Barrio Liceo Norte – Historia

La historia del barrio al norte del Liceo

Como parte del Distrito Piquete y Las Flores, el Barrio Liceo Norte, delimitado por Gorriti al sur, Peñaloza al oeste, Callejón Funes al norte y Blas Parera al oeste, conforma un espacio que trastocó de campo a quintas y luego a loteos, donde más allá de las primeras extensiones de tierra parceladas, la ocupación del espacio comenzó paulatinamente a partir de comienzos del siglo pasado.

AEREA LICEO NORTE - GOOGLE EARTH

Este espacio de la ciudad, adquirió con los años más importantes de su desarrollo con los loteos y construcción de viviendas, el mote de estar ubicado al norte del primero Reformatorio de Menores, luego Liceo Militar, y más tarde Hospital Sayago, en Blas Parera y French.

Al respecto, y para encuadrar el nombre de la barriada, cabe recordar que el 10 de noviembre de 1947 el General Juan Domingo Perón firmó el decreto por el cual se creó un Liceo Militar en la ciudad de Santa Fe con el nombre de “General Manuel Belgrano”. Al año de su creación, en 1948, el Liceo Militar se ubicó en la referida construcción de Blas Parera al 8200, donde estaba el Reformatorio de Menores. Allí la institución educativa dependiente de las Fuerzas Armadas funcionó hasta 1978, cuando se trasladó hacia a las dependencias en Recreo del Hospital Sayago, que había ocupado el Hogar de Ancianos Eva Perón, construido antes del golpe militar de 1955 pero que nunca funcionó como tal.

Así las cosas, cuando el barrio al norte de Gorriti se pobló más fuertemente, la presencia del Liceo Militar a pocas cuadras, pero en especial, en la zona de Liceo Norte, de los campos de entrenamiento y maniobras de los cadetes, es que al lugar se lo comenzó a denominar como el barrio al norte del Liceo, para arribar a su denominación incluso como vecinal Liceo Norte.

PLANO 1899

Los primeros propietarios

Antes de la llegada de las primeras familias que se ubicaron en el barrio, de los Dufek especialmente, hubo otros dueños de esas tierras, una zona de amplias extensiones, en la cual, por ejemplo, la avenida Gorriti no existía, y desde el Camino Aguirre (Blas Parera) hasta el Camino Noguera (Peñaloza), sólo el Callejón (y zanjón) Aguirre era el que cruzaba de un lado al otro, que los otros “pasos” este/oeste estaban al sur con Callejón French, o al norte con Callejón Funes.

De este modo, se puede abrevar en un plano de 1899 en el que se advierten graficados los mencionados “caminos”, en especial lo que luego fue Blas Parera, y al oeste de ese camino, cerca de la zona de Liceo Norte, el matadero y también el “hotel de inmigrantes”, que estaba en el mismo predio de la luego Cárcel de Las Flores. 

En ese registro gráfico de la zona de fines del siglo XIX se pueden ver, en la parte sur, desde Peñaloza hacia el oeste, los terrenos extensos de Yañez, Diez y Gollán, que iban desde callejón French hasta callejón Aguirre. Cabe mencionar que estos tres terrenos se podrían ubicar con Gorriti dividiéndolos al medio. Más al oeste, sobre lo que se conformó luego como Blas Parera, se evidencian dos terrenos de Zárate y Montenegro, entre Blas Parera y aproximadamente Larguía.

PLANO 1903
PLANO 1935
PLANO 1946

Sobre el espacio norte de la jurisdicción de Liceo Norte, arriba de Callejón Aguirre, en 1899 se reconocen cuatro grandes terrenos. De oeste a este, entre Aguirre y Funes, Herederos de Torres, un predio de la Municipalidad, y luego a F. Erpen y J. Pautasso.

Pocos años después, en 1903, el agrimensor Chapeaurouge en su plano especifica casi la misma distribución y propietarios, aunque ciertamente con mayor detalle gráfico, en el que Díaz, Gollán y Yañez seguían con sus propiedades, al igual que la municipalidad, Erpen, José Pautasso y los testamentarios de Torres, sólo habían cambiado los terrenos de Zárate y Montenegro que en 1903 figuran como a nombre de los herederos de Coria.

