El almacén «1º de Mayo»
Como en todos los barrios también Santa Rita tuvo, antes de llamarse como tal incluso, hubo comercios característicos, aquellos que muchas veces amojonaron el lugar.
De los que seguramente poblaron la geografía semi rural de la zona se destacan aquellos que se ubicaron a la vera del antiguo Camino Aguirre, luego Camino al Matadero, y finalmente Avenida Blas Parera, como parte de la Ruta Nacional Nº 11.
De hecho, la presencia cerca del matadero y sus corrales, produjo los primeros asentamientos de a varios vecinos.
Así, de la memoria urbana de Santa Rita, Miguel Ángel Dalla Fontana en su libro “Piquete y Las Flores y sus barrios”, rescata a uno de esos almacenes de antaño. Uno que además propició la creación de un club para los parroquianos y vecinos con su mismo nombre: el almacén “1º de Mayo”.
Almacén de antaño
El almacén de ramos generales de Antonio Fernández estaba en Blas Parera 9272. Su historia se remonta a 1921 cuando se produjo el fallecimiento de Florencio Fernández (oriundo del pueblo Mieres–Asturias–España). Lo cierto es que los rigores de la vida llevaron a su viuda, Ángela Traverso, a comenzar en 1929 con un almacén de ramos generales más conocido como «1º de Mayo». Era administrado por su único hijo varón, Antonio Fernández y sus hermanas. El negocio cerró en 1969, reconfigurándose como autoservicio y pasó a ser regenteado por su cuñado, Raúl Farto.
El almacén y bar «1º de Mayo» fue la parada obligada para los trabajadores del frigorífico municipal «Modelo» (barrio La Tablada). Al tiempo que era la parada principal de las líneas de colectivos Nº 15 y 51, y la Empresa “Recreo”.
Fue allí donde Antonio Fernández concibió la idea de formar un club para reunir a este núcleo de trabajadores cárnicos. En la parte trasera del negocio nació el club «1º de Mayo», en Florencio Fernández 5851. Con cada aniversario de la institución, convergían los socios, solicitando al frigorífico municipal una vaquilla con la cual se homenajeaban y disfrutaban de la fiesta del club.
La orquesta tocaba en un precario escenario armado con las maderas de los contenedores que transportaban máquinas y coches por el ferrocarril. El techo del salón estaba cubierto de paja.
En cuanto a lo sonoro acústico sin retoques tecnológicos, todo era más espontáneo y transparente. La fiesta era animada por la orquesta característica de Silvio Previale y sus nueve acordeonas.
Miguel Ángel Dalla Fontana
«Ciudad invisible. Piquete Las Flores y sus barrios» – Miguel Ángel Dalla Fontana – 2022
