Santa Rosa: El Club de los pibes de Barrio Alvear
Muchas entidades deportivas surgen gracias a la movilización de vecinos que en pos de la institucionalidad de sus anhelos se materializan en clubes formalmente constituidos. A veces, el agruparse para conformar una entidad se produce previamente a la creación misma del club, otras oportunidades, del campito y del grupo de vecinos que jugaban al fútbol, u otro deporte, se desprende la creación de un club. Ejemplo de clubes de fútbol surgidos en potreros están como emblemáticos Unión y Colón, pero también la mayoría de los clubes de fútbol de la ciudad. Otros pueden ser los clubes de bochas.
Otras entidades, dedicadas a deportes menos populares, o que para su práctica requieren de instalaciones y elementos más sofisticados que una pelota número cinco, un baldío, y cuatro pilas de ladrillos como arcos, anteponen a su surgimiento la reunión de algunos adeptos a esa disciplina en particular. Ejemplos, también existen, como el tenis, la gimnasia deportiva, entro otros.
Pero no son muchas las entidades surgidas de los más chicos del barrio, es decir, de los pibes que se juntaron a jugar y les dijeron a sus mayores que querían tener un club propio. Este es el caso de los pibes del Barrio Alvear, que un potrero, cerca de las vías, empezaron a jugar y lograron que ese campito se transformara en el Club Santa Rosa de calle Las Heras al 4400.
El programa “Alma de Barrio”, emitido por LT10 Radio Universidad, dialogó con uno de esos “pibes”, cuando el club cumplió en 2004 sus 60 años de vida, Don Roque Recce. Allá por principios de la década del 40´ los pibes de General Alvear formaron un equipo que se enfrentaba con los clubes de los otros barrios. Un día decidieron formar un club propio para dejar de llamarse “Club el Aviador”. Ese nombre lo habían adoptado por una bebida de aquellos años que tenía en la tapa de la botella esa figura. Como no tenían camiseta propia, los chicos se identificaban así para darle un distintivo particular a la remera de ocasión que lucían.
Fue en 1944 cuando Roque, vecino descendiente de italianos, como la mayoría en el barrio, junto a un puñado de pibes decidieron tener un club propio y dejar de llamarse el Aviador por el particular distintivo de su camiseta.
Por los micrófonos de la Universitaria Roque Recce recordaba en 2004: “Primeramente no teníamos para camiseta ni nada, usábamos esas camisetas que se le dicen musculosa, y en aquel entonces había una gaseosa que se llamaba “Aviador”. Entonces se le sacaba el corchito que tenía atrás (de la tapa) y se lo abrochaba a la camiseta. Ese era todo el distintivo que teníamos…”.
Los otros pibes fundadores del Club Santa Rosa, fueron, según recordaba Recce, que entre los principales estaban Argentino Foregni (que llegó a ser presidente del club cuando fue una persona mayor), Norberto Vattión y su hermano, Rubén Magna y Orlando Casales. Roque no podía entonces precisar dónde quedaba el campito donde comenzaron a jugar, y decía para el programa radial de los barrios santafesinos: “Imagínese acá en cada cuadra había dos campitos, era casi todo baldío, así que en el primero que nos dejaban nos metíamos”.
Pero no sólo era un barrio despoblado por entonces, Recce recordaba bien cómo era que se vivía en el lugar, allá por principio de los 40’, al decir “era una pobreza total acá… cada uno iba con lo que tenía… si uno salía con una zapatilla más o menos no podía jugar porque ‘la vieja’ te mandaba adentro… ¡no ibas a estropear la mejor zapatilla que tenías!, así que por ahí conseguíamos alguna alpargata, atada con un hilo arriba, en el empeine, porque si no en el primer zapatazo mataba alguno…”.
“¿Y la pelota?”, fue la pregunta del periodista entrevistador. La respuesta fue la de esperar entre tanta carencia, pero tantas ganas de pibes de jugar al fútbol: “No… la pelota era algo inalcanzable para nosotros… una pelota de cuero en ese entonces era inalcanzable”, repetía Recce. El cronista radial inquisidor insistía… “¿y con qué jugaban entonces?”. La respuesta del “pibe” Roque fue la consabida “pelota de trapo”, “alguna de goma y después por ahí aparecía alguno con una pelota de cuero”, que la traía otro equipo de otro barrio. Luego, cuando se hicieron cargo “los grandes”, por los padres, se hicieron beneficios y se pudo comprar una pelota de cuero para el naciente club.
También recordaba lo que era jugar con una “de cuero”, porque tenía “…un tajo, como con cordones de zapato, ahí se metía la cámara, que tenía un piquito donde se inflaba, se doblaba, se metía adentro, y cuando venía para cabecear, si venía del lado del tiento, ¡la esquivaban todos, porque te dejaba un flor de chichón!”.