Para la zona de Liceo Norte, con detalle en planos, recién en 1935 se grafica el lugar, con puntillosos datos de sus los propietarios, y también de las primeras aperturas de calles con trazado de manzanas y el inicio de mayores subdivisiones. En la parte sur, todavía sin dibujar como abierta la calle Gorriti luego devenida en arteria principal, conservaba sus dimensiones y propiedad Agustín Díaz y J. Gollán. Al mismo tiempo, los antes terrenos de Coria ahora no tienen propietario nombrado, pero en ese espacio cercano se dibujaba el Reformatorio de Menores (luego Liceo Militar) y unas pocas manzanas sobre Blas Parera, aproximadamente al norte de Gorriti. Por el oeste, sobre el Camino Noguera, el campo de Yañez se había dividido y vendido, en una parte a Carolina Traverso de Schvang (a la altura de Gorriti) y hacia el norte, Gibello y Traverso, hasta el callejón Aguirre.

El sector comprendido entre Aguirre y Funes, tenía varias parcelas nombradas, desde el este al oeste, a saber: Traverso, Pagnucco y Ursella, Félix Palacín e Ignacio Sasany, los hermanos Botta y finalmente, Manuel Fernández. Este registro de 1935 demuestra la complejidad en la que la tenencia del espacio se dividía, que tenía a su vez quintas establecidas en el lugar, algunas a nombre, o conocidas, con otros dueños.

El último plano a analiza es de 1946, en los que los terrenos del sector oeste, sobre Blas Parera se grafican divididos en importantes parcelas sin nombres de propietarios, pero entendidos como consecuencia del progreso irradiado por ese camino hacia San Justo y al norte provincial, también hacia Las Colonias.

En cuanto a los grandes propietarios, la parte este del barrio, desde Larguía hasta Peñaloza tenía unos pocos campos de varias hectáreas sin urbanizar. Al sur del Callejón Aguirre se destacan a Nicolás Botta y hermanos, a Eleodoro Doldán y los herederos de Antonio Traverso como dueños. Al norte de este callejón hasta Funes, casi en espejo al otro lado de la zanja paralela al sendero, a Nicassio Botta y hermanos, Antonio Marini y Gabriel Girandón.

Por su parte, en este recorrido de proceso se subdivisión y cambio de propietarios de la zona de Liceo Norte, se puede recuperar lo expuesto por Miguel Ángel Dalla Fontana en su libro “Piquete y Las Flores y sus barrios”, en el que describe que “Antes de la urbanización de los terrenos del Liceo Militar el barrio tenía solo tres manzanas ubicadas, hacia el este; y desde Gorriti hacia el norte, tres manzanas, llegando hasta Callejón Aguirre. Es decir, los metros que complementa el límite hasta llegar a Gorriti y Vicente Peñaloza era zona de campo. Campo donde los cadetes del Liceo Militar <<Gral. Belgrano>> hacían las maniobras y ejercicios diarios en los alrededores de este sector”. («Ciudad invisible. Piquete Las Flores y sus barrios» – Miguel Ángel Dalla Fontana – 2022)

El devenir de Liceo Norte

El cambio de fisonomía de campo y quintas a barrio pasó por algunas etapas en la barriada al norte del Liceo Militar. En tal sentido, como lo hace Dalla Fontana, se puede retrotraer a las primeras décadas del siglo pasado cuando las primeras familias, dos en realidad, se asentaron de manera permanente en el lugar. De este modo, como lo menciona el autor, existió “una familia casi fundadora del barrio”. Justamente, “Esa familia estaba compuesta por Rudolf (Rodolfo) Dufek y Teresa Bochini. Luego, con el esfuerzo de sus hijos y nietos, y las sucesivas divisiones territoriales y contratos matrimoniales, se formaron las siguientes familias: Dufek-Monteagudo; Dufek-Fusé; Dufek-Presser; Dufek-Ferrero; Lürig-Enrique; Lürig-Micocci; Lürig-Barreto; Nik-Baccega y Nik-Flores”.

En el libro sobre la historia de “Piquete y Las Flores y sus barrios”, Dalla Fontana describe que también, en 1936, “llegó al barrio desde Barranquitas una familia muy antigua, como eran los Lürig. Sus integrantes dedicaron parte de su trabajo al matadero municipal. También, uno de los primeros vecinos fue don Jorge Nesterovich, que edificó en Almonacid y Chiclana su vivienda y almacén al paso. Este ruso hacía reparto de soda con carros”. A ello agrega luego que “En el despunte de la década del 60 llegó Mario Vecchio, que levantó su casa en Blas Parera y 47 s/nombre. Allí, instaló la primera carnicería del barrio. También, este vecino fundó un club de ciclistas, amantes de este deporte que competían y eran del barrio. Como la juventud estaba alejada del casco céntrico se concurría a los bailongos realizados en el patio del vecino Vecchio, cuya recaudación formaba parte del patrimonio de los ciclistas”. («Ciudad invisible. Piquete Las Flores y sus barrios» – Miguel Ángel Dalla Fontana – 2022)

