Barrio Mariano Comas – Historia

Barrio Mariano Comas

En la ampliación de la frontera urbanizada norte de la ciudad, directamente relacionada al casco poblacional más antiguo, el bulevar puso un límite que estableció una línea este-oeste para enmarcar los espacios que fueron creciendo con el advenimiento del siglo pasado. La dinámica de la zona norte en general obedeció a loteos de quintas, en las primeras cuadras hacia la numeración creciente de las calles que conectaban con el sur, especialmente por las avenidas o caminos: López y Planes (Camino al Matadero) – Facundo Zuviría (Camino del Medio) – Aristóbulo del Valle (Camino a Ascochingas).

En ese espacio, donde la marea constructora avanzó originalmente sobre la zona de barrio Constituyentes, se establecían como primeros puntos de referencia la Escuela Industrial de la Nación (1907/1909) y la Sociedad Rural (1904). Pero además, y de aquí se desprende una de las características de Barrio Mariano Comas que lo diferencia del resto de las barriadas al norte pero cercanas al bulevar, es que el vecindario quedó enmarcado por las vías del ferrocarril, tanto al este, como al norte. El resto de esta delimitación la daba el propio bulevar, que en su jurisdicción cambiaba de nombre de Gálvez a Pellegrini, y al oeste la Sociedad Rural en López y Planes.

Como una “lonja” de algunas cuadras norte-sur, pero extendido por varias manzanas de este a oeste, Mariano Comas creció como enhebrado por sus dos calles principales, que van desde el Molino Franchino y las vías que llegaban hasta Santa Fe Cambios (La Redonda), y de allí a la Rural. Estas arterias son Cándido Pujato y la que da origen al nombre del barrio, la calle Mariano Comas. Confinado entre los trenes con su ir y venir, y como espacio de instituciones relevantes de Santa Fe, desde la Sociedad Rural, el Ministerio de Agricultura, la Quinta Asturiana, la Escuela Almirante Brown y la Universidad Nacional del Litoral, la barriada fue creciendo con la ocupación de los terrenos en forma paulatina hasta llegar a abrir una suerte de pasajes y cortadas que desarticulan la clásica cuadrícula de manzanas iguales, de una cuadra de cien metros por lado.

Así, con la Feria Franca de las “4 vías”, Mariano Comas configura no sólo el barrio de la Universidad, sino además el barrio de la “Villa Bancaria”, por los chalecitos del pasaje Zorrilla de San Martín; o de las plazoletas en esquinas; o de las dos iglesias, una evangelista la otra mormona; del Club Unión dos veces entre sus límites, primero en la plaza donde ahora está el Rectorado de la UNL, y en su actual emplazamiento de López y Planes y Bulevar; con las marcas como cicatrices en su faz de las vías de los tranvías, a caballo primero hasta 1914, y con los eléctricos, hasta que entró el último coche en la vieja “Estación Progreso” de San Martín, entre Pujato y Comas, en abril de 1961.

En el derrotero de la historia del barrio se destacan tres acontecimientos básicos que le dieron origen a su ocupación. Las vías del ferrocarril a Rosario (1891) al norte, que conectaban el viejo puente sobre el Salado, definitivamente derrumbado en la década de 1980 pero en desuso por varios años, con la estación del Ferrocarril a las Colonias (1884), o estación Francesa cerca de Plaza España. A ello se suma la traza del bulevar y la Sociedad Rural. Sin embargo, todavía para 1910 no había traza de manzanas en la zona de Barrio Mariano Comas. De todas maneras, 20 años después, para 1930, ya la mayoría de las manzanas, con sus pasajes, estaban delimitadas. No obstante, quedaba para ese entonces todavía con su gran predio, de más de seis manzanas, la Sociedad Rural, hasta que se logró escindir el terreno y abrir la calle Cándido Pujato, desde López y Planes hasta Francia, algunos años después.

