Barrio Varadero Sarsotti – Clubes

Club Cilsa

A fines de los años 40’ en Europa comenzaba a gestarse el movimiento paralímpico. Al terminar la segunda guerra mundial, en Inglaterra, había considerable cantidad de gente con amputaciones, lesiones medulares y personas que habían sufrido la poliomielitis, quienes encontraron la mejor terapia para la rehabilitación: el deporte. 

De esta manera, en 1960, un mes después de los Juegos Olímpicos de Roma, se organizan por primera vez en la historia los Juegos Paralímpico, en la capital italiana. Este movimiento tuvo su réplica en Argentina con distintas sedes para desarrollar los deportes, entre ellas, el club Cilsa de la ciudad de Santa Fe, fundado el 14 de Mayo de 1966 en Cándido Pujato 2943.

En ese momento, además de las personas que padecían alguna discapacidad, asistían al club personal del hospital Vera Candioti, profesores de educación física, traumatólogos y estudiantes de la Universidad Nacional del Litoral que iban a jugar al ping pong.

Juan Luis Constantini, socio fundador de Cilsa, recordaba: “Los inicios fueron muy difíciles, no era sencillo en esa época conseguir sillas de ruedas especiales para practicar básquet (requisito indispensable para realizar la actividad), por lo cual se comenzó a practicar atletismo (se necesitaban menos sillas) y natación, una disciplina que podía disponer de las sillas de ruedas para practicarlo…”. A pesar de esto, el básquet con el tiempo fue el deporte insignia de la institución, al convertirse en la disciplina más popular.

Para 1967, Cilsa ya participaba de los juegos nacionales y ese mismo año se constituyó el primer equipo de básquet en silla de ruedas. De este mismo plantel surgiría la base del seleccionado argentino que obtuvo los campeonatos mundiales de la disciplina en los años 1973 y 1974. Estos logros deportivos permitieron a las personas con discapacidad una mayor inserción en la sociedad santafesina de aquellos tiempos.

El club fue conducido siempre por personas con discapacidad, algo que generó un gran aporte, debido a que nadie mejor que ellos conocían las necesidades de los socios. En esta institución, la discapacidad suprimió las divisiones de clases sociales, lo cual hizo que Cilsa obtenga los logros deportivos antes mencionados (campeonatos del 73’ y 74’); y además, subcampeones con la selección argentina en 1970, 1971 y 1979, Medalla de Bronce en los Juegos Paralímpicos de Alemania 1972 y campeones Panamericanos en Buenos Aires en Perú y México.

Si bien, los 70’ marcaron los grandes logros deportivos, nada fue fácil dado que el club, no contaba con una sede propia. Durante largo tiempo realizó sus prácticas deportivas en distintos lugares de la ciudad, entre ellos, la escuela López y Planes ubicada en Av. Freyre y Tucumán, el club Escalante, Azopardo, Villa Colombo (perteneciente a la Sociedad Italiana) ubicado en General López entre Bv. Zavalla y Av. Freyre, como así también en Unión, Ateneo, entre otros.

Para lograr recursos, el club vinculó estrechamente el deporte al trabajo, ¿qué quería decir esto? Cilsa pidió, a la Municipalidad de Santa Fe y al Gobierno de la Provincia, las playas de estacionamiento del Parque Alberdi y  Cortada Falucho y 25 de Mayo, para poder explotarlas. De esta manera, se incorporó a doce personas con discapacidad al circuito laboral, algo poco común para la época. El excedente de recursos, era destinado a las necesidades deportivas del club.

Los años 80’ marcaron la continuidad del crecimiento social y deportivo de Cilsa. En 1985 se comenzó a construir el complejo donde en la actualidad se encuentra emplazada la institución (en el cruce de la Ruta Nacional Nº 11 y la Avenida Circunvalación Mar Argentino). Además en estos años, el club apuntó a otros temas, como fueron la entrega de elementos ortopédicos, becas universitarias para sus asociados y  programas de concientización, aunque siempre con el deporte como “Leitmotiv”.

En 2013 la institución es un referente en materia de discapacidad, con diez sedes a lo largo de todo el país, con más de 50.000 socios, que además tiene diferentes programas no conexos con el deporte, como ser la entrega de sillas de ruedas (desde 1994 hasta la actualidad, se han entregado más de 30.000); cursos de informática que se realiza con Microsoft y la OEA; el programa “Un niño, un futuro” destinado a discapacitados sociales, mediante el cual chicos a contra turno de la escuela, reciben desayuno, merienda y diversas actividades de inserción social.

Frente a la adversidad de sufrir una discapacidad quienes asisten a Cilsa, se potencian e insertan de una manera diferente en la sociedad. Al decir de Juan Constantini, “…El deporte tiene una influencia espectacular. Por el solo hecho de hacer deportes se es menos discapacitado…”.

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