Por su lado, en el programa “Alma de Barrio” de LT10 AM 1020 en el año 2006 los vecinos daban datos sobre la barriada. Por la onda de la radio Universitaria se destacaba que el desarrollo inmobiliario, con los loteos principales, comenzaron en la década de 1960. Para ese momento el lugar presentaba la misma fisonomía de antaño de quintas, aspecto compartido en el norte de la ciudad de Santa Fe. Por ello, “Liceo Norte tenía además de plantaciones de frutas, verduras y hortalizas, en los lugares sin trabajar chilcales y algunos árboles. Uno de los propietarios que tenía quinta en la zona era un señor Batistela”. En ese tiempo, “Mientras el Liceo Militar tuvo asiento en el edificio de Blas Parera al 8200, los cadetes iban a la zona de Liceo Norte a hacer ejercicios y entraban al barrio desde la avenida por Callejón Aguirre”. (“Alma de Barrio” – LT10 AM 1020 – 28/10/2006)

CALLE PIEDRABUENA

El cronista radial recuperaba que Susana, una de las vecinas del barrio, recordaba que “muchas noches los militares hacían prácticas de guardias con silbatos para ubicarse en la oscuridad”. Y hablando de oscuridad, por muchos años, hasta bien entrados los 70´, los vecinos de Liceo Norte se alumbraban con lámparas de kerosene y sacaban agua con bombas a mano, porque no tenían electricidad hacia el interior del barrio.

Durante la década del ‘70 algunas calles se empezaron a abrir en la zona a partir de los loteos que hicieron llegar nuevos pobladores. Así surgieron poco a poco más casas y algunos planes de viviendas como el Barrio Policial, El Vergel y Nueva Esperanza, o el de UPCN en Peñaloza y Almonacid.

Para trasladarse hacia el centro, los vecinos de Liceo Norte debían, y deben todavía, caminar hasta Blas Parera para tomar el colectivo de la línea N°5.

CHICLANA Y AGUIRRE

Anteriormente, Blas Parera era angosta, pero para cuando se comenzó a poblar más rápidamente Liceo Norte en los ‘70, más allá de ser la Ruta Nacional N° 11, se hicieron las primeras obras de ensanche, que llegaron hasta la rotonda de Callejón Aguirre, donde ya estaba la escuela “Juan de Garay”. Luego, ya en el tercer milenio, las obras del Metrobus, ejecutadas por etapas desde el Cementerio Municipal hacia el norte, cambiaron nuevamente las características del antiguo Camino Aguirre, luego al Matadero, para terminar como la Avenida Blas Parera.

Otros datos aportados por los recuerdos de los vecinos fueron recopilados por el citado programa radial del LT10. 

En el espacio se decía que uno de los vecinos recordado por la gente de Liceo Norte fue Don Rodríguez. “Don Rodríguez era un empleado municipal que tenía un caballo ‘a soga’ para clarificar que no era un ‘terrateniente’ sino que su animal pastaba en los baldíos de Liceo Norte de hace casi 30 años (por 2006). Don Rodríguez era muy querido por los pibes del barrio porque con su caballo, y en su sulky, los paseaba a los chicos por las calles de tierra de Liceo Norte. Don Rodríguez era un hombre que le gustaban las tradiciones argentinas y se vestía con las pilchas paisanas. Pero los chicos, más que ir en el sulky, siempre le pedían a Don Rodríguez que los llevara en una especie de trineo. Lo que los pibes querían era montarse a una chapa con unos esquís de madera que se ataba a la pechera del caballo. Entonces, el juego de Don Rodríguez era llevar a los amigos de sus hijos por las calles de tierra, y el desafío de los chicos, quedarse arriba del trineo”. (“Alma de Barrio” – LT10 AM 1020 – 28/10/2006)

CALLE ILUMINADA EN 2021 - WEB MUNICIPALIDAD
OBRA ILUMINACION 2021 - WEB MUNICIPALIDAD

Queda claro que en un barrio con loteos abriéndose paso desde el oeste a partir de Avenida Blas Parera, o luego por la antiguo calle Gorriti, luego Almonacid, que no era la luego avenida Gorriti, y que corría como el tortuoso callejón Aguirre entre Blas Parera y Peñaloza, toda la zona contaba con algunas grandes parcelas como campos o quintas, hasta cubrirse de casas y lotes. Pero esas calles eran mayoritariamente de tierra, donde seguramente Don Rodríguez hacía de la recorrida en trineo de madera tirado por su caballo una aventura para los pibes. Al respecto, Dalla Fontana en su trabajo de recopilación histórica reconstruye el pasado de las principales calles de Liceo Norte.

