San Pantaleón y el Salado

       La barriada creció en la estrecha franja que quedó entre la parte más alta del albardón de los bañados del Salado, por donde corre Blas Parera, y los bajos a la vera del río. Es muy marcado el desnivel de cotas en ese sector, y como si fuera una “L” invertida, con su base arriba y apuntando hacia el oeste, San Pantaleón tuvo en su ámbito el lugar por donde la ciudad de Santa Fe se inundó en 2003. En el extremo oeste de calle Gorostiaga, en el ingreso al Campo de Golf del Jockey Club, donde terminaba –incomprensible e irresponsablemente– el talud que hacía de defensa a la par de la Circunvalación Oeste hasta el hipódromo.

         La dinámica del ingreso del agua por esa brecha, que estaba abierta al Salado entre el final de la defensa y las paredes de los boxes de los caballos cuidados en el hipódromo, está explicada en el libro de investigación periodística “Agua de Nadie”, bajo la pluma de Fernando Pais, que publicó la Universidad Nacional del Litoral en 2008 y que formó parte de la Causa Inundaciones como prueba por sus medulares aportes.

“Agua de Nadie” – fragmentos del capítulo: “La estocada final”

Tapa "Agua de Nadie" - Foto de Darío Traffano tomada en el comedor de una casa de Barrio Barranquitas, nótese la marca del agua sobre la pared y el cuadro de Juanito Laguna

El intento fallido en calle Gorostiaga

    Cuando el avance de las aguas era inminente, y mientras Menem se decidía si seguía o se bajaba de la candidatura a presidente para no llegar al escarmiento de las urnas en la segunda vuelta con Néstor Kirchnner, el gobierno provincial comenzaba un tímido intento de cerrar la brecha de calle Gorostiaga.

    Es dable citar la pericia judicial nuevamente que dice al respecto, “De hecho, durante el evento de Abril de 2003, las acciones de cierre se comenzaron a ejecutar cuando el flujo ya había sobrepasado la cota mínima de la calle Gorostiaga. Por esta razón, las medidas y trabajos realizados no tuvieron, tal como podía preverse en una condición como esa, la eficacia esperada”.

     No obstante, en la descripción de los acontecimientos de esos trágicos días, los peritos mencionan específicamente sobre el domingo de las elecciones los siguiente: “Día domingo 27 de Abril – Los niveles del río Salado superaron la cota mínima de la defensa, definida en esa oportunidad por la brecha existente entre el extremo norte del tramo II y las instalaciones del Hipódromo. Los ingresos se produjeron inicialmente en forma de manto a partir de la calle Gorostiaga. Esta pericia no encontró elementos que certificaran que durante el transcurso de esta jornada se hayan registrado acciones concretas con relación al ingreso del agua, excepto su monitoreo”.

    Si bien Bacchiega, Bertoni y Maza dicen no haber encontrado “elementos que certificaran” alguna acción para concretar el cierre, en las declaraciones de un testigo que ya he citado pude obtener una referencia sobre trabajos para cerrar la brecha. En la conversación que mantuve con el ingeniero Marcelo Berrón, este profesional recordó con precisión lo que pudo ver ese domingo 27 de abril de 2003 en el extremo del Tramo II y calle Gorostiaga. Berrón me relató que ya había votado, pero dado que Melina, su novia, debía sufragar en Nuevo Torino, se embarcó con ella en un viaje hacia esa zona. Eran casi las dos de la tarde cuando no pudo cruzar desde Ruta Nº 11 (en la zona de Recreo) hacia Esperanza, por la Ruta Provincial Nº 70. La explicación del policía con el patrullero atravesado a metros del cruce de caminos fue que “el Salado tapó la ruta en los puentes”. “Esto, se viene grave”, pensó Berrón.

    Ya de vuelta hacia el sur, para cruzar el Salado por el Puente Carretero, llegó por Blas Parera hasta calle Gorostiaga, y al pasar frente al hipódromo, donde terminaba el Tramo II, pudo ver que ya entraba el agua “en un ancho de un metro” desde los bañados hacia el interior de la ciudad.

    Pregunté si había alguna máquina, personas, alguien trabajando en el lugar. “Había una retroexcavadora haciendo un cordón, haciendo un terraplencito de arena, que no tenía más de 80 centímetros de altura, no más de eso”, recordó Berrón. Es más, en este ejercicio de la memoria, Marcelo repasó las imágenes que quedaron en su recuerdo y mencionó: “Cuando yo pasé recién estaban empezando, desde el terraplén hacia el este, como venía entrando el agua”.

