Barrio Alvear – Historia

Plaza 9 de Julio

Barrio General Alvear, al pulso de los rieles

La dinámica de crecimiento de la ciudad hacia el norte del Bulevar Gálvez encontró como primer centro de desarrollo de su ampliación urbana a las actividades y la presencia física del ferrocarril. Tanto con la “Estación KM 2”, luego “Santa Fe Cambios”, hoy Parque Federal y “La Redonda”, también las vías en su derrotero hacia el este, por el damero de quintas y propiedades, tejieron nuevas fronteras urbanas de progreso, con los rieles hacia la Laguna Setúbal, su puente y el puerto de Colastiné como destino final y hacia el norte Rincón, como la propia estación del Ferrocarril Belgrano.

            Candioti Norte se ubica como el “barrio” que se desprende de este impulso, al norte del bulevar, enmarcado por las vías al este y el oeste. Con los años, el gran espacio de Candioti Norte, como lo menciona Miguel Ángel Dalla Fontana en su libro “Candioti Norte, Sargento Cabral, La Lona, Monte Chañar”, todos ellos, junto con Barrio General Alvear, encuadrados en este esquema de desarrollo histórico y urbano.

            Barrio Alvear, relacionado a la calle del mismo nombre que corre con sentido sur/norte por el corazón de ese territorio vecinal, encuentra sus límites en calle José María Gutiérrez al norte, al sur con las vías del antiguo FFCC Santa Fe, al este se estrecha hacia un vértice donde se cruzan las vías con calle Gutiérrez, y al oeste, con los límites de las vías hacia Parque Federal, en la margen de calle Pedro Víttori. Conformado así, como un triángulo con su base recostada hacia el oeste, la jurisdicción vecinal recorre un espacio que en sus inicios estuvo signado por el ruido de trenes, humo y hollín de calderas, estridentes silbatos, y el clásico vapor desprendido de las locomotoras, allá desde fines del siglo XIX.

El comienzo del barrio

Zona de campos, grandes espacios y propiedades, algunas quintas, Barrio Alvear tiene en el ramal a Colastiné de 1886 del Ferrocarril Santa Fe una marca de origen para establecer su historia. Esas vías cruzaban la Setúbal en el estrechamiento que da nacimiento al riacho Santa Fe, es decir a la altura hoy de Bulevar Muttis y Avenida 7 Jefes, de los que quedan como testigos los pilares del antiguo puente metálico (sucesor del de madera que sucumbió bajo el embate de las aguas en la crecida de 1926).

Enantes la zona aparecía como parte de esos campos ubicados a la vera del camino a la Villa de Guadalupe. Por esos años de 1870 figuran grandes parcelas del lugar a nombre de XX y XX. Ya para 1899, los terrenos de Barrio Alvear aparece mayoritariamente, lindantes con las vías del FFCC Santa Fe hacia Las Colonias y hasta el otro lado del Camino a Guadalupe, como propiedad de “Leonardo Enzina”. Había un espacio hacia el oeste, en lo que hoy sería la parte sur de lo ex terrenos ferroviarios de Santa Fe Cambios, dos propietarios, por un lado “Ignacio Crespo”, con un gran predio que se extendía hasta lo que luego será Salvador del Carril (barrio Sargento Cabral), y una parcela más reducida a nombre “Larguía”. (“Registro Gráfico de la Provincia de Santa Fe”, construido por Juan A. Doncel, 1899. “Atlas Histórico de la Ciudad de Santa Fe 1887 – 1945” – Collados-Bertuzzi-Del Barco).

Tal vez, porque no aparece el desvío del ferrocarril hacia el puente sobre la Setúbal construido aproximadamente entre 1905 y 1907, y que hace de límite sur a Barrio Alvear, una porción de los terrenos de “Josefa de Freire del Valle”, fueron luego parte del vecindario de hoy. Luego, en el plano de 1903 confeccionado por Carlos de Chapeaurouge, al norte continúan los terrenos de Enzina, pero el sector central de barrio Alvear figura a nombre de “Agustín Piaggio”.

