Barrio Los Ángeles – Vecinal «21 de Octubre»

Del Reformatorio al Liceo, del Liceo al Hospital

En la ciudad de los extramuros, como era la zona de Piquete y Las Flores en la época de las primeras décadas del siglo pasado, se ubicaban aquellos “servicios” de la comunidad que nadie quería tener cerca. Así, sobre el antiguo Camino Aguirre, se ubicó cerca el matadero, que le cambió el nombre a ese sendero por Camino al Matadero. Mucho después estuvo el hospital psiquiátrico, el Mira y López. Además se sumó una “acería”, una industria metalúrgica con fundición que generaba gases con sus hornos de arrabio.

CONSTRUCCION REFORMATORIO 1928 - BANCO FLORIAN PAUCKE

Y otro de esos “servicios” de extramuros, a fines del siglo XIX, fue el Asilo de Inmigrantes, donde luego se instaló la Cárcel de Las Flores, en el mismo predio donde después se levantó la unidad penitenciaria actual. Y casi frente a ella, más bien casi frente al Parque Juan B. Justo, se construyó el Reformatorio de Menores en Av. Blas Parera al 8200.

El destino de los menores que delinquían en la Santa Fe de principios del siglo pasado no era precisamente para tener una alternativa y oportunidad de reformarse, de reinsertarse en la sociedad. Los lugares a los que se enviaba a los menores con procesos penales eran los reformatorios de Rosario y de Santa Fe. En las inmediaciones de la ciudad capital supo haber dos en algún momento. Uno en Santo Tomé, que por cierto era reiterada noticia en los diarios de la época por su mal estado edilicio, hacinamiento y violencia, sin demasiada contención ni protección de niños y adolescentes con problemas con la ley.

Otro de los lugares, el primero, anterior al de Santo Tomé aunque convivieron en el mismo tiempo según las publicaciones de los diarios, fue otro albergue de menores delincuentes ubicado en la zona sur de la ciudad, sobre calle San Martin, frente a la Guardia de Cárceles. Se intuye que este establecimiento de guardia de cárceles y calabozos, fue luego el recordado “Depósito de Contraventores”, ubicado en la prolongación sur de calle San Martín, en principio donde luego se dejó una plaza (para el 2023 estacionamiento del Centro Cívico), frente a la Cárcel de Mujeres.

El Asilo Reformatorio de Menores y el Depósito de Contraventores

El Depósito de Contraventores recluía a los infractores o autores de alguna falta a la ley y a menores sin hogar. Ya en 1921 el diario Santa Fe advertía sobre la convivencia conjunta de ambos grupos y los problemas de hacinamiento y fallas edilicias (Santa Fe, 05/04/1921). En este establecimiento ubicado sobre calle San Martín se inauguró el sábado 6 de mayo de 1922 el “Asilo Reformatorio de Menores”. El diario Santa Fe publicaba el día después el discurso del doctor Costa, subsecretario de gobierno de la gobernación provincial: “no abriga el gobierno inmediatas esperanzas acerca del éxito de su acción. Sabe demasiado que por sí sólo no obtendrá definitivo resultado. Sin el concurso de los tribunales, y en especial de los ministerios pupilares, no podrá ser encauzado debidamente”.

Costa también encomendaba un rol esencial en la tarea a “las damas de Santa Fe” que “tan llenas de solícitos cuidados para otros huérfanos y desvalidos, reclamo, con plena confianza de ser oído, el deber humanitario de velar también por estos menores abandonados”.

El director del Asilo Reformatorio, Faustino San Juan, por su parte, recordó la trayectoria de la institución y sostuvo que “la creación de él se debe a las gestiones de la jefatura de policía de La Capital, iniciadas allá por el mes de agosto de 1920”. En ese momento, los menores se alojaban en el cuartel de guardianes de cárceles, por lo cual debía ser establecido un espacio adecuado para ellos. En cuanto al personal del reformatorio, el diario Santa Fe comentaba que “El jefe de guardianes de cárceles dará el personal necesario para la custodia y seguridad de los menores recluidos, quedando dicho personal a las órdenes del señor director”. Los prontuarios de los menores recluidos también debían pasar al nuevo reformatorio y los médicos, que ya desempeñaban funciones en la cárcel, ahora debían también atender al Reformatorio (Santa Fe, 07/05/1922).