Las calles ejes del desarrollo

Gorriti, la avenida, transformó la conectividad transversal, este/oeste del barrio al unic con pavimento, y dos carriles por mano con cantero central, a Blas Parera con Peñaloza y Facundo Zuviría, en una prolongación de lo que ya se había hecho entre Zuviría y Aristóbulo del Valle. Esta conexión, entre Zuviría y Blas Parera fue pavimentada bajo la administración municipal de Horacio Daniel Rosatti, que ejerció la intendencia entre 1995 y 1999.

AVENIDA GORRITI

Dalla Fontana menciona en su libro sobre Gorriti que “Mientras la arteria no estuvo pavimentada fue un camino polvoriento, un borde ‘débil’ sin demasiada circulación que discurría hacia el este casi hasta llegar a la actual calle Azopardo. Allí, había una quinta propiedad de la familia Schavina (antes, se repartían entre Ángela Traverso y Félix Palacín), fracción que impedía la conexión para llegar hasta Vicente Peñaloza”.

Asimismo, sumaba la gravitación que en un proyecto de Vialidad Nacional tenía esta importante avenida: “Justamente, Gorriti formaba parte del proyecto de Vialidad Nacional de conformar una Avenida Circunvalación de la ciudad de Santa Fe, desde el puerto hacia el sur por la actual Avenida de la Constitución, antes Mar Argentino, hasta el cruce con Ruta Nacional N° 11 al este del Puente Carretero. El proyecto, nunca ejecutado más que en el tramo descripto que corresponde a la Ruta Nacional N° A007, seguía hacia el norte por el borde oeste de la ciudad, contra las vías del FFCC Mitre, para tomar por la actual Presidente Perón y luego Blas Parera hasta la zona de Gorriti. De allí, se cruzaba hacia el este hasta llegar a la Laguna Setúbal, en el norte del barrio Guadalupe. Como testigo de ese proyecto no ejecutado quedaron los terrenos adquiridos por el Estado Nacional, especialmente en la zona norte de la ciudad, de los cuales la avenida Gorriti con si particular ancho es una muestra de esta iniciativa abandonada ante el gran crecimiento urbano de la ciudad hacia ese sector”. («Ciudad invisible. Piquete Las Flores y sus barrios» – Miguel Ángel Dalla Fontana – 2022)

También aparece Azopardo como otra de las calles importantes del barrio, en este caso Azopardo, que se ubica en sentido sur/norte como dividiendo en dos partes al barrio. 

Esta calle, con una especie de “martillo” en su cruce con el Callejón Aguirre, describía la misma fisonomía de un pavimento liviano de asfalto, cuando no tramos de ripio, y las zanjas laterales a cielo abierto. Dalla Fontana puntualizaba en 2022 en su libro la condición de calle Azopardo, a la que describía: Desde Callejón Aguirre hasta Chaco cuenta con calzada de hormigón, luego continúa con terreno natural y prosigue con un mejorado. Esta vía conecta directamente con los barrios ‘Policial’ y ‘Santa Rita’, a través de la línea de colectivos nº 18”.

Otra de las calles importantes de Liceo Norte, más que calle callejón, es Aguirre, que tiene falta de urbanización completa, y que pese a lograr su continuidad, para el 2023 todavía esperaba obras de entubamiento de este canal de la cuenca “Roca” que tributaba sus efluentes al colector Roca principal, y también su pavimentación. Dalla Fontana refiere que sobre el Callejón Aguirre estaban algunas quintas, entre ellas, las de “…Roso, Manuel Fernández y Florencio Fernández (que forman hoy parte del barrio ‘Santa Rita’). También, fue sitio para la explotación del suelo y fabricación de ladrillos. Se recuerdan los hornos de ladrillos de las familias Zanella y Trentino”.