Vale rescatar, como lo hacen Collados, Bertuzzi y Del Barco en su trabajo “Atlas Histórico de la Ciudad de Santa Fe 1887 – 1945” que en el plano de  «Plano de la Ciudad de Santa Fe de la Oficina de Obras Públicas Municipal – Año 1912”, aparece la urbanización incipiente, con los primeros manzaneros, en la zona de Salvador del Carril y el Camino a Guadalupe (hoy General Paz), núcleo fundacional de barrio Sargento Cabral. 

Zona de campos, grandes espacios y propiedades, algunas quintas, Barrio Alvear tiene en el ramal a Colastiné de 1886 del Ferrocarril Santa Fe una marca de origen para establecer su historia. Esas vías cruzaban la Setúbal en el estrechamiento que da nacimiento al riacho Santa Fe, es decir a la altura hoy de Bulevar Muttis y Avenida 7 Jefes, de los que quedan como testigos los pilares del antiguo puente metálico (sucesor del de madera que sucumbió bajo el embate de las aguas en la crecida de 1926).

Enantes la zona aparecía como parte de esos campos ubicados a la vera del camino a la Villa de Guadalupe. Por esos años de 1870 figuran grandes parcelas del lugar a nombre de XX y XX. Ya para 1899, los terrenos de Barrio Alvear aparece mayoritariamente, lindantes con las vías del FFCC Santa Fe hacia Las Colonias y hasta el otro lado del Camino a Guadalupe, como propiedad de “Leonardo Enzina”. Había un espacio hacia el oeste, en lo que hoy sería la parte sur de lo ex terrenos ferroviarios de Santa Fe Cambios, dos propietarios, por un lado “Ignacio Crespo”, con un gran predio que se extendía hasta lo que luego será Salvador del Carril (barrio Sargento Cabral), y una parcela más reducida a nombre “Larguía”. (“Registro Gráfico de la Provincia de Santa Fe”, construido por Juan A. Doncel, 1899. “Atlas Histórico de la Ciudad de Santa Fe 1887 – 1945” – Collados-Bertuzzi-Del Barco).

Tal vez, porque no aparece el desvío del ferrocarril hacia el puente sobre la Setúbal construido aproximadamente entre 1905 y 1907, y que hace de límite sur a Barrio Alvear, una porción de los terrenos de “Josefa de Freire del Valle”, fueron luego parte del vecindario de hoy. Luego, en el plano de 1903 confeccionado por Carlos de Chapeaurouge, al norte continúan los terrenos de Enzina, pero el sector central de barrio Alvear figura a nombre de “Agustín Piaggio”.

Vale rescatar, como lo hacen Collados, Bertuzzi y Del Barco en su trabajo “Atlas Histórico de la Ciudad de Santa Fe 1887 – 1945” que en el plano de  «Plano de la Ciudad de Santa Fe de la Oficina de Obras Públicas Municipal – Año 1912”, aparece la urbanización incipiente, con los primeros manzaneros, en la zona de Salvador del Carril y el Camino a Guadalupe (hoy General Paz), núcleo fundacional de barrio Sargento Cabral. Al respecto mencionan que “En los aledaños al enclave «Santa Fe- Cambios» del FFCC Santa Fe también se había generado para la fecha del plano un trazado definido que tomaba como eje de ordenamiento la actual avenida Salvador del Carril desde su intersección con el Camino a Guadalupe (Avda. Gral. Paz) hasta el predio ferroviario, apareciendo unas quince hectáreas urbanizadas que daban origen al futuro barrio Sargento Cabral”. (“Atlas Histórico de la Ciudad de Santa Fe 1887 – 1945” – Collados-Bertuzzi-Del Barco)

Más cerca en el tiempo, en 1916, dos planos diferentes muestran la zona de Alvear a nombre de Enzina y Piaggio de manera distinta, con urbanización efectiva representada solo en las manzanas linderas con Salvador del Carril. Y luego, entre 1924 y 1930, se desarrolla más profundamente la subdivisión de los espacios, con un avance notable del grupo de manzanas trazadas entre Gutiérrez y Colodrero, desde General Paz hasta el límite de Santa Fe Cambios, ya establecido con sentido norte sur por las calles Las Heras y Belgrano, hasta alcanzar las vías de FFCC Santa Fe. Para la zona más al sur, entre Pedro Ferré y las vías, las calles aparecen en líneas de puntos, por lo que hace suponer que no estaban del todo establecidas todavía. Pero ya no quedaría mucho tiempo más Barrio Alvear sin ser totalmente urbanizado con calles abiertas, al menos hasta la irregular frontera ferroviaria que imponía la gran estación, playa de maniobras y taller de material rodante y locomotoras de “Santa Fe Cambios”.