Dentro de ese entramado creció el barrio. Cabe hacer la salvedad que el bulevar tuvo su primera etapa de demarcación y apertura llegaba desde barrio Candioti hasta el borde este del vecindario, en su cruce con Avenida Rivadavia, en el Molino Franchino. Así fue hasta por lo menos 1890, pero luego, ya para 1901, según planos de la ciudad, se denota que su traza se extendía hasta López y Planes. Justamente, un reclamo de los primeros moradores fue la apertura de las calles, para dar continuidad y conectividad.

Casas de tranvías

El Barrio Mariano Comas fue sin lugar a dudas también “el barrio de los tranvías”. Y no sólo de los tranways eléctricos, que comenzaron a rodar por las calles santafesinas en 1914, sino también los tranvías a caballo. En la zona de San Martín y Cándido Pujato, la empresa de coches sobre rieles tirados por caballos creada por LLambi Campbell en 1888, llamada “La compañía del Progreso de Santa Fe”, tenía una estación en esa punta de línea. Esta zona terminaría luego por ser ocupada también por los tranvías eléctricos como estación de depósito y alistamiento.

De todas formas, relevado por la investigación de la FADU (UNL), surgen una serie de casas en el pasaje Martínez, precisamente entre San Jerónimo y San Martín, a media cuadra de bulevar. Allí, el “Banco de Crédito Territorial y Agrícola”, desprendimiento financiero e inmobiliario que hizo pingues negocios con los ingresos del ferrocarril y los terrenos cedidos para su construcción, encaró en este callejón la construcción de unas viviendas para los empleados de los tranvías, por intermedio de una subsidiaria, la “Sociedad de Crédito Territorial”. Dice el trabajo, “Es así que surge este grupo de ocho viviendas, que emplazadas frente a un pasaje privado, actual Martínez, se conformó a partir de una unidad tipo, de características compactas, repetitiva y apareada lateralmente, similares a los prototipos utilizadas por la arquitectura de tradición funcional”. Luego se menciona que “Los espacios cerrados, fuertemente compartimentados, se estructuran a partir de esa secuencia espacial lineal, jardín, amplio pasillo y patio”; a lo que agrega: “La expresión formal, que posee algunos elementos de la arquitectura regional europea, se asemeja a la adoptada por la tradición doméstica inglesa, destacándose el bow window que evidencia el ritmo de apareamiento”.

Lo dicho, en este espacio de la ciudad, a los años, la “Compañía Argentina de Tranways y Fuerza Ltda.”, ya con coches eléctricos y la usina propia en barrio Candioti Sur, decide levantar en el lugar su edificio de administración, por lo que fueron demolidas en 1922 dos viviendas de las ocho originales, y luego se derribaron por nuevas ampliaciones del edificio principal otras tres más. Finalmente, vale decir que de las tres casas que sobrevivieron a aquella oleada de la piqueta solo dos permanecen todavía, las que se encuentran detrás de altos paredones y pasan desapercibidas para los transeúntes del pasaje, o para los estudiantes de Derecho que viven en los pequeños departamentos de la misma cortada.

Calles de barrio

Respecto de las calles y sus normativas, también de sus diferencia de ancho de calzada y veredas entre la zona antigua de la ciudad y los nuevos barrios, la Licenciada Blanca María Isabel Gioria publicó en la revista América, del Centro de Estudios Hispanoamericanos, un artículo sobre la “Construcción del territorio y del espacio de la ciudad de Santa Fe”. En el escrito destaca sobre las calles que “Como se dijo, las calles comprendidas dentro del perímetro inicial tenían 12 varas (12) (10,39 metros) y fuera de él mediante una serie de ordenanzas. En 1879 se reglamenta el ancho de calles y avenidas en las nuevas urbanizaciones al norte de calle Suipacha y oeste de calle Urquiza; igualmente todas aquellas que, en lo sucesivo se abran en el municipio, debían tener un ancho de 20 varas (17,32 metros). Si bien, en los primeros años, fueron muy pocos los automotores que transitaban, ya en época lejana se advierte la preocupación de la administración municipal por la estructura vial de la ciudad”.

