como límites López y Planes, Domingo Silva, Francia y aproximadamente Pedro Ferré al norte. Al este, hasta la vía en diagonal, todo era propiedad de Hubeaut, lo mismo que la zona del cruce de ambas vías y su «puente negro», de Barranquitas. Por otro lado, en ese mismo plano de Catastro de 1913, denominado «Ciudad de Santa Fe y suburbios», aparecen otras parcelas y sus titulares. Por ejemplo, un tal Roldán era dueño de un terreno, atravesado por los rieles, entre Pedro Ferré, Saavedra, Colodrero, y Freyre, si se superpone con la trama urbana de hoy. Hacia el oeste, pegados a López y Planes, existían dos propiedades más pequeñas, entre Pedro Díaz Colodrero y J.M. Gutiérrez, que correspondían al parecer a Goela y Torelli respectivamente. Más al norte, como parte del triángulo formado por las vías del ferrocarril y la propia avenida, aparecían una parcela de “Videla y Cía.” Y otra más grande, hasta la curva de Fray Cayetano Rodríguez, perteneciente a “Crespo”.

Pero más allá de los pocos propietarios de los grandes terrenos, con la subdivisión en loteos, en su mayoría los primeros pobladores eran de origen italiano, albañiles fundamentalmente, españoles casi no había, pero sí vivía un sirio libanés que tenía una tienda, comercio que por el 2012 todavía funcionaba, pero que en su momento era la construcción más importante y grande del barrio. En realidad el barrio al comienzo llevó otro nombre, o se lo conoció con el nombre de “Barrio Sartor”, al parecer, según Felipe Cervera, por un vecino de apellido Sartor que “tenía varios terrenos muy grandes y los vendió”.

Para 1930 aparecen en un plano de la ciudad delimitadas las calles este/oeste: Pedro Ferré, Colodrero, y un par de cuadras de Torrent, que junto con Saavedra, San Lorenzo, Freyre y el «Camino López y Planes», enmarcaban unas pocas manzanas. El resto de las calles, salvo las vías de los dos ferrocarriles, estaban marcadas en líneas de puntos, lo que presupone que si bien estaban previstas no estaban abiertas. Esto se corrobora con el resto de los testimonios de otras publicaciones. En ese mismo plano, pero desde la vía al sur, que hoy hace de divisoria con barrio Mariano Comas, hacia el norte, aparecen tres grandes propiedades, todas entre López y Planes y aproximadamente la prolongación de calle Urquiza. Eran propietarios Negri, Montyn y Guerra. Y linderos con ellos, hacia el este hasta llegar a las vías en diagonal una gran parcela a nombre del ya citado Hubeaut, que llegaba incluso hasta Facundo Zuviría.

Unos años después, en 1935, en un plano editado por la Librería “San Martín”, ya las grandes parcelas no aparecen, aunque sí las demarcaciones de las manzanas y las calles en todos los sentidos. Surge de este otro plano que permanecían, al menos cartografiadas, dos grandes franjas de terreno, por encima de las calles, las que a primera vista se pueden asimilar a cavas o zonas bajas. Una estaba entre el “Camino López y Planes” y Francia, entre Domingo Silva y Juan del Campillo. La otra entre Francia y Saavedra, desde Córdoba a Pedro Ferré, cerca del puente ferroviario. Toda la zona era denominada como “Distrito Barranquitas”, con el límite de la planta urbana en el norte sobre calle Salvador del Carril.

De regreso al relato de los vecinos, se rescata que “La zona se asemejaba a un gran campo, en el cual antes de la llegada de los primeros pobladores, había muchas vacas y se vendía leche en jarros. Podían contarse sólo algunas construcciones precarias y sembradíos de quintas de hortalizas y árboles frutales, entre las que cabe mencionarse aquella que pertenecía al Convento de las Carmelitas Descalzas”. Algunos de las primeras urbanizaciones con loteos de terrenos datan de 1925, según publicaciones, con la salvedad de la falta de apertura y demarcación efectiva de las calles en algunos casos.

La zona de Barranquitas Este tuvo varios nombres, según el sector del barrio que fuere hasta urbanizarse y unificarse, aunque siempre se la conoció como “Las Barranquitas”. Uno de esos nombres de la barriada surge de una publicación del diario Santa Fe de 1931, que ante un pedido de arreglos de calles para la zona cuando todavía estaba dentro de la jurisdicción de la única vecinal “Unión y Progreso de Barranquitas”, se denominaba a la zona de Domingo Silva -entre Francia y López y Planes- como el acceso al “barrio Quinta Negri”. (Santa Fe 1/3/1931). En ese mismo año, también por acciones vecinales, se reclamaba la extensión del servicio de “aguas corrientes”, sobre tres cuadras de Iturraspe hacia el este de López y Planes por “tratarse de lugares muy poblados…”, lo que da cuenta del asentamiento de viviendas ya en la zona. (Santa Fe 17/3/1931).