De todas maneras, la mayoría de estos planos, como lo mencionan el trabajo citado de Collados, Bertuzzi y Del Barco, respecto de un plano de 1926 del Instituto Geográfico Militar, “También permite confirmar que la amplia grilla delineada en trazos en el plano municipal de 1925 (presentado anteriormente), que cubría vastas superficies del área suburbana, no tenía ningún atisbo de concreción sino que representaba una idea de expansión para la ciudad futura que no se había efectivizado; además, aún de los sectores que en dicho plano aparecen definidos con líneas llenas, con un criterio de graficación que haría suponer un trazado concretado, algunos todavía no tenían siquiera las calles abiertas ni estaban ocupados”. Esta cita permite visualizar que en realidad, todavía para 1926, la mayor parte de Barrio Alvear eran terrenos inhabitados, con algunas manzanas demarcadas a lo largo de General Paz.

En un plano de la municipalidad de 1935 el centro de Barrio Alvear aparece con dos grandes terrenos, supuestamente divididos por calle Las Heras, y con un grupo de manzanero establecido entre Colodrero y Gutiérrez. Luego, en otro plano del mismo año editado por la “Librería San Martín”, se puede apreciar con gran detalle la ocupación del terreno. El amplio espacio desde las vías hasta casi Luciano Torrent hasta Pedro Zenteno, y desde Marcial Candioti hasta las vías del FFCC al oeste, eran un gran predio que se dividía casi en partes iguales por la continuidad de Las Heras. Aparece en este plano, con nombre incluido, la plaza 9 de Julio, pero ocupando toda la manzana delimitada por Gutiérrez, Las Heras, Torrent y Alvear (que hoy contiene a la Escuela N° 4  “Sargento Cabral”). El mismo plano ubica a la zona de Barrio Alvear en el “Distrito Sargento Cabral”.

Asimismo, hacia la zona este de General Paz, hasta las vías, las manzanas marcadas abarcan desde Ferré hasta Torrent, mientras que un gran y alargado terreno cerraba la continuidad de Gutiérrez hacia el este, hasta las vías del desvío hacia el puente de la Setúbal. (“Plano de la ciudad de Santa Fe – 1935” Edición de Librería San Martín, de Colombo, Pérez y Co”).

Para 1946, otro plano de la ciudad, en este caso de la Municipalidad de Santa Fe, toda la zona figura urbanizada, con calles abiertas, las cortadas en el borde este de Santa Fe Cambios, y hasta la suerte de manzanas y pasajes de la parte suroeste, allí donde calle Belgrano finalizaba, y hoy encuentra continuidad hasta el Parque Federal y las torres del Plan de Viviendas Nacional PROCREAR, en Belgrano y Quintana.

El barrio, con el progreso irradiado hacia el oeste desde General Paz, desde el norte por Salvador del Carril, fue creciendo en ocupación y loteos hasta donde el límite de los terrenos ferroviarios lo posibilitó. Como eje dinamizador de desarrollo también se señala la apertura de calle Las Heras, a fines de los 40’, en tanto logró un acceso al barrio que no suponía ingresar desde las calles antes nombradas. Con esta apertura, la calle de doble mano se transformó en el paso obligado para los vecinos. Hasta ese entonces los habitantes del barrio Alvear debían cruzar la vía a pié y caminar hasta calle Iturraspe y Alvear, donde llegaba desde el centro el tranvía 6.

