El barrio del creador de la bandera
La ciudad se extendió hacia el norte como una trama creciente que reemplazó campo por quintas, quintas por loteos, lotes por casas. En general, las directrices ordenadoras de ese crecimiento fueron los hilvanes de las vías férreas y de los viejos caminos de salida, el de Aguirre (Blas Parera), el de Guadalupe y la Estanzuela (General Paz), el de Nogueras (Avenida Peñaloza) y los de Ascochingas (Aristóbulo del Valle) y del Medio (Facundo Zuviría). Entre estas dos últimas arterias, al norte de la transversalidad propuesta por la continuidad de Estanislao Zeballos, se ubicó el nacimiento del Barrio General Belgrano.
Antes de su urbanización, iniciada por 1924 desde el este por Aristóbulo del Valle, en 1913 un plano de la ciudad y sus “suburbios” denotaba la presencia tres grandes terrenos, el mayor y en el sector norte, el correspondiente al Hipódromo de Santa Fe, luego dos más que cubrían lo que hoy delimita su jurisdicción vecinal con Hernandarias al sur, las vías del Ferrocarril y Facundo Zuviría al oeste, Risso al norte y Aristóbulo del Valle al este.
Antes del parcelamiento de manzanero, calles y lotes, a dos grandes propiedades, recostadas sobre la zona sur, lindante con el también naciente por esos años Jardín Mayoraz. Esos terrenos estaban a nombre de Rousseau, al oeste, y Aldao al este. Estas dos grandes propiedades, que abarcaban aproximadamente desde Juan Pablo López hasta Castelli, al sur y norte, divididas por calle 1° de Mayo, como para graficar su ubicación. Hacia el norte de Castelli estaba para 1913 el gran terreno correspondiente a la “Sociedad Anónima Jockey Club Santa Fe”, creada en 1888, donde estableció su hipódromo Santa Fe, anterior al de Las Flores.
Un dato que se desprende de otro plano de la ciudad, en este caso de 1924, la pista de carreras aparece bien definida, con su curva inferior a la altura de lo que luego fue Estanislao Zeballos, calle que además no estaba abierta hacia el este del hipódromo por la presencia del anterior terreno de Aldao para ese año a nombre de Rodolfo Freyre.
El mismo plano traza unas manzanas, entre Galicia / Zeballos y Vieytes, desde Aristóbulo del Valle hasta el límite con el terreno hípico, aproximadamente en 9 de Julio. Más al norte, entre Vieytes y Risso, el Jockey Club había vendido a Marcos y Julio Zanutini un predio de unas nueve hectáreas.
En la continuidad de la ocupación del espacio de Barrio Belgrano, por varios años, desde principios de 1900 la pista hípica con su recta principal orientada norte/sur a la altura de Facundo Zuviría, y la recta opuesta entre 1° de Mayo y 9 de Julio, fue el aspecto dominante de la zona.
El Hipódromo Santa Fe estuvo presente en el barrio aproximadamente hasta 1928, es decir, hasta el comienzo mismo del crecimiento incipiente de la barriada. En ese momento la actividad hípica fue mudada de manera paulatina hacia el Hipódromo Las Flores, que tuvo su inauguración con la primera carrera oficial el 2 de diciembre de 1928. Mientras tanto, el predio de la pista en Barrio Belgrano fue parcelado y subdivido para originar los loteos.
En el diario El Orden, allá por 1929, se daba cuenta de los reclamos de vecinales por servicios para el naciente barrio. Reproducía el medio una carta de los vecinos al intendente Costa, enfocada especialmente en la necesidad de alumbrado.
En esa misiva se desprenden datos del lugar y su realidad por esos años, cuando su fuente principal de desarrollo y generador de empleo, el Hipódromo Santa Fe (conocido también como santafesino): “El barrio de referencia que fue creado con anterioridad a otros que cuentan con servicios públicos no obtenidos por el nuestro, va arrancando en su extensión a consecuencia la venta por lotes del viejo Hipódromo Santafesino y de las antiguas chacras ubicadas al norte del mismo. Debiendo calcularse que en la actualidad abraca una superficie aproximada de 50 cuadras”.