Al menos un sector de Barranquitas Este tuvo su propia denominación como barriada particular, allá por el comienzo de la década de 1930. Se lo conocía como “Barrio Sarto”, y tenía por límites, para los vecinos de entonces, “…Pedro Centeno, Pedro Ferri (debe haber sido Pedro Ferré), P. Díaz Colodrero, Avda. Freyre, San Lorenzo y Saavedra…”, según el diario Santa Fe, aunque más que límites parecen partes del mismo barrio recostado hacia la zona cercana a Mariano Comas. Se trataba de la reproducción de una nota de los vecinos al intendente Cruz en la que solicitaban el alumbrado público de esas calles. Decían, “Lo que pedimos, señor Intendente, es de urgente e imprescindible necesidad, tanto más que dará mayor impulso al barrio densamente poblado ya por gentes honestas y laboriosas, el cual va tomando día a día incremento con sus nuevas edificaciones”. (Santa Fe 9/11/1931) Además peticionaban arreglos en las calles del vecindario. Es interesante recuperar de esta publicación algunos de los apellidos de los firmantes, para dar cuenta de los primeros vecinos del lugar. Entre ellos figuran: Motura, Merlotti, Roux, Ferrari, Vera, Bergall, Vera, Filgueiro, Villanueva, Induni, Bórtoll, Cisllin, Ojeda, Pasini, Deambrosio, Mariani, Folta, Schnoor, Locadito, Parra, Sedlaceck, entro otros tantos. El nombre del barrio “Sarto” se perdió en el tiempo y quedó unificado al resto como Barranquitas Este.

La Avenida del Barrio

En otro apartado mencionan los vecinalistas sobre la arteria neurálgica del barrio que “Para 1920 López y Planes estaba empedrada en la mano Oeste y en la Este corrían los rieles del tranvía de las líneas 3 y 5, esta avenida llevaba el nombre de Camino al matadero, existían muy pocas viviendas y las calles no estaban marcadas tal como pueden verse hoy”. Además, dentro de la memoria urbana, describen que “En la esquina de López y Planes y Pedro Ferré había un gran espacio baldío que ocupaba un cuarto de manzana, propiedad del Doctor Menchaca y que era el lugar preferido de los circos, calesitas y parques de diversiones que visitaban el Barrio”.

Sobre la necesidad de la pavimentación de López y Planes se puede abrevar en las publicaciones de 1936, donde bajo la intendencia de Giavedoni, por la modalidad de contribución de mejoras, se impulsaba la remodelación y pavimentación de la avenida con el pago de los frentistas. En ese entonces el municipio solventaba el resto del equipamiento, como iluminación en el cantero central y otras mejoras en desagües. La remodelación se completaba con la promesa de la compañía de tranvías de construir una “doble vía”, es decir otra vía paralela para permitir una doble circulación de coches y acortar los tiempos de los viajes entre el centro y el cementerio, ya que se usaba un solo par de rieles para ir y venir. (El Litoral 27/5/1936)

Por 1937 era noticia recurrente el tema de la pavimentación de López y Planes, que hasta el momento tenía una sola mano adoquinada, en paralelo con la única vía del tranvía que iba al cementerio y al matadero. En un artículo se mencionaba lo perjudicial que era para la zona de Barranquitas la falta de tránsito por López y Planes y por Fray Cayetano Rodríguez, y hasta la propia avenida Blas Parera, que tenía el mismo problema. Ante ello, los viajeros llegados del norte tomaban por Estanislao Zevallos hacia Facundo Zuviría (Camino Iriondo) y Aristóbulo del Valle, para evitar pasara por el lodazal o los pozos de una calzada reducida a un solo carril. Por entonces se planificaba realizar sobre el adoquinado una pavimentación con concreto asfáltico de 5 centímetros de espesor, y pese a la mayoritaria conformidad de los frentistas de López y Planes de solventar parte de la obra, las penurias presupuestarias del municipio, y de la provincia, retrasaba el inicio de la mejora. En ese marco, hasta el propio proyecto de dejar los adoquines debajo de la nueva calzada estaba en revisión. (El Litoral 14/5/1937)

En 1938 se aprobaba por la Comisión Administradora Municipal el uso de casi tres millones de pesos venidos del gobierno provincial para pavimentar tanto López y Planes como Fray Cayetano Rodríguez y Blas Parera “…hasta el camino hormigonado a San Justo…” (que se denominaba Camino Nacional Simón de Iriondo y que luego fuera la Ruta Nacional N° 11, hasta 2015 cuando se cambió la jurisdicción a la Circunvalación Oeste). En esa aprobación se incluía también la pavimentación y mejora de Facundo Zuviría. (El Litoral 12/11/1938).