Luego detallaba la profesora que el censo municipal de 1923 exponía: “las disposiciones actuales en vigencia atinentes al ancho de los bulevares, avenidas y calles públicas en la parte que comprende el ensanche al norte de la ciudad, establecen: 17.32 m. para las calles en general; 40 m. para la avenida Córdoba (la actual Av. Freyre) entre los años 1908 a 1925; 34,64 m. para los bulevares Gálvez, Carlos Pellegrini y Vélez Sarsfield; y 40 m. para los actuales caminos General Paz, Aristóbulo del Valle, Facundo Zuviría y Vicente López y Planes”.

En los medios locales aparecía el lugar, antes de llamarse Barrio Mariano Comas, en los tiempos donde la llegada de los vecinos como moradores requería la apertura de calles. La situación de haber quedado enmarcados en la parte oeste de Barrio Mariano Comas entre los terrenos de la Rural y las vías, con calles de sentido norte-sur sin continuidad, formó parte del atraso en el progreso del barrio y en las carencias de servicios y poder circular por las calles. Así lo reflejaba en diario El Orden, en enero de 1929, ante una nota de los vecinos “…ubicados atrás de la Feria Rural”, tal como se autodenominaban. En ese momento calle Mariano Comas solo estaba abierta hacia el oeste hasta Saavedra y de tierra.

Por ese entonces el Barrio Mariano Comas también se lo conocía como “Barrio El Porvenir”, o al menos así se lo mencionaba en el diario El Orden de diciembre de 1929, y en realidad formaba un espacio entre bulevar y las vías, desde donde hacia el norte en la Quinta Iriondo surgiría el barrio 9 de Julio. Lo ubicaba entre calle 4 de Enero y López y Planes, al norte de bulevar Pellegrini, con el repetido reclamo de abrir las calles para una mejor conectividad. El medio describía a “El Porvenir” al decir que “…trátase de un barrio sumamente poblado, de buena edificación, digno de disfrutar de las ventajas edilicias de los demás”. (El Orden 13/12/1929)

Incluso en mayo de 1937 todavía se reclamaba desde el barrio por la apertura de calle San Martín al 3800 para poder circular con un paso a nivel con barreras levadizas, para llegar hasta barrio Iriondo (hoy Fomento 9 de Julio). (El Orden 6/5/1937)

La vecinal y su actividad de antaño

La Asociación Vecinal Mariano Comas nació por iniciativa de los vecinos el 26 de agosto de 1956. Desde el comienzo su actividad fue fundamental para el progreso del barrio, y ese empuje y participación ganó rápidamente repercusión tanto en las autoridades como en los medios. La apertura y mejora de las calles, como así también la necesidad de adecuaciones de las actividades desarrolladas en el predio de la Sociedad Rural, aparecían como las primordiales.

Uno de los escollos para el desarrollo del barrio, en cuanto a la conectividad y apertura de calles, fue la presencia del predio de la Sociedad Rural con sus dimensiones originales en gran parte. Esta situación se daba en especial con la obturación de las calles con sentido norte sur y en especial de Cándido Pujato, como se puede visualizar en un plano realizado y publicado por El Litoral en diciembre de 1958, cuando se reclamaba por la apertura del pasaje Maipú, con la expropiación del espacio necesario, para dar salida a López y Planes de los vecinos ubicados al norte de la Rural. (El Litoral 12/12/1958)

