Luciano Leiva (1849 – 1935)
Luciano Leiva fue un importante político santafesino que nació el 28 de diciembre de 1849. Con motivo de la celebración de su octogésimo cumpleaños, El Orden reconocía a la figura de la política provincial y nacional: “Senador Provincial, Ministro en el Gobierno del doctor Cafferatta, Gobernador de la Provincia, Diputado Nacional en dos períodos, fue siempre figura eficiente, voluntad entera y marcó sus obras con su propio sello” (El Orden, 28/12/1929).
De acuerdo con la síntesis de Álvarez de Fontanini, publicada en el sitio SEPA Argentina, Leiva nació en una familia con ascendencia tanto santafesina como entrerriana. Su educación primaria la inició en la localidad de Salto, en Uruguay. Más tarde, continuó su educación en el Colegio de la Inmaculada Concepción en la capital santafesina. Fue a raíz de su pertenencia religiosa católica que militó, a la corta edad de dieciocho años, en el movimiento contra el Gobernador Nicasio Oroño en 1867 por su promulgación de las leyes laicas (de matrimonio civil y de cementerios).
Luciano Leiva no pudo finalizar el nivel terciario debido a que su padre requirió de su ayuda en la estancia familiar ubicada en el departamento San Justo, de acuerdo con una crónica del historiador José Rafael López Rosas que recupera Álvarez de Fontanini (Sepa Argentina – “1894-1898: Gobierno de Luciano Leiva”). Sin embargo, esto no significó su aislamiento y retiro de la política. Leiva continuó siguiendo de cerca la política santafesina y nacional.
Tal es así que, en 1878, encabezó un movimiento de oposición al Doctor Simón de Iriondo, junto con los hermanos Francisco e Ignacio Iturraspe. Como comentaba El Orden en un repaso por la vida de quien luego fue gobernador de la provincia, el grupo de oposición denominado “Conciliación” rechazaba la fórmula de Iriondo-Echagüe para la gobernación provincial en los comicios de 1877 propuesta por el oficialismo.
El conflicto estalló cuanto la promesa del entonces gobernador Bayo de garantizar “la ecuanimidad del proceder de sus policías y que la próxima lucha electoral se haría sin preferencias para nadie” no se cumplió. Así, “las policías demostraron a cada momento su parcialidad y el afán por impedir el triunfo de la fórmula opositora” de Ignacio Crespo. De este modo, el grupo Conciliación resolvió la abstención en las elecciones y declaró la revolución para derrocar a la fórmula triunfante de Iriondo. Leiva y otros dirigentes, como Laurentino Candioti e Ignacio Iturraspe encabezaron la rebelión, realizaron conferencias y mandaron órdenes de derrocar al gobierno a todos los pueblos de la provincia.
La noche del 14 de abril de 1878, domingo de Ramos, el movimiento revolucionario se desplegó sobre la ciudad. “Don Luciano Leiva, como los hermanos Candioti y otros lograron entrar a la plaza de Mayo por calle 23 de diciembre (hoy General López) y Comercio (hoy San Martín) con las tropas que habían tenido acantonado en La Chinesca, propiedad que fuera de Don Mariano Cabal. Las fuerzas se dividieron en grupos, atacando por separado la Casa de Gobierno, Policía y casa particular del gobernador de Iriondo”.
Leiva fue el encargado de comandar el grupo que atacó la Policía. El movimiento revolucionario fue frustrado por la resistencia del gobierno y las fuerzas disidentes fueron dispersadas, mientras que los líderes de las mismas “se impusieron un destierro voluntario”. Así, “Después de la batalla librada al norte de Ramayón don Luciano tuvo que huir a Córdoba, regresando a esta capital recién cuando el Dr. Iriondo concedió amnistía amplia a todos los que tomaron parte en aquella asonada. Entonces se dedicó a la agricultura, sin descuidar por ello nunca las actividades políticas” (El Orden, 22/05/1935).
