Escuela Brigadier Estanislao López N°38
Con el crecimiento de la población en Guadalupe surgió la necesidad de contar con una escuela para los chicos de la villa, allá fines del siglo XIX. Un vecino, Juan Blumen, donó en 1879 una parte de su propiedad, sobre la “calle de la Estanzuela”, hoy Avenida General Paz al 7200. En este solar, los pobladores del barrio construyeron la primera aula, que comenzó a funcionar como escuelita el 24 de julio de ese año.
En esa pequeña aula comenzó a trabajar como “maestro” Juan Berq, pero sin apoyo estatal para sostener la escuela, este preceptor dejó la escuelita en noviembre de 1879, sin haber cobrado por su labor varios meses. Al año siguiente asume el cargo de docente en la escuela de Guadalupe el primer maestro de la villa, Augusto Kieffer, con sólo 26 años de edad, y que tenía catorce alumnos a su cargo, de entre 6 y 14 años.
Gracias a la movilización de los vecinos, muchos inmigrantes europeos y brasileros, pero también criollos, se lograba el reconocimiento del Concejo Municipal y la ayuda para sostener las actividades. En el nuevo siglo llegaría el traspaso al ámbito provincial de la entidad y la asignación del N° 38 para la escuela que lleva el nombre del Brigadier López.
En el trabajo de reconstrucción histórica del barrio Guadalupe por parte del Museo de la Ciudad sobre el nuevo edificio de ampliación, más allá del “ranchito” original, se menciona que “La obra se culmina en enero de 1924. En ese mismo año se designa con el nombre de <> a la escuela de Guadalupe, destinándosele un escudo provincial, obra del escultor Pablo Rouquié. El cuadro existente en la escuela con la imagen del patriarca de la federación, fue donado por el Dr. Estanislao M. López, en 1927”.
Como en toda escuela de barrio, y en especial pública en zonas con vecinos de bajos recursos, la necesidad de dar educación a los adultos se impone como una de las premisas de un Estado presente. Así, “Durante 1928 comenzó a funcionar en el edificio la Escuela Nocturna N° 46. Se inició con la asistencia de 20 a 25 alumnos ampliándose su número a 160, cinco años después”, la que “Con el paso de los anos, la escuela nocturna continúo funcionando y en 1976, recibe su nombre definitivo: Escuela de Enseñanza Media para Adultos N° 1159”.
En 2019 la escuela festejó sus 140 años, con el ranchito levantado por los vecinos 1879 restaurado en el actual patio, lo que la ubica como una de las escuelas más antiguas de la ciudad, que aún conserva su patrimonio original.
“Con sus tejas medias flojas y sus paredes de barro, el ranchito sigue siendo una gran representación de nuestra identidad; y si bien hoy ya no funciona como aula, ahí tenemos nuestro museito con distintos elementos simbólicos de la institución”, sostuvo para el diario El Litoral, Stessens, docente desde hace más de 30 años y directora de la escuela N° 38 al año 2019.
A la escuela primaria asisten unos 400 chicos y chicas de los barrios María Selva, Coronel Dorrego, Guadalupe Oeste, Guadalupe, entre otros. Además, la escuela cuenta con una mini orquesta propia y con una pileta semiolímpica que en verano funciona como colonia de vacaciones.
En el edificio funcionan otras entidades educativas, como el EMMPA 1159 de Educación Media para Adultos.
Una escuela pública en el barrio Oeste de Guadalupe donde, además de su nombre de raigambre santafesina, desde fines del siglo XIX, por origen y destino brinda oportunidades a los niños, adolescentes y adultos, del barrio.
Mi querida y hermosa escuela 38 . Soy. Ex alumna , ex miembro de cooperadora y también mamá de exalumnos. Uno de mis mejores recuerdos de mi infancia , mis compañeros y mis queridas maestras la señoritas Nidia y Zunilda.
Muchas gracias por tu recuerdo compartido Graciela.
El «Ranchito» es parte de la identidad de nuestra Institución. Para muchos docentes, ex docentes y ex alumnos es un lugar que atesora hermosos recuerdos.
Gracias Nadia por tus palabras sobre la Escuela N° 38 y su histórico «ranchito»