La historia de Cabaña Leiva
Los nombres de los barrios obedecen a distintos motivos. Como se ha mencionado en otras barriadas en “Santa Fe mi Barrio”, el loteo, la escuela, la parroquia, el propietario mayoritario del lugar o alguna actividad productiva marcó el destino del topónimo de la zona.
El caso de Cabaña Leiva parece responder en cierta forma a estas dos últimas premisas, el dueño de las tierras y la actividad agropecuaria que llevaba adelante, aunque con una salvedad: la chacra de Luciano Leiva estaba al oeste del Camino Aguirre, o Blas Parera, mientras que el barrio y su jurisdicción vecinal con esa denominación se formó al este. Ello sumado al límite de la ciudad Recreo, en el norte del ejido urbano, dan cuenta de una especial historia anclada en un pasado relacionado más a lo rural que a la ciudad, por muchos años.
Como parte extrema de Santa Fe, en el final del Distrito Piquete, en sus orígenes a fines de los años de la colonia, y en el comienzo del tiempo de la Santa Fe posterior a la Revolución de Mayo, la zona era a su vez un atalaya contra las incursiones de los aborígenes alzados. En tal sentido, se recuerda que en la época de Estanislao López como gobernador, luego de 1918, una de las acciones de protección contra los malones fue cavar una zanja con sentido este/oeste, transversal, que iba desde las orillas de la laguna Setúbal hasta las orillas del Salado. Ese zanjón, se presume, estaba por la zona de Cabaña Leiva, y como se trató en otros barrios del norte, tenía sus acantonamientos en los cruces de los caminos de ingreso desde el norte a la ciudad. Esos caminos eran a la estanzuela de Echagüe (General Paz), a Ascochingas (Aristóbulo del Valle), el Camino del Medio (Facundo Zuviría), el Camino Noguera (Avenida Peñaloza) y el Camino Aguirre (Blas Parera).
Este último corresponde a la zona de Cabaña Leiva, en especial además porque en el lugar estaba el “Piquete” de las milicias que defendían a la ciudad de los aborígenes, pero también luego de las invasiones unitarias.
Con todo, la zona de Cabaña Leiva, pese a estar al otro lado del lugar donde se encontraba verdaderamente la propiedad de Luciano Leiva (hoy Recreo Sur en calle Monseñor Rodríguez que oficia de límite jurisdiccional), la ubicación relativa, y sobre todo que el camino a la cabaña y chacra de Leiva era por el Camino Aguirre, o luego del Matadero, fue una referencia ineludible para que se quedará impregnado hasta el presente con ese nombre.
Las tierras y sus dueños
En un plano de la Colonia Piquete y la Colonia Guadalupe de 1870 aparecen unos pocos propietarios de aquellas tierras puestas a la venta poco tiempo antes. En la zona del Barrio Cabaña Leiva se ubican en el norte, con preciso límite en la luego calle Quiroga, desde Blas Parera (entonces Camino Aguirre) hacia el este las propiedades de: Eduardo Bulacio, Enrique Senn, María Corrado (parece decir), Pedro Barreto y finalmente Julio Córdoba, con un campo que luego en 1885 el Ferrocarril a Las Colonias dividió diagonalmente al medio. Estos terrenos iban desde Quiroga hasta, aproximadamente, José Doldán.
Finalmente, para cubrir la zona sur del vecindario Cabaña Leiva, existía un extenso terreno, desde Blas Parera hasta la altura de Teniente Loza y su prolongación Silva Genaro, el campo de Serafín Zimmerman. En el extremo sureste se incluiría en el hoy Cabaña Leiva una parte del terreno de Alejandro Schwery. De este modo se puede afirmar que para 1870 eran siete los propietarios de la zona.