Aguirre divide al medio de manera medular, de este a oeste, a Liceo Norte. Desemboca en la especie de rotonda sobre Blas Parera donde se ubica el cuartel de los Bomberos Voluntarios de Las Flores. Su desarrollo como uno de los cruces troncales, a similitud de lo hecho por ejemplo más al sur con Callejón French, transformado en bulevar, seguramente modificará el futuro de Liceo Norte, con una mejora sustancial para sus vecinos.

BLAS PARERA Y AGUIRRE
AZOPARDO Y AGUIRRE
BARCELO HNOS - CIUDAD INVISIBLE - DALLA FONTANA 2022
Equipo de fútbol «Floresta» en barrio Piquete. Década del 60 al 70. La cancha estaba ubicaba en Bernardo de Irigoyen y Almonacid. La sede estaba en Vicente Almonacid 5417, en el bar de Luis Dufek. Al lado, existía dos canchas de bochas y un terreno donde se realizaban los torneos de penales. En el registro fotográfico: hincados, a la izquierda el fundador del club Luis Dufek. Archivo: Liliana Dufek de Monteagudo. - CIUDAD INVISIBLE - DALLA FONTANA 2022

Vida de barrio, antes y luego

En la conformación del barrio, más allá de la preminencia en el desarrollo de comercios que tuvo Blas Parera, a cada lado de la avenida, hacia el interior de Liceo Norte también destacados almacenes o emprendimiento comerciales familiares se ubican como mojones en la historia.

Dalla Fontana los repasa desde los propios recuerdos de los vecinos memoriosos, en una tradición oral transmitida de generación en generación en una barriada relativamente joven. De esos comercios sobre Blas Parera se destacó por su permanencia en el tiempo el de Sebastián Barceló e Hijos S.R.L, sobre la avenida y Callejón Aguirre, frente a la rotonda partida donde se ubica el Cuartel de Bomberos Voluntarios Las Flores, y que para el 2023 permanecía con el mismo nombre como venta de materiales. Dice Dalla Fontana que la Línea “I” (luego línea 15) llegaba hasta lo de Barceló y también tenía una parada “en el almacén de Fernández en Blas Parera 8920”. Sobre el negocio de la familia Barceló el historiador detalla que “comenzó «enllantando» ruedas de carros, sulkys y jardineras, pero también, hacían herrería”, y hasta herraban caballos. Y agrega que “Luego, llegó la ferretería con ventas de tuercas, bulones y carburo, entre otros; y, por último, en 1960 se anexó una ferretería y un bazar. Finalmente, los hermanos se separan. Miguel Barceló instaló un bazar, ferretería y venta de gas junto al negocio de Frutos. En 1968, se comienza con la venta de materiales de construcción y un pequeño reparto de gas”.

Calles adentro otros comercios sobresalen del pasado, entre ellos, un bar muy particular. Era un “bolicho” con cierto aire de campo, que además tenía un nombre distintivo: “Para ti madre”. Según los descendientes de Dufek, estaba ubicado en Vicente Almonacid 5417, donde comenzó a funcionar en marzo de 1955. Recuerda el citado autor que era un lugar para la reunión de amigos, un punto de encuentro para “…la charla de fútbol, política y trabajo”. 

Según los testimonios, “El bar era frecuentado por visitantes del penal de Las Flores y los quinteros–medieros, al momento de la cosecha del tomate y de la chaucha. En aquella época no había futuras calles trazadas sino más bien una suma de caminos, entre quintas, chacras y descampados que convergían hasta el boliche”. («Ciudad invisible. Piquete Las Flores y sus barrios» – Miguel Ángel Dalla Fontana – 2022)

Por otro lado, en el programa radial de Santa Fe que por dos décadas desde el inicio del siglo XXI repasaba las historias de los barrios por LT10, “Alma de Barrio”, en 2006 se recuperaban algunas memorias de viejos vecinos de aquel tiempo. Sobre los comercios y lugares de Liceo Norte sumaban por la onda AM 1020 de la radio universitaria que también uno de los primeros almacenes del barrio fue el de Cacho Vidal, “Este negocio estaba en Callejón Aguirre y Alsina, y como todo almacén de ramos generales, tenía también despacho de bebidas, incluso hasta bien entrados los años 70´. También estaba en Liceo Norte la panadería Costa, sobre Callejón Aguirre…”.  (“Alma de Barrio” – LT10 AM 1020 – 28/10/2006)

El boliche «Para Ti Madre» - CIUDAD INVISIBLE - DALLA FONTANA 2022

En el relato de los vecinos también se recuperaba por LT10 que “sobre Blas Parera, casi frente al Liceo Militar, donde está el parque ‘Juan B. Justo’, había un mangrullo donde personal militar montaba guardia para vigilar la zona. En los años ‘70 estaba este atalaya hecho con madera de quebracho, y como si se emulara a un fortín de la frontera con el indio, el mangrullo tenía hasta el tradicional techo de paja para resguardo del vigilante”.