Para 1939, y luego de seis años de gestiones, comenzaban las obras a cargo de la “Compañía Ceriani y Caldera”. Dada la necesidad de proceder con la demolición y retiro del viejo adoquinado, el tránsito fue cortado sobre López y Planes y Fray Cayetano Rodríguez, con la consecuente queja del vecindario. Sólo permanecía en servicio los rieles del tranvía. Sin embargo, la producción diaria era de “150 metros de largo de calzada de hormigón armado, por seis metros de ancho diariamente”. Las obras consistían en la construcción de la antigua avenida de “dos calzadas laterales de hormigón armado de seis metros de ancho cada una, y otra calzada central de 6.60 metros de ancho, construida con granitullo, teniendo a un costado la línea tranviaria, que ocupará 2.55 metros, quedando el resto del ancho para canteros y estacionamiento de vehículos y en las esquinas puntos de refugio para los transeúntes”. (El Litoral 30/11/1939)

Finalmente la avenida troncal del barrio, que en aras de este repaso de la historia del lugar divide en Barranquitas Este y Oeste a la barriada, terminó por remodelarse y mejorarse, en aquella primera etapa de pavimentación. Un punto que llevó más tiempo, y no menos controversias, fue el empalme de López y Planes con Avenida Freyre, justo en el cruce de ambas con Bulevar Pellegrini. Ya desde la época de 1939, cuando se ejecutaron las obras principales sobre López y Planes, se planteaban proyectos para este cruce, que en verdad se asimilaban bastante a la actual situación de encrucijada de los Barrios Barranquitas, Mariano Comas, Constituyentes y Parque Garay. Entre esas controversias, se planteaba en 1956 –por ejemplo– la afectación de terrenos pertenecientes al Club Unión, que habían sido entregados por el Gobierno de Perón en 1948 a la entidad y que previamente habían sido propiedad de Taverna Milesi, expropiados con el fin de otorgarlos al club. (El Litoral 16/8/1956). En ese tiempo, por 1956, en pleno gobierno de facto, con la provincia y la municipalidad intervenidas por las Fuerzas Armadas, el proyecto de remodelación era aprobado por el “Comisionado Municipal”. (El Litoral 13/12/1957)

Con los años fue necesario una repavimentación y arreglos, a principio de los ‘60 se efectuó una nueva pavimentación y renovación del alumbrado, que fue reemplazado por el moderno “sistema de gas de mercurio”. (El Litoral 24/1/1963). Más luego, ya dentro de la década del ‘70, el antiguo pavimento sufría deterioros graves, con muchos baches y la necesidad de reparaciones, tanto así que El Litoral titulaba en 1975 “Cabe una pregunta: ¿Se siembran baches en la transitada Avda. Lopez y Planes?”, con una pieza gráfica que ilustraba la rotura en el cruce con Díaz Colodrero, y donde además se mencionaba que por ejemplo 100 metros de calle Luciano Torrent, hacia el este de López y Planes, todavía era de tierra, sin afirmado siquiera. (El Litoral 4/8/1975)

Estas citas vienen a dar cuenta de las necesidades de mejoras que a lo largo de los años vieron al Barrio Barranquitas Este como un escenario plagado de razones para ser subsanadas por las autoridades, mientras sus vecinos pugnaban por intermedio de las instituciones, por obtener soluciones. De todas formas, la fisonomía actual de López y Planes, o similar a la actual luego de algunas reformas, deviene de su última gran remodelación, realizada hacia fines de 1979, también dentro de un gobierno de facto. Esta salvedad es plausible en tanto hasta sólo un año antes, y pese a haber sido desactivados de la ciudad en 1963, todavía por el centro de la Avenida López y Planes se podían ver las vías del tranvía, y sus adoquines de antaño, donde hoy está el cantero central, cantero que aparentemente, y pese a los pedidos de los vecinos, tampoco se ejecutó en 1979 sino tiempo después. A la par de esos rieles de tranvías eléctricos se encontraban las losas de hormigón armado, que deben estar debajo de las capas de asfalto de hoy. (El Litoral 3/7/1978)

Aquella remodelación se inauguró un 30 de septiembre de 1979, obras de repavimentación que incluyeron además de López y Planes a Fray Cayetano Rodríguez. Vale decir que las mejoras fueron ejecutadas por Vialidad Provincial, con fondos del gobierno provincial intervenido bajo la Dictadura Militar, administración en la cual un coronel era ministro de Obras Públicas, al igual que el intendente Coquet (El Litoral 1/10/1979)

Sin embargo, hubo dos remodelaciones más del complejo cruce de la Avenida López y Planes con los bulevares Pellegrini, y la mal llamada “avenida” Freyre, que en términos de fisonomía urbana es un bulevar también. La última de las remodelaciones quitó la playa de estacionamiento, que era muy utilizada por los simpatizantes rojiblancos asistentes a los partidos del “tatengue”. Esta final reestructuración se dejó habilitada, con demoras en su ejecución, en el año 2020.