LOS MENORES EN CONTRAVENTORES - EL ORDEN 28-11-1929

En ese Depósito de Contraventores de la ley sobre calle San Martín, una especie de cárcel intermedia para personas con procesos judiciales penales en trámite, o con delitos de menor monta, hubo algunos detenidos por homicidio. En ese espacio, refrendado por algunas instituciones de la ciudad, y en especial el diario Santa Fe, estuvieron conviviendo menores con mayores. El periódico titulaba en mayo de 1922 que “Nos parece que su iniciación está encuadrada en los principios pedagógicos que determina la ciencia” (Santa Fe, 18/05/1922). En un ámbito de promiscuidad, de contacto de niños con adultos, en precarios pabellones, con patios y sanitarios compartidos, se amontonaban de manera impropia ladrones, asesinos, violadores y menores.

El propio diario Santa Fe denunciaba la necesidad de la ayuda del gobierno en noviembre de 1922, sólo unos pocos meses luego de su inauguración. En cuanto al edificio, la visita de los periodistas denunciaba que “El local en que ahora está instalado es inadecuado y no tiene las comodidades que son necesarias a esta clase de Asilos. Todo está ahora completo”. Además, se denunciaba la falta de fondos.

Para el año ‘22, el Asilo Reformatorio de calle San Martín recluía a treinta y seis menores. Santa Fe sostenía que en los dormitorios se notaba “la mayor higiene y el más completo orden”. El diario comentaba también que los asilados “Se muestran satisfechos con la vida que allí llevan”. En el Reformatorio se encontraban dos tipos de asilados. Por un lado, los menores huérfanos y, por otro lado, los menores procesados por causas judiciales que alcanzaban el número de diez en ese momento. Este segundo grupo “Tienen dependencia aparte y no se rozan con los chicos que están en el Reformatorio porque son huérfanos y no tienen a dónde ir”.

El Asilo Reformatorio también poseía una escuela, que contaba con ejercicio físico, instrucción militar y ejercicios de gimnasia. Además, “Entre los asilados existen 10 aprendices de dactilografía” (Santa Fe, 07/11/1922).

Durante el primer año de funcionamiento, el Reformatorio de calle San Martín contaba con más de cien inscriptos y más de sesenta menores asilados. Los niños realizaban trabajos para comercializarlos en el marco de talleres de carpintería, cestería y esterillado (Santa Fe, 06/05/1923).

Por otro lado, un grupo de menores continuaba en el Depósito de Contraventores hacia 1926. Vivían en contacto con los adultos recluidos por faltas a la ley, en condiciones inhumanas de hacinamiento y de falta de higiene. Tal es así que el diario Santa Fe relataba una denuncia de la madre de uno de los niños alojados en el lugar, al cual lo obligaban a pelear con un compañero para el entretenimiento de los adultos recluidos y de los guardia cárceles. (Santa Fe, 21/08/1926)

CONSTRUCCION REFORMATORIO - EL ORDEN 4-8-1929

Para el año 1930 se encontraban alrededor de veinte niños menores de edad en Contraventores, de acuerdo con El Litoral. Los menores no contaban con “un sitio apropiado a su edad, condiciones, etc. donde permanecer detenidos hasta tanto se disponga su destino”. Las autoridades habían dispuesto que los niños se alojasen en el primer patio, “en el que comen y duermen, separándolos de todo contacto con los mayores” (El Litoral, 20/06/1930).

Sin embargo, algunos de los menores fueron trasladados progresivamente hacia otros establecimientos. Sobre todo, parte de ellos fueron dirigidos al nuevo Reformatorio de Blas Parera a partir de 1931. Mientras que, por un lado, en 1932 quedaban “solo dos o tres menores en el Depósito de Contraventores. Los Defensores se han ocupado” (El Orden, 10/03/1932).

Por otro lado, en 1933, sólo un año después, el mismo diario denunciaba la permanencia de “32 menores que en el presente -como lo decimos- carecen de toda comodidad” (El Orden, 17/03/1933). Puede que esto se debiera a la inacción de los Defensores de Menores, que no solicitaban los traslados de sus defendidos a los Asilos y Reformatorios correspondientes.

El grupo que continuaba en Contraventores seguía viviendo en el primer patio del lugar, separado de los adultos encausados. Sólo hacia 1936 se dispuso la instalación de una dependencia especial para los menores alojados en este establecimiento (El Orden, 13/06/1936). Con todo, esta dependencia especial no fue habilitada y los menores continuaron sufriendo las mismas condiciones deplorables (El Orden, 13/07/1936).