En aquellos años de los 40’ el barrio Alvear tenía sus calles de tierra, y el mismo ferrocarril que le dio impulso a la población y desarrollo fue después un obstáculo para que llegaran las mejoras. La presencia de las vías como límites en el sur y oeste, hicieron que por ejemplo, las cloacas y los desagües se demoraran en llegar como mejoras para los vecinos. También, la falta de accesos los aisló de alguna manera. Por esta razón, el dinamismo del barrio Alvear cambió mucho con la apertura de Las Heras, primero, y luego de Alvear. Mucho más cerca en el tiempo, el paso a nivel de Pedro Zenteno le brindó una comunicación con el oeste, por sobre aquellas vías que iban hacia Santa Fe Cambios.

Así, de aquella zona ocupada por numerosas quintas de familias como los Panchod, Enzina, Navia, Antille y Pujol, se fue pasando de manera paulatina a la subdivisión en manzanas y calles. Un vez que se empezaron a lotear los terrenos se asentaron en pequeñas propiedades inmigrantes italianos, franceses, españoles, polacos y árabes.

Primer vecino, el tren

A principios del siglo XX la zona del barrio General Alvear era conocida como Kilómetro 2. Es que en este lugar se asentaba la estación “Santa Fe Cambios”, donde estaban los depósitos y talleres de la Compañía Francesa, que se la llamaba así por estar a dos mil metros de la estación central, en Belgrano y Humberto Primo (donde hoy está la Terminal de Omnibus). Parte de los edificios de estos talleres permanecen hoy sobre Salvador del Carril, entre Las Heras y Aristóbulo del Valle, en lo que se conocen como “La Redonda” y Parque Federal.

Por este motivo, en el proceso de urbanización del barrio tiene una importancia fundamental la presencia de la “Estación Santa Fe Cambios” al instalarse como centro convocante de trabajo y servicios. La primera compra de tierras la hace la Compañía Francesa en 1905 para establecer dependencias ferroviarias. Ya en 1914 la compañía efectuó ampliaciones a sus talleres de locomotoras y vagones, por esta razón en la década de 1910 se nombraba a la zona de Alvear, y también Sargento Cabral, como “Villa Talleres”. En el tratamiento de la historia del barrio Sargento Cabral se realizará el abordaje profundo sobre Santa Fe Cambios, por ello, en lo que respecta a Barrio Alvear surgen más fuertemente en la historia otros componentes del mismo sistema ferroviario.

Locomotora en talleres de Santa Fe Cambios

Vale la pena citar en este punto a uno de los referentes en Santa Fe al repasar la historia de los ferrocarriles en la ciudad y la región. Andrés Andreis, en su libro “El Ferrocarril, lo que tiempo no borro”, refiere para la zona de Alvear la construcción del ramal que nace como un desvío hacia el este en el cruce de las vías que venían desde la Estación Francesa (o FFCC Santa Fe) con calle Juan del Campillo, y que se construyó para vincular el nuevo puente sobre la Laguna Setúbal en hacia el Puerto Colastiné y Rincón, ya que el original había sido destruido por la creciente de 1905, el que se encontraba aproximadamente donde se ubica hoy el Viaducto Oroño de RN 168. Un primer puente de pilotes de madera que también fue afectado en 1926, y reconstruido luego con pilotes de hormigón, que sobreviven en el inicio de la Avenida 7 de Jefes, donde se encuentra el faro, y al otro lado, el extremo norte de Piedras Blancas.

Va de suyo que tanta proximidad con la actividad ferroviaria establece en el territorio vecinal de Barrio Alvear otros elementos que han quedado de aquel pasado de trenes cargueros y de pasajeros. Uno de ellos es el que se destaca por su chimenea, la que se ubica a la altura de calle Iturraspe, entre Pedro Víttori y República de Siria.

Dentro del subtítulo “Usina del ferrocarril Santa Fe”, el citado Andrés Andreis describe que “La Compañía del Ferrocarril Santa Fe había crecido de tal forma hacia mediados de la primera década del siglo XX, no sólo en extensión de vías y estaciones, sino que necesariamente se fue extendiendo su ámbito industrial ante la cada vez mayor demanda que constituía la reposición de rieles, durmientes y la reparación del parque tractivo. Por tal motivo, las autoridades del ferrocarril creyeron en la conveniencia de poseer energía propia que posibilitaría su abastecimiento energético”.