Pero la conectividad del barrio, en especial de Barranquitas Este, no dependía solo de la salida hacia su principal avenida y límite hacia el poniente, sino además de las calles transversales que le permitieran llegar hasta Facundo Zuviría. De esas arterias, Iturraspe fue siempre la medular. Ello se desprende, por ejemplo, de un plano publicado en El Orden en 1938 donde se detallaba a Iturraspe dentro de un plan de pavimentación aprobado por ordenanza, que además incluiría obras de desagües, y que además contenía algunas cuadras de calle San Lorenzo y de Gobernador Freyre, hacia el norte de Iturraspe. En ese mismo plano se hablaba también de la pavimentación de López y Planes, de Fray Cayetano Rodríguez y de Blas Parera, es decir, del camino al matadero. (El Orden 26/10/1938). Para el año 1939 ya Iturraspe estaba abierta al paso para llegar hacia Barrio Oser (Fomento 9 de Julio), con avances en la provisión de agua potable de red en la zona gracias a esta apertura de la calle, pero con grandes espacios todavía por cubrir con este básico servicio, según lo declaraba la Vecinal Unión y Progreso Barranquitas (El Litoral 14/2/1939). Sin embargo, al año siguiente, en 1940, y pese a las insistentes gestiones vecinales, poco se había avanzado en la pavimentación y ampliación del servicio de agua corriente.

Un dato ilustra lo que significó para el barrio esta conectividad hacia el este por intermedio de calle Iturraspe, pero con el atraso de no contar con el pavimento necesario para dar seguridad de tránsito a los vecinos. En 1967, en una nota de El Litoral sobre las dilaciones en la pavimentación de Barranquitas, tanto este como oeste, se mencionaba sobre esta calle que “…las autoridades procedieron a la apertura de un paso a nivel a los fines de permitir el enlace de la avenida López y Planes con Facundo Zuviría, a través de esta arteria, pero que, lamentablemente, hasta el momento, ha quedado nada más que en eso. Porque del pavimento, en fin, no hay noticias”. (El Litoral 12/8/1967)

Con relación al servicio de cloacas, el barrio también debió esperar bastante tiempo para comenzar a incorporarse a la red. Para 1969 era noticia la extensión hacia el lugar de la red cloacal colectora, que comprendía las calles “…Francia, Saavedra, y San Lorenzo entre pasaje Maipú y las vías del ferrocarril General Manuel Belgrano, y calle Mariano Comas entre Urquiza y la Avenida López y Planes”, en alusión también al barrio Mariano Comas. (El Litoral 21/1/1969)

Las cavas

La vecinal rescata que ya para la década de 1930 los hornos de ladrillos se habían erradicado del lugar, pero como resultado quedaron “…tres inmensas cavas, una ubicada en la intersección de las calles Francia y Domingo Silva, donde hoy se emplaza la Escuela Nuestra Señora de Fátima, la Capilla Santa María Goretti y la sede de la Vecinal Pro – Adelanto del Barrio Barranquitas, llamada la “ciénaga”, donde los chicos jugaban, arriesgando sus vidas. Otra en Juan del Campillo, entre Francia y Saavedra, lugar que hoy ocupa la Plaza Amalia Mablioni de Rebeck y la tercera formada por Francia, Córdoba, Saavedra e Iturraspe, calle que los días de lluvia parecía desaparecer pues el nivel de agua la tapaba y conectaba las cavas entre sí”.

Algunas de las acciones vecinales dieron por resultado que en 1933 se iniciara el relleno de las cavas en la zona, con elementos cedidos al municipio por el Departamento de Vialidad de la provincia, consistente en equipos de movimiento de suelo “decauville”, con rieles, vagonetas y una pequeña locomotora para el acarreo. (Santa Fe 1/8/1933). Sin embargo estas tareas fueron incompletas y parciales, ya que incluyeron también a la zona de Barranquitas pero al oeste de López y Planes.

Los problemas de las cavas no sólo eran por la acumulación de agua y la falta de desagües, con los consecuentes anegamientos, sino además por las malas condiciones de salubridad urbana que producían focos de infecciones con afectaciones a los pobladores. Los vecinalistas recuerdan esa situación, y cuánto lucharon los vecinos para obtener de las autoridades mejoras en su momento: “Entre las historias más amargas de un barrio se pueden contar algunas como esta que habla de Juan Doello, un vecino que por el 1946 perdió la vida, por tifus, debido al elevado grado de contaminación que existía en las aguas de las cavas. Pero el bacilo del tifus no era lo único malo que traían las aguas de estos sectores, también lo fueron las inmensas ratas que se adueñaban de las casas linderas y otras alimañas que llegaban al lugar a través de los camalotes que se acercaban a la zona, traídos por la corriente. Movilizados por esta terrible situación, un grupo de vecinos comienza a reunirse con la intención de constituir una Sociedad Vecinal y poder así reclamar con mayor fuerza ante las autoridades, exigiendo una pronta solución al problema”. Es decir, como en la mayoría de los barrios, los pobladores terminan por conformar las entidades que los representan para tratar de mejorar su lugar a través de la vecinal.