Este tema puso en conflicto a los vecinos, representados por su Vecinal, y a la Sociedad Rural. El pedido era dar cumplimiento al decreto de 1959 para el traslado de la Rural a otro predio fuera del barrio, y en realidad de las zonas en ese entonces urbanizadas. Ante las dilaciones en cumplir esta medida, los vecinalistas actuaban a fines de 1960 para lograr ese traslado y un mejoramiento en las condiciones de salubridad del lugar, dado que la actividad ruralista quedó dentro del entramado más habitado, luego de haberse asentado en sus orígenes en una zona que estaba por entonces despoblada. Según El Litoral del 27 de noviembre de 1960 la vecinal “…está llevando a cabo una lucha constante desde hace varios años para conseguir la urbanización del lugar donde actualmente se encuentra la Sociedad Rural, que incomunica por el cierre de calles Saavedra y San Lorenzo a toda la zona”. Como puede visualizarse, el traslado no se efectuó, y si las situaciones de falta de salubridad por la presencia de animales en plena ciudad fueron declinando con el tiempo, ello se debió al traslado de la compra y venta de ovinos, bovinos, caballos y otros animales de granja en otras zonas de la provincia, con la proliferación de ferias y transacciones en sociedades rurales del interior provincial. 

Así, sus dirigentes de 1962 reclamaban al municipio el cumplimiento del plan de pavimentación de calles del vecindario. El Litoral del 22 de octubre de 1962 reproducía el reclamo, encabezado por el entonces presidente de la entidad, Juan Baialardo, que peticionaba ante el intendente interventor, coronel Vicente Mariño, en pleno gobierno de facto. La gestión destaca que faltaban muchas calles por pavimentar en el barrio, como así también delimitar la línea de edificación en la calle Mariano Comas, entre 4 de Enero y 9 de Julio. Además de aparecer otros pedidos de mejoras en veredas y tapiales, en especial en relación con los terrenos lindantes a calles de la Sociedad Rural, se destaca que solicitaban la apertura de las calles Pasaje Irala y 4 de Enero “que impiden la salida de los vecinos ubicados frente a las vías del F.C.G.B., de Cochabamba entre Cándido Pujato y pasaje Irala…”. En esta suerte de cortadas y calles sin salida, los vecinalistas buscaban una mejor conectividad y acceso. Otros datos de la fisonomía del barrio surgen de la nota, como que había una profunda cava en Cándido Pujato entre Urquiza y Pasaje Lassaga “obstruida por las instalaciones que el Ministerio de Agricultura posee en los fondos de su edificio”, o de la prolongación de Avenida Urquiza hasta Mariano Comas, “para que el tránsito hacia el norte pueda tomar por la referida avenida prosiguiendo después ya sea por Facundo Zuviría o bien por López y Planes”. En aquel tiempo funcionaba en el predio de la Rural el Frigorífico Armour, que generaba olores y falta de higiene por la acumulación de aves. (El Litoral 22/10/62)

Esos reclamos de mejoras para el barrio de parte de la Vecinal Mariano Comas venían desde tiempo atrás, sobre similares pedidos. Obras de pavimento, aprobadas por ordenanza, financiadas por el Banco Provincia a diez años de plazo pero que no comenzaban. Se solicitaba el beneficio para unas 70 familias que vivían sobre Mariano Comas, de López y Planes hasta Urquiza, y sobre Cándido Pujato, entre López y Planes y Paraguay. También pedían para la barriada Agua Corriente y Cloacas, en especial al tener en cuenta que Comas y Urquiza (lugar de un eterno socavón), se encontraba una estación de bombeo de líquidos cloacales. Otros reclamos eran por la apertura de calles y pasajes, con su correcta demarcación, como así también un paso a nivel sobre las vías por calle Francia. Vale decir que un tiempo antes, con ya la existencia de la “Villa Bancaria”, en 1959 se pedía desde la Vecinal la pavimentación del pasaje de este particular grupo de chalecitos sobre Zorrilla de San Martín. (El Litoral 1/12/1960)