Así, los menores de Contraventores fueron trasladados de manera progresiva al nuevo Reformatorio, el de Blas Parera, y a otras instituciones a lo largo de los años treinta. Las demoras se debían, sobre todo, a la inacción de los Defensores de Menores, que no se ocupaban de solicitar el traslado de sus defendidos y a la inoperancia de los jueces que no resolvían en un tiempo prudencial la situación de los menores.

EL REFORMATORIO DE SANTO TOME - EL ORDEN 4-8-1929

El Reformatorio de Santo Tomé

El otro Reformatorio existente en la zona cercana a la ciudad de Santa Fe fue el de la vecina ciudad de Santo Tomé. Fue creado por ley en 1912, de acuerdo con El Orden. Ocupaba un edificio “donde otrora las beneméritas hermanas de la Orden de Ntra. Señora del Huerto eligieran para retiro y piadosos ejercicios”. Para el año 1928 el Reformatorio de Santo Tomé recibía a ciento cincuenta y cinco asilados, en un establecimiento que mostraba una serie de dificultades y falencias edilicias. Sin embargo, para ese momento se encontraba en construcción el nuevo edificio del Reformatorio “próximo al Matadero (…) y con ello, se habrá resuelto la exigencia legítima que reclama un establecimiento de la índole e importancia que representa el Reformatorio de Menores”. El nuevo edificio representaba no sólo una esperanza para las autoridades de las casas de asilo, sino que también era un lugar al que los niños aspiraban ser trasladados. 

Ante las pésimas condiciones del Reformatorio de Santo Tomé y del Depósito de Contraventores, los pibes veían en el moderno edificio en construcción una luz al final del camino.

PABELLON REFORMATORIO SANTO TOME - EL ORDEN 15-7-1930

En un extenso artículo El Orden recuperaba testimonios de los niños asilados. Máximo González le contaba al cronista del periódico: “Yo señor, vine aquí solo y por mi propia voluntad. Huérfano de padres, fui colocado en una casa de familia donde los amos me trataron con extremada dureza, y por ello, un día, desesperado y sin saber qué partido tomar, me escapé y me presenté al director pidiéndole asilo” (El Orden, 12/06/1928).

Las denuncias sobre las instalaciones del Reformatorio santotomesino comenzaron a resonar en la prensa escrita hacia 1929. Tal es así que El Orden sostenía que “Los dormitorios son verdaderos galones donde en largas filas, y casi juntas por falta de espacio, se alzan tres camas o jaulas superpuestas”. Las demás dependencias como los comedores o los talleres también se encontraban en una situación deplorable. Ante esta situación, las autoridades del Reformatorio manifestaban la urgencia de trasladarse al edificio en construcción del nuevo Reformatorio en el camino al Matadero (El Orden, 04/08/1929).

El Reformatorio de Menores en Blas Parera

En cuanto a la construcción de las dependencias especiales que se asentaron en Blas Parera, se pueden recuperar los datos básicos expuestos por el trabajo denominado “Inventario: 200 obras del Patrimonio Arquitectónico de Santa Fe”, realizado por la Facultad de Arquitectura, Vivienda y Urbanismo de la U.N.L., junto al Colegio de Arquitectos de Santa Fe y la Fundación Centro Comercial en 1993.

REFORMATORIO TERMINADO - EL ORDEN 15-7-1930

En esta tarea académica se detalla que “Estas instalaciones fueron destinadas inicialmente al Reformatorio de Menores de Santa Fe, construido por el Gobierno Provincial en 1928, integrando el importante volumen de obras públicas encaradas con fondos del Empréstito Ley 2036/22; el proyecto de los tipos edilicios básicos fue desarrollado por el arq. Juan Durand y utilizados en la construcción de idénticos reformatorios en Rosario y Santa Fe”.

Pese a las reiteradas reformas y diversos usos que sufrió el edificio (hasta llegó a albergar la instalación del Laboratorio Industrial Farmacéutico de la Provincia), se destacaba que “El núcleo más representativo está formado por un chalet principal y cuatro edificios anexos, dispuestos en torno de una amplia explanada que oficia a modo de plaza seca”

EL REFORMATORIO DE BLAS PARERA - EL ORDEN 17-6-1932

De estilo “californiano”, estas construcciones tuvieron un característico cambio en su ingreso, al instalarse allí el Liceo Militar hacia fines de los años cuarenta, que construyó un particular portón de entrada con un vano que le daba acceso desde Blas Parera al 8200.