     Más allá de sus conocimientos técnicos, en un ejercicio que se podría tomar como de sentido común, Berrón agregó a su recuerdo de lo que pudo ver ese domingo a la siesta en la punta del terraplén mientras empezaba a entrar el agua: “Una sola máquina y un solo tipo, cuando pasé por ahí, pensé, si se cortó la 70 la cantidad de agua que se viene es impresionante, así que con este cordoncito no lo van a parar ni mucho menos”.

     Otros testigos que pude consultar de la zona recordaron también lo ocurrido ese domingo 27 de abril de 2003. Justamente, cerca de las 19, a las pocas horas que pasara Berrón, el agua ya no era solo un pequeño corte de un metro de ancho, sino un flujo más importante, donde hasta los autos debían colarse detrás de los camiones para cruzar con más comodidad. Es decir, ya el 27, dos días antes, el pico que se avecinaba comenzaba a dar muestras de su magnitud a la altura de la Ruta 70, y en la brecha, el agua ya empezaba a entrar a la ciudad.

      Ese domingo 27 la agenda mediática pasaba por las elecciones a presidente, sin embargo, el diario El Litoral, no obviaba la cuestión de los barrios anegados en el noroeste de. “Hay más evacuados en la ciudad”, decía el título, y en la bajada el vespertino publicaba: “El Salado amenaza el oeste y familias de Cabal debieron abandonar sus casas. Se instalaron puestos sanitarios en barrios del norte”.

     (…) La tragedia se cernía sobre la ciudad, mientras tanto, en vez de disponer de maquinaria, personal y materiales adecuados en la cantidad necesaria, el Gobierno Provincial se mostraba incapaz de cerrar una brecha que tenía menos de 20 metros de ancho, entre el muro de mampostería del Tramo II y las paredes del Hipódromo Las Flores.

    (…) Ya para el lunes 28 la situación era insostenible. Así lo relata la pericia judicial: “Día 28 de Abril: En esta jornada el ingreso de las aguas por la Calle Gorostiaga resultaba más evidente aún, pudiendo detectarse, a través de documentación fílmica consultada, la existencia de equipos y maquinarias, así como personal técnico desarrollando tareas tendientes a cerrar la sección de ingreso. Según pudo apreciarse, el procedimiento aplicado consistió en la colocación de bolsas de arena y el volcado de piedras a fin de generar un tapón de cierre. Por lo observado, el caudal de ingreso superaba ampliamente las acciones iniciadas, no registrándose una incidencia evidente en el objetivo primario de cegar la zona de acceso”122. La letra fría viene a poner en palabras sucesos trágicos y previsibles. Tan previsibles como que el cierre provisorio estaba establecido en el proyecto mismo del Tramo II, y tan esperable como que los mismos responsables de su diseño y control de ejecución estuvieron esos días de abril de 2003 en organismos de Obras Públicas, Vialidad o Hidráulica del Gobierno de la Provincia.

Foto de la brecha por la que empezó a inundarse la ciudad. Nótese el extremo incluso de la defensa de la Circunvalación Oeste y el paredón de los boxes de los caballos de carrera, con un ancho de pocos metros.
Foto de la brecha por la que empezó a inundarse la ciudad. Nótese el extremo incluso de la defensa de la Circunvalación Oeste y el paredón de los boxes de los caballos de carrera, con un ancho de pocos metros.
Brecha de calle Gorostiaga con el extremo de la defensa (inconclusa) erosionada y destruida por el ingreso del agua

       (…) No obstante, en el contexto del agua ingresando a la ciudad, se debe mensurar que había un organismo del Estado Provincial encargado de prevenir una catástrofe. Más allá de los deberes propios de cada una de las reparticiones, el Comité de Emergencias Hídricas, estaba facultado para la tarea, con libre disponibilidad de fondos y contrataciones para resolver rápidamente cuestiones que por otros medios burocráticos llevarían demasiado tiempo. En la pericia judicial se hace referencia a las actividades de este comité. Bertoni, Bacchiega y Maza dicen sobre las actividades en el 28 de abril que “Se tiene constancia de una reunión mantenida por el Comité de Emergencia en la cual se pone de manifiesto la situación que se desarrollaba en esa zona –por la brecha de calle Gorostiaga– Según consta en las Actas correspondientes, entre las acciones que tomó el Comité se encontraba la concreción de ayuda logística a los centros de evacuados y la coordinación entre los distintos organismos Municipales. No se pudo verificar, a través de la documentación consultada, la existencia de un plan organizado frente a la emergencia que permita corroborar los pasos que efectivamente se dieron y se darían en virtud del potencial agravamiento de la situación”.