Vale decir que al menos entre 9 de Julio y Rivadavia (hoy Pedro Víttori) Mariano Comas estaba adoquinada, aunque para 1964, con bastantes deformaciones en su calzada, lo que llevaba a peticiones a las autoridades para su mejora. (El Litoral 4/4/1964). Al respecto, vale aclarar que en realidad el tránsito pesado era obligado a realizar este desvío para tomar la Ruta Nacional N°11 (López y Planes) y que venía desde el este hacia esta única salida hacia el norte. Era usada en doble mano, incluso por aquellos que venían por Aristóbulo del Valle o incluso desde la Ruta 168. (El Litoral 20/11/1974)

El barrio fue progresando, no sin intermediación y participación ciudadana de sus vecinalistas. Para el Tercer Milenio sus calles se encuentran todas pavimentadas, y todas las cuadras con todos los servicios de agua, cloacas, luz, gas natural. Inmerso en la realidad de necesidades de mayor seguridad ciudadana, la barriada cuenta con una población de unas 1600 familias, que ocupan en viviendas, departamentos y edificios, las 42 manzanas de su jurisdicción.

La vecinal, ubicada con su nuevo edificio en Cándido Pujato y Urquiza (Urquiza 3605), en la parte trasera del predio del Ministerio de Agricultura, calle que debió ser ensanchada y corregida la línea de edificación del paredón de la dependencia provincial, sobre Cándido Pujato, entre Urquiza y Pasaje Lassaga, según lo establecía una ley de 1988, pero que tuvo que esperar varios años hasta ser concretada. Esa delineación de la calle, junto con la cesión del terreno de la esquina, permitió a la vecinal terminar de construir su local propio para fines de la primera década del siglo. La entidad contaba para su cincuentenario, en 2006, con unos 500 socios, una biblioteca y otras actividades y servicios para su comunidad.

Apostillas de Mariano Comas

Como un recorrido por recuerdos y lugares se pueden mencionar ciertos espacios y anécdotas. Por ejemplo, el fútbol estuvo presente en el barrio desde sus orígenes. Lo más destacado pasa por la cancha de Unión, que estuvo primero en la manzana que ocupa la UNL y luego a su actual emplazamiento del Estadio “15 de Abril”, en López y Planes y Bulevar Pellegrini. Pero hubo otras, rescatadas por el diario El Litoral en su publicación sobre los barrios, donde por ejemplo en 2010 hablaba de Mariano Comas y mencionaba en recuerdo de viejos vecinos que “Entre bulevar, Urquiza, Cándido Pujato y lo que sería Pje. Rodríguez estuvo la de Gimnasia y Esgrima, hasta la división del club. La primera fue la de Brown, en un terreno cedido por la Quilmes, con frente sobre Mariano Comas, luego reemplazada por la cancha de Correos y Telégrafos, que se habría de fusionar con Sportivo San Luis, un equipo del barrio. Luego, en una nueva transformación, nació Ferrocarril Santa Fe”. (El Litoral 10/10/200)

En la misma publicación también se mencionaba que “Entre 4 de Enero y 9 de Julio, a la altura de Mariano Comas, había una lonja despoblada, sin urbanizar, con algunos ranchos, una calle en diagonal (Mariano Comas, entre 4 de Enero y 1° de Mayo, donde aún perduran terrenos en forma de cuña) y un ombú en la traza. En esa lonja estaba el Centro Castellano, con un frontón, el famoso bar ‘Las Latas’ y el club de bochas ‘La Primavera’. En 1° de Mayo y Mariano Comas había una canilla pública”.

 En alguna época, parte de Mariano Comas fue conocido como Barrio Quilmes, más precisamente por la existencia de un depósito de la cervecería Quilmes, en grandes galpones ubicados sobre 4 de Enero, entre Mariano Comas y las vías del ferrocarril.