Cabe acotar que el proyecto de la construcción de los edificios para los Reformatorios de la ciudad capital y de Rosario databa del año 1926. El diario Santa Fe titulaba el 26 de octubre de 1926: “Han quedado terminados los planos y se llamará a licitación”. Lo dicho, los planos de ambos edificios fueron confeccionados por el arquitecto Juan B. Durand, que estipulaban que “Cada reformatorio constará de cuatro pabellones tipo hogar, una escuela con 3 aulas, un sanatorio con capacidad para 20 camas”. Además, de acuerdo con el periódico, para ese momento ya se habían adquirido los terrenos y el costo de cada edificio se estimaba en doscientos ochenta mil pesos. En cuanto a la capacidad, “Se cree que en cada Reformatorio habrá capacidad para más de 200 menores” (Santa Fe, 16/10/1926).

REFORMATORIO TERMINADO - EL ORDEN 15-7-1930
MENORES EN EL REFORMATORIO DE BLAS PARERA - EL ORDEN 17-6-1932
MENORES EN EL REFORMATORIO DE BLAS PARERA - EL ORDEN 17-6-1932

Sin embargo, para el año 1930 el Reformatorio aún no se encontraba habilitado para su uso. Recién en ese momento se licitó la compra del mobiliario para el traslado de los recluidos hacia el nuevo edificio, de acuerdo con El Orden. “Mientras tanto, los jóvenes del Reformatorio deberán permanecer en condiciones inferiores y pobrísimas en Santo Tomé, anulando las deficiencias antihigiénicas de la covacha con los paseos al aire libre y al sol” (El Orden, 08/07/1930). La demora de la entrega del edificio terminado desde la empresa constructora se debía a la falta de pago por parte del Gobierno de la Provincia (El Orden, 15/07/1930)

Los reclamos por la apertura del nuevo edificio del Reformatorio continuaron con el golpe de Estado de 1930. A la Intervención resultante se le solicitó la urgente habilitación y traslado del Reformatorio de Santo Tomé al edificio del camino al Matadero: “La intervención debe hacer lo que no hizo el gobierno depuesto, en bien de los menores” (El Orden, 05/10/1930). Tal es así que, hacia fines de ese año, el Interventor Nacional, Diego Saavedra, designó una comisión para la inspección del nuevo edificio, con el objetivo de constatar fallas y faltantes en la estructura para luego facilitar los trabajos para la habilitación del establecimiento. Además de las urgencias que presentaba la situación en el Reformatorio de Santo Tomé, El Orden destacaba que también se preparaba un espacio especial para alojar a los menores que se encontraban en “Contraventores”, es decir, en el Reformatorio de calle San Martín al sur (El Orden, 12/12/1930).

Para el año 1932, los menores ya se alojaban en el Reformatorio que “Se levanta en las afueras de la ciudad, algo distante del centro”, como publicaba El Orden el 17 de junio. A este nuevo edificio habían sido trasladados menores que antes se alojaban en el Asilo Reformatorio o “Contraventores” y en el Reformatorio de Santo Tomé. En cuanto al número de asilados, para el año ‘32 el periódico sostenía que se alojaban ciento cincuenta y cuatro menores, “desde 11 a 18 años y de 10 años, pocos”. Sin embargo, el edificio poseía capacidad para una mayor cantidad de asilados, “pueden estar 250 menores”, sostenía el periódico, pero aquellos que todavía se encontraban en “Contraventores” no podían ser trasladados hasta que sus defensores lo solicitaran.

Para ese momento, año 1932, el Reformatorio se encontraba intervenido por el Poder Ejecutivo. Su director interino, Inspector de Jefaturas, Teodaldo Garibaldi, debía realizar una investigación para “poner en claro todos los procedimientos de la anterior administración y de una vez darle al Reformatorio todos los elementos que se reclaman”.

El nuevo Reformatorio poseía talleres de cetería, en el que los menores realizaban “canastas surtidas, sillones y juegos de vestíbulos”, de escobería, en el que producían cepillos, escobas y otros artículos. 

De acuerdo con El Orden, “los trabajos que hacen se destinan a la venta. De lo que se obtiene, es el cincuenta por ciento para cada menor y el cincuenta por ciento para el establecimiento, para sufragar los gastos”.