Su carrera política propiamente dicha comenzó hacia fines de la década del ochenta. Leiva ocupó varios puestos políticos tanto a nivel provincial como nacional. Su primer paso en cargos electivos fue antes de cumplir cuarenta años, cuando fue senador provincial por el Departamento de Iriondo entre 1888 y 1890. Luego, entre 1890 y 1893 fue Ministro de Gobierno, Justicia y Culto de la provincia durante la gobernación de Juan Manuel Cafferata. Tal vez el cargo más importante fue el de Gobernador de la Provincia de Santa Fe, entre el 18 de febrero de 1894 y el 18 de febrero de 1898. Más tarde, fue electo diputado nacional por Santa Fe y se desempeñó en el cargo entre 1898 y 1902 y entre 1910 y 1914.
Con la revolución de los radicales en julio de 1893, el gobernador Cafferata renunció a su cargo y asumió el vicegobernador José E. Gollán.
Sin embargo, como sostiene Álvarez de Fontanini, la Junta Revolucionaria rechazó su designación y “determinó que lo reemplazara Mariano N. Candioti como gobernador de facto, hasta tanto llegara el interventor nacional”. La asunción de este interventor, Baldomero LLerena, fue en agosto de 1983.
Con todo, el clima político de la provincia estaba lejos de calmarse. Tal es así que, “Se produjo otra revolución en la que intervinieron rifleros que llegaban desde las colonias y se instalaron cantones en el colegio de los Padres Jesuitas, frente a la plaza principal de la capital santafesina. Asumió como interventor nacional don José Vicente Zapata y después de lograr que se rindiera Candioti y que arriaran “el pabellón rojo y blanco” que seguía flameando en el antiguo edificio de la Aduana, el 18 de febrero de 1894 asumió el gobierno provincial don Luciano Leiva, electo en los últimos comicios” (Sepa Argentina, “18-02-1894: Luciano Leiva, Gobernador De Santa Fe”).
En su asunción, el nuevo gobernador manifestó su intención de “poner todo su esfuerzo para gobernar con honestidad y con espíritu de progreso”. Los comienzos de su gobierno se vieron teñidos por los problemas presupuestarios que afrontaba la Provincia. En consecuencia, “Leiva redujo el presupuesto destinado a educación, aunque paradójicamente convocó el 30 de mayo de 1894 a un Congreso Pedagógico y en los primeros días de diciembre ordenó que los inspectores registraran un Censo Escolar por secciones. Se empezó a organizar la Biblioteca de Gobierno, impulsó reformas en el Código de Procedimientos en lo Criminal y Correccional…” (Sepa Argentina – “1894-1898: Gobierno de Luciano Leiva”).
Luego de su período como gobernador de Santa Fe, Leiva ocupó la banca de diputado nacional en dos oportunidades. En ese sentido, y “A propósito de su gestión pública” como legislador, como sostiene El Orden, “merece recordarse que en el congreso apoyó la sanción de la ley Sáenz Peña, que al instituir el sufragio popular consolidaba nuestra incipiente democracia”.
Más tarde, don Luciano “desempeñó la jefatura del partido Constitucional, donde continuó dando pruebas del espíritu aguerrido que animó toda su vida, pero el tiempo pasaba y los quebrantos físicos le obligaron a retirarse de la política activa, para dedicarse exclusivamente a la atención de sus intereses en Naré, departamento San Justo, donde acaba de fallecer a los 85 años de edad” (El Orden, 22/05/1935).
Luciano Leiva falleció el 21 de mayo de 1935. Ese mismo día, el diario El Litoral sostenía “La muerte de don Luciano Leiva abre una brecha, repetimos, en esa generación de la que quedan pocos.” (El Litoral, 21/05/1935). El ex gobernador fue velado en el salón blanco de la Casa de Gobierno al día siguiente.