El siguiente registro gráfico se ubica en 1903, con una mayor definición y precisión, en la que por ejemplo se dibuja el predio de Luciano Leiva, con su cabaña incluso marcada a la altura de Monseñor Rodríguez al 6800 (esquina Colombia). De ese plano se desprende que los terrenos de Eduardo Bulacio, Pedro Barreto y Julio Córdoba se mantenían con las mismas dimensiones y titulares. Por el contrario, el terreno de María Corrado era para 1903 de Alejandro Schwery, mientras que la lonja en el sur de Zimmerman había pasado a manos de Carpio y Cánepa, y el anterior del mencionado Alejandro Schwery aparecía a nombre de Juan Stucki. Así las cosas, pese a los cambios de titularidad, las dimensiones de los espacios se conservaban treinta años después, de 1870 a 1903.
El otro salto temporal con planos para esa zona de la ciudad ubica el siguiente punto 32 años después, en 1935. En este caso los cambios en la titularidad, dimensiones y distribución de los terrenos es sustantiva. Por un lado, sobre Blas Parera, desde Quiroga hasta Doldán, se conformaron varios lotes con frente sobre la avenida y fondo aproximadamente en Grandoli. Eran unas ocho parcelas, de diferente ancho. Lo llamativo en la zona central de aquella Cabaña Leiva de 1935 es que se tazan calles y manzanas en la parte central del barrio, entre las calles Doldán y Silva Genaro, desde Blas Parera hasta Igancio Crespo. Y el otro sector con manzanas dibujadas abarcaba desde Doldán hasta Quiroga, entre Grandoli y Arzeno. Otros terrenos grandes se habían subdividido, muchos sin nombres, y en algunos figuraban como propietarios la sucesión de Barreto, Girold, Gerónimo Sangoi, y en el sureste, el campo de Stucki se había divido a nombre de Magdalena y Simón Stucki (Stuky). Lo llamativo es que el terreno cortado por las vías férreas de Julio Córdoba en 1885 para 1935 figuraba a nombre de la empresa de Ferrocarril Santa Fe, o la compañía Francesa.
El último plano antiguo de la zona de Cabaña Leiva corresponde a 1946. En este otro documento gráfico las parcelas aparecen dibujadas con las mismas dimensiones y cantidad, incluso las manzanas trazadas y calles, junto con la denominación de “Compañía Francesa”, al terreno contra las vías y calle Quiroga.
Luego, los procesos de ocupación del espacio siguieron el desarrollo de loteos y de construcción de viviendas parecido al resto de los barrios del norte de la ciudad, donde para el inicio del Tercer Milenio quedaban varios terrenos vacantes, incluso con actividades de quintas en la zona.
Un dato que distingue a Cabaña Leiva de otros barrios del norte es que no tenía hasta el 2023 un complejo habitacional tipo FONAVI, o plan de viviendas, por lo que no había demasiada uniformidad en las casas existentes y a la vez no había denominaciones particulares de “barrios” interiores.
El barrio en el recuerdo
El programa radial “Alma de Barrio”, iniciado en LT10 AM 1020 en 2002 y que continuaba con sus emisiones en 2023, en los primeros años recorrió Cabaña Leiva desde la memoria urbana. En 2004 los periodistas del espacio indagaron en el pasado del vecindario ligado por un lado al campo de Luciano Leiva, pero especialmente, al Matadero.
Repasan por la radio universitaria que “Antiguamente, Cabaña Leiva era parte del Distrito Piquete y Las Flores. Con el tiempo, por los años ‘50, con el avance de la ciudad hacia el norte, cambia al nombre de Piquete Norte. Así está asentado en documentos de la vecinal del año 1957. Recién en la década de 1960 toma el nombre de Cabaña Leiva justamente por una antigua cabaña ganadera que tenía por dueños a descendientes de Luciano Leiva. Esta cabaña estuvo ubicada sobre calle Mons. Antonio Rodríguez al oeste de Blas Parera”. (“Alma de Barrio” – LT10 AM 1020 – 18/9/2004)
Un dato revelado en el éter destacaba que la primera institución del barrio fue la Escuela Provincial Nº 27 “José Gálvez”, que la ubica en su primera sede en una antigua casona del lugar por 1938 cuando se creaba la cooperadora.