Y en palabras de los moradores continuaba la descripción de su vecindario en 1929, “La población, que es bastante numerosa, está formada en su mayor parte por familias de obreros que han levantado sus viviendas en loteos adquiridos por mensualidades quienes utilizan los tranvías de la línea No. 1 para concurrir a sus tareas diarias. Dicha línea, y el alumbrado eléctrico respectivo, está tendida a lo largo de calle Aristóbulo del Valle, es decir, que pasa por delante del barrio Belgrano a pocos metros de donde éste empieza”. (El Orden 6/9/1929)
De este modo, en otro plano de 1935, más allá de la ocupación real que tenía el Barrio General Belgrano, ya los vestigios del hipódromo se habían borrado y todas las calles estaban trazadas entre las avenidas, y también con sentido norte/sur, en este caso sí con un límite de la urbanización establecido en el norte por calle Risso.
Finalmente, en este breve repaso por planos antiguos de la ciudad, se puede abrevar en uno de 1946 en el que la zona de Barrio General Belgrano aparece casi en su totalidad con el manzanero trazado, siempre con la salvedad que de Risso hacia el norte no estaba urbanizada el sector en ese momento. En el extremo suroeste, contra las vías del ferrocarril, un gran predio permanecía sin demarcación de calles, mientras que en la zona cercana, tanto el terreno del Colegio Don Bosco como el antiguo “Campo Universitario” de la UNL en Estanislao Zeballos y Facundo Zuviría, figuraban.
Va de suyo que la ocupación del espacio en Barrio Belgrano devino del progreso y adelanto que irradiaba con mayor firmeza Aristóbulo del Valle, más que del lado de Facundo Zuviría. Por ello, las primeras casas, amén de la presencia del hipódromo que limitó su crecimiento urbano, se ubicaron sobre las calles que se extendían hacia el oeste desde Aristóbulo. Esas fueron las primeras manzanas en completarse, las del este.
La hoy avenida Zuviría llevaba el nombre de Simón de Iriondo, o también camino Iriondo, en tanto nacía de la zona de la Quinta Iriondo (hoy Fomento 9 de Julio antes también barrio Oser). Esa arteria correspondía al recordado “Camino del Medio”, que dividía los Pagos de Arriba de los Pagos de Abajo en la colonial Santa Fe. Asimismo, ese Camino del Medio, que sigue el derrotero de Facundo Zuviría fue conocido como el camino a “Naré”, paraje situado hacia el norte de la ciudad, ya fuera incluso del actual ejido urbano. Particularmente, en una publicación del diario El Litoral de 2015 sobre el barrio se hacía referencia a un almacén de ramos generales ubicado en los años ’30 en el cruce del camino a Naré y Zeballos, era el almacén de “Checho”. El referido artículo relacionado al “Centro Comunitario Barrio General Belgrano”, de Raquel y Arnaldo Comuzzi, apuntaba datos sobre la historia del lugar y mencionaba que “El primer loteo, a cargo de Domingo Quaranta, se produjo hacia 1935. Los primeros compradores fueron los Kaiser y Abramovich y luego los Martínez y Abaro”. (El Litoral 10/6/2015)
Vale recordar que desde Estanislao Zeballos hacia el norte Facundo Zuviría permanecía de tierra, con pocos servicios y sin adelantos. La pavimentación de esta avenida había avanzado por tramos, incluso con por mano, pero se detuvo en el cruce de vías, frente a Don Bosco, y sin cantero central. Debió esperar muchos años, hasta el inicio de este siglo para que el pavimento de esta importante arteria llegara a la zona, no sin complicaciones por la mala ejecución de los desagües.