    (…) 29 de abril de 2003

     En la línea descriptiva de los acontecimientos es bueno recuperar del informe pericial el apartado que relata el Proceso de Anegamiento de la Ciudad, y en particular, lo ocurrido el martes 29 del cuarto mes de 2003. Los peritos dicen en su trabajo: “Día 29 de Abril – Durante este día se produjo el progresivo avance de las aguas hacia la zona sur de la ciudad, encontrándose en horas de la mañana un importante nivel de anegamiento en el frente norte de la autopista a Rosario. Se observa el ingreso de excedentes desde el norte hacia al sur de dicha arteria en la intersección de las Av. Perón e Iturraspe. En horas cercanas al mediodía, las aguas avanzan ocupando parte del Barrio Vila del Parque (el error de tipeo es del original), comenzándose a desarrollar acciones tendientes a proteger el Hospital de Niños, donde el agua alcanza a llegar pasadas las 14 hs”.

        (…) Hay un dato dentro de la causa judicial que habla de las reuniones del referido organismo provincial y que vincula a Gómez Galissier con Ricardo Fratti (director de Hidráulica). Según consta, Fratti advirtió ante el Comité de Emergencias Hídricas que se venía una “catástrofe” y que «la situación podría considerarse muy grave». Esto aparecen por escrito en las actas Nº 28 (25 de abril), Nº 29 (28 de abril) y Nº30 (del mismo 29).

      En un artículo publicado por Rosario 12 en el 2005, bajo la pluma de Juan Carlos Tizziani, se recupera que el juez le preguntó a Gómez Galissier “¿Por qué razón no se difundió el cuadro planteado?”. A lo que el indagado respondió “Porque no era función del Comité dar una alerta ni difundirla a la población”. En la requisitoria del magistrado para conocer si Reutemann conocía lo advertido por Fratti en el acta 28, Galissier dijo que el contacto personal con el ex piloto de Fórmula 1 lo tenía el Ministro Berli, quien a su vez ratificó que “El gobernador era un observador permanente de la situación que se estaba dando en la ciudad y el mismo palpaba, acompañado por mí directamente en muchos casos, los hechos como se iban sucediendo. No hubo un informe particular sobre la situación general que se vivía, sino que se la iba viviendo en la medida de que los hechos iban ocurriendo”.

  Como decía líneas más arriba, resulta llamativo que ante la gravedad de los fenómenos, y de las muestras de virulencia que la crecida del Salado daba en zonas ubicadas más al norte de la ciudad, no se tomaran medidas concretas sobre la brecha de calle Gorostiaga a tiempo.

     Para finalizar esta reducida cronología del 29 de abril es dable continuar con la pericia que dice: “Aproximadamente al promediar la tarde, el agua había alcanzado algunos sectores de los denominados barrios Chalet y Centenario. Para esta altura, el nivel del río Salado en la zona de ingreso al Hipódromo superaba los 16,50 m, aproximadamente 1,50 m por encima de la cota de desborde”. Ya estaba inundada un tercio de la ciudad, en sólo 24 horas.

Intento de cierre en la brecha de calle Gorostiaga con la ciudad ya inundada.
Etapa final del cierre de la brecha.

      Vale decir que el libro “Agua de Nadie” sigue luego con el capítulo “El Salado sí avisó”. En ese otro apartado de la investigación periodística Fernando Pais expone datos y dos fotos –también incorporadas por el Actor Civil a la Causa Inundaciones– en los que se demuestra que en el pico del río Salado del 10/12 de marzo ingresó agua por la brecha de calle Gorostiaga, y que las autoridades provinciales estuvieron al tanto de ese acontecimiento.

    Este dato, que no figura en la pericia judicial, es uno de los aportes más importantes del trabajo publicado por la UNL. Demuestra que si las acciones de prevención y cierre provisorio con un terraplén de emergencia, pero adecuado como el ejecutado en 1998 y que evitó el ingreso del agua, se hubieran ejecutado a tiempo, en marzo cuando entró agua unos días por calle Gorostiaga, tal vez la ciudad no se habría inundado como ocurrió luego el 29 de abril de 2003.

Cierre de la brecha, desde calle Gorostiaga al oeste de Blas Parera, hasta alcanzar el terraplén de defensa inconcluso de la Circunvalación Oeste.
San Pantaleón y el Salado

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