Un punto de la geografía barrial ha sido, durante años, un reiterado socavón en calle Urquiza, desde Cándido Pujato hacia Mariano Comas. Por ejemplo, El Litoral del 27 de noviembre de 1976 daba cuenta de las tareas de relleno, del «eterno socavón», de Urquiza, entre Mariano Comas y Cándido Pujato. Se intentaba en ese entonces rellenar con suelo cemento por entre las losas deprimidas del pavimento de hormigón. (El Litoral 27/11/1976). Pero el dato de este socavón de calle Urquiza no era nuevo, ni siquiera para 1976, dado que muchos años antes, durante los trabajos ya establecidos de tendido de redes subterráneas de Obras Sanitarias, la zona daba dolores de cabeza a ingenieros y vecinos. El diario El Orden en 1931 incluía una pieza gráfica en un artículo donde detallaba que la calle Urquiza se encontraba desde hacía «varias semanas» cerrada por las tareas de apertura de zanjas para esas instalaciones, pero que demoradas en su ejecución complicaban la transitabilidad y normal vida del barrio. (El Orden 29/7/1931)

Y siguieron las situaciones con el socavón de Urquiza al 3500/3600. La vecinal reclamaba a Obras Sanitarias de la Nación la conclusión de las obras y el relleno para dar tránsito y habilitar calle Urquiza esquina Cándido Pujato. En el lugar existía una estación subterránea de bombeo de líquidos cloacales que generaba problemas de hundimientos y fugas en las cañerías, con el consiguiente socavamiento del terreno. Esa estación enviaba líquidos por una cañería que se instaló en ese año por calle Urquiza hasta Tucumán. (El Litoral 4/1/1961)

La presencia de este socavamiento en calle Urquiza a esa altura volvió a provocar roturas y cierre de la arteria. En 1973, la rotura del caño de la cloaca máxima provocó, como en 2015 en Urquiza y Bulevar, el arrastre de  suelo por la fuga de líquidos, con el posterior desmoronamiento de la calzada y la aparición del “socavón”. Al respecto, vale rescatar que en especial esta zona, antes de ser urbanizada, eran terrenos bajos. Cerca hubo una laguna incluso, a la altura de Saavedra y Cándido Pujato. Lo cierto es que en esa oportunidad, nueve meses después, para febrero de 1974 el problema seguía sin solución. (El Litoral 5/2/1974). Después, en 1976 la misma noticia rondaba los diarios, el pavimento comenzaba a ceder nuevamente. Es más, para noviembre de ese año el agua de las lluvias en vez de correr hacia López y Planes por Cándido Pujato, se perdía entre las losas del pavimento levantadas y dañadas, por donde ya no se podía transitar con vehículos. (El Litoral 20/11/1976)

Más cerca en el tiempo, en 1996, la empresa Aguas Provinciales utilizó un sistema francés que solucionó el al colocar dentro de los viejos caños que perdían una malla con la inyección de cemento para sellaros desde adentro. Esa, en Urquiza y Cándido Pujato, fue la solución, pero la mala ejecución del pavimento hizo que el agua de lluvia no escurriera y se formara una laguna, por lo que se vio nuevamente afectado. En 2015, el “socavón” se trasladó al propio bulevar, por la misma falla de cañerías añejas que nunca fueron renovadas, y con las pérdidas de líquidos cloacales provocaron un profundo cráter en el cruce de Pellegrini y Urquiza, con más de un año de afectaciones al tránsito y los frentistas.

En otro orden, parte de la zona desafectada de los ferrocarriles fueron utilizadas en la década del 60 y del 70 para alojar evacuados de los barrios del oeste por la crecida del Paraná, y específicamente en 1973 del Salado. La presencia de los inundados, como si fuera una postal del inmortal filme “Los Inundados” de Fernando Birri, generó reclamos en los vecinos. Así lo mencionaban los medios de la ciudad, por ejemplo, El Litoral que se hacía eco de la queja de los vecinos del barrio, dado que sobre vagones fuera de uso detenidos en las vías desafectadas paralelas a calle Río de Janeiro, entre 4 de Enero y Saavedra, se alojaban los afectados por la crecida de ese año, aunque en realidad “…no son siempre por cierto, ‘los inundados’, sino que convive con ellos gente de vida dudosa, según nos denuncia que a medida que aquellos desalojan los coches los van ocupando, aprovechando la confusión del momento”. Ciertamente la pieza gráfica reflejaba descampados, con plantaciones de árboles, y algunas casas no demasiado cerca de las vías. (El Litoral 6/2/1962).