Un punto de encrucijada Blas Parera y Gorriti, donde además en sureste, hasta fines de la década de 1960, como rescata Dalla Fontana, funcionó “el Sanatorio «Del Litoral», psiquiátrico privado, esencialmente para personas de alto nivel económico”, edificio que luego fue demolido para levantar otras construcciones.

Escribiendo la historia

Como dato final, para un barrio que por el 2023 continuaba escribiendo su historia, es la presencia de varias instituciones, algunas de ellas con una larga trayectoria, en especial relacionada a la asistencia de los más pobres, dado que la barriada, pese a su composición de familias con trabajo, tenía habitantes con problemas socioeconómicos, y sobre todo de barrios vecinos.

Un vecindario con la mayoría de las calles sin pavimentar, con canales a cielo abierto y muchos espacios baldíos, sin mantener. Un espacio de la ciudad donde muchas veces la compra de un lote con concluyó con todos los papeles de propiedad, por lo que la regularización dominial era un tema pendiente para muchos vecinos. Un barrio con unos grupos de viviendas ejecutadas en distintos planes, agrupadas en la zona noreste y en el centro de la jurisdicción vecinal. El Vergel, Nueva Esperanza, Policial y Los Naranjos (más hacia el norte) son una muestra de ello, y el más reciente grupo de casas del gremio UPCN.

Por ejemplo, el barrio de viviendas ejecutadas a fines de los años ‘90 por la Dirección de Viviendas de la Provincia de Santa Fe, con créditos del Banco Hipotecario, conocido como El Vergel, se ubica flanqueado por Peñaloza, Piedrabuena, Azopardo y Callejón Aguirre, con un grupo de casas conformadas entre pasajes. En su ingreso, sobre Peñaloza al 8700, cuenta con una plaza, lugar de encuentro para la barriada, con algunos juegos infantiles, que fue refaccionada en 2022.

Un poco más al norte, al otro lado de Piedrabuena, hasta French, también entre Peñaloza y Azopardo, se encuentra otro grupo de viviendas tipo FONAVI conocido por los vecinos como Barrio Nueva Esperanza. A este nombre se le agregó de “Oeste”, para diferenciarlo del otro plan de viviendas Nueva Esperanza Este desarrollado hacia la zona de General Paz, también en el norte de la ciudad. 

En el caso de las casas construidas en la jurisdicción de Liceo Norte, también tiene una plaza en su ingreso sobre Peñaloza, en este caso a la altura de French. En el extremo oeste del barrio Nueva Esperanza, sobre Azopardo, se ubicaba un playón deportivo, junto a un tanque de provisión de agua.

El más reciente grupo de viviendas corresponde al gremio UPCN Santa Fe, que en una tercera etapa dentro del “Plan Solidario”, que levantó otras moradas en las cercanías, dejó un complejo de 83 viviendas en unas tres manzanas divididas por cortadas entre Peñaloza y el pasaje Hermanos Madeo, y desde Almonacid hasta el sur del zanjón paralelo a Callejón Aguirre. En este caso las calles con cordón cuneta y un afirmado hicieron del grupo de casas un espacio con mejores condiciones de transitabilidad.

Para finalizar el repaso de los grupos habitacionales de Liceo Norte existen otras dos manzanas edificadas con planes de viviendas, en el corazón geográfico del barrio. Se trata de las casas comprendidas entre las calles Callejón Aguirre, Azopardo, Almonacid y Bernardo de Irigoyen, también con la característica de estar divididas por pasajes.

Otro aspecto reclamado por años fue la falta de un espacio verde en Liceo Norte, una plaza, en especial hacia el oeste del barrio. Así a lo largo del tiempo los vecinos peticionaron por un lugar de esparcimiento para los chicos, donde una cava se pudiera transformar en un espacio con juegos infantiles y no en un basural. Daba cuenta de este reclamo El Litoral en el año 2007, cuando en una nota con el título “Liceo Norte mantiene vivo su anhelo por la plaza”, dado que como lo refería el medio entonces era “un sueño que ya lleva siete años sin poder cumplirse”.

