El barrio con nombre de mujer
La Esmeralda es la barriada que adquiere su nombre debido a su ubicación lindera frente a la ex Estación Zoológica Experimental Granja La Esmeralda, pero en especial, al nombre de la esposa de quien hizo el loteo original que inició la población del barrio.
Su jurisdicción abarca con límite sur a Gorriti, o su prolongación por lo intrincado de su derrotero desde Aristóbulo del Valle hacia el este. Al otrora Camino a Ascochingas al oeste, hoy Aristóbulo del Valle; el callejón El Sable por el norte y al este la calle Marcial Candioti, que también por la ausencia de urbanización, tiene un trazado irregular. Cabe consignar, que, como punto nodal, en el noreste, la coincidencia del callejón El Sable con las vías del FFCC Belgrano, hacia Laguna Paiva, donde se superpone como un vértice con la calle Marcial Candioti.
En el rastreo de los primeros propietarios aparece para esta zona, desde las orillas de la Laguna Setúbal hasta el Camino a Ascochingas (A. del Valle) la estancia de Pascual Echagüe. En el apartado de Santa Fe mi Barrio sobre Guadalupe Noreste se encuentran las referencias de este campo, con su casco, la estanzuela, después devenido como predio militar.
Luego de la sucesión de los herederos de Echagüe, uno de los generales héroes de la independencia provincial, pasa a manos de “Manuela Etchague”, así inscripta en un plano de 1903 realizado por Chaperouge. En ese mismo detallado gráfico se representa una importante laguna en el este del cruce de Gorriti y Aristóbulo del Valle.
Para 1935 las subdivisiones ya se habían profundizado en la zona. El gran campo de Manuela Echagüe, incluida el casco de la estancia, había sido adquirido por el Dr. Rafael María Funes, que en la zona del barrio La Esmeralda conservaba para ese momento, casi la mitad de la superficie, aproximadamente desde Callejón French hasta el propio Callejón Funes, que recuerda a este propietario.
No obstante, en el extremo noroeste del campo ya estaba vendida una parcela importante, sobre el Camino a Ascochingas, Funes, A.R.A. General Belgrano y Rivadavia, que figuraba a nombre de Silvestro Bertona.
En el referido plano, pero en la zona entre los callejones Funes y El Sable, se extendían una serie de terrenos, más pequeños pero de un par de hectáreas al menos cada uno, ubicados de oeste a este, sobre Funes, a nombre de A. Brambila, Alfredo Yorga, Contini, Valli y Tacca. Luego, más arriba, con límite norte en el callejón El Sable, Miatello, Meneghetti, y el último parece decir Viuda C. de Massaro.
Con el tiempo, paso a paso, los parcelamientos se sucedieron, con la instalación de quintas de menores dimensiones, y por ende, de viviendas en cada una de ellas, en tanto fueron emprendimientos productivos fundamentalmente familiares, de italianos y españoles en su mayoría, que gracias a la disponibilidad de recursos lograban acceder a la propiedad de la tierra para trabajarlas.
De este modo, el ambiente rural, campo, tambos, ganado, dio paso paulatinamente a un uso del suelo con el fin del cultivo hortícola. Incluso, en un estudio desarrollado en el ámbito del Laboratorio de Geografía Física y Ambiental, CONICET, UNL se analiza y superpone un mosaico de fotografía aérea de la zona de la vecinal «La Esmeralda» en el año 1964.
En este registro, utilizado para realizar un diagnóstico del estado de situación del arbolado lineal en las Vecinales «La Esmeralda» y «Guadalupe Este», se puede ver cómo toda la zona tenía parcelamientos de quintas, sin urbanizaciones. Lo que también puede inferirse en esta fotografía aérea es que el callejón Funes cruzaba de las vías al este hasta Aristóbulo del Valle, que antes de esa época aparece en otros artículos mencionada con el nombre de calle “15 de noviembre”.
Más de un barrio en el barrio
Como otros espacios relativamente nuevos de la ciudad, con una identidad propia en construcción y ante la ausencia de un núcleo poblacional original fuerte, también en la jurisdicción La Esmeralda aparecen otros espacios diferenciados entre sí, y hasta en algunos casos, sin una conexión directa de calles internas. Por ejemplo, en La Esmeralda se perciben cinco grupos de viviendas, más pequeños, que tomaron nombre de los loteos a los que correspondían en su comercialización inmobiliaria, o al plan de viviendas que le dieron origen. Así se reconocen los “barrios” Ledesco I y II, UPCN, California, Gremio Solidario y Esmeralda Este.