Publicaciones de igual tenor correspondieron a 1973, cuando bajo una pieza gráfica se imprimía en el vespertino que la zona de las vías muertas del Ferrocarril Belgrano, desde 4 de Enero a Saavedra, se encontraban asentados inundados de ese año,  por la crecida del Salado, y que producían con su estancia y actividades de “cirujeo” situaciones de insalubridad en el lugar. Lo cierto es que una gran parte del barrio, al sur de las vías, para esa época, tenía espacios vacíos de construcciones en ese entonces. (El Litoral 15/9/1973)

Desde lo urbanístico, la barriada cuenta con tres plazoletas: “Martín Fierro”, en San Martín y Cándido Pujato (donde en 2015 se remodeló  el espacio verde y se pintó un mural referido a los “jóvenes víctimas de la inseguridad”); “3 de Junio”, (en homenaje al nacimiento de Manuel Belgrano, inaugurada el 1° de octubre de 1970) en Francia y Cándido Pujato, y “De los Inmigrantes”, en San Jerónimo y Mariano Comas. También existe otro espacio verde reducido, como una especie de pequeño triángulo, en la esquina noreste de Cándido Pujato y Facundo Zuviría, frente a la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.

Durante los años 50´, lo que hoy se conoce como “Las 4 Vías” (donde se realiza la feria franca) había una gran cava donde se bañaban los chicos y donde la gente de los ranchos cercanos, pegados a las vías, lavaba la ropa. También un dato sobre la tradicional Feria Franca de las “4 vías”, en Facundo Zuviría y Mariano Comas, se encuentra en el vespertino local de marzo de 1975, donde se detallaba la necesidad de preparar esos terrenos para su uso con algún tipo de pavimentación para evitar el barrial producido por las lluvias y que dificultaba la actividad de los puesteros, más allá de la salubridad. (El Litoral 7/3/1975)

Ya en este tiempo, la zona se mejoró con un proyecto de la Municipalidad de Santa Fe, materializado dentro de la primera intendencia de José Corral. Las obras se realizaron en 2014, con la inauguración en octubre de ese año del espacio remodelado, lo que dejó en funcionamiento a 18 puestos de frutas, verduras, hortalizas, quesos, huevos y pollo, que atienden en el lugar los miércoles y viernes. Los trabajos realizados por el municipio en la “Feria de las 4 Vías”, como popularmente se la conoce, comprendieron la ampliación de la zona parquizada, la recuperación del estacionamiento (con 90 dársenas), más la colocación de juegos para niños, cestos y demás mobiliario de plaza e iluminación.

Memoria urbana, lugares y personajes

En el programa de LT10 AM 1020, Juan Manuel Fernández, vecino de Mariano Comas, abordaba como integrante del espacio radial la historia de un sector del vecindario. Decía por los micrófonos de la Universitaria en 2004: “También, dentro del barrio Mariano Comas, se encuentra una especie de barrio más pequeño conocido como la Villa Bancaria. Son esas casas de tejas que se ubican sobre el pasaje Zorrilla de San Martín, entre 9 de julio y 4 de enero. Apenas dos cuadras de casas que parecen todas iguales, pero que en realidad todas son distintas”. A lo que agregaba, como habitante de una de esas viviendas, “La Villa Bancaria se construyó durante el gobierno de Perón, y el nombre obedeció a que los primeros habitantes eran todos empleados bancarios. Algunos vecinos memoriosos cuentan que cuando se inauguró la villa se cruzaron dos cintas celestes y blancas en las cuatro esquinas que forman 1º de mayo y el pasaje Zorrilla de San Martín”.