PLAZOLETA BARRIO EL VERGEL
ARREGLOS PLAZA EL VERGEL - WEB MUNICIPIO 2022
PLAYON NUEVA ESPERANZA SOBRE AZOPARDO
PLAZA NUEVA ESPERANZA

Sobre esta iniciativa de los vecinos, enmarañada en aspectos burocráticos, publicaba el vespertino que “Una pérgola con flores, cuatro veredas de adoquines, frondosas copas de árboles y muchos juegos describirían a la plaza del barrio Liceo Norte si la Municipalidad no le hubiese cedido a la provincia, en el año 2005 y como parte de la deuda con el Fondo de Asistencia Educativa (FAE), un amplio terreno del barrio. La plaza de Liceo Norte, o mejor dicho el espacio que se pensó como tal, tiene toda una historia por detrás, que tiene que ver con el trabajo de un grupo de hombres y mujeres que viene luchando desde hace años para concretar un lugar de diversión para los chicos”. (El Litoral – 10/7/2007)

La propuesta había sido impulsada en el año 2000 por Nélida Lorenzetti, alma mater del comedor comunitario de Liceo Norte, año en el que el entonces intendente Horacio Rosatti “dispuso que la manzana comprendida por la calle Piedrabuena, entre Servando Bayo y Larguía, fuera un espacio público dentro del barrio”. En ese año se daba a conocer que mediante una ordenanza municipal de mayo de 2005 se había dispuesto que “el espacio público debía quedar desafectado como tal para ser cedido a la provincia, por una deuda con el FAE, y edificar allí un jardín de infantes”. Al respecto el diario rescataba lo dicho por Nélida: “No es que no queramos un jardín, ya que acá hace falta. Pero la manzana consta de dos lotes que bien podrían haberse destinado para la plaza, uno, y para el jardín, el otro. Pero no fue así”, a lo que acotaba “Lo peor del caso es que el jardín todavía no fue construido”. (El Litoral – 10/7/2007)

Lo cierto es que recién en octubre de 2019, doce años después, el gobierno de la Provincia, con fondos nacionales, licitaba la construcción del ansiado Jardín de Infantes N° 222 para el barrio. 

Al año siguiente la noticia era la falta de ejecución de esos fondos para la construcción, que si bien habían llegado a las arcas provinciales, no estaban utilizados, por lo que la obra del jardín, como la de otros en el territorio santafesino, se encontraban a marzo de 2020 paralizadas. (El Litoral 5/3/2020)

Para 2023 las obras no estaban concluidas todavía y el Jardín 222, “Blas Parera”, funcionaba en un local sobre esta avenida a la altura del 8785.

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Uno de los acontecimientos más cercanos en el tiempo del barrio fue la inauguración de un “Solar Municipal”, que según la comunicación oficial de la intendencia de José Corral fue el primero del norte de la ciudad. Era 2013, cuando el municipio recuperó una casa donada por sus propietarios, y que estaba ubicada en Callejón Aguirre 5199. En ese inmueble se hicieron arreglos para acondicionar dos grandes habitaciones que se destinaron para realizar talleres y otras actividades, entre ellas, apoyo educativo, promoción de lectura. Con la inauguración del Solar Liceo Norte se llegaba a sumar en la ciudad 16 espacios de este tipo, radicados en los barrios del oeste y de la costa.

Un dato para destacar en 2021 fue la obra de iluminación llevada adelante durante la intendencia del periodista Emilio Jatón, cuando se colocaron unas setenta columnas nuevas con sus correspondientes artefactos led, en beneficio de algunas cuadras de las calles Servando Bayo, Almonacid, Chiclana, callejón Aguirre y el pasaje Larguía.

ALMONACID Y EUROPA

Por el lado de la entidad barrial por antonomasia, la vecinal, esta institución surgió el 20 de febrero de 1974 con la denominación de “Asociación Vecinal Liceo Zona Norte”. La entidad tuvo sus vaivenes a lo largo del tiempo. Resultado de ello, por ejemplo, en 2010 fue normalizada por intervención de la Municipalidad, luego de un largo período de acefalía y sin actividades ni sede propia. Cuestión que parecía reiterarse para el inicio de la década del 2020.