En una de sus recorridas por los barrios de la ciudad el vespertino local llegaba en 2013 a la zona y recuperaba de la historia de “La Esmeralda”, el nombre del loteo original, primero sobre la avenida Aristóbulo del Valle, frente a la Granja de Néstor Casabianca, aquel de la Usina Láctea de Santa Fe en los años ’30 y ’40, que nombró así a la venta de lotes por el nombre de su esposa, Esmeralda Beltrame. (El Litoral 27/8/2013)
Por el lado de los mencionados “barrios” de La Esmeralda el medio detallaba extensamente sus límites particulares: “Ledesco (Aristóbulo del Valle al oeste; Pje. Venialbo al este; C. Leumann al norte; y C. ARA Belgrano al sur); UPCN (Aristóbulo al oeste; Callejón Funes al norte; 25 de Mayo al este; y C. Leumann al sur); Gremio Solidario (25 de Mayo al oeste; Rivadavia al este; Callejón Funes al norte y C. Leumann al sur); Ledesco II (Callejón El Sable al norte; Misiones al sur; San Martín al oeste; y 25 de Mayo al este); y barrio California (Ceferino Namuncurá al norte; Misiones al sur; y las vías del ferrocarril al este)”. A ellos debe sumarse el complejo “Esmeralda Este”, con límites al norte con Callejón Funes, al sur con Callejón Aguirre, al este con calle Alvear y al oeste con República de Siria.
Una porción de la ciudad que hasta fines de los ’70 tenía mucho de su espacio dedicado a quintas, La Esmeralda fue creciendo al pulso de esos barrios separados entre sí, que con el tiempo, se expandieron con nuevas construcciones y calle que los entrelazaron, como el caso de los barrios Gremio Solidario y UPCN, que se vinculan entre sí.
En cuanto a los servicios, como el barrio Las Delicias, al otro lado de la avenida, las cloacas, el pavimento de las calles internas y el entubado de zanjas eran las deudas pendientes para la segunda década del Tercer Milenio. Aparecían algunas arterias internas con mejoras, en algunos casos con “cordón cuneta” y mejorado pétreo, en otros casos ese ripiado fue reemplazado por un sistema de “pavimento articulado”, con adoquines de hormigón encastrados (calle Piedrabuena), y con pavimento de asfalto precario las calles Esmeralda y Lamothe, más alguna otra entre ellas.
Por el lado del agua potable, para 2013, como en Las Delicias, se extendió la red domiciliaria. Sobre los espacios verdes de la barriada, existían dos, uno era la plazoleta sobre calle Esmeralda, frente a la vecinal, que llega hasta calle Lamothe, como límite norte; el otro era la Plaza Timbó, ubicada en Las Heras al 8900, entre Leumann y Piedrabuena, en el extremo este de un complejo habitacional.
La vecinal, surgida en junio de 1988, tuvo a lo largo de su existencia distintas instancias de actividades institucionales, siempre ubicada en la calle que da nombre al barrio, La Esmeralda, y parte medular del loteo original de Casabianca.
Como uno de los déficits de la zona norte de la ciudad es la ausencia de destacamentos policiales, que muchas veces son meras dependencias de comisarías ubicadas más al sur.
Para el caso de La Esmeralda los vecinos debieron esperar hasta diciembre 2010 para tener una subcomisaría propia, la Octava.
La dependencia comenzó con una importante presencia policial, con móviles y efectivos, en un edificio levantado en el terreno contiguo al este de la vecinal, y con una jurisdicción que abarcaba algo más de La Esmeralda, para llegar al norte hasta el límite comunal sobre Callejón Quiroga.
No obstante, años después, aproximadamente por 2017, esas dependencias dejaron de tener efectivos y móviles, y se transformó en una suerte de depósito de vehículos y otros elementos de la fuerza. Los vecinos se movilizaron en reiteradas oportunidades durante ese tiempo, incluso hasta llegar a mediados de 2022, con el mismo pedido de la reapertura de la dependencia policial.
Con todo, Barrio La Esmeralda es un espacio de la ciudad que para el 2022 estaba todavía en crecimiento, con muchos espacios de su geografía todavía en entonces con destino para el cultivo, algunos de fardos de alfalfa, otros de quintas, pero con un futuro de urbanización por delante en el paulatino y sostenido avance de Santa Fe hacia el norte, sobre todo, con sus barrios más populares.