Con relación a esta “Villa Bancaria” y a los años de la represión durante la Dictadura Cívico-Militar iniciada en 1976. De ello daba cuenta El Litoral en 1977 cuando titulaba: “Otras bajas tuvo la subversión en ésta”, y hacía referencia a un “…espectacular enfrentamiento en la Villa Bancaria…” donde “…murieron dos extremistas”. Luego el vespertino de aquel 5 de enero describía el operativo, según testimonios de vecinos que no quisieron identificarse, y que mencionaban cómo la policía y las fuerzas militares ingresaron a una vivienda del Pasaje Zorrilla de San Martín, conocido por sus viviendas como la “Villa Bancaria”, y donde producto del operativo y persecución hirieron a una joven transeúnte, y en la casa el 2840 “…fuerzas de seguridad penetraron y hallaron solamente a dos niños que estaban dedicados a sus juegos, y a los que debieron recomendarles cautela y no asomarse a la calle para evitar que su presencia arrojara víctimas”. La persecución se trasladó a la vuelta luego, a Cándido Pujato y 1° de Mayo, donde se tuvo el desenlace final.

De regreso a la producción de Juan Manuel Fernández para el programa de LT10 “Alma de Barrio”, se pueden repasar algunos recuerdos. Decía al aire en 2004: “En esa zona del barrio Mariano Comas, en la esquina de 1º de mayo y calle Mariano Comas estuvo el Club de Bochas ‘La Primavera’. Los memoriosos, como el ‘Yiyo’ Bignotti, cuentan que tenía dos canchas y un rancho donde los parroquianos se dedicaban a saciar la sed. A una cuadra hacia el norte, por 1º de mayo, también había un conventillo donde vivían no menos de 200 personas, entre los que se contaban prostitutas, chorros y borrachos”.

También se destacaba en el espacio radial que “Había dos almacenes en barrio Mariano Comas. Uno, estaba en 1º de mayo y Cándido Pujato, y lo atendía el conocido conductor y locutor de LT9, ‘Cacho Galé’, y su hermano. Y el otro almacén, era el de Doña Estefanía Díaz, en 1º de mayo y Mariano Comas. También existió en el barrio el Club Ferrocarril Santa Fe, famoso en la liga santafesina. Recuerdan que la camiseta era a rayas amarillas y negras, y que además tenía la cancha ubicada en 4 de enero Cándido Pujato”.

En cuanto a los siempre presentes personajes en cada barrio, Mariano Comas tuvo algunos que quedaron en la memoria de los vecinos. Así lo recuperaba Juan Manuel Fernández cuando decía en “Alma de Barrio” que “Entre los personajes surge ‘Batatita’, que era un petizo canoso y narigón, que andaba vestido con trajes siempre más grandes que su talle. ‘Batatita’ vivía en el conventillo de 1º de Mayo, y todos los días se lo veía borracho recitándole poemas de amor a los rosales de los jardines de las casas de la Villa Bancaria”. Otro personaje era un apodado “Tarrito”. Rememoraba el periodista: “‘Tarrito’ era un ‘croto’ que siempre andaba de sobretodo y con un jarrito en la mano que usaba para refrescarse echándose agua sobre el cuerpo. También tomaba una especie de caña que preparaba él mismo con alcohol de quemar y azúcar. También estaba ‘Don Ginés’, personaje conocido en Mariano Comas porque se disfrazaba de ‘El Zorro’ cuando se hacía la fiesta anual en el club La Primavera”.

Otro de esos habitantes callejeros del barrio Mariano Comas fue “Totoio”, que “…era un petizo negro como el carbón, con una notoria deficiencia mental que lo hacía hablar rapidísimo, por lo que era muy difícil entender lo que decía. Pero hablaba solo, al punto que se retaba y se insultaba a sí mismo. ‘Totoio’ también vivía en ese conventillo de 1º de Mayo…”.

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