Los “menores procesados”, es decir, aquellos niños que se encontraban bajo un proceso judicial, se alojaban en un pabellón separado del resto de los asilados. El Orden presentaba en esa oportunidad a tres de ellos. Uno, de diecisiete años de edad, estaba condenado a cuatro años de prisión. Otro niño de quince años se encontraba procesado por el delito de hurto a la espera de sentencia (El Orden, 17/06/1932).

La intervención al Reformatorio culminó en septiembre de 1932. El nuevo director que se hizo cargo de la institución fue Julio G. Behrensen, de acuerdo con El Orden (12/11/1932). En diciembre de 1932 se instaló un campamento de verano para los menores del Reformatorio por iniciativa de Behrensen. El sitio elegido para alojar a más de cien niños fue “Una isleta, ubicada dos kilómetros al norte de Guadalupe, sirve de refugio alegra a la colonia, que vive feliz y contenta”, publicaba el mismo periódico. Se dispusieron una serie de carpas, cada una de ellas “ocupada por ocho o nueve muchachos, distribuidos de acuerdo a sus edades y condiciones físicas y morales” (El Orden, 22/01/1933).

En varias oportunidades, la prensa escrita denunciaba una serie de problemáticas en este establecimiento. El edificio no recibía el mantenimiento necesario, a la vez que resultaba insuficiente para alojar al elevado número de menores que se requería. 

REFORMATORIO DE BLAS PARERA - EL ORDEN 12-11-1932

Se denunciaba la falta de higiene en los distintos espacios, sobre todo en los dormitorios, como así también el problema de la humedad que provocaba enfermedades en los niños asilados. Estos problemas parecen haber despertado el reclamo desde los propios menores. Se habían formado comisiones de chicos con el fin de establecer un diálogo con las autoridades del Reformatorio. Probablemente estos reclamos hayan llegado a manifestaciones más o menos violentas, como finalmente ocurrió el 24 de junio de 1933, cuando sucedió una “sublevación de los menores”, en la que se rompieron vidrios y “debieron intervenir fuerzas policiales y una dotación del Cuerpo de Bomberos” (El Orden, 25/06/1933).

El Reformatorio contaba con una escuela primaria en la cual asistían, para el año 1938, sesenta alumnos. Además, se dictaban cursos de telegrafía, manualidades, sastrería, zapatería, cestería y carpintería. En cuanto al número de asilados, alcanzaba a ciento nueve chicos, de acuerdo con El Orden. “De los inscriptos, 92 están a disposición de los Defensores Generales y del Patronato de Menores, por disposición de la ley de creación de este organismo. Los otros 17 son procesados, a disposición de los jueces que intervienen en sus causas” (El Orden, 22/09/1938).

Un relato recuperado del diario El Litoral permite suponer que los castigos y los malos tratos no eran algo infrecuente en el Reformatorio. En una visita del periódico al establecimiento de Blas Parera, además de constatar el estado deplorable de los dormitorios y las vestimentas de los niños, se relataba una situación en la que un niño de 17 años se encontraba en “un calabozo bastante amplio, con luz y vista al patio” leyendo una novela policial. Ante el cuestionamiento del periodista, el director del Reformatorio, un religioso, responde que “Es por orden del juez que lo tenemos ahí (…) se fugó los otros días y el juez ordenó que lo pusiéramos ahí, como correctivo”. El chico respondió que se había fugado porque lo habían condenado a tres años y no estaba de acuerdo con la sentencia (El Litoral, 08/08/1940).

INCIDENTES EN EL REFORMATORIO - EL ORDEN 25-6-1933
REFORMATORIO EN FUNCIONAMIENTO - EL ORDEN 22-9-1938

Tal es así que para el año 1941 El Orden denunciaba la existencia de un calabozo en el Reformatorio. Puede que este espacio de castigo y reclusión haya sido el mismo calabozo que en 1940 describía El Litoral como una celda que “tiene escasamente un metro y medio cuadrado de superficie, con piso de cemento y completamente oscura” (El Litoral, 080/1940). En ese momento, el director del Reformatorio había sostenido que no se utilizaba para nada más que guardar útiles, artículos, etc. Sin embargo, un año después El Orden denunciaba la existencia de un calabozo en un pasillo, debajo de la escalera que llevaba a los dormitorios y en el que “se han obstruido en él todas las entradas de luz, para que permanezcan en la más absoluta oscuridad” (El Orden, 01/08/1941)

El trabajo de la UNL “Inventario: 200 obras del Patrimonio Arquitectónico de Santa Fe” sostiene que “Durante dos décadas funcionó allí el Hogar de Menores J.M. Estrada, hasta que fue cedido al Ministerio de Defensa de la Nación para albergar al Liceo Militar ‘Gral. Manuel Belgrano’, instituto que lo ocupó entre los años 1948 y 1980; actualmente (por 1993) es sede del Instituto Nacional de Epidemiologia y del Centro Antituberculoso Dr. G. Sayago”.