Y prosigue con este mojón urbano del pasado enclavado en el borde oeste del barrio: “En poco mendos de dos años fue montada y equipada su propia usina construyéndose una gran chimenea que lleva inscripta en la parte superior el año de su construcción (1918) y que hoy permanece intacta como un símbolo de ese tiempo de desarrollo de la empresa francesa (…) De esta forma se aseguraba la distribución propia de energía eléctrica a todas las dependencias que le pertenecían”.

El final de los días como usina del ferrocarril llegó para inicios de los años 40’. Refiere Andreis los siguientes pasos hasta llegar al abandono y la reutilización como espacio de dependencias municipales, “La Compañía ni bien prescindió de su usina, hacia 1943 la facilita a un grupo de ingenieros químicos, entre los que se encontraba el ingeniero Clausen, de origen alemán, los cuales utilizando la caldera de la referida usina, realizaban experimentos para obtener acetona del maíz. Lamentablemente, poco tiempo después, explotó la caldera falleciendo dos ingenieros. Este testimonio lo brindó el Sr. Aníbal Ramírez, vecino del lugar. Luego se la utilizó para la fabricación de hielo y a continuación como Cooperativa de Producción de Alimentos para el personal ferroviario…”.

Otro de los espacios lindantes con el barrio y destinados a las actividades ferroviarias fue la Caballeriza ubicada a la altura de calle Luciano Torrent. Al parecer estuvo desde los primeros tiempos de la presencia de Santa Fe Cambios, allá por la década de 1920. Es que el caballo era un medio de transporte necesario y eficiente para las actividades ferroviarias. Dice Andreis al respecto: “Como toda caballeriza, estaba conformada por un tinglado, con techo a dos aguas, donde se hallaban los comederos y sitios para abrevar. Los yeguarizos –especialmente los de tiro– fueron utilizados por los distintos servicios del ferrocarril. El traslado de materiales que distribuían los almacenes hacia sectores cercanos operativos, como el transporte de madera, ladrillos o cemento se hacían a través de carros, repartiéndolos hacia los distintos establecimientos que posería el ferrocarril dentro de la ciudad o aledaños”.

Pero no sólo los caballos eran usados para llevar materiales, esos equinos de la Compañía Francesa que pernoctaban en la caballeriza también tiraban de sulkys para “…inspeccionar las distintas obras del ferrocarril, como alcantarillas, puentes, paso niveles, etc. Telemetristas, cartógrafos con elementos de geodesia (teodolitos), incursionaban pro distintos terrenos en busca de mediciones, normalmente se observaban estos vehículos en diversos puntos donde el ferrocarril iba abriendo brechas en construcciones y asentamientos”.

También según Andrés Andreis, en este mismo sector donde las calles con sentido este/oeste de Barrio Alvear se topaban con los terrenos de Santa Fe Cambios, hubo otras actividades. Por ejemplo, en esta frontera entre ferrocarril y barrio, también, cerca de la caballeriza se ubicaba la “Herrería”, que tenía una gran importancia para el desarrollo de las actividades ferroviales. Dice el historiador de rieles: “En este taller, que en la década de 1960 pasó a denominarse Centro de Recuperación de Vehículos, se reacondicionaban los bastidores de vagones de carga, se recuperaban zapatas de freno, frenos hidráulicos, espigas de paragolpe, palancas, etc. Por lo general, eran vehículos accidentados los cuales posteriormente se reamaban”.

Dos trabajadores de la herrería compartieron con Andreis su recuerdo: “El Sr. Ricardo Adil, que trabajó en el taller pro el año 1963, recuerda que había en ese tiempo 4 fraguas y 2 hornos en donde se forjaban los hierros a temperatura de 900 grados centígrados; y por su parte el Sr. Agripino Luna, memoriza que se fabricaban agujas de cambio de tal calidad que eran distribuidas a distintos ferrocarriles”.

Hierro y madera son base de los ferrocarriles. Pero no sólo madera para quemar en calderas, o durmientes para rieles. El aserradero y la carpintería de Santa Fe Cambios estuvo en esta ala de edificios, junto con la herrería y la caballeriza. Allí los rollizos de quebracho traídos desde el norte forestal eran transformados en fuertes durmientes. En su libro Andrés Andreis repasa que el aserradero del lugar “Instalado allá por 1905 (al principio de la Estación KM 2) se fabricaban las bases de puentes (el lapacho era muy utilizado), se cortaban tirantes a medida para montar tinglados como así tablones y tablas para revestimiento de vagones, entablados y entarugados de pisos”.

