El padre José Luis
José Luis López, nació en la ciudad de Santa Fe el 19 de marzo de 1958. Sus comienzos los dio en la iglesia San Cayetano, en la cual fue luego monaguillo. Llegó al barrio Yapeyú en el año 1989, cuando se ordena de sacerdote y se traslada a la iglesia Ceferino Namuncurá. En seis años de vida sacerdotal continuó con la obra de monseñor Antonio Rodríguez, y construyó el Jardín “Ceferino Namuncurá”.
El padre José Luis fue el primer sacerdote en denunciar la prostitución infantil y el tráfico de drogas en los barrios de Santa Fe, como así también “la violencia de género y muchas cosas en las que se involucraba con mucho compromiso social…fue un gran defensor de los que por ahí no tienen voz ni voto” como lo manifestaba uno de sus colaboradores, Alberto Saucedo, al diario El Litoral al inicio de la década del 2020.
Asimismo, realizó un importante trabajo social en otros barrios carenciados del noroeste de la ciudad, como el barrio Estanislao López, donde a través de la gestión del por entonces intendente Enrique Muttis, consiguió los terrenos para la construcción de la escuela Beltramino. Por otro lado, también posibilitó la construcción de la capilla Nuestra Señora de Itatí, en el barrio Los Troncos, entre otras obras importantes.
Falleció a los 37 años, el 17 de abril de 1995, cuando tuvo un accidente automovilístico “que nos dejó grandes dudas a los que conocíamos la situación desde el primer momento”, consideraba Saucedo. En aquel difícil trance este vecino de Yapeyú comparaba al padre José Luis con Monseñor Angelelli, otro “accidentado”, porque ambos decían la misma expresión: “con un oído en el pueblo y otro en el Evangelio”.
“Con esa frase se puede resumir lo que era el Padre José Luis; si bien era un religioso, también estaba muy comprometido socialmente con las barriadas del norte de Santa Fe”, recordaba Alberto Saucedo en 2020. (El Litoral – 14/4/2020)
Los restos del padre José Luis López descansan en el panteón del clero del cementerio municipal de Santa Fe, pero su recuerdo y compromiso social camina por las calles de tierra y zanjas del barrio Yapeyú.