La historia del club era reconstruida por “Alma de Barrio” en una siesta de inviernos, allá por agosto de 2004. En esa tarea, a los 60 años de la entidad, se mencionaba por los micrófonos de LT10: “El Club Santa Rosa nació un 30 de agosto de 1944. Entre los padres de esos chicos y otros vecinos podemos mencionar al primer presidente, Francisco Mucolino. En la casa de Mucolino, en Belgrano 4449, funcionó la primera sede. Cuentan que en la asamblea de fundación estaban además de los pibes los señores Colombini, Arias, García Vera, Di Paolo, Casale, Pepe, Vattión, D´Andrea, entre otros. En ese momento no le encontraban un nombre al club, hasta que uno de los más viejos dijo, ‘che pero hoy es Santa Rosa’, por el 30 de agosto, y entonces quedó nomás. Club Social y Deportivo Santa Rosa”. (Fernando Pais – “Alma de Barrio” – Agosto 2004)
En el principio, con la participación de los padres, el club logró comprar un terreno en calle Las Heras al 4300. Allí, con el tiempo, se iniciaron otras actividades como tenis criollo y bochas, en canchas de tierra. El primer predio tenía solo una casilla de madera donde los pibes y socios se cambiaban, pero luego el club fue creciendo.
Uno de los rasgos distintivos fueron los famosos bailes de carnaval del Club Santa Rosa. Eran bailes al aire libre, con orquestas, bailes familiares, donde venían todos a divertirse, no sólo del barrio. En alguna oportunidad llegaron a juntar hasta 3.000 personas en esas fiestas que permitieron al club comprar otros terrenos aledaños y crecer en sus instalaciones.
Según relataban los propios miembros del club en 2004 al espacio radial, los bailes empezaron en la década del 50´ y permanecieron vigentes hasta entrados los años 80´, donde los cambios en los hábitos de los jóvenes, y los mayores, hicieron que de a poco se fueran perdiendo. En esos encuentros danzantes se formaron muchas parejas, parejas que después fueron matrimonios que luego vivieron en el barrio.
Por ejemplo, todos los años, desde su creación, el club realiza partidos de bochas y un torneo de esta disciplina por parejas que lleva el nombre de Fernando “Feco” Ibanchi, en homenaje a un destacado jugador de la institución. En este torneo compiten habitualmente todos los clubes de la Asociación Santafesina de Bochas.
Del fútbol inicialmente el Club Santa Rosa desarrolló otros deportes, pero sin dudas el que perduró en el tiempo, y también trascendió, fue el básquet. En ocasión de la inauguración del piso de parquet de la cancha, el diario El Litoral publicaba en 2009 una nota sobre esta etapa del club. Bajo la pluma del recordado cronista deportivo de la “americana”, Marcelo Mendoza, se recordaba que la idea de contar con un “tecnopiso de madera del gimnasio cubierto” se había gestado en 1993, anhelo que llevó varios años de trabajo hasta ese 2009 en el que, según el entonces presidente de la entidad, Osvaldo Barretta, el piso nuevo sería utilizado “por las distintas disciplinas deportivas del club, como el básquetbol y vóleibol”. En ese acto participó uno de los socios fundadores, de aquellos “pibes” del barrio, don César Battión. (El Litoral – 31/12/2009)
De regreso al particular origen del Club Santa Rosa del Barrio General Alvear, vale la pena repasar otro fragmento de los recuerdos de Roque Recce para “Alma de Barrio”, en el que refiere a la fecha real de cuándo surgió la idea de esos pibes del campito, cerca de los trenes. Refería don Recce que “El día exactamente fue un 20 de junio, pero no se puede tomar como fundación del club, pero ese día nació la idea… habíamos venido de un partido de fútbol… y surgió esa idea entre cinco o seis chicos, y después se concretó cuando ya hablamos con los padres, y se concretó el 30 de agosto”.
Es de imaginar el entusiasmo de esos niños, en aquel lejano 1944, de tener un club propio. Pero ese entusiasmo, esas ganas y la idea, quedó plasmada en la historia del Club Santa Rosa porque, como lo rememoraba Roque, “Como la idea era nuestra exigimos que en el acta de fundación figuraran los nombres de todos los chicos”. Los años que siguieron para esos pibes fundadores de su club fue dedicarse a jugar, mientras los padres, los mayores llevaban los destinos formales de la naciente institución.
Lo dicho, aquello que nació en el potrero, detrás de una pelota “de trapo”, o de goma, fue la disciplina inicial y principal. “El fútbol fue el principal deporte –refería Recce para LT10– porque en aquel entonces el noventa por ciento de los clubes en los barrios eran fútbol…”. Y la pregunta del entrevistador se enfocó en el clásico barrial, contra quién era en el caso de Santa Rosa, a lo que Roque respondía que “no teníamos clásico lo que sí sé es que el primer partido lo perdimos ocho a cero… ¡como buen debut!”, pero argumentaba a favor de sus compañeros de juego de ese primer partido al recordar que, “nosotros éramos demasiado chicos, los otros eran más grandes…”. El cronista radial de “Alma de Barrio” insistió entonces con saber qué equipo les había ganado en aquel debut, a lo que Recce respondió con la sinceridad de ese pibe de 1944, y con el honor intacto por sus compañeros: “Era un rejuntado… ¡por eso que duele más todavía!”.