Las cavas de Barranquitas Este, como las de lado oeste de López y Planes, eran noticia recurrente por la década del 40’ y el 50’. El Orden del 11 de diciembre de 1946 publicaba en sus páginas con el título de “Existen serios y verdaderos focos de infección en pleno Barrio Barranquitas”, y detallaba la situación en especial de los vecinos ubicados en la vera de la cava que estaba en calle Domingo Silva y Francia, donde “A raíz de las últimas lluvias, el estado sanitario ha empeorado sobremanera. Las aguas han invadido todo el barrio, la cava de referencia está colmada en su capacidad y se desborda, anegando las viviendas construidas en sus inmediaciones”. La pieza gráfica daba cuenta de la situación de los moradores y sus precarias casas. (El Orden 11/12/1946)

Los reclamos y gestiones de los vecinos desencadenaron por ejemplo en la construcción de una casa bomba, entre 1946 y 1947, con la que se pudo extraer el agua de las cavas a través de unos canales a cielo abierto, zanjas que terminaban por desembocar en el Salado. Estos canales luego fueron entubados, pero el dato relevante traído al presente por la vecinal en su página Web indica que “Estas bombas en algunos casos eran provistas por la Arrocera de Fraga”, aquella que se ubicaba en la zona de Sauce Viejo, a la altura del Arroyo “Los Padres”, con su chalet en la curva de la Ruta Nacional N° 11, que lleva justamente ese nombre “la curva de Fraga”.

El proceso de mejoramiento del barrio con el relleno de las cavas fue arduo y extenso. En 1954 la vecinal obtuvo respuestas más contundentes del municipio, no sin mediar “…notas, reuniones, reclamos a través de los medios y otros tantos recursos…”. Así, se comenzaron a rellenar las cavas “…con tierra proveniente del desagüe construido entre Candioti y Recreo hasta Monte Vera, como así también del barrido de las calles de la ciudad. Otra de las cavas se rellenó con la tierra extraída para la construcción de la pileta del Club Atlético Unión”. Lo extenso del proceso de relleno de los bajos se evidencia en el final de la eliminación de las cavas, que según recuerdan desde la vecinal “…fue una lucha de perfiles épicos que concluyó en 1972. Los propios pobladores acompañaban a los carros de basura asegurándose que la misma llegara a destino. Un vecino jubilado consagraba sus horas disponibles a controlar los materiales arrojados a las cavas. A la vez que se rellenaba se construían asfalto y cloacas, y la propia gente del barrio se unía para vigilar que la tierra extraída no se evadiera de la jurisdicción”.

Un dato rescatado de una publicación del diario El Litoral de 1960 ilustra sobre la situación de las cavas no sólo en Barranquitas, sino en la ciudad de Santa Fe. Cuando el Concejo Municipal dictaba Resoluciones en la búsqueda de mejoras con el relleno de los bajos en el barrio de marras se mencionaba que “lo cierto es que los barrios del norte como el mencionado (por Barranquitas), Malvinas (ex Los Hornos), Calcagno, Don Bosco y Las Flores son una verdadera criba. Un solo dato dará la esencia real de la gravedad que el problema de las cavas tiene en la ciudad capital de la provincia: La cifra de excavaciones supera las 20 y ocupan una extensión total de dos millones de metros cuadrados, o lo que es lo mismo, veinte manzanas”. Ante ello, el Concejo resolvía que se rellenaran las cavas de Barranquitas y que su destino sea el de espacio verde, una plaza, un parque con juegos infantiles, es decir un saneamiento para un mejoramiento pero con uso público. (El Litoral 5/8/1960)

Los vecinos organizados

En referencia al nacimiento de la entidad, la Vecinal Pro Adelanto Barranquitas puntualiza que “Para el 17 de Octubre de 1946, la fundación de la Sociedad era una realidad y comenzaba a funcionar en Domingo Silva 3351, con una Comisión Directiva encabezada por un ferviente luchador por el mejoramiento del Barrio Don Nicolás Gentile. Durante los sucesivos períodos en los que estuvo al frente de la Sociedad se preocupó denodadamente por engrandecer el barrio, solicitando en principio el desmalezamiento, la colocación de pasos de piedra, la instalación de agua corriente, el arreglo de las calles y por el desarrollo de una importantísima labor social sostenida también por el trabajo de la Comisión de Damas, encargada de brindar a los niños del barrio útiles escolares, ropa, golosinas, etc. También durante sus gestiones se profundizaron los festejos de las fechas patrias, otorgándole a estas su aire cívico y patriótico. Pero su lucha más ferviente la constituyó el deseo de que las cavas se rellenaran para que el peligro que ellas representaban, tanto en enfermedades infecciosas como en accidentes, desapareciera de la jurisdicción del barrio”.

Vale decir que fue un hecho trágico el que desencadenó la actividad vecinal. Como se mencionó, allá por 1946, un vecino del barrio, Juan Doello, falleció debido al tifus, que proliferaba dada la contaminación que en las aguas de las cavas.