De hecho, la plaza de Cabaña Leiva, ubicada sobre la calle principal, lleva el nombre de la primera directora de la escuela, de campo por ese entonces, y que era Amanda Julia de Porta.
“Antes Cabaña Leiva era un reducido número de edificaciones –decían en el programa radial– Son las que hoy conforman el núcleo más viejo del barrio, entre las calles Edmundo J. Rosas, Pedro de Espinosa hasta Quiroga y la Ruta Nacional N° 11 o avenida Blas Parera. Entre esas calles estuvo la escuela Gálvez, que ahora (por 2004) se encuentra en Blas Parera y Monseñor Rodríguez”.
También se agregaba que “Por aquel entonces, la mayoría de los vecinos eran empleados del matadero municipal. Por eso era fácil conseguir carne barata en Cabaña Leiva. Pero con el tiempo y el cierre del matadero, los vecinos se volcaron a los oficios de albañil, carpintero, maestros, enfermeros, policías y también se fueron empleando en la municipalidad o la provincia”.
Respecto del mismo barrio, el tradicional vespertino santafesino, en una de sus esporádicas recorridas, se acercaba hasta Cabaña Leiva, y de la pluma de Lía Masjoan, refería que “Sus primeros habitantes se establecieron allí a fines de la década del ‘30, cuando predominaban las quintas de verduras y citrus y funcionaba un establecimiento dedicado a la cría de nutrias. El barrio creció a la par del campo de deportes del Club La Salle, cuyas hectáreas arboladas son un emblema de la zona”.
El diario continuaba en otro párrafo la descripción del devenir del lugar: “Desde sus inicios, los vecinos destacaron el carácter ‘periférico pero no marginado’ del barrio, poblado por gente de trabajo. Hay quienes todavía recuerdan como pioneras a las familias Leiva, López, Sosa, Bock, Decoud, Lobos y Belletti. Al día de hoy, su población se destaca por su sentimiento localista, un fenómeno consolidado por épocas de aislamiento y por la geografía de un pueblo independiente. Su impulso más importante fue en 1980, cuando Cabaña Leiva, aún sin agua corriente y con calles de tierra, se impuso como un lugar atractivo para vivir”. (El Litoral – 3/7/2013)
Justamente, dentro de esos apellidos, en “Alma de Barrio” en 2004 recordaban como anécdota que “También vivía en la zona Rogelio Lobo, un próspero empresario que explotaba una cadena de carnicerías. Era un vecino destacado de Cabaña Leiva, sobre todo por el Mercedes plateado que tuvo en los años ‘60”.
El otro diario de la ciudad, impreso en papel por aquellos años, luego solo en internet, Uno Santa Fe, también iba hasta el barrio con el campo de deportes del Colegio Lasalle de Candioti Sur. En ese peregrinar el ocasional cronista dialogaba en 2014 con el vicepresidente de la vecinal, Miguel Ángel Belletti que recordaba desde su infancia: “Era todo descampado. Había pocos negocios, sobre la ruta 11, hoy Blas Parera. Era todo zona rural. Todas eran quintas y había hornos de ladrillo. La actual Blas Parera era una avenida de árboles frondosos, de tipas que llegaban hasta Estado de Israel más o menos. Mi casa de la infancia tenía enfrente otra y una más a una cuadra. Después eran todos terrenos. Había una casita cada 200 a 300 metros. No había luz eléctrica, porque llegó en 1965 más o menos, entonces teníamos lámparas a kerosene”. (Uno Santa Fe – 31/8/2014)
Respecto de los comercios de Cabaña Leiva, necesariamente en su mayoría ubicados sobre Blas Parera por su actividad y circulación, según Belletti “El único comercio que había cerca era uno en Blas Parera al 10.500. Era un almacén de ramos generales que pertenecía a la familia Decoud. Más al norte había un local que se llamaba ‘Rancho Grande’, hacia la zona de Recreo, donde se compraba la carne y otros productos. Muchos se acuerdan de ese lugar”.