REFORMATORIO EN FUNCIONAMIENTO - EL ORDEN 22-9-1938
TALLER REFORMATORIO DE BLAS PARERA - EL ORDEN 12-11-1932
EL REFORMATORIO DE MENORES EN 1941 - EL ORDEN 1-8-1941
HOGAR PARA MENORES EN EL SAYAGO DE RECREO - EL LITORAL 20-5-1968

Por su parte, el Hogar de Menores J.M. Estrada funcionó hasta 1947 en los edificios de Blas Parera. Como comentaba El Litoral, fue cedido por el Gobierno de la Provincia de Santa Fe al Ministerio de Guerra de la Nación para la instalación del Liceo Militar. 

En cuanto a los menores asilados en el Hogar se decía entonces: “se sabe desde ya que será un problema muy difícil darles destino. No se cuenta para ello con ningún local adecuado y la distribución que se haga de los mismos en asilos y otros establecimientos, es evidente que irá en perjuicio directo de los desalojados” (El Litoral, 13/11/1947). Así, el Liceo Militar “Gral. Manuel Belgrano” fue inaugurado el 1 de abril de 1948 en los edificios del antiguo Reformatorio y Hogar de Menores (El Litoral, 01/04/1948) y funcionó allí hasta 1980.

Más tarde, el edificio que inicialmente fue construido con el objetivo de albergar a los niños bajo la tutela del Patronato de Menores fue cedido al Instituto Nacional de Epidemiologia y del Centro Antituberculoso “Dr. Gumersindo Sayago” en los años ochenta. La historia de esta institución de la salud pública y del edificio del ex Reformatorio de Menores de alguna manera estuvieron unidas. 

Mientras que el establecimiento de Blas Parera fue ocupado luego por el Sayago, un hogar de menores fue instalado en las antiguas dependencias del hospital en Recreo en 1968. En este nuevo hogar de menores, como comentaba El Litoral, iban a ser alojados “todos los niños actualmente internados en los distintos hogares que dependen de aquella secretaría de Estado”, en referencia a la Secretaría de Estado de Salud Pública perteneciente al Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (El Litoral, 20/05/1968).

Así, hacia 1980, el Hospital “Sayago” y el Instituto Nacional de Tuberculosis (dos instituciones que funcionaban de manera independiente pero coordinadas en las dependencias de Recreo) cedieron sus instalaciones al Liceo Militar y pasaron a ocupar el edificio de Blas Parera. Esta “permuta” de instalaciones se basó en la necesidad de contar con un hospital más cercano a las necesidades de salud pública de los barrios del norte de la ciudad en franco crecimiento. Para conocer más sobre la historia del “Sayago” se puede visitar: https://santafemibarrio.com.ar/el-hospital-para-la-enfermedad-de-la-pobreza/

Hacia 1992 se aprobó una nueva estructura organizativa, por decreto del Poder Ejecutivo Nacional y se agregó a la denominación de “Instituto Nacional de Epidemiología” (nombre obtenido en 1983) el título de “Dr. Emilio Coni”. Recién en 1996 “se crea la Administración Nacional de Laboratorios e Instituto de Salud (ANLIS) y la institución adopta el nombre actual: Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias Dr. Emilio Coni” (Historia – Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias Dr. Emilio Coni – Ministerio de Salud).

En términos de las instituciones para menores con antecedentes penales, en lo que a este trabajo de repaso de la historia relacionada a los barrios de Santa Fe, ese rastreo se pierde luego de aquel traslado de algunos menores en 1968 a parte de las dependencias contiguas al Sayago en Recreo.