Ese atraso no favoreció el crecimiento del oeste de Barrio Belgrano, que encontró entre Estanislao Zeballos, Castelli y Boneo los ejes directrices de las calles que lo hicieron progresar hacia su interior. Esas arterias, pavimentadas en hormigón, tuvieron los primeros adelantos para la barriada, pero hacia el norte de Boneo, el progreso se hizo esperar, primero con el cordón cuneta, que acarrea algunas obras de desagües, y calzada de mejorado hasta llegar a ser de pavimento de asfalto en la totalidad de la superficie del barrio, siempre hasta Risso. Risso es la calle frontera con barrio Transporte, y al mismo tiempo fue el límite a la pavimentación y entubado de zanjas al costado de las calles.
Otra de las características urbanísticas del oeste del barrio es la presencia de los pasajes Lassaga e Ingenieros, que con sentido norte/sur dividen dos manzanas, las comprendidas entre Zuviría y Urquiza, y entre 4 de Enero y 1° de Mayo, respectivamente, un aspecto distintivo también por el ancho de estos pasajes en la búsqueda de un mayor aprovechamiento inmobiliario con la subdivisión de los terrenos.
No obstante los avance de las distintas calles, Estanislao Zeballos se ubicó como la arteria principal de Barrio Belgrano. En sus comienzos, ya pavimentada para darle continuidad como calle transversal entre Aristóbulo del Valle, Facundo Zuviría, Peñaloza y Blas Parera, ya para 1935, la avenida tenía doble circulación en toda su extensión.
Con el paso del tiempo los vecinos decidieron organizarse en una entidad para lograr avances para la zona. Así nació la Sociedad Vecinal Manuel Belgrano el 8 de noviembre de 1953. Una década después, la vecinal tenía su sede en el actual predio, ubicado en Boneo 3050, luego de haber ocupado una casa de familia en Zeballos y 4 de Enero.
En 1964 los principales integrantes de la comisión directiva visitaban el vespertino local para exponer los logros y necesidades del vecindario. Era un tiempo en el que el Club de Fútbol San Cristóbal practicaba en el predio, junto a otras disciplinas deportivas que se desarrollaban en la vecinal. En mente de los vecinalistas estaba poder construir una cancha de básket, a la par de ampliar la sede para disponer de otras comodidades.
Los vecinalistas no desconocían la situación de pobreza y carencia de muchos vecinos, especialmente los ubicados hacia el interior del barrio y en la zona oeste, recostados para el lado de Facundo Zuviría. Para mediados de los ’60 la gran mayoría de las calles del barrio eran de tierra, y la vecinal reclama por su mejorado y mantenimiento, en vistas a la imposibilidad de pavimentarlas. Desde la construcción del pavimento de Estanislao Zeballos se profundizó en la zona el problema de la falta de desagües, con anegamiento de calles, hasta de la propia Zeballos.
Otra de las peticiones, y gestiones, desarrolladas por los vecinos organizados era la instalación de un centro de salud, con “…primeros auxilios, maternidad, guardería, etc., incluso algún servicio permanente de asistencia médica…”. (El Litoral 24/8/1964)
Con todo el barrio continuó sus progresos, con marcadas dificultades en especial en cuanto a los desagües y el mantenimiento de las calles, fundamentalmente en las de asfalto con permanentes roturas y baches que requieren una atención periódica del Estado municipal. Un espacio de la ciudad que paso de las grandes quintas a los loteos paulatinos, pero que en especial, se desarrolló primero con la presencia el Hipódromo Santafesino, aquel que luego de dar una actividad convocante para la zona, al trasladarse a actual Hipódromo, dejó el espacio para más loteos, hasta completar una trama urbana de General Belgrano completamente poblada y con una carencia producto de los emprendimientos inmobiliarios de antaño, que detrás del mayor rédito y ante la falta de legislación o de control municipal, no liberaron un espacio para una plaza.