Un dato rescatado de la historia, y que muestra la movilización civil de los vecinos, es la creación en 1946 de una sociedad de carácter comunitario en el norte de Barranquitas Este. Se llamó “La Sociedad Civil, Cultural y Deportiva Defensores de Barranquitas”, surgida el 27 de mayo de ese año, con sede en calle Córdoba, muy cerca de Gobernador Freyre. Su accionar se enfocaba en colaborar con la comunidad educativa de la Escuela Uruguay, que en ese momento se ubicaba en calle Europa y Brasil, al otro lado de López y Planes. Como puede verse, en aquellos años, Barranquitas era una sola, en especial por sus necesidades de mejoras y adelantos, como por ejemplo abrir calle Córdoba desde Freyre hasta López y Planes, lo que era por entonces solo un pasillo entre chilcas y terrenos baldíos, que pudieron mejorar al construir con aportes de los vecinos una vereda de material para poder entrar y salir de esa parte del barrio, al menos, a pie. (El Orden 13/10/1949)

Allá por 1935 los reclamos y necesidades eran varias, y básicas. Así aparecía en el diario El Orden, un medio local con mucha presencia de contenido en sus páginas sobre los barrios. La crónica mencionaba que “Riego diario de las calles de Barranquitas (cuando se la mencionaba como una sola, este y oeste, atravesada por la avenida), las que a excepción de López y Planes carecen de pavimentos, lo que da lugar a las polvaredas del incesante tráfico de vehículos; paso de adoquines en las boca-calles; recolección diaria de basura; instalación de luz en los lugares que a continuación se expresan:…”, y desgranaba una interminable lista de esquinas. En esos tiempos la única vecinal era la “Sociedad Unión Vecinal”, que había surgido en 1934. (El Orden 29/1/1935)

En el Tercer Milenio la Asociación Vecinal Pro Adelanto del Barrio Barranquitas, cuenta en su jurisdicción con todos los servicios básicos. Entre las entidades educativas se desatacan el Jardín Nucleado Nº 223 “Purana Huasi”, el Jardín “Santa María Goretti”, Escuela N° 581 “Rodolfo Freyre”, la Escuela “Nuestra Señora de Fátima”, en sus niveles, primario Nº 1180 y secundario Nº 59.

Por el lado del servicio de seguridad, el barrio corresponde a la jurisdicción de la Seccional 6º de Policía, con sede en Avenida López y Planes al 4200. En lo referido a los clubes aparecen las entidades “4 de Julio”, “Quilmes”, “El Litoral” y “Angelito”. De estos clubes, la vecinal repasa en su sitio Web que “En 1939 se funda el Club Quilmes en 4 de Enero al 4100. Más tarde en 1941 se crea el Bochas Club El Litoral en calle Córdoba al 3300, ubicado hoy en Pedro Centeno al 3400”.

El barrio tiene prácticamente todas sus calles pavimentadas, con varias aperturas de paso sobre vías férreas ya para mediados de la década de 2010. También existe en el reducido barrio una buena cantidad de espacios verdes, donde se destaca por sus dimensiones y ubicación neurálgica la Plaza “Amalia Mablioni de Rebeck” (Saavedra entre Iturraspe y Juan del Campillo), que cuenta con un playón deportivo municipal, y se suman la Plazoleta “Higinio Veiga” (Saavedra y Juan del Campillo), la Plazoleta “Ángela Peralta Pino” (Avenida López y Planes e Iturraspe) y finalmente la Plazoleta “De los Vecinos” (Saavedra y Pedro Díaz Colodrero). Sobre la plaza más importante del barrio, la “Amalia de Rebecq”, fue inaugurada en 1985 en homenaje a quien es considerada la primera maestra santafesina.

Uno de tantos vecinos

Como dicen desde la vecinal “El relleno de las cavas comienza a tomar forma y de la mano de quien fuera Presidente de la Vecinal Don Higinio Veiga la población de Pro Adelanto Barranquitas sueña con tener calles y viviendas dignas y poder así mejorar su nivel de vida”. Pero luego, en 1973, este militante vecinal llegó a ser Concejal del Honorable Concejo Municipal, donde ocupó el cargo de Vicepresidente primero. Veiga, durante su gestión como edil, “…procuró al barrio 16 viviendas, obra realizada por el Municipio, que en ese momento estaba gobernado por Adán Campagnolo. Las viviendas fueron sorteadas en la sede de la vecinal y luego los vecinos las fueron pagando mensualmente”.

Como a tantos argentinos, y santafesinos, con participación ciudadana, la vida política de Veiga fue tronchada en 1976 por la interrupción de la democracia por la Dictadura Cívico-Militar. Así se truncaron las posibilidades de continuar con la generación de proyectos en beneficio del barrio, desde un estamento legislativo. “Don Higinio Veiga –recalcan desde la vecinal– representó un símbolo de trabajo denodado, honesto, responsable, digno de reconocer y de imitar”. La plazoleta en la esquina de Saavedra y Juan del Campillo, recuerda hoy su nombre, como una marca más en el barrio de aquella militancia vecinal en beneficio de su comunidad.