El escritor y periodista porteño, Alejandro Dolina, en su libro “Las crónicas del Ángel Gris”, recopilación de escritos publicados por años en la revista “Humor”, tiene en uno de sus cuentos los “Apuntes del fútbol en el barrio de Flores”. En ese relato recuerda historias con algo de fantasía, pero con visos plenos de realidad de potrero. En una menciona aquello de la elección del equipo para el picado del campito. De cómo se elige para un partido, y por extraño que parezca, uno de sus personajes, Manuel Mandeb, elegía por amistad a sus compañeros de juego cuando le tocaba decidir en el “pan y queso”, no tanto por lo bueno o malos jugadores que era. Y la reflexión de esa decisión era que mejor es saborear la victoria con un grupo de amigos poco notables para el balompié que con unos desconocidos. Pero iba más allá, Mandeb creía, según Dolina, que mejor es compartir el trago amargo de la derrota en el campo de juego con verdaderos amigos, aunque no jueguen tan bien.
Así parece ser que fue la historia de los “Pibes de Barrio Alvear”, aquellos que junto a Roque, crearon su propio Club Santa Rosa, y que en el debut perdieron con ignotos contrincantes, “…ocho a cero…”, pero pese a ello, quedaron en la memoria de los vecinos del barrio, y en las paredes de la entidad de calle Las Heras al 4400.
CLUB ATLÉTICO ALVEAR
En la misma cuadra de Las Heras al 4400, casi frente al Club Santa Rosa, existe el otro club del Barrio Alvear, que en este caso lleva el nombre de la barriada.
El libro “Candioti Norte, Sargento Cabral, La Lona, Monte Chañar”, el periodista e investigador Miguel Ángel Dalla Fontana cuenta que este club surge con un “arraigado sentimiento por el barrio y el fútbol, de dos ‘barras de amigos’ que ejercitaban este deporte”. Un grupo de esos amigos era conocido como “El Rayo” que practicaba en calle Las Heras al 4300, cerca de las vías del tren. La otra barra, llamada por ese entonces, “El Pampero”, jugaban en la zona del pasaje Córdoba al 2000. Dice Dalla Fontana que el 20 de noviembre de 1944 es “…cuando el club define su estatuto y funciona con su secretaría en Córdoba 2076”.
Gracias a una nueva comisión directiva el club volvió a tener actividad, esta vez con el Futsal y una escuelita para divisiones menores, con varias sedes en distintos puntos de la ciudad. De esta manera, el Fútbol de Salón Infantil fue un motor para volver a darle al club el movimiento cotidiano que tenía antes.
Como lo refieren sus miembros, en este club el trabajo es todo a pulmón y el sostenimiento económico se hace mediante el aporte de sus socios. En la entidad sede se desarrollan otras actividades como Ajedrez y Capoeira, pero la base en el último tiempo es el Fútbol de Salón.
Club de niños Manuel Belgrano de Santa Fe
El club fue fundado el 15 de julio de 1935 y en sus comienzos se llamaba Club Gimnástico de Niños “Enrique Ling”. Según los registros por el año de su nacimiento sería el primer club de niños de Argentina. Con los años pasó a llamarse “Club de Niños Manuel Belgrano”.
El Club tiene su sede social sobre calles Las Heras 3744, y su predio deportivo sobre Avda. Almirante Brown 6950. La sede social cuenta con una escuelita de circo y un gimnasio. Asimismo, por apego a su origen, se desarrollan actividades de gimnasia deportiva, aeróbica y de competición.
Por otro lado, en el predio deportivo se realizan actividades náuticas como Canotaje, Velerismo, WindSurf y Kite Surf. A su vez, en este mismo espacio, existen escuelitas de aprendizaje de todas las disciplinas antes mencionadas, más una guardería de embarcaciones menores, y de tablas y velas de WindSurf, para deportistas de mayores edades.
Kennel Club Santa Fe
Fue fundado en Santa Fe el 11 de mayo de 1957 y se encuentra ubicado específicamente en Pedro Vittori 4330. En este se lleva a cabo registro genealógico, adiestramiento canino, certificado de buen ciudadano canino, adiestramiento deportivo y agility recreativo familiar.
La historia de este club de peerros de Santa Fe se remonta al 13 de junio de 1927 cuando fue fundado el Kennel Club Argentino (K.C.A.) que por primera vez nucleó a los criadores caninos, que al poco tiempo y tuvo su libro de origen de los caninos de la República Argentina. Asimismo, el K.C.A. se constituyó como el principal registro genealógico canino de la región y en el mismo se realizaban exposiciones de perros que convocaban a jueces de todo el mundo. En el año 1978 el K.C.A. es designado por la Secretaria de Agricultura y Ganadería como el Registro OFICIAL de la Nación. Hoy Kennel es el único registro oficial de los productores caninos argentinos.