Para 2023 una nueva iniciativa se gestaba en Liceo Norte, construcción de las primeras viviendas autogestionarias de la ciudad. En este caso, se trataba de un convenio entre la Municipalidad de Santa Fe y la cooperativa de vivienda «Alba Iberá Lda» radicada en la ciudad, vinculada a la Federación de Cooperativas Autogestionarias MOI (Movimiento de Ocupantes e Inquilinos). Gracias a ese acuerdo, ratificado por el Concejo Municipal, y acompañado por el Ministerio de Infraestructura, Servicios Públicos y Hábitat y la dirección de Vivienda y Urbanismo de la Provincia, el municipio donó a la cooperativa un terreno en el este de Liceo Norte, sobre Avenida Peñaloza al 10.000, para la construcción de 36 unidades. Por imperio de la cooperativa estas casas se planificaban levantar mediante un sistema de producción autogestiva de vivienda y hábitat.

PROYECTO VIVIENDAS COOPERATIVA ALBA IBERA - EL LITORAL 3-6-2023

En una nota publicada el diario El Litoral entrevistaba al referente de “Alba Iberá Lda», Diego Mandile, quien expresaba sobre el surgimiento de la cooperativa: “Nuestra cooperativa en Santa Fe nace hace 8 10 años y lo que venimos tratando de impulsar es una experiencia piloto, que busca constituirse como una política pública, ya que en Santa Fe existen las políticas crediticias tradicionales (privadas) con los bancos, las gremiales, la tradicional empresarial y nuestra idea es que sea una forma más de producir y acceder a la vivienda”.

Ante la pregunta del periodista Tomás Rico sobre el sistema de auto gestión, Mandile puntualizaba que “A diferencia de las políticas tradicionales estatales, las familias cooperativistas participan de manera colectiva en todo el proceso desde la conformación del grupo, el diseño del proyecto, la administración de los recursos y la ejecución de las viviendas donde cada familia aporta una cantidad de horas de

 ayuda mutua en la obra como por ejemplo la limpieza o tareas de obra no calificadas, similar a lo que se conoce como ‘mano de obra peón’, que permite optimizar y reducir costos, como la propia integración y apropiación del proyecto colectivo, además de ser una posibilidad de calificación. Asimismo, la mano calificada en la construcción, equipos y herramientas las pone la cooperativa de trabajo ‘Casa Base’ que es contratada para este proyecto”.

Era junio de 2023 cuando esta propuesta, hasta entonces no desarrollada en la ciudad con estas características particulares, con el objetivo de levantar 36 viviendas para igual cantidad de familias. Bajo el sentido cooperativo, la financiación para la construcción entregada por el Estado Provincial, se proponía devolver desde la cooperativa, no por cada uno de los beneficiarios, con un plazo de 30 años.

PROYECTO VIVIENDAS COOPERATIVA ALBA IBERA - EL LITORAL 3-6-2023

Respecto de las viviendas, El Litoral describía en su publicación que “El programa espacial urbano-arquitectónico que se edificará en Liceo Norte propone un conjunto de 36 viviendas y 3 espacios colectivos. En planta baja y en el corazón de las unidades habitacionales se propone un espacio de uso común de la cooperativa de vivienda. Serán 14 unidades en planta baja de dos dormitorios, incluyendo dos variantes con tres dormitorios. En el primer y segundo piso se desarrollarán dos tipologías de viviendas en duplex, todas con posibilidades de ampliación. Contará con un espacio cooperativo productivo sobre el frente sur y un espacio comunitario municipal destinado a actividades socio-educativas que se desarrollará en la planta baja y primer piso. También habrá un anfiteatro al aire libre que se dispone como transición entre el uso comunitario barrial y las viviendas cooperativas”. (El Litoral – 3/6/2023)

Con la historia por escribirse, también en esta parte noreste de Liceo Norte, desde la cooperativa esperaban iniciar dentro de 2023 la construcción, con plazo de dos años para concretar el sueño de la casa propia, mediante la ayuda mutua y el sentido de comunidad que brinda el cooperativismo. Un poco como se construyeron los anteriores progresos en el barrio, con la suma del trabajo y las voluntades de los propios vecinos.

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Barrio Liceo Norte – Historia

2 comentarios en «Barrio Liceo Norte – Historia»

  1. Hermoso barrio de gente laburadora, y sobre todo de campo, donde la siembra y el cuidado de animales era una labor contínua. Ha crecido mucho el barrio, hace 20 años Gorritti no estaba asfaltada y eran todos terrenos lindantes solamente por un alambrado, la urbe creció demográficamente. Esperamos que estos cambios, sigan generando más cambios como sociedad, en donde la participación, la promoción de valores y el afecto solidario, sigan denotando que todo puede crecer si hay voluntad y esmero.

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