Hubo allí entre otras dependencias de las áreas operativas de Santa Fe Cambios una bodega, para almacenar piezas, repuestos y hasta insumos como grasa y aceite. También existió un taller dedicado a reparar las básculas (balanzas) usadas por el Ferrocarril Santa Fe para el pesaje de mercaderías y materiales en sus estaciones.

El final de este repaso de las dependencias más importantes del ferrocarril en relación con el límite oeste y sur de Barrio Alvear nos lleva a recorrer los galpones ubicados a la par de las vías, en paralelo con Pedro Víttori, entre Pedro Zenteno e Iturraspe. Estos espacios vacantes del ferrocarril son ocupados en 2021 por el Centro de Excombatientes de Malvinas, el CAMCo (Centro de Atención al Menor y la Comunidad), un taller de reparaciones de elementos de ortopedia de UPCN y el Kennel Club Santa Fe.

En el citado trabajo sobre trenes del santafesino Andreis repasa el destino original de estos galpones. Dice Andrés que estos galpones situados “…desde la Avenida Pedro Víttori entre Pedro Zenteno, Córdoba e Iturraspe con techos en ‘diente de sierra’ pertenecieron a la sección denominada Material Rodante. Unidos a ellos, sobre el frente que da a Pedro Vittori, se encontraba un extenso galpón de chapa donde se colocaban los vagones a reparar. Hoy solo han quedado las cabreadas sobre el sendero de la ciclovía”.

Sin precisar si estos galpones son anteriores a los grandes talleres de Santa Fe Cambios, o complementarios de ellos, el autor detalla qué tipo de trabajos se hacía sobre el material rodante, pero por sus precisiones parecen ser estos talleres anteriores a los grandes galpones y fosas de “La Redonda”: “En los tiempos de ferrocarril francés se lo utilizaba en la reparación de vagones (bastidor, bogies y ejes) lo que se los supo llamar como talleres de reparación chica. Todo vagón circulando con carga o no, que se le verificaba calentamiento de ejes, rueda poceada, pestaña de rueda fina y rotura de paragolpe, se lo internaba en este sector para su reparación. Perteneciente luego al FC Belgrano, continuó con ésta actividad, que fue muy intensa en la década de 1960; para ir perdiendo relevancia cuando Laguna Paiva comenzó a absorber éstos y otros sectores que correspondían a la reparación de vagones”.

Así las cosas, el Barrio General Alvear, que encuentra su nombre en la calle que lo atraviesa de sur a norte, tiene un pasado en su origen vinculado a los talleres ferroviarios, a las locomotoras de vapor primero y luego diesel, a los obreros, miles, que trabajaron en su flanco oeste, y que por destino de una Santa Fe fluvial, encontró su límite sur en esas vías que buscaban cruzar la desembocadura de la Setúbal, camino al Puerto de Colastiné, allá, por 1907.

Plaza 9 de Julio

Más allá de los rieles

Si bien el barrio creció a la par del impulso de los ferrocarriles, otras actividades se sumaron y los propios vecinos trabajaron en otros empleos, fuera de General Alvear.  Poco a poco, con loteos y subdivisiones de las quintas, se fue poblando el barrio alrededor del impulso que daba el ferrocarril. Así se puede mencionar que años después, en 1935, se loteó la zona con una financiación de 120 meses y el obsequio de 10.000 ladrillos para la construcción. Como lo señala en una publicación El Litoral sobre el barrio, “Las tierras de General Alvear eran zona de quintas. Un sector, la quinta de la familia Navia, tenía su casco en la actual intersección de Alvear y Colodrero, y en ese edificio años más tarde funcionó la escuela Sargento Cabral”. (El Litoral 27/11/2013)

Sobre la comunicación del Barrio General Alvear con el centro se puede decir que el viejo camino a Guadalupe, angosto y bordeado de pinos, fue en los primeros años la única vinculación. Por este viejo camino llegaban principalmente las producciones de la quintas, no solo del barrio, sino de Monte Vera, Guadalupe y Angel Gallardo. Cuentan que todos los días, a las 10 de la noche, los quinteros pasaban con sus carros cargados de verduras y frutas hacia el Mercado de Abasto.