Las escuelas de Barranquitas Este

Existen dos entidades educativas, bien diferenciadas en el vecindario. Una en la zona central sur, relacionada a la fe católica, y la otra pública, laica y gratuita, muy humilde, en una casa en el sector norte.

Por un lado surge la Escuela “Nuestra Señora de Fátima”, de la mano y la obra pastoral del Padre Jerónimo Casale. Desde la escuela se lo recuerda como poseedor de “…una personalidad visionaria y emprendedora, que nos permite definirlo como hombre directo, franco, sincero y exigente con la verdad, para ser fiel al Proyecto de Dios con las personas”. La obra del padre, y de la comunidad católica de Barranquitas Este, se expresó en concreciones como la Capilla Santa María Gorriti, la propia Escuela Nuestra Señora de Fátima, con sus ciclos y niveles, el Jardín Santa María Gorretti, el Hogar Padre Pío, la casa Parroquial y hasta el templo de Avda. Facundo Zubiría. Y no fueron fáciles los inicios, dado que en la zona donde está la escuela, era un terreno rodeado de cavas, con calles de tierra y un alambrado que bordeaba a la escuela parroquial naciente, y que ponía límite al descampado. El nombre de advocación a la Virgen de Fátima quizás devenga de su impulsor, y de su relación como párroco de la iglesia “Nuestra Señora de Fátima” cercana.

Como toda comunidad creciente, y ferviente en la fe, dentro de las necesidades propias de un barrio en proceso de formación, se unieron a las ansias de progreso el sentir por Cristo. De este modo, “El 25 de diciembre de 1963, el Padre Gerónimo Casale celebra la primera misa de Navidad en el barrio, en un salón prestado por la familia Tendero que estaba ubicado en Francia 3900 (frente a la actual estructura edilicia)…”. En ese mismo sitio, el 14 de marzo de 1964, nació la Escuela Primaria autorizada “Nuestra Señora de Fátima”, que fue incorporada al Sistema Privado de Educación Pública el 8 de julio del mismo año.

Al igual que otras escuelas parroquiales de barrio, no fueron pocas las ayudas y colaboraciones de su comunidad educativa, “…a través de diversas actividades para recaudar fondos quermeses, ventas de empanadas, almuerzos, cenas, organizadas en principio, por las comisiones de la Capilla, luego por las Comisiones de Madres, más adelante por las distintas Asociaciones de Cooperadores y finalmente, por la Unión de Padres de Familia”.  Recuerdan desde la escuela que en el comienzo “La planta funcional era mínima,  acorde a las necesidades: una directora, Sra. María Cristina  de Petzold, dos maestras, Srta. Ana María Pontoni y Srta. Isabel Osella, que atendían el Nivel Inicial, integrado por 40 alumnos, provenientes de la comunidad barrial circundante. Completaba el grupo, una portera, Sra. Fina”.

En los primeros años, el Jardín de Infantes funcionó en un salón facilitado por su propietario, el que luego fue adquirido por la institución, y que se ubica frente al actual edificio. Los niños pasaban de año y fueron conformando los primeros grados de la Escuela primaria, que comenzó a dar clases en un par de salones prefabricados y en aulas de material, “muy modestas”. Vale decir que estos salones se construyeron sobre las cavas rellenadas en el año 1946.

Con el inicio de la pavimentación de calles obtenida por la vecinal a partir de 1969, mejoró la zona de la escuela, con el agregado del agua corriente, la iluminación, entre otros servicios. También, “Se logró también, la apertura del paso ferroviario ubicado en Iturraspe y 4 de Enero, creando una vía más de acceso al barrio”, recuerdan en blog de la escuela. El actual edificio escolar está ubicado en Francia, entre pasaje Barros y Domingo Silva, y a la vuelta por esta última calle, se encuentra la capilla “Santa María Goretti”. Vale decir además que en 1983 el Jardín de Infantes “Santa María Goretti” se independizó de la escuela primaria, con el número 263, y comenzó a funcionar en un edificio cercano, ubicado en una parte del terreno de la Plaza “Amalia de Rebecq”. Por su parte, en la década de 1990, asumió la labor pastoral, el Pbro. Mario Eugenio Grassi, quien impulsó la creación de la Escuela Media Nº 3059, “Nuestra Señora de Fátima”, para dar por cubiertos los tres niveles educativos. Como toda escuela parroquial, las ampliaciones y construcciones por partes se dieron a lo largo del tiempo, hasta ocupar todo el terreno con una oferta educativa anclada a la fe.

En otro extremo, del barrio y de comodidades edilicias, se encuentra la escuela pública que recuerda a Rodolfo Freyre con su nombre, aquel que impulsara como gobernador (1902-1906) la construcción del Puerto de Ultramar de Santa Fe. Bajo el número 581, la escuelita tuvo origen en la zona norte del barrio. Con un comienzo muy humilde, y de gran esfuerzo, que se sostiene incluso en el tiempo gracias al aporte de su comunidad educativa. Ubicada en Quintana al 3500, ocupa una casa que ha sido reformada por la cooperadora con la adaptación de los espacios para dar clases. El mote que le cupo al comienzo de “escuelita de cartón”, deviene de los improvisados tabiques de madera y chapas de cartón prensado que fueron utilizados para dividir la casa y establecer las pequeñas aulas. Con casi 400 alumnos, la escuela 581 recibe niños de Barranquitas Este, pero también del oeste, y de Ciudadela. La escuelita todavía funciona en una casa, con un acceso por una galería hacia un patio interior al fondo, con las limitaciones de espacio que son de esperar en un pequeño terreno.

