Existió por la costa del Salado o cerca de ella el “Viejo Camino a Esperanza” (Avenida Menchaca), que en realidad conectaba la zona del norte de las Barranquitas con el puente Mihura sobre el Salado, y otros pasos intermedios, como el Puente Iriondo, o el “Paso de las Piedritas”.

Como sea, el “Camino Aguirre”, que iba desde la zona de la casa de pólvora, en lo que sería aproximadamente Pellegrini y López y Planes, se dividía luego en la parte del Fray Cayetano Rodríguez y López y Planes en el “Camino Noguera” y el mencionado hacia “lo de Aguirre”. Sin embargo, con la instalación del matadero en la zona de la estación de Las Flores, paulatinamente en los albores del siglo XX el viejo camino a lo de Aguirre cambió por el “Camino al Matadero”. Así se lo conoció hasta que la extensión de Blas Parera, que originalmente comenzaba en Pellegini y Avenida Perón, frente al Parque Garay, la maestranza municipal y el viejo Hospital Iturraspe, luego con el tiempo se consolidó como la avenida principal desde el Cementerio Municipal hacia el norte.

Vale recordar que antes, la misma Blas Parera, era más importante como camino pavimentado de acceso a la ciudad desde el norte hasta Estanislao Zeballos (en la famosa curva de Roses), por donde llegaba hasta el Camino Iriondo (Facundoz Zuviría en Don Bosco), para por esa arteria conectarse con el centro, en calle Mariano Comas y de allí hacia el Puente Colgante o hacia Avenida Freyre y el camino al Paso, a Santo Tomé por el Puente Carretero.

Lo cierto es que justamente para fines de la década de 1930 las obras de infraestructura de conectividad de Santa Fe con la región comenzaron a materializarse. Entre esas obras, de manera inicial hacia el norte de Estanislao Zeballos, la pavimentación del Camino al Matadero, devenido en Avenida Blas Parera, tuvo su primera etapa hasta la ciudad de Recreo y particularmente el cruce con la antigua Ruta Nacional que unía Recreo con Esperanza y Rafaela, luego Ruta Provincial N° 70.