EL REFORMATORIO DE MENORES EN 1940 - EL LITORAL 8-8-1940

Una historia: Tarragona, el pibe asesino

Entre esos “chicos” presos en el Depósito de Contraventores, el de calle San Martín al sur, pero como menor junto con otros pibes, estuvo para fines de la década de 1920 el famoso José Tarragona. José era un muchacho de diecisiete años que en 1929 asesinó a una mujer en la localidad Guadalupe Norte, ubicada al norte de Reconquista, y que ocupó varias páginas de los diarios de la ciudad.

El tipo de tratamiento que se le otorgaba a los crímenes y hechos delictivos en la prensa escrita puede indicar el grado de fascinación popular que generaban estos sucesos en el público santafesino. Dentro de cierto tono “amarillista” para la sección de hechos policiales, los diarios, en especial El Orden, solían dedicar muchas páginas a las crónicas de los crímenes más relevantes y los relatos iban acompañados de una espectacularización de los mismos.

TARRAGONA EN EL DEPOSITO CONTRAVENTORES - EL ORDEN 24-11-1930

Tal es así que El Orden le dedicó a Tarragona una página completa con el tratamiento del “Crimen de Guadalupe Norte”. El 27 de julio de 1929 el periódico titulaba “José Tarragona Resultó Autor del Crimen de Guadalupe Norte. A las 11 horas le confesó al jefe de investigaciones de la capital”. El Orden acompañaba la crónica con cinco imágenes y una ilustración sobre el suceso.

José Tarragona fue acusado de asesinar a una anciana, Agueda del Barco, “viuda, argentina y de 80 años de edad, la que vivía sola en una finca de aquellas inmediaciones”. Su hermana, que vivía a unas cuadras de su vivienda, “tiene a su servicio a un menor de nombre José Tarragona”. Aunque en un primer momento el menor sostuvo que tres delincuentes habían sido los autores del crimen, horas más tarde confesó el crimen (El Orden, 27/07/1929).

Luego, el diario Santa Fe le dedicaba casi una página a una nota sobre una visita al Depósito de Contraventores en 1929, la cual se escribía en los pies de fotos: “Los menores detenidos. Un aspecto de Tarragona, el que mató y violó a una anciana. – Los hombres de las rejas que huyen del fotógrafo. – Una locrada suculenta.” Vale decir que en Contraventores convivían dos grupos: “los detenidos” y “los menores”. En el primer grupo se encontraban los contraventores y encausados mayores de edad. El periódico sostenía que “Unos ciento veinte detenidos” se ubicaban en el segundo patio del establecimiento.

El relato comenzaba con los menores, el segundo grupo, que jugaban con carozos y conversaban entre ellos en el primer patio del lugar. El propio Alcalde del Depósito fue quien señaló a los periodistas al famoso pibe Tarragona: “Su figura es la de un chicuelo y su modalidad la de una inofensiva criatura” (Santa Fe, 28/11/1929).

Las crónicas en los diarios parecen sugerir que Tarragona era un personaje conocido por el público santafesino. Más de un año después del crimen, Tarragona era entrevistado por El Orden. En la visita se recuperaba un reclamo de los menores alojados en el Depósito de Contraventores, que solicitaban la mejora de las condiciones de vivienda e higiene, como así también su traslado al Reformatorio de Blas Parera. Y además, el cronista entablaba un diálogo “con ese desgraciado muchacho delincuente, bien conocido por nuestros lectores. Le interrogamos:

  • ¿Cómo te llamas?
  • José Tarragona.
  • ¿Cómo se llaman tus padres?
  • No tengo madre, ni padre; no los conocí.
  • ¿Qué edad tienes?
  • 16 años, señor.
  • ¿Hace mucho tiempo que estás aquí?
  • Un año y cuatro meses.
  • ¿Quieres contarnos algo de tu vida?
  • Yo era empleado en la Fábrica de Fideos del señor Tarelli -creo que así se llamaba el dueño- Me pagaba 15 pesos al mes y vivía contento en el trabajo. El dinero que ganaba se lo entregaba siempre a la señora Margarita del Barco que era la casa donde me crié, allá por Guadalupe. Un día, o mejor dicho una noche, la última antes de venir preso aquí, me dijo “Esta noche vas a ir a acompañar a mi hermana Agueda para que le hagas compañía.

Esa noche antes de irse a dormir esa señora estuvimos conversando mucho tiempo y después me dijo: “hasta mañana”. Las luces se apagaron y yo me fui a la otra piecita a dormir, pero no podía hacerlo.