También para Uno Santa Fe el memorioso vecino se acordaba de los primeros pobladores: “Las familias más conocidas eran los Leiva, Pinto, Antora (que vivían sobre la ruta), Lobos, Sangoi. Mucha de esta gente se dedicaba al trabajo en el frigorífico municipal, porque era lo más grande que había cerca de esta zona. Había otras familias, como los Casal y los Chelini, que fueron fundadores, en 1953, de la vecinal de esta zona, cuando aún no se llamaba Cabaña Leiva”.
Por el lado de los espacios de diversión, de esparcimiento, Miguel Ángel Belletti rememoraba para el medio que “La vecinal organizaba distintos eventos, pero había bailes también en la zona de Piquete. Estaba el cine en la iglesia de El Tránsito, donde está el hogar Don Guanella, y más al sur estaba el cine Las Flores”.
Por su parte, en el programa radial “Alma de Barrio”, en 2004 se decía sobre el mismo tema que “A la hora de distraerse, cuentan que los vecinos de Cabaña Leiva se arrimaban al Rancho Grande, que estaba a unas cinco cuadras, en jurisdicción de Recreo Sur. También permanece en la memoria el Bar y Almacén de Benítez, que todavía funciona pero solo como bar”. (“Alma de Barrio” – LT10 AM 1020 – 18/9/2004)
De regreso a la nota del diario Uno Santa Fe, y como corolario de recuerdos de Cabaña Leiva, vale la pena repasar desde la memoria del vecino cómo era ir y venir hasta este distante barrio del centro de la ciudad:
—¿Cómo se movilizaban en general?
—En general no había movilidad. Estaba el colectivo de Recreo y estaba la Línea 51, que después desapareció. Esa línea iba hasta el centro, pero ya estamos hablando de la década del 60. El de Recreo llegaba hasta la esquina de Rosso. El tranvía llegaba hasta donde funciona el Instituto Coni, Blas Parera y Berutti.
En relación a la época de mayor crecimiento demográfico de la zona, el vicepresidente vecinal describió que “se pobló después del 60, cuando llegó la electricidad” y agregó: “Hoy ya casi no quedan terrenos para construir. Hay algunos que han comprado incluso para los planes Procrear. Igual hay algunos terrenos vacíos que son todavía de familias desconocidas, grandes latifundios de la década del 50 o antes incluso”.
(Uno Santa Fe – 31/8/2014)
En cuanto a los clubes, en 1967 se formó el Club Cabaña Leiva, que comenzó con bochas y fútbol, pero que finalmente quedó solo con el deporte del arrime al bochín y el “chanta cuatro”, más la actividad social.
También generó particular vida y movimiento la presencia del campo de deportes de La Salle, pero sin dudas, la vecinal fue una de las instituciones motoras de desarrollo del barrio de actividades.
De hecho, en 2023, y desde hacía algunos años, contenía el centro de salud del barrio, el único, como así también instalaciones como un amplio tinglado preparado para distinto tipo de actividades, entre ellas como salón de fiesta, con un espacio más pequeño también disponible.
Va de suyo que las problemáticas acrecentadas desde los años 1990 en adelante, en especial con la inseguridad, se hicieron sentir en Cabaña Leiva, que pugnó gracias al reclamo de los vecinos por tener un destacamento policial propia, anhelo que se materializó con la Subcomisaría N°18, ubicada en Blas Parera y Monseñor Rodríguez, pero lejos de la parte este del barrio, sobre los terrenos del ferrocarril.
