Barrio San Martín

La Curva de Roces

El almacén y su referencia urbana

ALMACEN ROCES - CIUDAD INVISIBLE - DALLA FONTANA 2022

Algunos comercios, en especial los almacenes, implantan en la geografía de los barrios un punto de referencia. Así amojonan la ciudad hasta incluso prescindir de su ubicación y la altura de las calles o nombres. Ese “reconocimiento” popular, esa valoración viene siempre como consecuencia de la importancia que el lugar/comercio adquiera. Además, si se ubica justo en un punto neurálgico de movimiento vehicular, de acceso y egreso de un espacio, de una ciudad, la referencia urbana aparece inequívoca.

“La Curva de Roces”, en Barrio San Martín, responde a todas estas premisas. El almacén de ramos generales se ubicó sobre Blas Parera y Estanislao Zeballos, esquina sureste. Tanta fue su trascendencia, que pese a estar en manos de Guillermo Roces hasta su fallecimiento en 1946, y su alquiler como local a partir de 1948, es decir de no existir más desde hace años, porque luego se transformó en otros comercios diversificados, la referencia de la memoria colectiva sigue nombrando a ese cruce de avenidas como la curva de Roces. En parte de esa historia fueron descendientes de los Roces los que encabezaron su devenir.

Dalla Fontana desarrolla en profundidad la historia de este comercio, y de la familia que estuvo detrás de él. Dice el historiador de los barrios santafesinos: “El nombre deviene porque en su esquina estaba el imponente almacén de ramos generales de Guillermo Roces, que había iniciado su actividad comercial en noviembre de 1930. Pero, era mucho más que un comercio. Era la esquina imantada por la atracción de los granjeros que no querían acercarse hasta el centro de la ciudad. Para eso, dejaban sus automóviles, carros, sulquis o los animales atados al palenque. En la práctica, evitaban llegarse al centro, por algún dolor de cabeza que generaba el movimiento tranviario y vehicular en las movidas calles céntricas. Además, si visitaban el Cementerio o iban de compras hasta el mismo centro lo hacían con la combinación de los tranvías n.º 5 y la línea n.º 3. Más adelante, se utilizarán otros medios de locomoción como las líneas de colectivos urbanos. Así, por ejemplo, la línea «S» (conocida como «rabanito» por su color rojo y pequeño tamaño), terminaba con parada en Blas Parera y Vicente A. Almonacid (frente al Hospital Psiquiátrico y lindero al kiosco de Quiroz). Otro tanto ocurría con la línea «I» (luego, línea 15) que llegaba hasta Blas Parera 8696 (Callejón Aguirre) junto al negocio de la Flia. Barceló, y la línea «F», que llegaba hasta Estanislao Zeballos y Blas Perera (colectivo del Estado que pasará luego a ser línea 9); y el «51» que terminaba su recorrido en Cabaña Leiva”.

Pero la popularidad también trascendía porque muchos de los “proveedores” de la ciudad entraban por ese camino, y a la par de tomar un trago, o comer algo de paso, también adquirían al salir de la ciudad con el dinero del producido de la venta de sus productos, algunos elementos o alimentos en el almacén de Roces, que tenía de todo, y más.

Así también lo refleja Dalla Fontana: “A media noche llegaba la caravana de carros y chatitas de los quinteros que rumbeaban por Blas Parera hasta el Mercado de Abasto (antiguamente en Av. Freyre y Mendoza). La marcha de la caravana de los carreros era muy lenta, porque en caso de choque o accidente el lema era la solidaridad mutua. Como los viajes se hacían diariamente, los obreros que residían en el pago rural se «colaban» sobre el robusto paragolpe trasero, para llegarse hasta Roces, y allí tomarse el tranvía o colectivo que los llevaba hasta su destino final”.

GUILLERMO ROSES - EL ORDEN 20-11-1937

En otro pasaje de Dalla Fontana acerca de la historia del lugar, en la descripción de cómo el Almacén de Roces se instaló además en una zona que estaba despoblada, con acaso la presencia al otro lado de Blas Parera, de los Scarafía y su capilla de la Virgen del Tránsito. “Para entonces, -dice el autor- Piquete era una típica comunidad semirural donde se encontraban dos o tres bares–almacenes, pero no más de dos o tres de ramos generales. Estos comercios gozaban, en cierta forma, de un monopolio local porque los quinteros elegían las compras por proximidad, evitando los malos caminos rurales, desalentando ir de comprar al corazón de la ciudad. El negocio de Roces estaba provisto de una gran variedad de comestibles, amén de una amplia gama de productos como ferretería, pinturería, bazar, armería, herramientas, ropa de trabajo, calzados, juguetes y los relucientes aperos para los equinos. Algunos artículos más exclusivos y más costosos eran tramitados por catálogo, donde las firmas de venta lo hacían por correo hasta el almacén de Roces”. (“Ciudad Invisible” – “Piquete, Las Flores y sus barrios” – Dalla Fontana – 2022)