Después, sin darme cuenta de lo que hacía, me levanté y fui a su cuarto, después, solo me acuerdo de que quiso gritar y levantarse para ir a buscar la policía; fue entonces que echándole las manos al cuello, cuando la dejé… estaba muerta.

  • ¿Ese es el primer pasaje de su vida?
  • Sí señor, y no se cómo puedo haber hecho semejante infamia con esa anciana a quien tanto respetaba.
  • ¿Estás arrepentido?
  • Derramó unas lágrimas y levantándose para dejarnos, nos dijo. Sí señor. Estoy arrepentido. Yo nunca fuí malo ni puedo echar la culpa a nadie de mi desgracia. Si hubiera tenido madre, tal vez hubiera sido otra cosa, pero sin tener quien me aconsejara fui malo y ahora soy un desgraciado” (El Orden, 24/11/1930).
JOSE TARRAGONA - "Lloroso, después de haber prestado declaración confesándose autor del hecho ante el Jefe de Investigaciones señor Caraballo posa para el archivo policial" - EL ORDEN 27-7-1929

Como una de las tantas historias trágicas que deben haber pasado por estas instituciones de menores con causas penales, la historia de Tarragona ilustra no sólo la anécdota personal del hecho, sino además la falta de una reubicación o resocialización que los menores con actividades delictivas tenían, pese a que en aquellos años se los instruía en algunos oficios o quehaceres, pero en hogares con otros menores huérfanos. Cuando no, como fue visto, mezclados con delincuentes mayores, en lugares poco apropiados y mal mantenidos. La iniciativa del Reformatorio de Menores de Blas Parera tuvo una vida efímera, de casi dos décadas de vigencia, hasta que los edificios y el predio fueron ocupados por el Liceo Militar y los menores que allí estaban alojados fueron enviados a otros destinos, menos preparados.

José Tarragona se fugó del Reformatorio de Menores el 15 de marzo de 1934. Como publicaba El Litoral, “El menor Tarragona se hallaba internado en el Reformatorio de Piquete desde el día 27 de agosto de 1931, acusado de homicidio y delito privado, hecho perpetrado en el año 1929 en Guadalupe Norte” (El Litoral, 15/03/1934). No era la primera vez ni la última que los pibes intentaban fugarse del Depósito, del Asilo o del Reformatorio. Las condiciones de vida en estos lugares eran deplorables, el sentimiento de abandono y de impotencia se encontraban reflejados en los diarios de la época.

Decía El Litoral, como epílogo a una historia trágica: “Un menor que fugó esta tarde del Reformatorio de Menores, pereció ahogado cerca del Puente Mihura”. José Tarragona, de dieciocho años de edad, se había fugado al mediodía. Cuando un celador notó su ausencia dio aviso a las autoridades policiales. Al parecer, debe haber intentado huir por el viejo Camino a Esperanza y vadear el Salado para refugiarse en la zona de Las Colonias, vaya a saber. Unos pescadores cercanos al puente Mihura habían intentado acudir a los gritos de auxilio del pibe, pero no llegaron a tiempo (El Litoral, 15/03/1934).

MENORES EN REFORMATORIO - EL ORDEN 22-9-1938

FUENTES «LOS ÁNGELES» – VECINAL 21 DE OCUBRE

Diario Santa Fe – (Hemeroteca de la Provincia)

«Alma de Barrio» – Programa de LT10 Radio Universidad de Santa Fe

Diario El Litoral

Diario El Orden – (Hemeroteca de la Provincia)

Inventario: 200 obras del Patrimonio Arquitectónico de Santa Fe – U.N.L. – F.A.D.U. – Colegio de Arquitectos de Santa Fe – Fundación Centro Comercial. Santa Fe, 1993

Banco de Imágenes Florián Paucke (http://gobierno.santafe.gov.ar/archivo_general/florian_paucke/)

http://www.santafe.gov.ar/hemerotecadigital/articulo/portada/

“La Modernidad en la ciudad de Santa Fe 1886-1930” – Felipe Cervera – 2012

Diario Santa Fe – (Hemeroteca de la Provincia)

Diario El Litoral

«Ciudad invisible. Piquete Las Flores y sus barrios» – Miguel Ángel Dalla Fontana – 2022

«Atlas Histórico de la Ciudad de Santa Fe 1887 – 1945» – Adriana Collado / Ma. Laura Bertuzzi / Ma. Elena Del Barco – 2019

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https://www.santafe.gob.ar/noticias/noticia/267706/

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