Otro de los mojones en la historia de Cabaña Leiva es la existencia, sobre la calle principal de ingreso llamada Lasalle, de la Parroquia San Nicolás de Bari, que nació como una humilde capilla cerca de la plaza y creció con el aporte de los fieles del barrio.
La Parroquia San Nicolás de Bari es la única iglesia del barrio Cabaña Leiva. Se emplaza en Juan Bautista Lasalle y Grandoli. En su interior se encuentra una imágen de la Virgen del Rosario, réplica de la que se ubica en la Basílica de San Nicolás en Buenos Aires.
De acuerdo con un proyecto de resolución de la Cámara de Diputados de la Nación del año 2021 que solicitaba el permiso para la realización de las fiestas patronales de la parroquia, la imágen de la Virgen del Rosario fue donada por Rita Redigonda, quien también colaboró con la creación de la iglesia.
El padre de la parroquia, Luciano Quiroga, en el 2021 le comentaba a El Litoral que «Siempre donde está la virgen se reparten cintitas de color lila, con la significación de que ésta viene a traer la salud de cuerpo y alma a quienes la veneran» (El Litoral, 23/08/2021)
Sobre el tema de espacios verdes, además de la plaza principal “Amanda Julia de Porta”, existía otra plazoleta en el barrio, ubicada en calle Grandoli entre Diez de Andino y Doldán, en la que el municipio hizo obras de mejoras, como una vereda peatonal y juegos infantiles, en 2019.
Otro aspecto reciente en la historia del lugar lo acerca hacia el funcionamiento de un espacio para la cultura en la propia vecinal. En agosto de 2021, con aportes del gobierno de la provincia, se creó el “Espacio Cultural Cabaña Leiva” en las instalaciones vecinalistas, ubicadas en Edmundo J. Rosas y Pedro de Espinosa. Según la comunicación oficial esta iniciativa buscaba ser “un sitio de encuentro y formación para todas las edades, ofreciendo una vasta oferta de talleres culturales gratuitos”, entre los primeros de ellos se contaban artes plásticas, cocina y teatro.
La problemática principal para el vecindario lo constituyó a lo largo de su historia el estado de las calles, mayoritariamente de tierra y con zanjas laterales. En un encuentro de la Fundación Centro en la vecinal de Cabaña Leiva en el año 2022 se detallaba que “El primer reclamo que plantean los vecinos es por el estado de las calles”, y con esta condición en momentos de lluvias acarreaba que las ambulancias ingresaran en lo profundo del barrio, o que el servicio de recolección se viera afectado por este motivo también.
Si bien algunas calles relacionadas al circuito del transporte público por calle Lasalle, Rosas y Espinoza tenían pavimento la gran mayoría de las arterias a gatas un mejorado, y en la parte este del vecindario eran todas de tierra. En los últimos años se desarrollaron algunas mejoras con material pétreo, pero la combinación con malos desagües y canales obturados, las situaciones de anegamientos complican las situaciones.
Uno de los reclamos, vigentes en el comienzo de los años 2020, era la existencia de una cava al este del predio de Lasalle, es decir entre las vías y el campo de deportes del colegio. Según lo relevado por la Fundación Centro en su visita, “Esta cava está llena de agua y ha configurado una especie de laguna artificial. El problema es que tanto sus “orillas” como su interior son el destino permanente de desechos que vecinos y gente de otros barrios arrojan. Esto incluye hasta animales muertos, y en más de un caso han aparecido cadáveres de personas víctimas de homicidio”. (www.fundacioncentro.org.ar)
Encuadrado en las problemáticas de narcomenudeo y la inseguridad, Cabaña Leiva, como los barrios del norte y noroeste, sobrevivían con el mismo designio de una situación compleja y de escasa resolución para los vecinos de bien y sus familias. Para los moradores y hacedores del vecindario, un lugar en el que la movilización y participación popular hizo que las mejoras arribaran, con una red de instituciones propias que con el trabajo solidario construían un mejor futuro para los vecinos de Cabaña Leiva.