En un trabajo publicado en el diario El Litoral, bajo la crónica de Natalia Pandolfo y Juan Manuel Berlanga, se mencionaba que “Desde la escuela, lo que tratan de hacer es evitar que corran -la dimensión del patio tampoco se lo permite- y choquen. De esta manera intentan evitar conflictos. Mientras tanto la cooperadora, de a poco, va terminando el edificio. El Club de Madres y los ex docentes también ponen el hombro. Algunos ex alumnos que se acercan a la escuela aportan su granito de arena. Y los pibes transitan por los patios, sin poder corretear y aprendiendo, desde temprano, que las limitaciones siempre forman parte de la vida”. (El Litoral 16/12/2000)

En medio de las necesidades sociales, educativas y edilicias, el incentivo desde la educación para el futuro de los niños incluye desde la Escuela Rodolfo Freyre un taller de radio, muestras de trabajos de los alumnos, y hasta una propuesta de alimentación saludable surgida de los propios niños, con alimentos producidos por ellos mismos. (Uno Santa Fe 15/8/2015)

Distrito Barranquitas

La ubicación del Barrio Barranquitas, en su conjunto, tanto Este como Oeste, mojona su historia hasta clavarse en el pasado, luego del traslado de la ciudad a su actual emplazamiento allá por 1660. Era parte de los “Pagos de Arriba”, zonas de labranzas, de chacras esparcidas bien al norte de ese casco urbano que no iba mucho más allá de calle Juan de Garay. En ese esquema de ciudad, paulatina pero sostenidamente creciente hacia el norte de la trama urbana, el “Distrito Barranquitas”, aparece mencionado así recién en un plano de 1935. Pero estos albardones que flanqueaban a los bañados del Salado fueron en aquellas lejanas épocas de la colonia un atalaya de defensa para proteger también a la ciudad desde el noroeste.

Así surge no sólo de los libros de historia, sino también de las palabras publicadas en  letras de molde en el diario El Orden, cuando en una de sus habituales recorridas por los barrios, daba cuenta con su pintoresca y particular verba, de Barranquitas, pero considerándolo una sola barriada a ambos lados de López y Planes. “Barranquitas, barrio del porvenir”, titulaba el medio un domingo de abril de 1934, y daba bajada a ese título antes de iniciar la pequeña pero rica columna con el encabezado: “Laborioso, Tranquilo y Honesto”. En el contexto de una ciudad que se extendía la nota comenzaba “En una prolongación creciente de la ciudad, ésta sigue florecido de barrios nuevos. Y son la continuación suburbana de su ininterrumpido remozamiento. Así está Barranquitas, barriada del norte santafecino, asomada a ambos lados de la Avenida Vicente López y Planes que se estira como una serpiente inmensa, camino al cementerio”.

Con aspecto de borde urbano en los primeros tiempos de la ciudad, la zona del barrio era, al decir de El Orden, “…como una señal de distancia indicadora: ‘Aquí termina la civilización’”. Y continuaba en la pluma de un desconocido pero sensible periodista santafesino: “Porque eras el límite de la ciudad y estabas ahí como centinela avanzado atalayando el horizonte preñado de amenazas. Eras como un paréntesis entre la indiada y los pacíficos vecinos de esta muy noble Santa Fe de la Vera Cruz. Eras fortín y eras muralla sin muralla, donde tantos pobladores cayeron defendiendo sus familias y sus viviendas del furioso y sangriento malón indígena. Eras cuartel y eras el límite de la ciudad. Hoy, Barranquitas, eres un barrio más en el que nadie recuerda el fragor de esas luchas y de las que sostuvieron más tarde los vecinos levantados en armas para derrocar a más de un gobernador incomprensivo. Hoy, Barranquitas, eres un barrio reo, prendido en la ciudad como una flor en el ojal de tu compadrito suburbano. Ahora no te quedas de ser el escudo donde se estrellaba la indiada embravecida o el tropel de gauchos de las ‘montoneras’ que venían a ‘voltear’ otro gobierno. Hoy te quejas, en quejas, en tu afán de progreso por el agua corriente que aún no llega y por la ausencia de unos cuantos focos de luz en las esquinas. Y mientras tanto, Barranquitas, seguís con tus muchachos y tus chinitas asomadas a ambos lados de tu gran Avenida López y Planes, que se estira como una serpiente inmensa camino al cementerio”. (El Orden 29/4/1934)

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Barrio Barranquitas Este – Historia

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