El decreto del Poder Ejecutivo Provincial en conmemoración del fallecimiento de Leiva sostenía: “Santa Fe, mayo 21 de 1935. Habiendo fallecido el señor Don Luciano Leiva, distinguido santafesino, que prestó importantes servicios a la Provincia, desempeñando los cargos de Gobernador y Diputado Nacional; y siendo un deber de los poderes públicos recordar a los que en esa forma han prestado su concurso a las instituciones del Estado. El Gobernador de la Provincia decreta: Art. 1o. Ícese a media asta la bandera nacional, en señal de duelo, durante el día de mañana. Art. 2o. Desígnase al Ministro de Gobierno y Justicia Doctor Abel Furno, para que en nombre del P. E. haga uso de la palabra en el acto del sepelio. Art. 3o. Comuníquese, publíquese y dése al R. O. Molinas. Furno.” (El Orden, 22/05/1935)
Leiva fue velado en la capilla ardiente instalada en el salón blanco de la Casa Gris y fue trasladado por un cortejo fúnebre compuesto por familiares y destacadas personalidades de la sociedad santafesina hasta el Cementerio Municipal de la ciudad, donde fue colocado en el panteón familiar (El Litoral, 22/05/1935).
Palabras del gobernador
Gracias al acervo documental conservado en la Hemeroteca Digital de la Provincia de Santa Fe se pueden retomar algunas palabras de Don Luciano Leiva. En 1928, el ex gobernador le concedió una entrevista breve al diario El Orden. “Diez minutos de charla con D. Luciano Leiva. El anciano ex gobernador nos habla de errores ortográficos y otros asuntos importantes”, titulaba el periódico. La nota periodística comienza con una suerte de relato: “Uno de nuestros redactores viaja por la línea a San Javier del Central Norte, moderna carretera tucumana y ejemplo de las muchas bellezas de los ferrocarriles del Estado (…) Guadalupe, Monte Vera, Arroyo Aguiar, Laguna Paiva, Aromos, Cayastacito, Naré, Paikiu… ¿Qué nombre es éste? Hasta hace poco la estación, situada en el kilómetro 95, llevaba la designación corriente de Luciano Leiva, que venía a ser algo así como un homenaje indeliberado hacia el ex gobernador, convertido desde hace muchos años atrás en patriarca de aquellos lugares”.
Es que Luciano Leiva se había retirado de la política en 1914, luego de finalizar su mandato como diputado nacional, y se había recluido en su estancia en Naré, Departamento San Justo, conocida como la quinta “San José”. El redactor entabla una conversación casual, casi accidental, con el ex gobernador mientras este retiraba su correspondencia en la estación. Lo describe como un “anciano venerable, octogenario, robusto, erguido como un viejo roble (…) con su impecable traje blanco, su sombrero y polainas de paño, y sus gruesos botines de hombre entregado a las tareas campesinas”.
Ante la pregunta por su opinión sobre la política santafesina y nacional de ese momento, Leiva responde: “¿Qué quieren Vds. que diga yo? Estoy enterrado. Soy un muerto ya. Y los muertos no ven ni hablan.” Sin embargo, su valoración no tardó en expresarse. En cuanto a la reciente segunda presidencia de Yrigoyen, el ex gobernador sostenía: “Yrigoyen gobernará, haciendo de nuevo su absoluta voluntad, como en su primera presidencia. El pueblo le acompaña. ¿Le servirá su pasada experiencia para evitar errores y corregir defectos? ¡Ojalá sea así, para bien de nuestra Patria!”.
En lo que respecta a la gobernación santafesina, Leiva analizaba: “He seguido el proceso, que culminó en la exaltación al mando del Dr. Gómez Cello, con el interés imaginable. Me parece la suya una situación resbaladiza, insegura. Los primeros actos de gobierno, dicen bien a las claras que se libra a su alrededor una lucha silenciosa de ambiciones”.
La conversación finalizó cuando el tren hizo sonar su señal de que continuaba su camino (El Orden, 18/05/1928).