Vale decir que los hermanos Roces, entre los que estaba Guillermo, tenían otros almacenes además del ubicado en Barrio San Martín. Inmigrantes españoles, los Roces se habían constituido en la sociedad “Roces Hnos.”, y con esa empresa tenían “…tres locales atendidos por Guillermo, en Piquete, por Fermín, en María Selva, y por Miguel Roces, en barrio Candioti Sur. Su dinámica mercantil creció al compás de la gran variedad de mercaderías y los precios más bajos en el mercado. Se hacía menester eliminar la necesidad de intermediarios y gastos por comisiones a vendedores para comprar directamente a los fabricantes. En algunos casos, por falta de mercadería, recurrían a los almacenes por mayor e importación como el de «Lorenzo Parodi e hijos» o el de «Diego Hnos.»”.

ZEBALLOS Y BLAS PARERA - EL ORDEN 20-11-1937

Los Roces eran inmigrantes españoles, venidos a Santa Fe desde Asturias. Fueron siete los hermanos que poco a poco fueron llegando a la ciudad de Garay, desde 1915 en adelante: Vicente, Enrique, Miguel, Guillermo, Fermín, José y Francisco. Miguel Ángel Dalla Fontana, en conversación con una descendiente de esos inmigrantes, recababa mayores datos para su libro, y como una postal del inmigrante del siglo XX, escapados de los horrores y pobreza de la primera contienda mundial, detallaba en la historia de los Roces la de muchos exiliados de su tierra: “Lo cierto es que, cuando ingresaron a la Argentina, cada uno de ellos lo hizo como empleado en distintos rubros de la ciudad. Recién, a partir de 1928, tres de los hermanos decidieron comenzar con la comercialización de ramos generales: Guillermo Roces, implantó el negocio de Ramos generales en Piquete; Miguel, lo ubicó en un sector de Candioti Sur (Gob. Candioti y Las Heras) y Fermín, lo plantó en el sector del barrio María Selva (Galicia y Aristóbulo del Valle)”.

Lo dicho, en 1946 falleció Guillermo Roces. Sus descendientes no continuaron el negocio de almacén de ramos generales, y como refiere Dalla Fontana, liquidaron el stock de mercaderías a lo largo de dos años para luego alquilar el local. Dice al respecto en su libro que “Con la parada de los ómnibus, los nuevos dueños, descubrieron que tenían que modificar sus prácticas comerciales, instalando un negocio de café–bar con la combinación de mesas de billar. También lo hicieron en respuesta al aumento de la competencia, y a la diferencia de otras firmas que ya poseían una amplia gama de productos que incluía artefactos del hogar y muebles”.

Sin embargo, los Roces, de alguna manera, volvieron a manejar el negocio, pues “En 1958, los primos Ormando Mauricio y Serafín Roces decidieron retomar la senda del negocio, con un café y bar. Pero en 1960 la apuesta fue más fuerte con la incorporación de minutas rápidas. Sentarse en el comedor de los Roces era acogedor. Su comida, bien caliente, emulaba la casera con platos sencillos y populares como milanesas con papas fritas, milanesa a la napolitana con ensalada mixta o un puré de papas; o la variedad de las pastas: tallarines, ñoquis, ravioles y canelones, entre otros. Pero a mediados de los años setenta llegó el fenómeno de la construcción del barrio social Villa Las Flores I y II. Nunca antes hubo tantos vecinos en la zona ni tantos nuevos vínculos que tejieran la oportunidad en que los Roces (y comercios de proximidad) pudieran reconfigurar un nuevo ciclo empresarial”.

HOTEL CURVA DE ROCES

Llegaría el final del antiguo edificio, con sus pisos de pinotea en el salón principal, y el galpón de acopio de mercaderías. Dalla Fontana cierra la historia del almacén de Roces cuando recuerda que “En 1975 demolieron el antiguo edificio para construir una estructura con planta alta para un hotel y una planta baja, para una galería comercial. La inauguración de estos locales más pequeños, reunían productos especializados, con menos empleados y mayores horas de atención para permitir las compras nocturnas. La llegada de los servicios, como bancos, correo, autoservicios, supermercado, fueron las nuevas tendencias de fines del siglo XX”.

Sin embargo, perdura de alguna manera en el aire de esa esquina sureste de Zeballos y Blas Parera, frente a la escuela Di Carlo, el aroma del recuerdo del viejo almacén, de sus parroquianos, de su variopinta condición, de sus historias. Desde los escaparates de la memoria Dalla Fontana se adentra en el portal del pasado y describe, acaso con algo de magia, aquella atmósfera santafesina de la puerta norte de la ciudad.