En cuanto a la vinculación del barrio con el resto de la ciudad, en especial con el centro, inequívocamente la avenida General Paz fue la manera de llegar. Entre las vías al sur, con su único paso por Las Heras, y luego Alvear, más Santa Fe Cambios al oeste, el viejo Camino a Guadalupe era el lugar de paso.

Por ello, los servicios de transporte que circularon por General Paz hacia Sargento Cabral y la Villa de Guadalupe, fueron a su vez la forma de movilizarse. El primer colectivo en llegar hasta la zona fue el de la línea B. Esta línea fue conocida popularmente como «El Manicero», porque dicen que en cada esquina el colectivo advertía su llegada con una campanilla, para alertar a los demorados vecinos que no habían alcanzado la parada. Luego, a principios de los 40’, se sumó la línea “S”, con sus coches pintados de color verde claro. Ya a fines de la misma década se incorporó al servicio la línea “D” (hoy línea 8) con una particularidad. Los colectivos de esa línea D eran alemanes, de la marca MAN. Pero había uno de esos coches que era muy característico, no tenía techo y en él viajaban en verano mucho de los bañistas que iban por General Paz hasta las playas de Guadalupe, o la “Rambla López”, en la orilla de la Setúbal. Como la Avenid Almirante Brown no estaba abierta, General Paz era el derrotero obligado, y por él en la época estival, circulaba este peculiar colectivo, que por su forma, algo redondeada, y sin techo,  era llamado por los vecinos de Sargento Cabral y Alvear como «La Bañadera».

Como en otros lugares, muchos comercios se instalaron en el barrio, acaso uno de los más recordados, que sobrevive hasta el 2021, es la Farmacia Trucco, en la esquina de Pedro Ferré y Las Heras.

En cuanto a la Asociación Vecinal General Alvear, se fundó el 9 de julio de 1969, bastante más cerca en el tiempo, y como un desprendimiento de la gran jurisdicción de la vecinal Sargento Cabral, o “Amigos del Barrio Sargento Cabral”, para ser más precisos. Sin embargo, la entidad de Barrio Alvear alternó en diversos lugares, nunca con sede propia, hasta que en septiembre de 2017, una nueva comisión logró acceder a las viejas instalaciones del Club Las Heras, para allí, radicar la sede vecinal propia, en Belgrano 4432. 

Espacio de Clubes

Existen en el ejido de la vecinal Alvear tres clubes destacados en su historia, Alvear y Las Heras (fusionados en una sola entidad) y Santa Rosa. Cada uno de ellos es tratado en profundidad en el apartado de las entidades deportivas. Sin embargo, otros clubes, o al menos espacios para la práctica de alguna disciplina, existieron en la zona. Al respecto, es dable abrevar en las páginas del libro de Miguel Ángel Dalla Fontana que aborda al gran barrio Sargento Cabral, entre otros cercanos, y donde se encuentra información de algunas de aquellos clubes del lugar.

Por ejemplo, en breve repaso de estas efímeras presencias, Dalla Fontana menciona que “El tenis criollo y el juego de bochas son otras de las disciplinas deportivas que alcanzan extraordinario desarrollo. Lo practican numerosas instituciones como: ‘San Nicolás’ en la actual Plaza 9 de Julio (Alvear y Luciano Torrent) y ‘Padilla’ –que antes de su desaparición– estuvo en General Paz y Quintana”.

Plaza 9 de Julio

El otro club en la historia de la barriada fue el “Liberal Santafesino”, que fue fundado en 1931 en la zona de Candioti Norte, en Belgrano y Chacabuco, pero la actividad deportiva se realizaba en Pedro Ferré y General Paz, que según los datos aportados por Dalla Fontana, era el espacio que había ocupado el “Club Las Colonias”. Justamente, el historiador de los barrios santafesinos destaca que en el Liberal Santafesino se practicaba “Entre las principales actividades se destacaron el fútbol, básquetbol, atletismo, bochas y tenis criollo”. En su mismo escrito, destaca que “El campo de fútbol se ubicaba entre las calles Marcial Candioti, Alvear, Pedro Ferré y Pedro Centeno. Participó en promesa división en los torneos de la Federación y sus colores eran idénticos a la camiseta de San Lorenzo de Almagro”. Dice además Dalla Fontana que “Este club se caracteriza por tener una pista múltiple –inaugurada el 2 de febrero de 1940– que sirvió también para distintas actividades deportivas entre las que se cuentan al básquetbol, y al tenis criollo, éste último motor del club”.

El Liberal Santafesino fue famoso en su tiempo además por dar uso a esa pista múltiple para otros fines no deportivos. Menciona el autor que “Con el eslogan el ‘Palacio de la Danza’ brillaron en su escenarios grandes orquestas típicas, que en la década del 40, se destacaron como: ‘Bimbo’ de Rafaela; ‘Rex’, Ricardo Malerba y Juan Sánchez Gorio. Además desfilaron maestros como Osvaldo Fresedo junto al cantor Oscar Serpa; Raimundo Grasso; Carlos Millén; Guillermo Klein y Enrique Rodríguez con su cantor Armando Moreno, entre otros. El 6 de noviembre de 1948, comienza el cine ‘Radar’, primero en su tipo para Santa Fe con la proyección de películas al aire libre. La empresa organizadora era ‘Splendid’ de Juan Ciaravella y Juan José Sánchez”.

Sabor de barrio

Alvear es un desprendimiento del gran barrio ferroviario de Sargento Cabral. No por ello deja de tener su propia idiosincrasia y sentido de identidad, anclado mayoritariamente a esa cercanía limítrofe con los rieles y los talleres, y a los clubes, Alvear, Las Heras y en especial, Santa Rosa. En el libro sobre la historia de los barrios “Candioti Norte, Sargento Cabral, La Lona, Monte Chañar”, el autor Miguel Ángel Dalla Fontana detalla con obstinada precisión los comercios de estas barriadas, de las cuales, por ubicación, aparecen algunos recordados lugares de Barrio Alvear.

Entre estos comercios mencionados por el historiador surgen con especial énfasis en la memoria los almacenes del vecindario, muchos de ellos con despacho de bebidas dado el movimiento de trabajadores que proponía la actividad de los talleres ferroviarios. El almacén “Fontanetto”, de Agustín Ferrari, que se ubicaba en “General Paz 4799, luego continúan sus hijos, Victorio y Alejandro. En 1945 se cierra y se abre el bar ‘Fontanetto’, conocido por sus mesas de billar y el ‘juego de timba’”, refiere el autor.

Por los años 30’ se ubicaban el almacén con despacho de bebidas de Tomás Barrenechea (Las Heras 4402), que luego fue propiedad de Ángel Tissoni y después de Jorge Bantar. El de José Bai, también con despacho de bebidas, en Las Heras 4468, y el comercio de Félix Birri (Las Heras 4398). También el de Amadeo Pettinaroli, en Belgrano 4655, “con reparto a domicilio y al menudeo”. Y una carbonería, en Las Heras 4302, de José Lozano. Otros almacenes de la década de 1940 fueron el de Carlos Peverelli (Alvear esquina Zenteno), el de Domínguez (Alvear 4599), el de Caballero (Alvear y Torrent). (Miguel Ángel Dalla Fontana – 2002)

Barrio Alvear ya no aroma al hollín de las calderas, o al efímero humo del vapor de las locomotoras. No se oyen los silbatos de los trenes en el silencio de la madrugada, ni el rechinar de las ruedas en los rieles, o acaso, la sirena del cambio de turno en los talleres de La Redonda. Sin embargo, entre sus calles, y sus viejos muros, sobrevive el recuerdo de aquel pasado ferroviario que le dio impulso y que cubrió de casas las antiguas quintas, y las moradas de nuevas familias santafesinas.

ENVIANOS TU HISTORIA-03
Barrio Alvear – Historia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll hacia arriba