“Las bebidas más caras estaban ubicadas en la parte superior de las estanterías. Los embutidos colgaban en largas riestras cerca de la caja.  Las galletitas y masitas se ubicaban en latas; el azúcar, la yerba, la harina, los fideos y el pan, se alojaban en cajones con frente vidriado o compartimentos con tapa pivotante. A los productos se los extraía con una cuchara larga de metal inoxidable para despachar «al peso y suelto», es decir, envuelto en papel de estraza que, con un rápido movimiento quedaba convertido en un hermético paquete de bordes enrollados como si fuese una gran empanada. En cambio, los vinos llegaban en bordalesa con una capacidad de 225 litros y se fraccionaban en damajuanas o en botella de litro”.

Y, “Al final de la jornada, cuando los parroquianos sentados junto a las mesas saboreaban su último café, los empleados del comedor dispuestos a terminar su día laboral, así de a poco, y «como quien no quiere la cosa», aguardaban inquietos la partida para comenzar la rutinaria limpieza del negocio. Lo primero que se hacía era abrir las puertas y ventanas de par en par del salón, subir las sillas sobre las mesas, a un costado, mientras, los peoncitos sacaban el infaltable perchero de pie y la salivera rectangular del tamaño de una «caja de membrillo», enlozada y de color azul marino. Entonces, el salón quedaba como una gran sala de espera que respiraba puertas adentro con el penetrante olor de la creolina o del querosén con aserrín con que se lavaban los pisos de pinotea. Casi todos estos establecimientos usaban este combustible para la limpieza. Costumbre que daba como resultado que la madera quedara más limpia que el paño de un billar. Ahora, cuando el olor del hidrocarburo se desvanecía, el local revivía su aroma propio: las fragancias de las maderas de los muebles que se mezclaba con el resto de los olores del vino, el café, la cerveza, el kerosén o el alcohol de quemar”. (“Ciudad Invisible” – “Piquete, Las Flores y sus barrios” – Dalla Fontana – 2022)

Guillermo Roces ya no está, pero su almacén amojonó esa parte de Santa Fe con una referencia ineludible a los viejos tiempos, a “La Curva de Roces”.

FUENTES BARRIO SAN MARTIN

Diario Santa Fe – (Hemeroteca de la Provincia)

«Alma de Barrio» – Programa de LT10 Radio Universidad Nacional del Litoral de Santa Fe

Diario El Litoral

Diario El Orden – (Hemeroteca de la Provincia)

Banco de Imágenes Florián Paucke (http://gobierno.santafe.gov.ar/archivo_general/florian_paucke/)

http://www.santafe.gov.ar/hemerotecadigital/articulo/portada/

Diario Uno Santa Fe

«Atlas Histórico de la Ciudad de Santa Fe 1887 – 1945» – Adriana Collado / Ma. Laura Bertuzzi / Ma. Elena Del Barco – 2019

“Ciudad Invisible” – “Piquete, Las Flores y sus barrios” – Miguel Ámgel Dalla Fontana – 2022

www.gabrielaroldan.com.ar/wp/

https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/3-38440-2016-04-03.html

https://realpolitik.com.ar/nota/49670/un-adios-a-juan-carlos-denis-el-padre-de-la-cumbia-santafesina/

https://www.facebook.com/losdelbohiocontrataciones

sitio web Música de mi Tierra

Sistema Argentino de Información Jurídica (SAIJ), Ley Provincial 10.153, 26/11/1987: http://www.saij.gob.ar/10153-local-santa-fe-expropiacion-inmuebles-santa-fe-departamento-capital-ampliacion-escuela-san-martin-568-lps0000788-1987-11-26/123456789-0abc-defg-887-0000svorpyel?&o=23&f=Total%7CFecha%5B50%2C1%5D%7CEstado%20de%20Vigencia/Vigente%2C%20de%20alcance%20general%7CTema/Derecho%20civil/derechos%20reales/posesi%F3n%7COrganismo%5B5%2C1%5D%7CAutor%5B5%2C1%5D%7CJurisdicci%F3n%7CTribunal%5B5%2C1%5D%7CPublicaci%F3n%5B5%2C1%5D%7CColecci%F3n%20tem%E1tica%5B5%2C1%5D%7CTipo%20de%20Documento&t=39

Página de Facebook: https://www.facebook.com/escuela568sanmartin/?ref=page_internal

Buen Santa Fe (Canal 13 Santa Fe), 18/02/2022: https://www.youtube.com/watch?v=VC3-rlVSI7c&ab_channel=TelefeSantaFe

Fundación Centro, 27/01/2023: https://fundacioncentro.org.ar/santa-fe-450/vecinal-san-martin/

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Entrevista a Miguel Gundic (presidente de la vecinal) en Alma de Barrio, LT10 AM 1020 – 15/04/2023.

Perfil de Facebook de la Biblioteca Popular “Liliana Bodoc”: https://www.facebook.com/profile.php?id=100066869081176

Entrevista a Celeste Acosta en “Buen Santa Fe” (Canal 12) – 18/08/2020: https://www.youtube.com/watch?v=D0CQ9EvyN6Q&ab_channel=TelefeSantaFe

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